Desarrollo, Raices y Pensamiento en la Época de Iluminación

Con el término Ilustración se suele denominar el movimiento filosófico, literario y científico que se desarrolló en Europa y sus colonias a lo largo del siglo XIII. Ernst Troeltsch escribía, en el 1897, que “La ilustración es comienzo y fundamento del período propiamente moderno de la cultura y la historia europea”, y seguía reconociendo que “no es en absoluto un movimiento puramente o eminentemente científico, sino una transformación completa de la cultura en todos los ámbitos de la vida”. La Ilustración se caracteriza en una confianza muy marcada en los poderes de la razón, entendida como instrumento capaz de resolver todos los problemas del hombre, no sólo los estrictamente filosóficos y científicos sino también los religiosos, sociales y políticos. Fue un movimiento complejo y articulado con ideas y puntos de vista diferentes a veces, pero acomunados por una serie de ideas sobre la tolerancia y la razón.

Además, la Ilustración promovía una viva polémica contra el pasado y tenía la convicción optimista de poder dar inicio, con la ayuda de la razón, a una etapa mejor que las anteriores. Había que rechazar los dogmas que caracterizaban las construcciones metafísicas del pasado, para embrazar una nueva filosofía capaz de explicar los fenómenos morales y cognoscitivos de manera diferente y con una nueva actitud crítica frente a todo. Confianza en el poder de la razón favorecida por los avances de la ciencia. Hay una estrecha relación entre las ideas ilustradas y el pensamiento científico y algunos filósofos como Montesquieu y Voltaire se adentraron en los estudios científico de Newton o de la medicina por ejemplo (La Mettrie era un médico). En campo filosófico la ilustración intentó repensar valores y creencias de la civilización occidental sobre todo los conceptos de Dios, razón, naturaleza y hombre. Su fin último es lograr la felicidad del hombre por medio de la libertad que le daría el conocimiento de las cosas a través de la razón.

Los ilustrados tenían una grande confianza en las facultades intelectuales del hombre y la esperanza que el desarrollo de los saberes pudiera ayudarlo a rechazar el fanatismo, la intolerancia y a luchar contra el oscurantismo y la superstición de la época. Para ellos el conocimiento de la naturaleza y de sus leyes era imprescindible para poder llegar a un desarrollo político y cualitativo de la sociedad. Ya con la revolución científica del siglo XVI se descubrieron algunas leyes importantes que permitieron explicar muchos fenómenos que antes parecían secretos inescrutables. En el siglo XVIII se consolidaron los avances de las ciencias sobre todo con el aporte de las ideas de Newton que permitieron explicar el sistema de Descartes y dieron vida a una nueva visión cosmológica y a un modelo de ciencia “moderna”, los avances de la química y astronomía, impulsada por la necesidad de progreso de la navegación y la demanda militar y también en la medicina, aunque los progresos fueron lentos, pero significativos. Para los ilustrados la razón tiene un carácter transformador a la vez que teórico. Kant define la ilustración como la conquista de la mayoría de edad, la independencia y la autonomía de la razón humana.

Contexto histórico global

Este siglo se caracteriza por la confianza de la élite europea en la expansión del comercio y de la navegación. La expansión del comercio internacional hacia las Américas, África y Asia existe ya desde el siglo XV, después de sus descubrimientos, pero es en siglo XVIII que adquiere más importancia y se relaciona con los cambios y las innovaciones de la Revolución Industrial. Está claro que el progreso tecnológico de esta época lleva a una gran confianza en las posibilidades de la razón y a un nuevo optimismo y el siglo XVIII es todavía una época de descubrimientos.

  • el avance científico y tecnológico en los decenios anteriores
  • relativa paz (si se piensa a las crisis bélicas del siglo XVII)
  • progresión europea en todos los continentes

 

Contexto social

El siglo XVIII se caracteriza por el avance de la burguesía que veían en las estructuras sociales del antiguo régimen un impedimento para su ascenso social.

