El Propósito de la Reforma Energética Constitucional Mexicana
Se aboradrán en el presente ensayo de la reforma energetica las propuestas hechas en la misma. Desde los inicios de la primera década del siglo XXI, los estudios sobre el panorama energético en México apuntaban hacia la misma dirección. El diagnóstico indicaba un claro declive en la producción petrolera desde 1981 hasta su pico en el año 2004. La producción de petróleo crudo en el pozo de Cantarell así como en otras regiones productoras ha experimentado un declive debido a la falta de inversión en nuevas exploraciones y en producción. Hoy Pemex enfrenta severos problemas presupuestales y deuda, sin aún inyectar la cantidad de recursos necesarios para mantener la producción petrolera, productos refinados y su transporte hacia el mercado nacional. En 2008 el sector petrolero generó alrededor del 37% de los ingresos del gobierno. Tal proporción declinó 20% en 2015 como resultado de una producción decreciente y bajos precios, aunado a los esfuerzos por diversificar la economía y por la reforma fiscal. Durante este periodo no solamente no se alcanzó una tasa suficiente de restitución de los yacimientos, sino que el entonces monopolio paraestatal de Pemex se encontraba prácticamente en bancarrota.
Mucho se ha hablado desde entonces acerca de las posibles alternativas de México para garantizar la seguridad energética a largo plazo. En su gran mayoría, se ha coincidido en que es necesaria una reestructuración del esquema de producción gasífero y petrolero que permita la entrada de inversionistas, operadores y contratistas externos con la capacidad de desarrollar e implementar nuevas tecnologías y técnicas, principalmente para la extracción de hidrocarburos en mar profundo y en yacimientos no convencionales.
La Reforma Energética es una reforma constitucional propuesta en 2013 por el Presidente Enrique Peña Nieto, creada con el objetivo de atraer inversiones y modernizar el sector energético para así poder impulsar el apoyo a la economía familiar, el desarrollo social, el cuidado del medio ambiente, el aumento de la transparencia en el sector energético, la competitividad y la capacidad productiva e industrial del país. Una de las miras establecidas en la Reforma va dirigida hacia los llamados recursos no convencionales, que se encuentran en cuencas de lutitas y aguas profundas. No obstante, para materializar dicho potencial es necesario superar las barreras técnicas, financieras y de ejecución para poder extraer dichos hidrocarburos de forma competitiva. Con este fin, la Reforma busca desarrollar e impulsar la inversión para la industria nacional de exploración y extracción de estos recursos.
La Reforma ha permitido que diversas empresas del sector privado participen en la exploración y extracción de hidrocarburos. PEMEX busca aliarse con compañías privadas para el desarrollo de proyectos de perforación en aguas profundas. Actualmente el gobierno mexicano se encuentra evaluando la posibilidad de participar en acuerdos compartidos para realizar proyectos en el yacimiento de Burgos para la explotación del gas shale (Wood, 2016, pág. 1). En 2013 se fijó una nueva ruta para la industria energética nacional que permitiría abrir al país a la iniciativa privada, acabando así con el monopolio de 75 años de la paraestatal Pemex. Con el declive en la producción de hidrocarburos y la proyección de un aumento en la demanda de energía, México se vio forzado a legalizar la participación externa para la industria del gas y del petróleo.
Se estima que el consumo de petróleo en México incremente en un 40% entre 2015 y 2029, conducida por un crecimiento de la demanda en el sector de transporte de 57%. La creciente tasa de la demanda de energía en México exige soluciones inmediatas. La Reforma Energética, tal como se ha planteado, pretende hacer frente a estos retos para garantizar la seguridad energética del país, e impulsando uno de los principales motores de desarrollo económico.
Pemex, por sí mismo, ya no puede cumplir con sus responsabilidades de asegurar el futuro energético de México; en particular extraer, transformar y transportar todos los hidrocarburos que el país requiere, sobre todo en aguas profundas y campos no convencionales. México requiere de más operadores. En el mejor de los casos, a la tasa actual de explotación México solo tiene petróleo probado suficiente para los próximos 9 años, número suficiente para una empresa, pero no para una economía del tamaño de la mexicana.
Al negársele a Pemex la posibilidad de trabajar con empresas privadas y extranjeras que sí cuentan con tecnología de punta para el sector, se le condena al atraso y a la dependencia tecnológica. Actualmente, Pemex solo cuenta con lo que los demás competidores ponen a la venta, que es, por definición, tecnología obsoleta. Como ha demostrado el ejemplo de Noruega, el sector petrolero y gasista puede crecer como motor de desarrollo económico nacional, no solo en el sentido de extracción y procesamiento de hidrocarburos, sino también generando capital humano, tecnología y diversos servicios para la industria petrolera.
Otro de los grandes cambios en la industria global de hidrocarburos en años recientes ha sido el poder acceder a las grandes reservas de gas y aceite de lutita (shale) y otros hidrocarburos no convencionales. Estas reservas no convencionales están revolucionando la industria global de energía a través de su oferta masiva, pero también requieren la aplicación de tecnología y modelos de negocios específicos para facilitar su extracción. Modelos muy distintos a los convencionales, lo que ha llevado a importantes desarrollos regulatorios en algunos países, como Estados Unidos, Canadá y Colombia. Estados Unidos, el líder mundial en el desarrollo de lutitas gasíferas y petrolíferas, ha aumentado sustancialmente su producción de hidrocarburos, empatando incluso a Arabia Saudita en el primer lugar de producción mundial, mientras que sus reservas crecen sin parar ante los nuevos descubrimientos no convencionales. Esto inició con empresas pequeñas, pero fue tal su éxito que desfondaron el precio, con lo que se ha venido una ola de fusiones y adquisiciones, y con la entrada de jugadores más grandes, una rápida aceleración de la curva tecnológica.
México tiene el cuarto lugar mundial en reservas de gas de lutitas, reservas gigantescas en Chicontepec, que también cuenta con reservas no convencionales, y con potencial de petróleo de lutitas. En este sentido, México podría beneficiarse de la explotación eficiente de estos recursos, aumentando la disponibilidad de gas para la industria y de petróleo para las finanzas públicas, además de crear un gran desarrollo regional, estimulando su competitividad. Para ello, sin embargo, se requiere de una regulación apropiada para no convencionales. Es por eso por lo que, a pesar de la gran oportunidad y, en el caso de Chicontepec, a los grandes presupuestos invertidos, Pemex se ha mostrado incapaz de explotar los recursos no convencionales de manera eficiente. Un pozo de lutitas cuesta tres veces más en México que en EE. UU. o en Canadá.
Como se dijo anteriormente, existe un gran potencial energético en México derivado de sus ricos yacimientos en lutita bituminosa. Se prevé que la Reforma Energética logrará -en el largo plazo- impulsar el desarrollo económico nacional a la vez que garantice una proveeduría sustentable de energía mediante el aprovechamiento de estos recursos no convencionales.
Tratándose de un tema tan controversial como lo es el fracking, dedicamos el siguiente apartado para bosquejar el debate entre las distintas estrategias y líneas de acción de la política energética. La Reforma energética y la ENE 2014-2028 presentan serias contradicciones semánticas dados sus enfoques antagónicos para la conducción de la política energética del país. Como se expuso anteriormente, tanto la Reforma como la ENE afirman su compromiso por la transición hacia las energías limpias, a la vez que las prospectivas de la explotación de los recursos energéticos no convencionales contenidos en el subsuelo auguran una espinosa armonización con los compromisos medioambientales dadas las dificultades técnicas para extraerlos de manera responsable y sustentable.