El Hambre, Problema Actual a Nivel Mundial

Introducción

Los subtemas del SABF este año, me parecieron muy atractivos, pero aun así y todo sentía que había algo que no coincidía con la temática general “perspectivas que incomodan”. Me parece clave poder intentar dar una salida a las encrucijadas que nos presentan las temáticas propuestas, pero sin embargo me parece que hay cosas que hacen mucho más ruido, que son más difíciles de hablar, y que son temas que a pesar de ser problemas de antaño de la humanidad, son cuestiones que nunca pudimos dilucidar. Este tema al que quiero hacer referencia, que me genera mucha incomodidad y que también está ligado con las temáticas propuestas es el HAMBRE.

Es utópico y un delirio pensar en solucionar semejante problema, pero al ver tanta gente padeciéndola la primer pregunta que se me surge a la mente es ¿Cómo permitimos que esto pase? ¿Cuándo vamos a dejar de dar soluciones parciales y vamos a ponernos a pensar en cambios profundos? Tal vez desear que no haya más hambre en el mundo, sea solo un sueño. Pero hay que tener en cuenta también que las grandes hazañas de la humanidad comenzaron solo con eso, un sueño. Julio Verne soñó el mundo en que vivimos, con sus maravillosas novelas casi 200 años atrás, y probablemente jamás hubiera creído realmente que muchos de sus sueños iban a ser verdades cotidianas en un futuro lejano. Por eso los invito a que soñemos, por un futuro en donde no haya hambre. ¿Quién sabe? Tal vez algún día la humanidad lo logre.

Actualidad

Actualmente, no se oye en las grandes conferencias mundiales esta temática como un problema importante a debatir y sin embargo hasta el día de hoy sigue siendo una gran dificultad para buena parte de la población mundial, tener la seguridad y la certeza de que va a poder contar con los alimentos suficientes y necesarios para no morir de hambre. Para ser más gráfico, conciso, y crudo, en el medio minuto en que usted se ha demorado en leer estos 2 párrafos del ensayo, ya habrán muerto de 8 a 10 personas de hambre. Precisamente según datos de la FAO hay 821 millones de personas que padecen hambre, es decir una de cada nueve personas. Con estos datos arrojados podría decirse que el hambre es el mal, que más personas sufren, y paradójicamente es uno de los temas que menos esta promocionado y menos atención se le presta en redes sociales, medios y los debates de la opinión pública mundial.

En estos tiempos modernos nuestra atención se centra en nuevas necesidades que no existían ni siquiera hace 20, 10 o tal vez 5 años. Los constantes estímulos, y bombardeos de información que vienen desde múltiples direcciones, provocan que cada vez sea más difícil poder focalizar nuestras reflexiones en cuestiones que parecerían ser obvias, como por ejemplo como vamos a lograr que los individuos subsistan. Una persona promedio pasa aproximadamente 2 horas de su día en redes sociales, muy probablemente para satisfacer nuevas necesidades que ni siquiera nuestros padres hubieran podida imaginar que existirían. Pero ¿son realmente imprescindibles estas nuevas necesidades? ¿Estas necesidades surgen de manera espontánea? ¿O son necesidades creadas que responden a un interés determinado de grupos o corporaciones? ¿Cómo hacer para que los datos, como los explicitados en los párrafos anteriores, dejen de ser simples números y pasen a ser trascendentes? ¿Cómo compatibilizar estas estadísticas inanimadas e indiferentes, con la realidad que intentan representar que es tan visceral y descarnada? ¿Cómo fue que nos importó mucho más tener un me gusta en Instagram, como forma de realizar nuestro ego personal, antes que realizar nuestro ego personal a través de la formación de lazos de solidaridad orgánicos e interpersonales? ¿Cómo es que nuestra conciencia social se fue desplazando hacia el mundo virtual, y no hacia el mundo material, en donde muchísima gente tiene tanta carencia?

A pesar de esto, las redes sociales como contracara otorgan un enorme poder a la sociedad civil al servir como grandes dispositivos de denuncia, y transparencia. Si las redes sociales se usaran de forma funcional para la lucha contra el hambre, podrían servir como grandes resortes de presión para que esta temática comience a figurar en la agenda de los grandes estadistas. Ya hemos presenciado casos en los que las TIC han jugado roles claves en protestas y demandas del pueblo, dando paso a la transformación de las sociedades, como por ejemplo la primavera arabe en 2011.

Hoy en día resulta muy inquietante la realidad de que todavía en pleno siglo 21, a pesar de todas las mejoras tecnológicas y progresos técnicos, las innovaciones en materia de comunicaciones y transportes, los avances en ciencia y medicina, aún no hemos encontrado la forma de poder erradicar el hambre. Más inquietante aun, es ver qué una de las regiones que registra los mayores índices de crecimiento económico de la última década, como Asia, es una de las regiones en donde más se sufre el hambre. Específicamente entre China e India concentran casi la mitad de la desnutrición mundial. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede ser que una de las primeras necesidades de la especie, tal vez la más básica y primordial de todas, aun en el mundo de hoy, todavía no pueda verse satisfecha por todos los seres humanos?

Si bien cabe mencionar que ha habido enormes avances positivos en la lucha por la eliminación del hambre, el panorama mundial respecto al tema dista mucho de arrojar los resultados que se esperaban, y aún estamos muy lejos de llegar los objetivos ideales y poder reducir el problema a niveles ínfimos.