Otra característica es la secularización sobre todo del conocimiento que deja de estar en mano exclusiva de la Iglesia para pasar a mano del “público”, es decir de los estudiosos que podían divulgarlo y clasificarlo a través de las Enciclopedias. El personaje clave de la Ilustración es el “philosophe”, término que tiene que ser entendido en un sentido amplio como intelectual o escritor, que con las propias ideas trata de realizar una tarea útil y divulgar los principios filosóficos. Los philosophes se consideraban también, como ocurría en el Humanismo, miembros de una comunidad cosmopolita, pero lo que tiene más importancia durante todo el periodo de la ilustración es el peso de lo nacional por los cambios políticos de este siglo. La ilustración presenta una faz propia en cada una de las naciones europeas debido al carácter nacional y a las condiciones históricas

Las raíces del pensamiento de la ilustración y su desarrollo

Este movimiento recoge el legado del racionalismo del siglo XVII según el cual la razón es la única vía para acceder al conocimiento de la realidad. Pero la razón del siglo anterior se basada en la existencia de ideas innatas inherentes al alma humana y los filósofos afirmaban que estas ideas procedían de Dios, considerado el primer motor de toda la experiencia. Por lo contrario, la razón ilustrada es empírica y analítica, es decir que esta facultad se desarrolla con la experiencia y que su método es inductivo; es una razón crítica en el sentido que frente al dogmatismo anterior y a la creencia del poder ilimitado de la razón se llega a reconocer sus límites, los límites de la propia experiencia.

Ya en el siglo XVII se encuentran las raíces de la ilustración sobre todo en los avances científicos y en la figura más representativa del empirismo inglés: Locke. Para algunos autores la fecha de nacimiento de Las Luces esta en torno a 1720, pero otros la retrasan haciéndola coincidir con la publicación de las obras de Voltaire, Montesquieu y Pope.

La Ilustración europea es lo que llamamos los puntos de vista filosóficos emergentes con respecto a la autonomía humana, la agencia y la autodeterminación; el alejamiento de los derechos del pueblo o del grupo y hacia el reconocimiento de los derechos humanos individuales inherentes; libertad de expresión y de religión; y la transición de ver soberanía como el derecho divino de los reyes a verla como un atributo de la sociedad y del poder humano a quien los gobernantes pueden gobernar solo con el consentimiento de los gobernados.

Estos principios fueron discutidos por los filósofos políticos a partir del siglo XVI y hasta principios del siglo XVIII; la Ilustración básicamente llegó antes de que el nuevo concepto estadounidense en democracia comenzara, de hecho, fue la inspiración para que los Fundadores probaran el autogobierno república.

La Edad de Razón, como se llamaba, se estaba extendiendo rápidamente por toda Europa. A finales del siglo XVII, muchos intelectuales desafiaban el antiguo Régimen de aprender las mismas cosas que todos antes siempre, sin pensar más fundamente para que pudieron intentar a descubrir verdades del ser humano.

La gente empezaba a dudar de la existencia de un Dios que podía predestinar a los seres humanos a la condenación eterna y dar poder a un tirano para un rey. Europa sería cambiada para siempre por estas ideas.

Las nuevas ideas también dieron forma a las actitudes políticas. John Locke defendió el desplazamiento de un monarca que no protegería las vidas, las libertades y la propiedad de los ingleses.

Durante el antiguo orden, la vida fue representado por la superstición, un enojado Dios, y absoluta de presentación de autoridad. Los pensadores de la edad de razones marcó el comienzo de una nueva manera de pensar. Esta nueva manera defendió los logros de la humanidad. La gente no tuviera a aceptar la desesperación. La ciencia y la razón podría provocar la felicidad y el progreso. Reyes no norma de derecho divino. Tenían la obligación de sus temas

