El Faro: Un Recorrido A La Lectura
Introducción.
Es un libro muy interesante estructurado en un prólogo, una introducción, siete capítulos y un anexo final. En cada capítulo el protagonista va contando las cosas tanto positivas como negativas que le van sucediendo, dando al lector su punto de vista y una lección o guía que sirve tanto para el protagonista como para el que está leyendo. El autor intentará entregar un mensaje al lector dando su opinión sobre un tema tan básico y esencial como es la comunicación. Nos irá dando pistas sobre maneras de hacer que una buena conferencia sea efectiva y tenga éxito.
Todo apunta desde el primer momento que es el propio autor el protagonista del libro. Muchos datos de su biografía son exactamente iguales que los del protagonista. La lectura comienza con un personaje que se dedica a dar conferencias y, en un momento dado, al finalizar una conferencia, se da cuenta que no alcanza el éxito que pretende conseguir. El mensaje que intenta transmitir no llega al público que asiste a la conferencia, el protagonista no lo entiende y decide buscar el motivo, ya que había pasado mucho tiempo preparando esa conferencia.
Desarrollo.
A lo largo de la lectura observamos varios personajes, pero en realidad solo forman parte de la obra el autor y Max. La figura de Max jugará un rol vital a lo largo del libro. Gracias a este profesor el autor se siente motivado para ir conociendo y recapacitando sobre las cosas que debería cambiar, y es una de las personalidades que todo el mundo deberíamos tener a nuestro lado, dándonos el apoyo necesario y, a la vez diciéndonos con respeto las cosas que no hemos hecho bien.
Después de hablar con el profesor, al autor le queda claro que necesita ayuda para que su comunicación pueda mejorar y conectar de manera eficaz con su público. Max simplemente le va a recomendar viajar. Viajar a Menorca, donde el protagonista tiene una pequeña casita, y que durante esos días de vacaciones que tiene solo se dedique a observar los faros de las islas que lo rodean. El protagonista no lo sabrá, pero cada faro le irá dando unas pautas para mejorar su mensaje comunicativo.
De esta manera tan sencilla comienza un itinerario que le dará respuestas de las claves comunicativas que va a necesitar para dar un buen mensaje. Cada faro le hará descubrir cómo puede hacer que llegue al oyente y que el público acabe convencido después de escucharlo. Lanzar por tanto, un lenguaje eficaz.
El primer mensaje se lo dará el faro de Favàritx y será tan sencillo como que a la hora de comunicarse lo importante es tener una gran y única idea y apoyarse en esta. A la hora de presentar al público esta idea se tienen que tocar todos los puntos para que se pueda comprender bien, sin salirse mucho de lo que realmente importa. El oyente tiene que captar la idea y ser capaz de aplicarla a su día a día. Ahí será cuando el mensaje tenga el éxito que se espera.
Tiene que ser un mensaje efectivo y convincente, el autor propone no desviarse del tema principal. El segundo mensaje lo dará el faro de Artrutx, dándonos la pista de que a la hora de comunicarnos debemos adoptar una posición estratégica, el que habla debe “brillar” por encima de los demás, de manera que se le preste total atención. Por tanto, el mensaje que demos debe hacerse de forma notable.
Actualmente todos estamos recibiendo multitud de mensajes día a día, y, cuando se quiere que el nuestro llegue al oyente y sea eficaz, este debe hacerse de forma que impacte y quede en la memoria. Sería interesante para ello hacer un mensaje creativo, con personalidad e ir incluyendo alguna historia o metáforas (como dice el profesor Max) para que el mensaje sea más duradero y único.
El tercer mensaje es bastante interesante. Incide en el lenguaje que debemos usar a la hora de expresarnos. Debemos optar por un lenguaje sencillo y eficaz para poder entendernos con los oyentes, hay que pensar que en el público va a haber personas de diferente personalidad y que si optamos por un mensaje complejo puede que no llegue al público, posiblemente no todos lo puedan entender.
El lenguaje tiene que conectar con el oyente. Hay que tener en cuenta sus características sociales y adaptar el mensaje a quien lo va a recibir. En un aula y dando un mensaje a nuestros alumnos no se utilizará el mismo lenguaje que cuando se quiera hacer una exposición ante un público que por ejemplo se dedique a las finanzas. El vocabulario, la sintaxis, o la expresión son factores que deben adaptarse siempre al oyente.
El cuarto faro le proporciona algo tan vital como que lo que se va a recibir va a ser el verdadero mensaje. Podemos emitir muchos mensajes, pero realmente el que se interioriza es el importante y el que va a tener transcendencia en la persona que lo escucha. Son fundamentales los sentimientos personales y a la hora de comunicarnos debemos empatizar con el oyente, siempre mirando a los ojos e intentando saber qué está pensando. Además, la expresión de nuestros sentimientos a la hora de comunicarnos dice más que las propias palabras.
Del quinto faro podemos extraer que, a la hora de la comunicación, ésta debe acercar al oyente, no coaccionarlo y dejarlo en una esquina. La verdadera comunicación es la que te invita a participar, el diálogo es primordial y gracias a este se pueden compartir nuevas ideas o experiencias. Aquí residió uno de los problemas del protagonista, en lugar de acercar a su público, lo alejó. Es imprescindible que haya libertad, y para ello hay que escuchar, intentar ser generoso y no coaccionar.
Todas estas pequeñas ideas que le dan los faros son fundamentales para lograr cambiar. Al final la lectura acabará con la actuación de las diferentes premisas vistas y cómo logran ser efectivas.
Relacionando la lectura con la psicología podríamos vincular toda la temática del libro a la motivación. Adquiriendo el rol del docente, influiremos de manera extrínseca en el alumno al igual que Max en el protagonista o los mismos faros. Cada faro se puede considerar un incentivo que ayudará a el autor a lograr lo que está buscando, esas pistas que le ayudarán a comunicarse mejor. No hay que olvidar que la comunicación y la expresión son competencias fundamentales que se deben adquirir durante toda la etapa educativa.
