El Sistema de Salud en México y Estretgias Administrativas Planeadas
Nadie niega que que el actual sistema de salud mexicano se encuentra “quebrantado y en crisis”, así se ha mencionado recientemente en el senado de la república. Esto no es nuevo, desde hace años quienes trabajamos en clínicas y hospitales del sistema de salud público lo hemos dicho por la carencia de medicinas y personal, trato falto de calidad y con prisas, saturación de servicios y pérdida de la infraestructura instalada que cada día es más precaria.
Ahora, con un nuevo presidente que quiere reparar esta fatigada estructura “garantizando” el derecho a la salud en México, y principalmente a la población sin acceso a servicios médicos, tener un médico por cada 1,000 habitantes, determinado número de médicos especialistas por área en el país, disminuir las defunciones por enfermedades prevenibles, la incidencia y morbimortalidad de la población mexicana por cáncer, diabetes, hipertensión, enfermedades congénitas, malnutrición, cirrosis hepática y otras, mejorar el sueldo de médicos y enfermeras, disminuir las horas que se labora por turno, disminuir el importe de los descuentos al personal de salud, detener el incremento anual en el costo de los medicamentos de patente, disminuir el costo anual de los llamados “gastos catastróficos” que destruyen la economía de las familias cuando tienen el infortunio de enfrentar la enfermedad de alguno de sus miembros,disminuir y controlar el gasto en medicinas e insumos en el IMSS, el ISSSTE, PEMEX y el Seguro Popular.
Es un hecho histórico que las Políticas Públicas del Gobierno Mexicano ha resultado en un robo por mexicanos de toda clase, desde políticos, profesionales, hasta humildes habitantes que de forma activa o pasiva han participado en este robo a la Nación.
Pero más allá del saqueo y la corrupción que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha comprometido a combatir y de la austeridad republicana, que se ha sustentado como la base para la eficiencia administrativa del nuevo gobierno a su cargo, sin embargo; el panorama a futuro no es claro y existen muchas dudas en su futuro inmediato.
Pero lo que hasta ahora hemos visto es la entrega de recursos rescatados a la gente más necesitada, tal cual lo hiciera Francisco Villa o el legendario Robin Hood que en otro tiempo, enriquecía a unos cuantos en el país; todo lo anterior mediante becas, préstamos a la palabra y otros mecanismos similares que esos recursos recuperados del crimen organizado están alcanzando a “quienes mas los necesitan”. Aunque la estrategia se ve como buena y llena de justicia social, ciertamente carece de una n política pública eficaz en virtud de que engrosa el gasto del gobierno y no la inversión o el ahorro.
Desde su creación, el Sistema de Salud del país surgió como una prestación inequitativa para la población. Resultado de una larga lucha de los trabajadores por garantizar su derecho a la atención médica y protección económica derivada de accidentes de trabajo. Es así que en 1943 surge la Ley del Seguro Social de donde se deriva la estructura operativa del Instituto Mexicano del Seguro Social sustentado por la aportación económica de trabajadores, patrones y Estado. En respuesta, y ante la falta de cobertura entre los empleados del Estado, surge el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 1959; los servicios médicos de PEMEX y las fuerzas armadas surgen con igual intención: la de atender a sus empleados en el marco de sus relaciones obrero-patronales. Juntos, estos sistemas atienden alrededor del 90% de la población, lo que ha impactado en la mejora de la calidad de vida de la población.
El problema es que la cobertura médica se encuentra principalmente en los grandes centros urbanos, siendo en los pueblos y municipios más pobres inexistente o proporcionada solo por técnicos en salud o prestadores de servicio social.
Una característica general de la atención en el Sistema de Salud en México es su carácter de manejo correctivo en vez de manejo preventivo. Prevalece la idea de tratar solo al enfermo, olvidando que las personas sanas son un área de oportunidad para la prevención de enfermedades.
Otra situación muy penosa en este escenario es el que los nuevos profesionistas, médicos, enfermeras y técnicos en salud se integran actualmente a un entorno laboral donde predominan las carencias materiales y de infraestructura, con salarios insuficientes y explotación laboral, lo que reduce la calidad del servicio al usuario final. Mucho de esta problemática radica, por cierto, en la gran variación en la formación del personal de salud que en México no es uniforme, mientras en las universidades públicas se tiene el acceso a hospitales y clínicas para realizar prácticas clínicas, las universidades privadas carecen en mucho casos de este acceso. Por otra parte la carencia de personal de salud a nivel nacional ha generado el crcimiento de instituciones educativas privadas que ven en la formación es estos profesionistas como un excelente negocio donde se ignoran las necesidades reales del país.
Nadie ignora la máxima del Presidente López Obrador de que “el peublo es sabio y bueno”. Es en origen una máxima filosófica el decir que todo mundo es “bueno”, en origen ningún ser humano nace queriendo ser “malo”. Son las circunstancias sociales y ambientales que llevan a que una persona elija un comportamiento y conductas diferentes a las normas sociales. En este tipo de pensamiento, se ha desarrollado el Plan Nacional de Desarrollo y sus nuevas estrategias relacionadas con la salud a la opinión del pueblo mediante consultas públicas a mano alzada. Este tipo de gobernanza claramente populista y con fines electorales, dista mucho de llegar a ser un programa estructurado, coherente y basado en el análisis de la real situación del país y que debiera de caracterizar a una metódica Política Pública. El pueblo puede ser sabio, pero su falta de capacidad administrativa ha impedido que puedan prosperar modelos de autogobierno y cooperación comunitaria, incluso en microambientes urbanos, recordemos lo sucedido con las autodefensas organizadas en Michoacán que terminaron siendo parte del mismo sistema contra el cual peleaban.
Es un hecho que atribuir la confección de una política pública a la opinión del pueblo le resta responsabilidad al Gobernante, puesto que este solo se convierte en el ejecutor de la voluntad popular; si algo falla, la culpa no será del gobernate en turno sino del pueblo que decidió su actuación.
En este escenario donde todos teenmos dudas y esperanzas se deberá desarrollar un nuevo sistema de salud que tiene en este momento más fallas que aciertos. Esperemos que las estretgias administrativas planeadas permitan su aplicación y conducción con rumbo dentro de una nueva paz nacional.