La iglesia de manera general estaba contra las ideas ilustradas que a menudo tenían un carácter antirreligioso y escépticos, pero una parte del clero concurrió a los salones y academias y se contaba también entre los suscriptores de la Enciclopedia. Lo que tenemos que tener en cuenta es que las ideas ilustradas afectaron solo de manera marginal el pueblo y a menudo solo de forma involuntaria en la manera de actuar. Los pensadores ilustrados utilizaron todos los canales de difusión disponibles para divulgar las ideas, como el caso de la prensa. El primer periódico se fundó en Holanda en 1686 y más tarde la prensa alemana y la francesa que se caracterizaron por un rápido desarrollo, pero países como España, Italia, Polonia y Rusia estaban en retraso y no vieron nacer todavía la época del periodismo. La difusión de las nuevas ideas a través de los periódicos, aunque contribuyó al desarrollo de la opinión pública, fue bastante difícil porque la prensa estaba fuertemente censurada y fue por esta razón que empezaron a circular sátiras y panfletos. Los canales más importantes de difusión fueron los salones a menudo regentadas por mujeres de clase alta.

El pensamiento ilustrado es empirista y procede siempre de forma analítica intentando llegar a soluciones prácticas para comprender la ley universal que se esconde en los datos de la experiencia. La religiosidad natural, que debe ser racional y rechazar por lo tanto supersticiones, ritos, profecías, adquiere dos formas de manifestación: el teísmo y el deísmo.

Una nueva idea de progreso y de la historia no como la contemplación de la providencia divina sino como la actuación de fuerzas humanas: el hombre va a ser el sujeto de su historia que tendrá que llegar a conquistar una mayor felicidad para el mayor número de seres humanos. Desde aquí la denuncia del pasado como atraso y la valorización de la educación como acelerador de este progreso. La razón puede y debe promover este progreso aun a través de luchas y contrastes.

La ilustración francesa y La Encyclopèdie

La ilustración francesa se distingue por su radicalidad con respecto por ejemplo a la inglesa: de hecho, el pensamiento ingles permaneció siempre vinculado a la tradición y mantenía una relación positiva hacia la religión. En Francia la ruptura con la tradición se realizó de manera brusca porque la Iglesia estaba unida de forma estrecha a los antiguos poderes sociales. Entre los siglos XVII y XVIII la lengua francesa se convirtió en la lengua de las cortes, la culta por excelencia, y Francia se preparó a desempeñar el papel dirigente en el desarrollo social de Europa durante el siglo XVIII.

Para llegar a eso, Francia rechazó la autosuficiencia cultural que había caracterizado la época de Luis XIV, y empezó a manifestarse un vivo interés por lo estudio de lo que Inglaterra había producido antes, sobre todo su constitución estatal y social y la ciencia natural y la filosofía inglesa. De hecho, en Inglaterra y las Provincias Unidas el clima de tolerancia, la presencia de personajes como Spinoza y Bayle y la industria editorial había favorido la prosperidad de ambos los países y eso nos desvela el origen burgués de la Ilustración. Además, esta confianza que se desarrolló en las iniciativas humanas y la laicización de la cultura condujo a un conflicto abierto con las fuerzas que hasta ahora habían detentado el monopolio del poder. Muchos de los ilustrados pertenecieron a variadas categorías de la burguesía vinculadas al saber (letrados, médicos, escritores, periodistas, juristas) pero hubo también nobles y eclesiásticos, aunque la presencia de estas figuras fuera minoritaria.

Por tanto, la ilustración francesa está profundamente influida por la inglesa: la primera generación (la de Montesquieu y de Voltaire) se caracteriza por haber viajado a Gran Bretaña y haber conocido las ideas de Locke con respecto a la separación de poderes y al sistema político parlamentario inglés, pero se destaca por la radicalización de algunas de estas ideas. El concepto que los pensadores franceses desarrollaron fue lo de la historia.

