El Alcoholismo Y La Ciencia Detrás De La Adicción
El alcohol es una sustancia psicoactiva que ha sido usada desde hace varios siglos y es legalmente aceptada en cualquier país, a pesar de las propiedades tóxicas y dependencia que este genera. Se define en terminología química, como un amplio grupo de compuestos orgánicos derivados de los hidrocarburos que contienen uno o varios grupos hidroxilo (-OH). El etanol es un compuesto de este grupo y es el principal componente psicoactivo de las bebidas alcohólicas.
Es importante definir lo que es el alcoholismo, dependencia y consumo riesgoso del alcohol, ya que son los principales términos que se abordaran en el presente trabajo.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dependencia del alcohol es una necesidad continua de consumir dosis repetidas de la sustancia psicoactiva, que genera un deterioro sobre el control del consumo, con repercusiones cognitivas, fisiológicas y conductuales, a pesar de los efectos adversos que genera. El consumo riesgoso de alcohol se define como el patrón de consumo de una sustancia que aumenta el riesgo de padecer consecuencias en el ámbito físico y mental del consumidor; en término de cantidad la OMS establece que es el consumo regular de 20 a 40 gr diarios de alcohol en mujeres y de 40 a 60 gramos en hombres.
El daño cerebral es la consecuencia principal en los alcohólicos, por lo que para esclarecer el tipo de disfunción que presentan se ha utilizado método electrofisiológicos e imagenológicos para establecer la asociación entre el consumo de alcohol y sus efectos en la función cerebral. La forma más sencilla de monitorear y cuantificar estos cambios, es a través de la electroencefalografía cuando el individuo se encuentra en reposo.
El registro electroencefalográfico se ha convertido en un marcador biológico para determinar los cambios morfológicos, cognitivos y conductuales, para valoración e integración diagnóstica completa, que permita reforzar el tratamiento farmacológico y psicoterapeútico, así como un predictor genotípico de la tendencia a desarrollar trastornos patológicos asociados con el alcoholismo.
Las mediciones electroencefalográficas son muy sensibles a los efectos agudos y crónicos asociados con el consumo riesgoso de alcohol. Algunos datos sugieren que hay una condición genética que predispone al desarrollo del alcoholismo y los trastornos originados por el mismo. Puesto que el alcoholismo es una entidad nosológica, se asocia a trastornos de tipo psicológico-conductuales, especialmente en niños y adolescentes, asociado a un comportamiento desinhibido, con poco control, búsqueda de sensaciones (riesgo) o impulsividad.
La búsqueda de sensaciones se ha relacionado con una mayor cantidad y frecuencia de consumo de alcohol, asociada al desarrollo de un comportamiento impulsivo.
Para que podamos tener una mejor interpretación de los cambios en la actividad eléctrica (mediada por neurotransmisores) se necesita de una electroencefalografía cuantitava, la cual permite, a través de tecnología digital y complejos algoritmos matemáticos, identificar y definir la paticipación de las frecuencias de actividad eléctrica cerebral. El espectro cuantifica la actividad por cada frecuencia, caracterizada en poder absoluto y relativo, lo cuales se obtienen dividiendo la actividad de cada banda por el poder total a lo largo de todas las bandas localizadas por región del registro. (3)
La electroencefalografía cuantitativa (EEGc) se ha usado para determinar la actividad cerebral asociada al consumo riesgoso de alcohol, donde se ha observado que la actividad de la banda alfa disminuye en sujetos alcoholicos. Teniendo en cuenta que el alcohol tiene la propiedad de cambiar el funcionamiento cerebral, en los estudios relacionados con psicofisiología del alcohol, se ha descrito un decremento en las frecuencias de ondas rápidas alfa y beta y su asociación con medidas de energía y conectividad cortical generada por eventos con un incremento del riesgo potencial para el uso de alcohol, debido a la cambios en la actividad de las enzimas monoamino oxidasa (MAO) y dopamina-beta-hidroxilasa (DBH), los nivelos altos de los neurotransmisores antes mencionados activan las vías dopaminérgicas actuando principalmente en el nucleo accumbens, parte del sistema límbico que cumple funciones de apre)ndizaje asociados a recompensas.
Esto nos lleva a considerar que el consumo riesgoso de alcohol, asociado a cambios conductuales, se debe a la activación de vías dopaminérgicas y núcleo accumbens, modificando la actividad alfa neuroelectroencefalógrafica en la región prefrontal, lo cual nos lleva a plantearnos que las conexiones neurológicas de dicha zona específica del cerebro, tiene un gran potencial de estudio para replantear nuevos tratamientos preventivos para el consumo de alcohol.
El consumo riesgoso de alcohol asociado a la disminución de la actividad de la banda alfa y comportamiento impulsivo, se puede explicar con la lateralidad, el cual Acosta (2000) afirma que cuando se habla de lateralidad, se trata de una especialización hemisférica sutil de un hemisferio sobre otro en funciones específicas cognitivas, es decir, trabajan simultáneamente pero con una especialización de alguno de los dos en distintas tareas.
Los desordenes en el consumo de alcohol (DCA), en nuestro caso son la dependencia y consumo riesgoso de alcohol, son factores que desencadenan la desinhibición conductal y que posiblemente también tengan un vínculo con la lateralidad alfa. Por lo que las manifestaciones pueden presentar correlación en los trazos neurofisiológicos, presentando diferentes alteraciones en la actividad cerebral en ambas condiciones. Es de suma importancia definir esta relación, para detectar y abordar clínicamente estas condiciones, para su futura aplicación en prevención de complicaciones asociadas a los DCA.