El Cambio Climático y Qué lo Provoca
Hoy en día no hay dudas, los gases de efecto invernadero están cambiando el clima, aunque puede resultar algo complejo entender de buena forma en qué medida. Por un lado, tenemos un grupo que nos dice que somos los culpables totalmente y otro grupo que dice que no somos responsables de absolutamente nada. Es normal sentirse confundido y no saber en quién creer finalmente, ya que ambos grupos pueden estar defendiendo una postura con base en un bien propio o ideológico. Es por ello que a continuación se presentarán datos totalmente respaldados por informes de la IPCC, el “dream team” de científicos especialistas en cambio climático para intentar responder la siguiente interrogante: ¿Somos realmente los culpables del cambio climático?
El promedio de la temperatura global está en aumento, en los últimos 150 años se ha visto un alza considerable, el cual se ha medido de forma muy minuciosa. Este tipo de variación a escala global es un hecho, aunque hoy en día muchos nos podríamos preguntar qué lo causa exactamente.
La subida notoria del promedio de temperatura global nos arroja un dato curioso, calza justamente con el periodo en que como humanidad comenzamos a combustionar carbón, gas natural y petróleo de forma descomunal para alimentar de energía a la civilización. Dicho proceso libera átomos de carbono, que al mezclarse con el oxígeno del aire forman el famoso dióxido de carbono. Dicho esto, si el CO₂ sube y la temperatura sube, claramente nosotros somos los culpables ¿o no?
Que ambos eventos sucedan al mismo tiempo no significa que necesariamente estén relacionados. Aunque este evento en particular tiene la cualidad de ser estudiado en medida de cientos de miles de años, en los que se ha apreciado que la temperatura en los periodos glaciales bajaba y en los no glaciales subía. Además, la relación entre el dióxido de carbono y la temperatura es muy cercana debido al ya mencionado efecto invernadero, donde las moléculas de CO₂ junto al metano son expertas en atrapar la luz infrarroja emitida por la Tierra y en ese proceso las moléculas “vibran” con dicha energía aumentando la temperatura.
De todos modos, no necesariamente somos los villanos de la película, esto puede suceder debido a múltiples factores. Al fin y al cabo, nuestro planeta es inmenso, por lo que podríamos señalar culpables tanto dentro de la Tierra, como fuera de esta.
El movimiento de nuestro planeta en órbita del Sol es muy variado, este no solo gira en torno a la estrella, sino que hace una trayectoria en forma de elipse además de poseer un eje inclinado, quien es responsable de nuestras estaciones del año. Sucede que hay más movimientos, mucho más complejos, los cuales son fundamentales en el estudio del cambio climático debido a que son responsables de grandes glaciaciones del último millón de años. Lamentablemente para nosotros, esta teoría no se puede denominar como la culpable por un simple motivo: el periodo de tiempo en el que ocurren estas variaciones es muy amplio, son cientos de miles de años para completar ciclos, lo que es absurdamente enorme para un problema que se nos ha planteado en estos últimos 150 años. Lo que representa una total discordancia en nuestra escala de tiempo.
Podríamos señalar al Sol, que es la principal fuente de energía de la cual dependemos y pequeñas variaciones en su actividad solar tienen consecuencias directas en el clima en la Tierra. Nuestra estrella también posee ciclos, periodos en donde varía su emisión de luz. El ciclo de mayor tamaño y, por ende, el que más nos llaman la atención para desarrollar la interrogante, ocurre “en espacios aproximados a 200 años o menos cada uno” (Revista Ciencias Espaciales 23-24). Estas variaciones de intensidad cíclicas se cree que son responsables de pequeñas edades de hielo que se han producido a lo largo de los años. Es un dato curioso, pero a su vez alarmante, porque según un estudio publicado por la revista Ciencias Espaciales ya deberíamos estar presenciando una de esas etapas frías en este mismo momento. Claramente es algo contradictorio debido a que no solo la temperatura global promedio no ha bajado, sino que incluso está en aumento.
Con ello, se descarta al Sol de la lista de posibles culpables y nos quedamos con una reflexión preocupante a futuro. Ahora el ciclo solar está de nuestro lado, pero no sabemos con exactitud que ocurrirá cuando ya no lo esté y comience su periodo de mayor actividad.
Descartando factores externos, podríamos comenzar a culpar a factores internos en el planeta. Está comprobado que plantas también liberan dióxido de carbono y es innegable que la Tierra posee una actividad volcánica abundante en ciertas zonas específicas, mayormente en los límites de las placas tectónicas. Incluso, hay registros de que ciertas erupciones de volcanes causaron cambios en el clima de forma violenta y predominante. Con esto, ¿Podrán estos factores internos ser los verdaderos culpables? La clave para desarrollar dicha interrogante está en el carbono y sus distintas estructuras.
Existen 3 isótopos de carbono: el Carbono 12, Carbono 13 y Carbono 14, de los cuales el primero es el más abundante en plantas. En el estudio de Ferran P. Villar (2010), se analizó la composición de CO₂ en la atmósfera y se diferenciaron estos distintos isótopos, y es allí donde se encontró que el carbono 12 es el más abundante al ser el más estable y su proporción en la atmósfera va en aumento. Que aumente ya descarta a los volcanes, porque si fueran estos no habría variación. En cambio, los animales y seres vivos consumimos carbono 14 al alimentarnos, pero este al ser inestable se desintegra en un periodo de tiempo. Por lo tanto, la ausencia de carbono 14 en la atmósfera quiere decir que el CO₂ se forma de seres vivos muertos hace cientos de miles de años, tiempo suficiente en que su carbono 14 se desintegró y ahora es devuelto a la atmósfera en el isótopo más estable, al combustionar.
Lamentablemente las evidencias apuntan a un culpable en específico. Los factores analizados, por muy rebuscados que pudieron ser algunos, son ejemplos reales que los negacionistas utilizan para sacarse responsabilidad, no tomar acción o incluso para bien personal (seguir explotando). Si bien el mundo ha evolucionado en temas de energías limpias, siguen habiendo muchas irregularidades de control en empresas de gran producción a nivel global y falta de conciencia ante una situación que es crítica ahora y de la que poco a poco vamos sintiendo hoy sus repercusiones que hace unos pocos años se veían lejanas.
Sin embargo, no todo está perdido. Opciones hay y básicamente se resumen en dos caminos: tomar acción, o simplemente no hacer nada al respecto. Pero debemos escoger con mucho cuidado, porque si decidimos no tomar acción y dejar pasar todo lo que ocurre y el futuro es tan horrible como predicen los estudios, estaremos posiblemente tambaleando al borde de la extinción. Ahora si bien hacemos lo primero, y tomamos acción se aplacaría bastante ese futuro duro que es casi inevitable. Por el otro lado, si somos superoptimistas y no ocurre nada a futuro y seguimos con la rutina de explotación, será cuestión de tiempo antes de que se presente otro problema similar como, por ejemplo, la contaminación. Ahora, si tomamos acción de todos modos habremos evolucionado como humanidad hacia un futuro de nuevas tecnologías renovables y limpias, siendo conscientes del planeta y nuestro entorno, lo cual a fin de cuentas es ganar de todos modos.
La decisión es nuestra, la decisión es tuya.