La empresa más representativa de la cultura de la ilustración francesa es la Encyclopèdie ou Dictionaire raisonné des arts et des métiers. Fue una obra de muchos autores bajo la guía de Denis Diderot y Jean Le Rond D’Alembert . En la voz “enciclopedia” de la misma Enciclopedia podemos leer: “el objetivo de una enciclopedia es unificar los conocimiento dispersos sobre la faz de la tierra; exponer el sistema y trasmitirlo a los que vendrán después que nosotros; para que las obras de los siglos pasados no haya sido inútil para los siglos siguientes, para que nuestros descendientes, al ser más instruido, puedan al mismo tiempo ser más virtuosos y más felices, y para que nosotros no desaparezcamos sin haber sido merecedores del género humano. […] Nos dimos cuenta de que solo podía intentarse la enciclopedia en un siglo filosóficos y que este siglo había llegado.” Pero su finalidad no era meramente científica o instructiva, sino que en el fondo sostenía una ideología racionalista que ponía en duda las certezas recibidas por la tradición, juzgando en forma moderada los mismos fundamentos del poder político y de la iglesia. Nació de la idea del librero parisino Le Bretón que quería traducir al francés el Diccionario universal de las artes y de las ciencias del inglés Chambers. Diderot cambió el plan original en hacerlo y se rodeó de numerosos colaboradores. El primer volumen apareció en julio de 1751. Después del segundo volumen se paralizó la obra por la oposición que había suscitado en los medios religiosos, pero con el apoyo de Madame de Pompadour pudo ser reemprendida y en 1753 salió el tercer volumen. Otros volúmenes siguieron publicándose regularmente. En 1757 la Enciclopedia sufrió una crisis, no solamente por las oposiciones externas, sino también por las discordias internas de sus compiladores y algunos de los más importantes se retiraron de la empresa, como D’ Alembert. Algunos de los más destacados representantes de la filosofía iluminista no colaboraron en la Enciclopedia o figuran en ella con escasas aportaciones. Por ejemplo, Montesquieu no escribió más que un solo artículo, sobre el gusto, que difiere completamente de los temas de sus obras fundamentales. Voltaire colaboró en los primeros volúmenes y luego dejó de hacerlo. Pero el espíritu de estos hombres, así como el de Locke, Newton y los filósofos ingleses de aquel tiempo, domina igualmente la Enciclopedia, y las doctrinas que ellos no exponían por su propia cuenta, inspiraban los artículos de la obra a través de la escritura de una multitud de colaboradores anónimos. En la Enciclopedia no faltan errores e incongruencias, incluso en relación con la cultura del tiempo. Pero su eficacia fue inmensa y a ella se debe en gran parte una de las más vastas y radicales revoluciones de la cultura europea.

MONTESQUIEU (Brede 1689- París 1757) escribió sobre temas diversos, tanto literario como científico pero su interés predominante es la ciencia política.

En sus “Lettres persanes” publicadas con carácter anónimo en 1721 Montesquieu condena la incoherencia y la superficialidad de la cultura/ civilización occidental de la época, sobre todo el absolutismo religioso y político. En su obra “El espíritu de las leyes” se puede comprender su concepción de la historia como un orden que se manifiesta en leyes constantes. La ley es “la relación necesaria que se deriva de la naturaleza de las cosas” y por eso si todo tiene su ley también la tiene el hombre, pero lo que afirma Montesquieu es que estas leyes no son necesarias. Los hombres, como ser inteligente, viola continuamente las leyes establecidas por Dios y cambia también las que el mismo establece. Por esta razón es menester que sea dirigido. Montesquieu distingue tres tipos de gobiernos: la República, que se caracteriza por el principio de la virtud política, el amor a la patria y a la igualdad, la Monarquía, por el honor y el Despotismo por el temor. Todos estos gobiernos se articulan en un conjunto de leyes específicas, pero cuando el gobierno se corrompe las leyes se revuelven contra el mismo Estado. Según esta concepción el crecimiento o la decadencia de una nación tiene sus causas, que son las leyes de la misma historia y no son fruto de la casualidad. Con respecto a la libertad, esta no es inherente a ningún tipo de gobierno, sino solo de los que son moderados, o sea de los gobiernos donde el poder encuentre límites que le impidan corromperse. Montesquieu afirma que el poder puede ser limitado solo por el poder. Por eso es necesaria en el Estado la división de los tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial porque la reunión de los mismos y su abuso anularía la libertad del ciudadano.