Causas

Las causas del hambre dependen de múltiples factores, y son muy variadas. Entre ellas se encuentran:

  • Polarización social: las divisiones extremas de las sociedades, se manifiestan de maneras cada vez más violentas, generando conflictos latentes que hasta inclusive pueden llegar a tornarse en conflictos armados. Las guerras, provocan la destrucción de campos de cultivo, sistemas de riego y agua potable, destrucción de infraestructura tales como los caminos y rutas, vitales para transportar los productos alimenticios, y la destrucción estructural de las instalaciones que permiten la producción de alimentos tales como, los molinos, silos donde se almacenan alimentos, etc. Es vital reducir las fracturas sociales que pueden devenir en enfrentamientos violentos, para esto resulta menester entender cómo se compone el tejido social, y lograr entender cuáles son los motivos e intereses que generan discordias y consensos, en torno a las distintas tribus y grupos sociales que conforman el universo social
  • Cambio climático y catástrofes naturales: los países más propensos a sufrir desnutrición en sus habitantes por lo general cuentan con economías agrarias, que dependen fuertemente de las condiciones climáticas. El cambio climático está agravando los efectos de las sequias, y la consecuencia es que cada vez se pierden más cosechas. Por esta razón es necesario buscar nuevas formas de vincularnos con la naturaleza, tomar conciencia, y hacernos responsables de las consecuencias que provocan las actividades humanas en nuestro ecosistema y medio ambiente.

A pesar de esto, sorprendentemente las causas que provocan el hambre de la mayoría de las personas en el mundo, no están relacionadas con alguna de estas situaciones excepcionales. De las 821 millones de personas hambrientas en el mundo solo 50 millones son víctimas de estos fenómenos devastadores. Esto quiere decir que la mayoría de los hambrientos en el mundo, tiene su causa en el orden económico y social, que asigna recursos de forma ineficiente, provocando que muchas personas no tengan la capacidad mínima siquiera para poder llegar a subsistir. Según estimaciones del Programa Mundial de Alimentos se necesitarían 3.2 mil millones de dólares para darles comida suficiente a los 66 millones de niños que sufren hambre en edad escolar. Según el FMI el PBI nominal mundial combinado de todos los países en el mundo es de 80 mil millones de dólares. Entonces, no es que no hay dinero suficiente para solucionar el problema, sino es que no se prioriza el dinero para destinarlo a esta lucha. Hay que preguntarnos ¿Quiénes son los que detentan la mayoría de las riquezas? ¿Al servicio de qué objetivo se colocan los excedentes a jugar en el tablero de la economía mundial?

Ante este diagnóstico, la variable que adquiere fuerza explicativa para entender la gran cantidad de hambrientos que sigue habiendo en el mundo, termina siendo la desigual distribución de la riqueza, y los pésimos mecanismos que existen para que esto se logre. La inestabilidad política y la debilidad institucional que sufren la mayoría de los países en desarrollo son problemas que son inherentes a la mayoría de los sistemas de organización política, y terminan generando problemas que se convierten en endémicos y estructurales, y que resultan muy difíciles de subsanar. La falta de control y regulaciones, la falta de infraestructura, la falta de normas claras y concretas que generen una efectiva asignación de los recursos, la falta de capacidad para gestionar y administrar el erario público, son todas cuestiones que atentan contra la toma de decisiones para la lucha contra la malnutrición. Es necesario buscar la forma de articular un sistema, que promueva una gobernanza efectiva que delinee reglas claras sobre cómo serán los procesos de creación, acumulación, reproducción y distribución de las riquezas, que busque aminorar las grandes brechas en cuanto a la riqueza patrimonial que existe entre los individuos más pobres y los más ricos. Es innegable que la riqueza cada vez está más concentrada en círculos de personas más reducidos, mientras que la falta de posibilidades de los más pobres es más notoria. Por esta razón se hace evidente el diseño de nuevos mecanismos que permitan una distribución más lógica y justa de las riquezas del mundo.

Conclusión

Para crear sistemas sociales que promuevan un desarrollo sustentable, genuino y a largo plazo para el futuro, es necesario revisar los comportamientos y acciones que nos han llevado a tener tanta cantidad de pobres en el mundo. El hambre no solo causa la muerte, sino que también es causa y consecuencia, y se retroalimenta en un círculo vicioso con muchos otros problemas graves tales como, marginalidad, pobreza, vulnerabilidad, falta de oportunidades, desigualdad y violencia. Si queremos lograr las bases para cimentar un proyecto de desarrollo sustentable es indispensable comenzar a pensar en ¿Cómo vamos a lograr que las personas puedan alimentarse en entornos sanos e higiénicos? ¿Cómo brindar mayores oportunidades para que la gente salga de situaciones de pobreza? ¿Cómo lograr que la educación llegue a sectores desprotegidos? ¿Cómo distribuir la renta mundial de forma más equitativa?

Si el día de mañana podemos responder a estos interrogantes de una forma coherente y sólida, probablemente estaremos más cerca de solucionar un problema milenario, y por ende al figurar este, estaremos más cerca de solucionar muchísimos más inconvenientes que están concatenados al mismo.

14 July 2021
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