El Manejo Del Dolor Crónico Y Su Tratamiento
Introducción.
Todas las personas alguna vez en la vida hemos consumido algún antiinflamatorio. La finalidad de estos es la disminución del proceso de inflamación en el cuerpo. Los antiinflamatorios producen una inhibición o una reducción de la producción de agentes que actúan en la respuesta inmunitaria medicamentos inespecífica ante una infección de un agente patógeno externo.
Desarrollo.
Como tipo de medicamento, los antiinflamatorios no están exentos de producir efectos secundarios en el organismo del consumidor, aunque generalmente cualquier son bien tolerados con un elevado porcentaje de pacientes que no presentan efectos secundarios importantes, pero sí hay que destacar que en una cantidad no despreciable se presentan reacciones adversas, principalmente las leves gastrointestinales, como dispepsia, hiperacidez, náuseas, vómitos y dolor epigástrico o reacciones severas como úlcera gastroduodenal, sangrado y perforación, aparentemente más relacionadas con dosis altas y tratamientos prolongados. Entre otros efectos secundarios, podemos encontrar el aumento de estos accidentes vasculares, toxicidad renal por el efecto antiagregante plaquetario de fármacos.
Los medicamentos con función antiinflamatoria se dividen en dos tipos: antiinflamatorios esteroideos, como los corticoides por ejemplo, y los antiinflamatorios no esteroideos, como la aspirina o el ibuprofeno (conocidos como AINEs). Estos se encuentran entre los elementos farmacológicos más utilizados en el mundo para el control del dolor de leve a moderado, sin embargo en muchas ocasiones son mal utilizados abusando en exceso de ellos, siendo a veces innecesaria su prescripción.
En la escalera analgésica de la OMS, se encuentran entre los primeros escalones.
La función de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES) consiste en la inhibición de actividades de la ciclooxigenasa 1 constitutiva (COX 1) y la ciclooxigenasa 2 proinflamatoria (COX 2) ocasionada en el sitio de inflamación, y posteriormente la síntesis de prostaglandinas y tromboxano. La capacidad de un AINE de inhibir la COX2 explicaría su acción terapéutica, y la capacidad de inhibir la COX1, los efectos secundarios. Las prostaglandinas tienen funciones de protección, por ejemplo controlando el bienestar de la mucosa gastrointestinal, por otro lado sensibilizan a los nociceptores. Además estimulan la vasodilatación local produciendo edema. No actúan sobre los receptores opioides, desempeñan un papel primariamente en la periferia y tienen muy poco efecto sobre el SNC.
Se estima que el consumo al día de AINES está en torno a los 216 millones de dosis, hablando de la media de comprimidos de ácido acetilsalicílico (o aspirina) por persona cada año. Los AINES tienen un efecto máximo, esto significa que el aumento de las dosis no comporta una mejoría terapéutica y sí una mayor incidencia de efectos adversos, por lo que se recomienda no incrementar las dosis máximas. Esto supone un gran problema en la sociedad actual, puesto que las personas hacen un uso irrazonable e impulsivo de estos medicamentos. Se ha demostrado que más de la mitad de los fármacos son prescritos y vendidos incorrectamente y que la mitad de los pacientes no toman apropiadamente. La escogencia de un AINEs debe ser rigurosa, basándonos en su calidad, seguridad y eficacia.
La automedicación puede ser de gran ayuda, sobre todo cuando sentimos que nos afecta positivamente, y tiene como objetivo mejorar el dolor en determinadas situaciones clínicas a través de la educación de los pacientes, para lo cual deben implicarse a los profesionales sanitarios (Médicos, Odontólogos, Farmacéuticos, etc.). El tratamiento analgésico debe ser metódico para tener un control adecuado de la eficiencia y garantía de los fármacos y mejorar la adhesión por parte del paciente.
Este tipo de medicamentos, además de su efecto antiinflamatorio y analgésico, tiene un considerable efecto negativo en la coagulación, al ser un anti agregante de plaquetas. Esta cualidad les aporta un efecto contra la trombosis. Cuando una persona tiene algún tipo de problema en la coagulación de la sangre, se recomienda evitar otros consumo de ácido acetilsalicílico, así como antiinflamatorios no esteroideos. Pudiendo utilizar en su ausencia y en caso de necesitar algún tipo de analgésico, paracetamol, que no tiene propiedades antiinflamatorias y no altera la función plaquetaria, a pesar de ser considerado un AINES.
En Odontología son una buena alternativa para el dolor pulpar y periodontal (siendo el paracetamol e ibuprofeno los más utilizados) de leve a moderado, desórdenes temporomandibulares, post-tratamientos odontológicos, dolor postoperatorio leve a moderado y en combinación con analgésicos opioides orales o parenterales, siendo esta una ventaja, ya que dosis menores de opioides pueden aliviar el dolor con menos efectos adversos.