En Francia, por ejemplo, la iglesia católica fue expuesta a severas críticas y sometida a fuertes ataques anticlericales. Los filósofos, en particular, deseaban secularizar a la iglesia pero, aunque eran un grupo vocal, no representaban toda la sociedad. Es importante recordar que, a pesar de las extensas críticas e investigaciones a las que se sometió la religión, un examen de las relaciones entre la iglesia y la sociedad de la Ilustración demuestra que este período no estuvo, de hecho, dominado por el ateísmo y el escepticismo.

A pesar de los desafíos que las iglesias cristianas tuvieron que enfrentar en la Ilustración, continuaron prosperando durante el período y, en última instancia, siguieron siendo fuentes importantes de poder e influencia.

Debido a la persecución religiosa que había pasado en Europa durante el siglo pasado, uno de los más vociferante motivos de la iluminación fue para la tolerancia religiosa. John Locke en Inglaterra fue uno de los primeros en comenzar una campaña para la tolerancia y posteriormente se unieron Voltaire, gotthold Lessing, Moisés Mendelssohn y otros.

Despotismo ilustrado – La ilustración en España

Los programas de los gobiernos “ilustrados” de la segunda mitad del siglo XVIII presentan algunas características comunes: el refuerzo de la centralización para lograr una burocracia más eficaz; el desarrollo de una reforma fiscal, con el objetivo de evitar las numerosas desviaciones fiscales; una reforma jurídica, mediante la recopilación legislativa y la aplicación de principios utilitaristas y humanitarios en materia penal; el fortalecimiento de la actividad económica, a través la implantación de las innovaciones científicas y técnicas , el refuerzo de la cultura, mediante la creación de instituciones educativas para llegar a grupos sociales más amplios y la secularización de la monarquía y de las normas sociales, que permite el avance de una “nueva” tolerancia.

Carlos III (España)

En los países como Inglaterra y Holanda con una burguesía potente y con un gobierno que recibía pronto sus ideas, el movimiento se desarrolló normalmente, en línea progresiva. En Francia, donde la burguesía era fuerte pero el gobierno impermeable a las reformas, el enfrentamiento fue vivo y agresivo con los philosophes empeñados a luchar contra el absolutismo político. En cambio, en países con una burguesía débil los ilustrados podían considerar el apoyo del monarca para enfrentarse a las fuerzas más conservadoras. Este fue el caso de España también. Se suele distinguir una pre-Illustración, que se sitúa a finales del siglo XVII, entre 1680 y 1740, representada por el movimiento llamado de los novadores, y la Ilustración propiamente dicha, que abarca la segunda mitad del siglo XVIII. Los novadores querían purgar las interpretaciones de las autoridades clásicas mostrando sus equívocos y relativizar el pensamiento heredado de la antigüedad grecorromana, pero sin destruirlo. Al sectarismo escolástico contraponían la libertad filosófica, la anulación de la unión entre la metafísica y la ciencia, promoviendo también el uso del castellano y una expresión más clara y didáctica. Lo que destaca en este periodo es la creación de vínculos cada vez más fuerte con la Corona, las instituciones monárquicas españolas y con órdenes e institutos como la Compañía de Jesús o la congregación benedictina de Valladolid.

El Rey Carlos III (1759-1788), hijo de Felipe V, que se hizo notar por su política innovadora, cuando antes había reinado en Nápoles hizo reformas políticas y económicas para hacer avanzar España. Tuvo el apoyo antes de los ministros italianos Grimaldi y Esquilache y después de los condes de Aranda, de Campomanes y de Floridablanca. Y también de las Sociedades de amigos del país, formadas de la elite cultivada, que había como fin lo de revalorizar el trabajo y desarrollar la enseñanza. La extensión de los conocimientos tecnológicos y su aplicación práctica no sólo corrió de la mano de la educación, sino también de un modelo de encuentro entre pensadores, intelectuales, religiosos y científicos que fueron estas sociedades que tuvieron un papel muy importante. La primera fue fundada por un grupo de nobles vascos en 1774, pero la más importante de ellas fue la Real Sociedad Económica de Madrid, ciudad que será el centro del nuevo modelo social. Estas sociedades acogían, sin distinción de clase, a todos los sectores con el intento común de procurar el desarrollo económico de las regiones donde estaban implantadas contribuyendo a difundir técnicas nuevas de cultivo, escuelas de oficios, de mecánica y de la producción. El problema fue que esta idea de reforma fue defendida solo por una minoría y al final del reinado de Carlos III los tradicionalistas, animados por el predicador Diego de Cádiz, que era contrario a la difusión de los principios ilustrados, llevo a cabo una política reaccionaria. el estallido de la

