El Terrorismo Y Sus Victimas En La Historia Mundial
Introducción.
El terrorismo existe hace décadas, sin embargo, ha sufrido inmensas transformaciones de acuerdo con el periodo histórico, cambios sociales, culturales y políticos que han traído diferentes épocas. Así mismo, hemos aprendido que los grupos terroristas vienen y van, pueden disolverse cuando sus acciones no logren inspirar a otros, y pueden evolucionar, impulsados por la globalización, los gigantes avances tecnológicos y bélicos de los últimos tiempos, el uso del internet, el fanatismo religioso y político, el financiamiento de grupos terroristas por otros entes al margen de la ley, entre otros factores.
Desarrollo.
Existen varios modelos para analizar históricamente el terrorismo moderno. Uno de los más importantes es el modelo de Rapoport, el cual afirma que es posible entender la trayectoria histórica del terrorismo moderno mediante diferentes “olas”, que son ciclos de actividad en un determinado periodo de tiempo, caracterizado por fases de expansión y contracción, que fueron similares en diferentes regiones del mundo y tenían una conformación y un fin similar.
Según el autor, el origen del terrorismo moderno se remonta a finales del siglo XIX en Rusia, con la “ola anarquista”, que surge de la ambivalencia y la hostilidad contra las convenciones sociales y se caracterizó por los asesinatos de oficiales prominentes, monarcas, presidentes y primeros ministros. Posteriormente aparece la segunda ola o “anticolonial”, que inicia alrededor de 1920, posterior al Tratado de Versalles, que concluye la I Guerra Mundial.
Las naciones colonizadas cuestionaban y reclamaban el derecho de autodeterminación frente a los imperios vigentes. Cuarenta años más tarde aparecería la tercera ola, la “nueva-izquierda”, impulsada por el triunfo de las rudimentarias tropas vietnamitas “Viet-Cong” sobre la supremacía norteamericana, aquí toman fuerza los bombardeos y los secuestros. El secuestro posteriormente se convierte en una fuente de financiamiento. Durante este periodo aparece el terrorismo en América Latina, con la conformación de guerrillas y grupos armados como Tupac Amaru y Sendero Luminoso en Perú.
Durante esta época se recalcan algunos sucesos como la toma del Congreso nicaragüense a manos de un grupo sandinista, algunos meses antes del secuestro y asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro en 1978. Posteriormente, en 1985, la toma del Palacio de Justicia en Bogotá por el M-19, una guerrilla urbana colombiana, que resultó en la muerte de más de cien personas incluyendo magistrados, servidores públicos, civiles y combatientes. Algunos grupos de izquierda persisten actualmente en países como Colombia.
Esta oleada finaliza alrededor de 1980, cuando los terroristas revolucionarios pierden fuerza en muchos países, para dar paso a la cuarta oleada, la “ola religiosa”, en donde los actos terroristas son perpetrados por grupos impulsados por un excesivo celo religioso y étnico. En el centro de esta oleada se encuentra el Estado Islámico, quienes introducen una nueva manera de crear terror, mediante las bombas suicidas.
Los grupos terroristas se magnifican y se extienden a nivel mundial, por ejemplo, se calcula que Al-Qaeda llegó a tener más de 5000 miembros en más de 70 países. El principal momento histórico de esta oleada fueron los atentados del 9/11 al World Trade Center y al Pentágono, donde fallecieron más 3000 mil personas y otras 6000 resultaron heridas. De acuerdo con el modelo de Rapoport, cada oleada tiene una duración aproximada de 40 años, es decir, que la cuarta oleada estaría finalizando alrededor de 2020 o 2025, cuando probablemente nos enfrentemos, o quizá estemos empezando a enfrentar una quinta oleada de terrorismo.
Otros autores afirman que, el terrorismo debe ser tendido mediante cepas o clases, más que oleadas, ya que entender la historia del terrorismo desde las “oleadas” solo permite entender los cambios de la violencia terrorista a través de las tendencias y acontecimientos históricos, mientras que el abordaje como cepas permite entender cómo los grupos terroristas se basan en lecciones aprendidas a través de la historia para el desarrollo de sus tácticas, estrategias y objetivos.
Estas cepas pueden identificarse a través del tiempo, a pesar de que han tenido algún predominio de acuerdo con el periodo histórico que hemos vivido. A partir de este enfoque se identifican cuatro cepas o “jinetes”, como los denomina el autor; el nacionalismo, el socialismo, el extremismo religioso y la exclusión social. En Colombia la historia no ha sido muy diferente, sin embargo, el terrorismo moderno en nuestro país ha ido de la mano con el conflicto armado que durante años ha azotado el territorio nacional. La mayoría de los atentados terroristas en Colombia son y han sido perpetrados por no más de cinco grupos terroristas en los últimos 100 años.
Hacia mediados del siglo XX, en Colombia, principalmente en su zona rural, predominaba una sensación de incertidumbre y de caos, dada por la confusión y el radicalismo político, la ausencia de Estado, la penumbra social y la desesperanza. Esta sensación, sumada al momento histórico internacional, produjo que, en Colombia, al igual que en otros países de América Latina, se impulsaran movimientos de izquierda o comunismo que traerían una nueva esperanza de transformación política y social. Estos movimientos vieron la violencia como el único medio de prosperar en un país tradicional, centralista y alejado del pueblo.
Conclusiones.
Posteriormente aparece el apoyo económico e ideológico de la Unión Soviética (URSS) a estos grupos, que cada vez estaban mejor conformados, más entrenados y con mayor capacidad bélica. Más tarde, viene una época de “bonanza económica” en el país, dada por el auge del negocio del narcotráfico, el cual supieron aprovechar los grupos terroristas para su financiamiento, y ha sido uno de los principales factores involucrados en la perpetuación del conflicto y la sostenibilidad de los grupos al margen de la ley. En este capítulo hacemos un recuento de algunos incidentes terroristas de los últimos tiempos, destacando los aspectos técnicos, el contexto bajo el cual ocurrieron, el perfil de mortalidad y lesiones, la atención a los heridos, el manejo de las víctimas y algunas reflexiones sobre lo acontecido. Finalmente, destacamos lo aprendido a partir de estas trágicas historias, con el fin de prevenir futuros atentados, lesionados y muertos.