Con el segundo faro, podríamos quedarnos, si lo aplicamos a nuestra futura práctica, con que hay que intentar que nuestro alumno aprenda y se quede realmente con el mensaje. La creatividad va a ser fundamental, y el rol del docente tendrá mucho que ver en este aspecto. La innovación es una de los elementos vitales a la hora de incorporar nuevas metodologías en el ámbito educativo.
El tercer mensaje hace referencia al uso de un lenguaje sencillo, y como docente no va a ser menos. El profesor, como hemos visto con teorías como la de Vygotsky, será un guía, un mediador, un orientador, en el que se apoya el alumno. Las características que debe tener un profesor están relacionadas con la relación profesor-alumno. Al igual que nos va argumentando la lectura, de que tanto el exponente como el oyente deben complementarse, en un aula es igual.
El profesor debe observar de manera activa al alumno, al igual que aquí el protagonista a sus oyentes cuando hace esta referencia al final de la lectura diciendo que se olvida de papeles y quiere tener una buena conexión. También el uso de “mensajes yo” va a ser fundamental. Tanto en una conferencia como en el aula tenemos que ser nosotros mismos, siendo naturales y empatizando con el público. Si a esto se le añade emoción, la persona que está escuchando (alumno) llega a nosotros de manera más directa, ya que se vinculan los niveles emocionales de ambos.
La comunicación, como dice bien la lectura, debe realizarse de una manera asertiva, es decir, firme y de manera cariñosa. El emocionar, mover sentimientos, utilizar historias, conectando con nuestro lenguaje. Hay que conseguir tocar a nuestros alumnos. Por tanto, el lenguaje es una herramienta vital que favorece nuestra expresión y comprensión por parte de los demás.
Se puede observar a su vez como el protagonista va pensando y razonando a lo largo de la lectura, mientras va observando los faros. Esto se podría vincular con el racionalismo. Autores como Chomsky defendían que el aprendizaje se basaba en esto: pensar y reflexionar, y es lo que el protagonista irá haciendo. Además, irá adquiriendo aprendizajes significativos que le serán de gran utilidad.
En el transcurso de la lectura hay un elemento clave que Ferrán Ramón sabe utilizar muy bien: la motivación. La idea base del libro es esta, el tener una motivación por algo y no parar hasta conseguir el reto propuesto. Se puede observar motivación extrínseca (el caso del profesor o el alcanzar los objetivos y conocer qué depara cada faro), pero también hay bastante motivación intrínseca por parte del autor.
Podemos observar como el protagonista quiere ser una persona competente, que lucha por conseguir por sí mismo unos fines; además actúa también la autodeterminación o autonomía, ya que será él solo quien vaya averiguando cada prueba, y no faltará la parte del gregarismo, visto en el autor cuando en el anexo explica que somos seres que necesitamos comunicarnos porque es una manera de acercamiento a las personas que nos rodean. Será necesario establecer vínculos con las personas que nos rodean.
Todos estos factores, que podemos apreciar en el libro, afectan a la motivación intrínseca del propio protagonista. Gracias a ellos, el personaje puede ir adquiriendo motivación intrínseca y el profesor solo ha sido un apoyo. Un aspecto que podría ser criticable sería la facilidad del personaje de descubrir esas pistas. Simplemente con ponerse delante del faro descubre cuál es el mensaje que se esconde tras éste, y apenas hay una dificultad (se podría salvar en esto el capítulo que va en barca y hace bastante frío).
Conclusiones.
Por tanto, podríamos extraer de La isla de los cinco faros que, como profesores que vamos a ser, antes de ponernos delante de una clase con veinticinco alumnos, debemos tener claro que queremos decirles exactamente y proporcionarles una idea principal. Un profesor simple es más efectivo para el alumno que uno que intenta dar mucha materia y contenido y al final acaba llegando a unos pocos. No debemos olvidar que la labor del docente va más allá del transmitir contenido y conocimiento; es ser persona y todo lo que ello conlleva.
Tenemos que ser creativos y originales, de manera que nuestros alumnos nos vean de otra forma a la tradicional y autoritaria. Cada alumno será un mundo, y por ello debemos tener en cuenta que hay que sincronizar el modo narrativo, enseñando el contenido a modo de historia o cuento para que al alumno le llegue mejor; con el modo analítico, ya que habrá personas que necesiten una comunicación más específica. El lenguaje además debe ser cercano al alumno y a su nivel de pensamiento y conocimiento.
Si usamos un lenguaje técnico el alumno va a sentir que se aleja del profesor, y ello llevará a un aprendizaje que se puede alcanzar, pero no será realmente óptimo. La educación va más allá de transmitir conocimientos, tenemos que formar en valores a personas. A la hora de expresarnos es muy importante el tono con el que decimos las cosas. Hay que controlar lo que decimos. Los sentimientos se van a dejar notar en nuestra apariencia, pero debemos saber controlarlo. Será necesario como profesores saber controlar nuestros sentimientos, ya que a veces nos pueden traicionar.
Si queremos llevar a cabo una actividad con los alumnos debemos convencer. Hay que estar ilusionados, motivados para que la gente nos vea y se anime. Un profesor convencido es herramienta básica para la motivación. El respeto y el trato de tú a tú. Hay que escuchar a todos los alumnos y no rechazar visiones que se tengan diferentes. Muy interesante eso de que si nos atacan nos apoyemos en el grupo y preguntarles su opinión. La mayoría de las veces se ponen de nuestro lado.La naturalidad es esencial y muy reconfortante. “Has sido tú mismo”
