El Estudio De La Ética, Emociones Y Razonamiento Moral
Estudio de los razonamientos morales de jóvenes universitarios sobre dilemas contextualizados en las relaciones amorosas e íntimas de parejas heterosexuales y explorar sí ese posicionamiento se puede relacionar con sus competencias emocionales. El tema de investigación demuestra que muchas agresiones y abusos son consecuencia de falsas creencias sobre el amor y el sexo (Rodríguez-Santero y Gálvez, 2017) cuyo origen se basa en no aceptar la igualdad entre varones y mujeres en sus relaciones afectivo-sexuales.
Marco teórico basado en tres pilares básicos: la contigüidad biológica y psicológica piagetiana (Piaget 1948) y la conexión entre la inteligencia (capacidad de razonamiento) y la habilidad de argumentar lógicamente respecto a situación que genera conflicto o dilema (Kohlberg, 1984); la consideración de los derechos sexuales de varones y mujeres como derechos fundamentales (López, 2015); y la innegable influencia que tiene la educación emocional en el desarrollo vital, éxito social y liderazgo (Jiménez Morales y López-Zafra, 2009), en la mejora de las organizaciones, y en el rendimiento académico (Extremera Pacheco y Fernández-Berrocal, 2004; Del Rosal, Moreno-Manso y Bermejo, 2018)
Según Kohlberg, el desarrollo se produce en una interacción compleja de procesos auto-reflexivos activos a partir del conocimiento de uno mismo y las experiencias de interacción con el medio social; estructura el desarrollo del razonamiento moral en tres grandes niveles, con dos cada uno: Pre-convencional, lo bueno es lo que te libra del castigo, se hace el bien para evitar el castigo, por ello la conducta moral resultante es egocéntrica (razonamiento moral heterónomo e individualista); Convencional, lo bueno es mantener relaciones de reciprocidad, confianza y respeto ante los ojos de uno mismo y de los demás, por ello la conducta moral resultante es aceptar relaciones recíprocas de confianza y respeto en las que hay empatía pero sin alcanzar perspectiva del sistema social y sus interconexiones; y Post-Convencional, muy pocos lo alcanzan, lo bueno es el contrato social porque mantiene la justicia, en el primer sub-estadio las leyes se obedecen y se entiende que deben de procurar el mayor bien al mayor número de personas y el segundo sub-estadio presenta los principios éticos universales elegidos autónomamente con los que hay compromiso personal, la conducta moral resultante está basada en el respeto a los derechos universales de los seres humanos.
Las mujeres y los varones son seres sociales y sexuales, y al vivir en comunidad tienen que razonar y tomar decisiones sobre las normas y conductas más adecuadas, también en las relaciones sexuales y amorosas. La comunidad universitaria debe comprometerse a propiciar esa “comunidad justa” de la que habla la escuela de ginebra y el contexto ideal y deseado para que las personas razonen éticamente bien y se comporten moralmente; pero en el contexto universitario hay procesos de socialización de la sexualidad dolorosos y discriminativos (López, 2015).
La OMS en2006 considero la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social que requiere un acercamiento respetuoso, además de la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Y en 2009 conceptualiza la salud sexual como multidimensional e identifica y examina diferentes objetivos para la consecución de la promoción de la salud sexual, destacando que el avance en igualdad y equidad de género favorece la educación sexual y reconoce el placer sexual como un componente de la salud y del bienestar en general de las personas.
“La relación entre los principios éticos y la conducta es la aplicación de estos, de manera inteligente racional y emocionalmente, a la vida” (López, 2015). Las emociones son un potente recurso psicológico que influye en nuestra adaptación y conducta, por ello educar la inteligencia emocional es una estrategia de intervención eficaz para elevar el nivel intelectual y el bienestar emocional. La emoción, según los postulados de la escuela española de la emoción, tienes tres componentes: cognitivo-experiencial, disposicional-fisiológico, y afectivo-valorativo. Cada emoción nos predispone de forma diferente a la acción, las grandes estructuras emocionales se van construyendo al experimentar a través de nuestro cuerpo la realidad exterior, pero la mayoría de las emociones son aprendidas en un medio sociocultural determinado (Palomero y Fernández Abascal, 1998). Desde los noventa la educación socioemocional ha obtenido importancia explícita en la descripción de los objetivos, los procedimientos y evaluación de los conocimientos, competencias y actitudes manifestadas en la escuela. En España y latino-américa tuvo éxito la investigación TMMS-24 (Fernández Berrocal, Extremera, 2004) que evalúa tres dimensiones: atención a los sentimientos, claridad emocional y reparación de las emociones.