El Desarrollo Del Lenguaje En Le Ser Humano
Hablar de lenguaje nos traslada a otros conceptos que están en estrecha relación. Si unimos el lenguaje con la lengua y el habla estamos creando un proceso intencionado de trasmisión de información que es la comunicación.
Todo esto nos sumerge al maravilloso mundo del Lenguaje, así que pasaremos a definir algunos conceptos para entender mejor el desarrollo del lenguaje.
Bloom y Lahey (1978) definen el lenguaje “como un código que permite representar las ideas sobre el mundo utilizando un sistema arbitrario de signos para la comunicación”. Una vez definido lenguaje, el siguiente paso es la lengua y el habla. La lengua es la forma de comunicación y expresión verbal que el ser humano utiliza a través del habla, utilizando palabras para poder dar significado y sentido creando una comunicación intencionada para transmitir la información. Ya sean sentimientos, emociones, pensamientos, etc., a través de sonidos, signos, gestos, etc. Es un fenómeno que nos permite un desarrollo personal, cultural y social dándonos a conocer múltiples variables como; madurez neurológica, sensorial, motriz, etc. Por lo tanto, es parte imprescindible y necesaria su evolución en las diferentes etapas del desarrollo. El habla es lo que nos distingue de otra especie y hace así que la comunicación humana sea compleja, siendo el acto de transmitir y recibir el mensaje.
Por tanto, es importante la interacción del ser humano con su ambiente, donde vive, crece y se desarrolla junto con los factores innatos y adquiridos para el aprendizaje del lenguaje. Tanto es así que podemos diferenciar momentos en el desarrollo del lenguaje donde se van adquiriendo, de forma interrelacionada. Son cuatro los componentes diferentes del lenguaje: fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático. El componente fonológico, tiene que ver con la pronunciación, la articulación, la relación de los sonidos de la lengua, las reglas para combinarlos formando así las palabras dándoles acentuación y entonación. El componente semántico se refiere al significado de las palabras y sus combinaciones, el vocabulario adquirido y la capacidad para comprender palabras o frases. El componente morfosintáctico es el dominio de los morfemas y el conocimiento de las reglas para unir las palabras dentro de la oración para su organización y composición dentro. Y por último, el componente pragmático nos permite adaptar el uso del lenguaje para cada situación, depende en el contexto en el que nos encontremos, ya sea social, situacional o comunicativo. No se habla igual con un amigo que con un profesor.
Aprovecharemos este trabajo para poder abordar como se produce el desarrollo de los componentes del lenguaje y entender mejor el lenguaje oral en determinadas edades en la infancia.
El desarrollo fonológico comienza en el nacimiento con los primeros sonidos y va evolucionando hasta los 6 o 7 años. Desde el nacimiento el niño está capacitado para reproducir todos los sonidos, son capaces de discriminar los fonemas. Para poder emitir sus primeras palabras tienen que distinguir los sonidos del lenguaje. Siendo importante distinguir entre percepción y producción del habla, sabiendo que el desarrollo fonológico no es homogéneo en todos los niños, pues está sujeto a la diversidad de cada uno de ellos. En la percepción los bebés con mas o menos un mes de vida pueden reconocer la entonación y los sonidos básicos que corresponden a su idioma. En la producción, cabe distinguir que desde el nacimiento el bebé emite llantos, ruidos, gritos, etc., que dependiendo de la tonalidad podemos saber si están molestos o contentos. A los 3 meses emiten gorjeos, a los 6 meses surge el balbuceo. Entre los 8 y los 9 meses aparecen las protopalabras, específicas de cada niño, pues lo que intentan es llamar la atención o pedir algo. A los 12 meses aparecen las primeras palabras, adquiriendo unas 50 palabras entre los 12 y los 18 meses. El niño va evolucionando en su desarrollo del lenguaje, así entre los 18 meses y los 4 años la comunicación se va haciendo más rica y compleja. Sin embargo, no dejan de tener algunas dificultades para mantener la comunicación, pues los primeros sonidos que emite el niño son vocálicos y después van apareciendo los consonánticos (Bosch, 1984,2005), de esta forma construye sus primeras palabras.
