El Amor Desde La PsicologÍa Y La PsicologÍa Social
El estudio científico del amor puede abordarse desde diferentes puntos de vista teóricos. En nuestro trabajo partimos de un punto de vista culturalista, entendiendo que amor y amor romántico son, básicamente, construcciones sociales y culturales, básicamente universales, aunque su significado pueda variar sensiblemente de un entorno cultural a otro; que dependen de forma importante de cómo nos socializamos; y que en cada periodo histórico ha prevalecido una concepción diferente de ellos (desde la ausencia, hasta su papel protagonista actual) y de los vínculos que han de existir entre emparejamiento, matrimonio, amor y sexo (desde una desconexión absoluta, hasta su total identificación en la actualidad).
Desde la psicología social (Sangrador, 1993), se considera que las reglas que determinan la actividad humana y las conductas sociales son igualmente aplicables al amor, y que éste que puede entenderse como: una actitud (esto es, una predisposición positiva o atracción hacia otra persona, que incluye una tendencia a pensar, sentir y comportarse de un cierto modo hacia esa persona); una emoción (esto es, como sentimiento o pasión que incluye, además, unas ciertas reacciones fisiológicas); o una conducta (esto es, el cuidado de la otra personar, permanecer a su lado, atender sus necesidades, …).Esta diferenciación (y particularmente la consideración del amor como actitud y como emoción) conduce a algunas de las tipologías clásicas del amor como la de John A. Lee , o la más conocida de Robert J. Sternberg.
En este contexto, una cuestión especialmente importante es la relevancia que, desde el siglo pasado, viene dándosele al amor romántico en general, y como base de la pareja en particular. Por amor romántico se entiende aquel cuyas características prototípicas serían las siguientes: un inicio súbito o amor a primera vista; el sacrificio por el otro; las pruebas de amor; la fusión con el otro; el olvido de la propia vida; las expectativas mágicas, como encontrar un ser absolutamente complementario que pueda satisfacer todas nuestras necesidad y anhelos (la media naranja), vivir en una simbiosis, tener necesidad uno del otro para respirar o moverse, etc.; las dificultades para conquistar a la otra persona o materializar el amor; el sufrimiento por la ausencia o por la presencia de la otra persona; la sublimación o colocar el amor por encima de todo; la renuncia a los propios deseos para colocar por delante los de la otra persona; la fuerza de los sentimientos; la importancia del proceso de enamoramiento como clave esencial y única para la felicidad; y el temor a perder a la persona amada, muy relacionado con los celos. En definitiva, las ideas clave que definen y caracterizan al amor romántico incluyen algunos de los mitos románticos más destacados , y los mitos románticos constituyen un conjunto de creencias irracionales y expectativas exageradas y/o difíciles de alcanzar, cuando no directamente falsas, sobre lo que es el amor y la relación de pareja
EL AMOR COMO EXPERIENCIA GENERIZADA
Pero el amor no sólo es una experiencia fuertemente idealizada (que se materializa, como acabamos de ver, en el amor romántico y los mitos del amor romántico), es también una experiencia fuertemente generizada, de modo que, a través de los procesos de socialización diferencial, los mandatos de género condicionarían la vivencia y la centralidad del amor y la pareja en las vidas de mujeres y hombres .
Así, de acuerdo con el mandato de género femenino (al menos en las sociedades occidentales, y a pesar de los cambios sociales acontecidos en las últimas décadas), el amor es para las mujeres espera, pasividad, subordinación, sumisión, cuidado y renuncia; y alcanzar y conservar el amor (enamorarse, formar una pareja, cuidar de ella, vivir en pareja…) siguen siendo las claves centrales y básicas en torno a las cuales gira la socialización femenina, y un eje vertebrador prioritario en el proyecto vital de las mujeres.
En cambio, desde el mandato de género masculino, el amor tiene que ver más con la heroicidad y la conquista, con alcanzar imposibles, seducir, dominar, quebrar normas y resistencias, y ser independiente. De hecho, en la socialización masculina sigue siendo prioritario el reconocimiento social, mientras conseguir el amor o tener la relación de pareja tiene un carácter más periférico y una menor importancia.
El papel del amor como eje vertebrador de la pareja actual, y su relevancia en los mandatos de género lo han convertido en tema de reflexión y análisis relevante desde un posicionamiento teórico feminista, que es el que adoptamos en este trabajo. A modo de ejemplo, cabe recordar que desde análisis feministas como el propuesto por Anna Jonásdóttir (1993), el amor sería tan relevante que constituiría una de las claves explicativas del patriarcado, a través de la denominada ‘plusvalía emocional’. Es decir, el patriarcado manipularía a las mujeres, educándolas para proyectar sus más altas aspiraciones en el amor y la dedicación al otro, facilitando, con ello, que destinen una cantidad desproporcionadamente grande de su dedicación, sus esfuerzos y sus cuidados al servicio de los varones, tanto directamente, como a través de los/as hijos/as; y, al mismo tiempo, convirtiendo el amor romántico en su ideal de vida y el miedo a no tener pareja en un mecanismo que facilita la reproducción de la subordinación.
RESUSLTADOS
Se confirma el mito de los celos en chicos y chicas, ratificando estudios previos en esta franja de edad, y es importante recordar, como señalan investigaciones de ámbito nacional, que el mito que relaciona celos y amor constituye un grave problema en el ámbito de la violencia de género, al remitir al terreno de los sentimientos, comportamientos de poder y dominación. Parecen ‘normalizarse’ conductas abusivas y confundirse con signos de amor, ratificando estudios con muestras amplias de estudiantado. Los discursos muestran, al igual que estudios anteriores, que las chicas han atravesado “procesos de socialización que reflejan la imagen de los celos en el espejo del romanticismo”.
