El Concepto y Mitode una Nación: El Significado del 2 de Mayo
“La nación es el resultado de una construcción imaginaria, cuya dinámica depende de la interiorización, para conseguirla es fundamental establecer rituales y ceremonias que glorifican la nación en el presente y en el pasado, conmemoraciones en las cuales la memoria y la historia alimentan la comunión entre el pueblo y la nación.”
El mejor ejemplo de estas ceremonias son las fiestas nacionales que marcan el ritmo de vida de la totalidad de la sociedad de un mismo país. Las fiestas nacionales representan momentos del pasado en los cuales la población se ha unido con un fin común y que han sido tan significativos que se han convertido en un mito nacionalista y en un símbolo de la nación que merece ser ensalzado y recordado. Buena muestra de ello es el mito nacional construido alrededor de la llamada Guerra de Independencia en el que se ha creado la idea de unión y hermandad del pueblo español luchando por su libertad contra la Francia Napoleónica, vista como el mayor de los males.
Analizar un mito, desde el punto de vista histórico, implica verificar cómo evoluciona y se convierte en un instrumento al servicio de la ideología. Es por tanto imprescindible evidenciar las funciones que desempeña en la sociedad y en la relación que mantienen con él los grupos que lo reactualizan. Para analizar la trayectoria e instrumentalización del 2 de mayo debemos remontarnos a sus inicios. La construcción del mito del 2 de mayo se remonta al siglo XIX, momento de una gran convulsión política algo que, en un principio, complicó su conversión en elemento de identidad nacional ya que había varios factores que jugaban en su contra.
Por un lado, la cercanía temporal con el conflicto. La mayoría de la población había vivido los sucesos acontecidos durante la guerra o sus consecuencias, por lo que no tenían una visión neutral, conocían las dimensiones del conflicto, la división de la población y la intervención extranjera, por lo que intentar convencerles de que el levantamiento contra los franceses había sido unánime, era inútil. Debido a esto, mucha gente no se sentía identificada con esta idea nacional de unión.
Por otro lado, el uso que hacían las distintas facciones políticas de este mito. Los primeros en usarlo fueron los liberales que vieron en el 2 de mayo la forma más rápida de unir a la población contra el Antiguo Régimen, defiendo las ideas de libertad y poder del pueblo. Sin embargo, con la llegada al poder de los moderados, el 2 de mayo perdió fuerza al verse reducida su dimensión popular para, más tarde, durante el Sexenio democrático recuperarla hasta el punto de, lejos de unir a la población, su interpretación la dividía más. Los progresistas lo veían como un símbolo de la lucha por la libertad del pueblo, los carlistas veían cierto carácter monárquico en el conflicto, los republicanos celebraban el triunfo del pueblo sobre un tirano y los internacionalistas rechazaban que el conflicto fuera algo únicamente nacional. Toda esta división hizo que el mito fuera poco a poco perdiendo fuerza.
Más tarde, pasado un siglo tras el conflicto y durante el reinado de Alfonso XIII, Antonio Maura, presidente del Gobierno, con el fin de mejorar las relaciones con Francia, decide reducir la importancia institucional y nacional del 2 de mayo para relegarlo a una fiesta puramente madrileña. Sin embargo, a partir de 1923, con la dictadura militar de Primo de Rivera, la celebración del 2 de mayo toma un cariz militar, llegando a organizarse desfiles militares en muchas ciudades de España, lo que provocó que una gran parte de la población tuviera una concepción negativa del mito ya que lo identificaban como un símbolo de la dictadura.
Con la proclamación de la Segunda República, a pesar de que el 2 de mayo seguía celebrándose con desfiles militares ante los monumentos conmemorativos de la ciudad, se suprimieron los actos religiosos y los dirigentes republicanos dejaron de asistir a estos actos. De esta forma, conseguían, no sólo expresar su rechazo hacia una celebración vinculada a una visión conservadora de la sociedad española, sino también subrayar la dimensión local de esta celebración, logrando aislarla únicamente en la ciudad de Madrid, ya que fue ahí donde se produjo el primer levantamiento de la población.
Esta concepción del mito cambió nuevamente durante la Guerra Civil. La necesidad de movilizar a la población y de crear un ambiente propicio para la victoria hizo que se reactivaran varios mitos seculares, entre ellos, el del 2 de mayo con el que llegó a identificarse la Guerra Civil: «tanto en el movimiento de las comunidades como en la guerra de la Independencia y estas jomadas de julio, hay una esencia anárquica completamente inocultable. Esa esencia anárquica es, en cierto modo, el nexo que une históricamente a esas tres epopeyas del pueblo español. […] Si las comunidades de Castilla quedaron vencidas por la fuerza extranjera de Carlos V, y el liberalismo en las Cortes de Cádiz fue aniquilado por los «cien mil hijos de san Luis» y bendito en la sepultura por la Iglesia Católica, el triunfo popular que germine en la tierra española regada por la sangre proletaria, no podrá ser destruido ni aniquilado por nadie».
El mito del 2 de mayo adquirió una mayor importancia en el momento en el que Madrid se convirtió en uno de los escenarios principales de la contienda “ el pueblo de Madrid se alzaba nuevamente contra el extranjero y los traidores”. El uso del 2 de mayo para proporcionar a la Guerra Civil la dimensión de una guerra nacional fue idea del PCE pues lo presentaban como un medio para conseguir la libertad de la patria, amenazada por la presencia en España de tropas italianas y alemanas aliadas con los militares:
«En esta lucha a muerte contra los invasores Madrid vivió el 7 de noviembre la epopeya del 2 de mayo. En la historia de España se reprodujo la gesta del Madrid de entonces. Una vez más, como el 2 de mayo, se afirmó el carácter invencible de nuestro pueblo, que no quiere ser colonizado. Hombres y mujeres, viejos y jóvenes, ocuparon sus puestos de lucha. Con entusiasmo, con decisión, con coraje […] fueron destrozadas, casi sin armas, unidades de choque del fascismo internacional, con igual entereza que se luchó antes en las calles y en las plazas de la ciudad contra las huestes napoleónicas, cubiertas de gloria en los campos de batalla de Europa». Incluso se llegó a asemejar la estrategia seguida por Napoleón en 1808 con la que siguieron Italia y Alemania durante la Guerra Civil
Por su parte, el bando franquista también instrumentalizó el 2 de mayo estableciendo semejanzas entre éste y la Guerra Civil. Defendían que era una guerra de liberación nacional, al igual que había sido la Guerra de Independencia, en la que el pueblo español luchaba para liberarse del comunismo internacional. Finalmente, con el fin de la guerra y la victoria franquista, esta versión nacionalista del 2 de mayo fue la que realmente imperó para la difusión de los valores de la dictadura franquista.
Por tanto, vemos como, a lo largo de los siglos, el 2 de mayo se ha ido utilizando y transformando su significado dependiendo de la ideología política que premie en ese momento. Actualmente el 2 de mayo es considerado como el Día de la Comunidad de Madrid, por lo que su ámbito de celebración es regional. Durante ese día, cada año, tanto la Familia Real como el equipo de gobierno de la comunidad, participan en los actos organizados durante ese día que consisten en una ofrenda floral a los héroes del 2 de mayo, un desfile militar en la Puerta del Sol que finaliza con un homenaje a las personas que lucharon ese día y, por último, una ceremonia de entrega de distinciones de la Orden del Dos de Mayo.