La comunicación se va haciendo cada vez más compleja, así que el niño utiliza estrategias fonológicas para simplificar las palabras y reproducirlas de manera más sencilla. Pudiendo destacar: las sustituciones de los sonidos que son difíciles de articular por otros más sencillos (p.ej. lelo por reloj), asimilaciones progresivas, donde el fonema anterior influye en el posterior (p.ej. eletante por elefante), asimilaciones regresivas, donde el fonema posterior influye en el anterior (p.ej. bobo por globo), simplificaciones en la estructura silábica; omisión de consonante al inicio (p. ej. osa por rosa) o al final (p. ej. lápi por lápiz), omisión de sílaba átona (p. ej. melo por caramelo), reducción de diptongos (p. ej. tene por tiene), eliminación de grupos consonánticos (p.ej. ten por tren) o inversión o inserción de sonidos.
A partir de los 18 meses el niño empieza a unir dos palabras para expresar y dar sentido a sus ideas, se produce la combinación de la morfología y la sintaxis, dando lugar a una mínima organización gramatical. Brown (1973) distinguía cinco etapas en el desarrollo morfosintáctico: Etapa de las reglas semánticas lineales (18-24 meses), el niño combina dos palabras para expresar sus ideas. Etapa del desarrollo morfosintáctico (30 meses), donde construyen frases de tres elementos: agente+acción+objeto; usa los adverbios de lugar, los pronombres de primera y segunda persona y los marcadores de género y número con errores. Etapa del desarrollo de la forma (31-36 meses), aparecen los determinantes, los morfemas de tiempo y aspecto, las frases interrogativas, imperativas y negativas. A los 36 meses surgen las oraciones coordinadas, artículos determinados, género y número, verbos auxiliares, adverbios y pronombres personales y posesivos. Etapa de incrustación de elementos (36-42 meses), aparecen las oraciones subordinadas con pero o porque, utilizan correctamente el verbo ser y haber, los tiempos, personas y modos verbales. Es más frecuente la utilización de adverbios y preposiciones y aun así cometen errores de regularización que irán desapareciendo. Etapa de unión de claúsulas (36-42 meses), se caracteriza por la formación de oraciones compuestas. Aparecen las oraciones subordinadas, utilizan correctamente los verbos en presente, pretérito y futuro, crece la complejidad de las oraciones afirmativas, interrogativas y negativas. Se produce una eliminación progresiva de los errores sintácticos y morfológicos.
Para poder ir dando sentido a todo lo anterior debemos hablar del desarrollo semántico, pues se va a encargar de dar significado a las palabras y las oraciones. Por lo tanto, hay que distinguir en el desarrollo semántico entre la comprensión y la producción. La comprensión es la capacidad para reconocer palabras y recordar objetos. En la producción es importante que el niño recuerde la palabra y su significado. Para dar sentido a la capacidad de comprensión Monfort y Juarez (1989) hacen referencia a lo siguiente: a los 12 meses el niño comprende 3 palabras, entre los 12 y 20 meses el número de palabras son 20, a los 24 meses unas 250 palabras, a los 36 meses aprende una palabra cada día, y a los 5 y 6 años unas 3.000 palabras.
Pérez Pereira (2001) en relación a la producción destaca tres momentos importantes: entre los 0 y 15 meses el vocabulario no supera las 10 palabras, entre los 15 y 19 meses llegan a las 50 palabras, a los 2 años alcanzan las 450 palabras y así sucesivamente llegando hasta los 12 años donde han adquirido progresivamente preposiciones, adverbios, pronombres, relaciones de parentesco, términos temporales, uso de sinónimos, antónimos, familias de palabras, etc. mejorando así la comprensión del significado. Para llegar a esto han ido cometiendo errores en el camino, como la infraextensión, que utiliza la palabra para un contexto u objeto determinado o la sobreextensión, que generaliza los rasgos característicos de un concepto o similares. Pero no cabe la menor duda de que cuanto mayor interacción haya entre el contexto ambiental, social y lingüístico en el que el niño vive y desarrolla las inquietudes y actividades, mayor será su aprendizaje en el desarrollo de la comunicación y del lenguaje.
Para finalizar no podemos olvidarnos del desarrollo pragmático, pues se necesita utilizar de forma adecuada el lenguaje sabiendo las reglas lingüísticas, tener conocimiento sobre el interlocutor, el contexto y el uso del lenguaje. A partir de los 2 años el niño utiliza el lenguaje para realizar peticiones, expresar sus deseos, nombrar objetos, compartir situaciones, mantener pequeños diálogos, hasta llegar a desarrollar la habilidad básica para conversar. La capacidad de conversación les hace valorar a la par que respetar el turno de intervención, iniciar y mantener un tema de conversación y adaptarse a los participantes. Al principio la comunicación se produce con una o dos personas de forma equilibrada hasta mantener un diálogo el cual son capaces de iniciar, mantener y cerrar.