Durante los primeros años del reinado de Carlos III, la política de reformas fue impulsada por un Gobierno dirigido por ministros italianos que vinieron con él desde Nápoles. Carlos III fortaleció la autoridad central, disminuyendo las prerrogativas de las provincias y municipalidades, reorganizo las finanzas, el ejército y la flota. Obligo la Inquisición a pasar al servicio de la seguridad del Estado, redujo los privilegios del clero y expulsó en 1767 los jesuitas.

Carlos III realizó un plano de reforma entre las que destacan las económicas: fue decretado el libre comercio de los cereales suprimiendo la tasa del grano que estaba vigente desde los tiempos de los Reyes Católicos como medida para mantener bajo el precio de los cereales. Luego se puso fin al monopolio del puerto de Cádiz sobre los intercambios mercantiles con América de manera que pudiera crecer el volumen de intercambios y asi incrementar los ingresos del Estado. Estas políticas suscitaban la oposición de los privilegiados, pero también la del pueblo, que percibía las reformas como medidas de inspiración extranjera que alteraban costumbres tradicionales de la sociedad española. Y todo eso llevó en 1766 al motín del Esquilache, cuando al malestar del pueblo por la carestía y el aumento del precio del pan (causado por la política del libre comercio de cereales) se añadió también la oposición de los privilegiados. Como consecuencia de la revuelta el Gobierno restableció la tasa del grano y a cambiar la práctica del plan de desamortización parcial de las propiedades eclesiásticas. Así que la reforma agraria, que era un punto fundamental de todos los programas ilustrados, tuvo resultados limitados, pero se procuró roturar tierras baldías y se hicieron proyectos sobre una ley agraria con el fin de armonizar los intereses de propietarios y de los cultivadores.

Los ilustrados españoles estaban convencidos de que la decadencia del país tenía una raíz económica y por esta razón pensaban que lo más urgente fuera desarrollar las ciencias útiles (física, química, matemática) para llegar a una innovación técnica y al consiguiente resurgimiento económico. Así se intentó renovar totalmente el sistema educativo desde la enseñanza primaria hasta los estudios universitarios y profesionales. Se modernizó la educación que se abrió a las ciencias y a la técnica bajo la influencia del humanista Jovellanos renovando los contenidos científicos, jurídicos y filosóficos y con un mayor control de las universidades por el gobierno.

(…). Obsérvese que la utilidad de la instrucción, considerada políticamente, no proviene de la suma de conocimientos que un pueblo posee, ni tampoco de la calidad de estos conocimientos, cuanto de su buena distribución. Puede una nación tener algunos, o muchos y muy eminentes sabios, mientras que la gran masa de su pueblo yace en la más eminente ignorancia, ya se ve que, en tal estado, la instrucción será de poca utilidad, porque siendo ella hasta cierto punto necesaria a todas las clases, los individuos de las que son productivas y más útiles serán ineptos para sus respectivas profesiones, mientras sus sabios compatriotas se levantan a las especulaciones más sublimes. Y así vendrá a suceder que, en medio de una esfera de luz y sabiduría, la agricultura, la industria y la navegación, fuentes de prosperidad pública, yacerán en las tinieblas de la ignorancia.

(…) ¿A qué podrá aspirar un pueblo sin educación, sino a la servil y precaria condición de jornalero? (…).

Referencias

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27 April 2022
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