Proporcionar un tratamiento adecuado después de la cirugía dental requiere un historial médico cuidadoso y una anticipación adecuada del nivel de dolor que el paciente puede encontrar. Hay nuevas opciones de analgésicos disponibles y deben considerarse, en particular los analgésicos combinados, que pueden proporcionar un inicio más rápido y una duración prolongada de la acción y pueden combatir el dolor en múltiples sitios. Una mala experiencia, como consecuencia de un desagradable control del tratamiento dental puede llevar a los pacientes a evitar o posponer el tratamiento. El desarrollo de nuevas estrategias de manejo del dolor equipa a los médicos dentales con opciones de tratamiento adicionales que pueden proporcionar un alivio del dolor más efectivo.
Los odontólogos llevan mucho tiempo haciendo uso de los antiinflamatorios AINES en base más que nada a criterios comerciales o por la persistencia de los laboratorios por imponer sus productos. Los más utilizados son el paracetamol, diclofenaco, ketorolaco, ibuprofeno naproxeno, Teniendo cada uno de ellos sus ventajas y desventajas.
Hay que tener presente, y nunca olvidarnos de que si abusamos de la prescripción de AINES puede modificar la disponibilidad del antibiótico. Hoy en día se ha encontrado un aumento en el número de cepas resistentes a los antibióticos usuales de la cavidad oral. Aproximadamente el 10% de las prescripciones que realizan los Odontólogos tienen que ver con las infecciones odontogénicas, como profilaxis de la infección focal o infección local y la extensión a tejidos y órganos vecinos. El uso de AINES en odontología está basado en epidemiología clínica y bacteriana, usan antibióticos que actúan contra una amplia gama de bacterias patógenas, tanto contra grampositivas como gramnegativas, durante periodos cortos de tiempo y una batería muy reducida de antibióticos.
Duración de la terapia con AINES en odontología
Por norma no se debe extender la terapia por más de 48 h a 72 h, puesto que a mayor tiempo de uso de AINES mayor riesgo de lesión orgánica del paciente. Asimismo es recomendable que si hemos realizado alguna intervención en nuestros pacientes empleando anestesia local y sabemos que posteriormente se va a producir dolor e inflamación, acoplar el efecto anestésico con el efecto analgésico-antiinflamatorio, reduciendo así el dolor postoperatorio.
La periodontitis es una enfermedad que continúa inmunológicamente con la liberación de multitud de factores que inducen la respuesta inmune ocasionando de forma patológica la destrucción de los tejidos periodontales, secretado por un sinnúmero de bacterias implicadas en la progresión de la enfermedad periodontal.
Una vez iniciada la colonización tisular por bacterias, la respuesta inmune desencadena la liberación de ciertos factores que funcionan como una auténtica red, e inician de forma patológica la destrucción tisular a nivel óseo y conectivo, conduciendo a la pérdida del diente. Hoy en día se conocen las vías y los factores por lo que se desencadenan estos procesos, y por ello distintas investigaciones se han centrado en proponer fármacos que repriman estas cascadas con el propósito de disminuir al máximo la inflamación periodontal y la destrucción tisular.
Conociendo los mecanismos de la destrucción tisular y los mediadores que la promueven, podemos proponernos la búsqueda de fármacos que inhiban su síntesis. Hoy en día, se van descubriendo nuevas posibilidades para disminuir la destrucción tisular basándose en la inhibición de procesos distintos a los explicados, y se aplican fármacos muy diferentes a los anteriores, como los bi fosfonatos y las tetraciclinas. Los estudios iniciales se centraron en fármacos como AINES, pero más tarde se conoció la COX 2, que es la más relacionada con la inflamación tisular.
Conclusión.
Como consecuencia de lo expuesto anteriormente, podemos decir que como ya sabemos los antiinflamatorios AINES, tienen efectos positivos y no solamente en evitar el dolor, sino que se ha descubierto una eficacia en enfermedades como el Alzheimer o el cáncer, aparte de ser muy utilizado en cuantiosos tratamientos terapéuticos. No obstante, hemos de tener en cuenta sus otros efectos negativos en nuestro organismo, ya no solo de coagulación sanguínea sino de daños estomacales. Cabe destacar que el uso de estos medicamentos como hemos visto está muy extendido y en muchas ocasiones los consumidores se las suministran ellos mismos desatendiendo los consejos de un médico, e ignorando otros efectos que podrían darse en el organismo. En el campo de la Odontología son también bastante utilizados, para reducir dolores sobre todo postoperatorios.