Entretejido al mito de los celos, se encuentra el mito de la omnipotencia del amor. Los discursos de las chicas reflejan que es suficiente con el amor para solucionar todos los problemas y para justificar todas las conductas, y que ‘el amor lo puede todo’, coincidiendo con investigaciones de ámbito nacional, así como con estudios en contexto universitaria. Con respecto a esta creencia expertas investigadoras señalan que la aceptación de este mito puede llevar, ‘a aguantar hasta el límite, esperando que la otra persona cambie…por amor’
Los mitos son diferentes por género. Aunque el mito de los celos está presente en chicos y chicas, el mito de la omnipotencia del amor solo aparece en los discursos de las chicas. Cabe resaltar que tan solo en las alumnas de Grado en Enfermería aparece el Mito de la media naranja, mito con una fuerte carga idealizada del ‘amor’. La disciplina enfermera está altamente feminizada y se sitúa en torno al cuidado “de los otros” (Celma y Acuña, 2009), Estudios previos con alumnado de Grado en Enfermería, reflejan que el amor para las chicas es entrega total anteponiendo las necesidades “del otro” a las suyas propias, y por tanto con un concepto idealizado y romántico del amor.
Se puede observar en los discursos de las chicas como se justifica la conducta de violenciacontrol del chico por ‘amor’, incluso culpan a la chica por ‘no quererlo’. El amor, más bien, el “mal amor”, actúa como un velo que modifica la realidad y obstaculiza la visibilidad de comportamientos y actitudes de maltrato. Las chicas creen que es posible estar enamorada de una persona que te maltrata. A pesar de su condición universitaria, el alumnado presenta creencias similares a investigaciones recientes con población adolescente, que ponen de relieve en sus resultados la prevalencia y tolerancia de conductas control. Los chicos creen que las chicas son ‘más emocionales’ y ‘la necesidad de tener novio’ y el amor romántico podría paralizarlas y entrar en relaciones tóxicas, lo que parece confirmar investigaciones previas.
Existen estudios que refieren que “esta visión idealizada del amor está fuertemente relacionada con la cara más dulce del sexismo hacia las mujeres que es el benevolente’. Vuelve a aparecer una nueva creencia, en mayor medida, en los discursos de las chicas del Grado en Enfermería: autoinculpación por la violencia recibida, que muestra una profunda interiorización de la socialización femenina, coincidiendo con estudios cualitativos que analizan la culpa en las mujeres como el de Ricardo Rodríguez
Chicos y chicas se dirigen una y otra vez hacia el ‘amor’, sin visibilizar el control. Resultan preocupantes las creencias mostradas, ya que les sitúan en el tercer escalón de la Pirámide de la Violencia: expectativas de control, es decir, la asunción de conductas y estrategias destinadas a controlar a las mujere.Las chicas parecen confirmar que asumir este modelo de ‘mal amor’ y los mitos y creencias, que de él se derivan puede dificultar la reacción de las mujeres que viven en una situación de violencia de género (para ponerle fin, para denunciar, etc.).La naturalización del sufrimiento en las relaciones amorosas se observa también en investigaciones previas, así como la escasez de recursos y herramientas en las mujeres para identificar y abandonar una relación de maltrato.
Es importante tener presente, como señalan investigaciones previas con estudiantes de universidades españolas, que la violencia de género es un problema frecuente en las jóvenes universitarias. Esta violencia tiene una estrecha relación con el ‘mal amor’. Por ello compartimos que “la importancia que el amor tiene en la vida de las personas en general y en los jóvenes en particular, justifica la necesidad de conocer en mayor profundidad este fenómeno”
CONCLUSIONES
El concepto de ‘amor’, de ‘amor romántico’ y sus mitos presentan mayores diferencias de género, que de contexto geográfico. Las chicas son más románticas que los chicos y su visión del ‘amor ’está idealizada.
El mito de los celos está presente en chicos y chicas, pero el de la omnipotencia del amor solo aparece en los discursos de ellas.
El ‘mal amor’, actúa como un velo que modifica la realidad y obstaculiza la visibilidad de comportamientos y actitudes de maltrato. Las chicas creen que es posible estar enamorada de una persona que maltrata.
Chicos y chicas relacionan el control en la pareja con la desconfianza, no con la violencia; no consideran las conductas de violencia-control como motivo suficiente para dejar una relación Los chicos creen que cualquier chico puede ejercer “control” en una relación de pareja, y las chicas que cualquier chica puede entrar en una relación de violencia-control.
Las diferencias mostradas entre ambos grupos son solo en las chicas, surgiendo creencias como el mito de la media naranja o autoinculpación ante violencia recibida en las alumnas de Grado en Enfermería de la Universidad de Sevilla, y no apareciendo en las de Grado en Psicología de la Universidad Islas Baleares. Podría explicarse por ser un grupo muy feminizado, más que por el contexto geográfico, aunque habría que profundizar en esta idea.
Los estudios cualitativos pueden ser de utilidad para profundizar en elementos que relacionan violencia y amor, y así mejorar la formación de futuros y futuras enfermeros/as y psicólogas/os, profesionales claves en la atención, prevención y detección precoz de la violencia de género.