Historia y el Éxito de Marelin Monroe
Introducción
En el centro de New York, un enorme cartel dominaba Times Square. En la fachada del Loew’s State Theatre en Times Square, para el estreno de The Seven Year Itch. Fue en 1955. Puedes olvidarte de muchas cosas, cosas que brillaban en ese momento en Times Square, pero ese cartel lo recuerdas. Aunque no hubieras nacido, recuerdas ese cartel. Marilyn Monroe, se alzaba a seis metros de altura en lo que fue, y sigue siendo, una de las imágenes más poderosas, que jamás haya saltado de la publicidad de las películas.
Desarrollo
Unas pocas manzanas al este, Judy Holliday, la chica divertida de su tiempo, se transformaba cada noche en esa muñeca de papel, en el club Blue Ángel con su personificación sin importar el maquillaje, fue un acto de inteligencia y voluntad, y fue la brillante doble de Marilyn Monroe. Kewpie, trabajaba como fotógrafa para Daré un Magazine de sociocultural de New York, paseaba por la Quinta Avenida con Holliday y se encontraron con Monroe. La realidad y la ilusión se enfrentan. ¡Cuán ávidamente se deben haber mirado la una a la otra! Kewpie dijo:
Deberíamos reunirnos y os hago una sesión juntas, las dos Marylin, la verdadera y la falsa.
Las dos mujeres se entusiasmaron con aquella idea y organizaron un té en el apartamento de Judy en el Dakota. Llegó el día señalado, y Marilyn no aparecía, después de casi una hora de espera, Judy se puso muy tensa. Finalmente, después de una hora, llegó una persona, y parecía que esa persona era Marilyn Monroe.
Llevaba una camisa de algodón negra, sin mangas, una falda de algodón marrón y zapatos planos. Había una gran mancha de grasa en la parte delantera de la falda. El vientre sobresalía. Las piernas estaban cubiertas de golpes y costras, que ella se rascaba nerviosa. El pelo platinado se veía oscuro en las raíces y, cuando levantó el brazo, vi una exuberante maleza oscura; cuando en aquel tiempo todas se afeitaban las axilas. La gran muñeca que se elevaba en aquel cartel, con su famoso vestido marfil. Según lo describía William Travilla, su diseñador…
El corpiño es del tipo halter tiene un pronunciado escote y está conformado por dos piezas suavemente plisadas que se unen detrás del cuello, dejando al descubierto los hombros, brazos y espalda. El halter está unido a una banda que se encuentra justo bajo el pecho, adaptada a la línea natural de la cintura. Un suave y estrecho cinturón está envuelto alrededor del torso, cruzado por delante y atado en un lazo en la cintura, al lado izquierdo. Debajo de la banda que rodea la cintura hay una amplia falda suavemente plisada que llega hasta las rodillas. En la parte de atrás del vestido hay una cremallera y algunos pequeños botones detrás del halter.
Pues en nada se parecía la mujer que estaba con Holliday a esa inmortal imagen, Monroe estaba un poco raída. Solo su voz era inconfundible, un puro suspiro, y la piel, era verdaderamente luminiscente.
¡Nos estábamos preocupando por ti! Dijo Judy llorando. Su voz temblaba, creo que con ira.
Tengo picaduras de mosquitos, susurró la diosa, y se inclinó para rascarse una vez más.
Quería maquillarse la cara. Entonces las dos pensaron que sería divertido que Judy se maquille como Marilyn, mientras Marilyn se miraba en el espejo. Empezaron, pero fue imposible. Marilyn guio con gracia, con suaves impulsos de aliento:
Mmm, haz la ceja un poco más puntiaguda… Sí, eso es… Pero Judy no pudo hacerlo. Lo hacía todas las noches, pero aquí, ahora, en presencia de la cosa real y de carne y hueso… que además no se parecía mucho a la cosa real, lo que dio lugar digamos a problemas de alcance filosófico, porque ¿quién o dónde estaba la cosa real? ¿Estaba aquí, en esta dulce y desordenada presencia, o era una mera metáfora mortal de lo real, que estaba ahí arriba en la cartelera?
Bueno… Marilyn comenzó, y se rio, echando su propia cabeza hacia atrás con cautela, como si tratara de aliviar la rigidez de su cuello. Y fue entonces cuando finalmente vi, en un rápido estudio que estaba haciendo, que ambas mujeres tenían el mismo problema: ambas se esforzaban por hacerse pasar por Marilyn Monroe sin conseguirlo.
Así que lo intentaron de la otra manera. Marilyn se reconciliaría primero. Oh, me veo horrible, dijo, pero en el espejo asumió la autoridad. Se puso a trabajar con esa total desapasionamiento teutónico de las modelos, un toque de sombra por aquí, un toque de luz por allá, una extravagancia de rímel, un ingenioso remolino de pelo alrededor de las raíces. Holliday espero, salvaje de curiosidad, por el toque transmutacional, de su mirada Pero Monroe no estaba haciendo ningún truco de magia; simplemente estaba aspirando a lo que tenía enfrente, como cualquier mujer hace.
Y entonces llegó este notable momento, Jonathan de doce años apareció en la puerta. Judy se inclinó hacia él y le agarro de la mano con cariño.
Jonathan, dijo, ¿recuerdas a la mujer que vimos en la película, Marilyn Monroe? El querubín asintió. ¿Quieres conocerla? Nuevamente asintió con la cabeza, con los ojos muy muy abiertos. Jonathan, dijo ella, y su mano recorrió la habitación tachannnn… Flor de trompetas, redoble de tambores: Esta es Marilyn Monroe.
Marilyn estaba de pie. Intentaba subirse la falda para meter la blusa por debajo. Miró al niño, y él a ella, y en ese instante sucedió. Marilyn se metamorfoseó… Y su cabeza se inclinó fácilmente hacia atrás, los párpados se cerraron, se lamió los labios, se convirtió en ese mito y sonrió plenamente en la cara del niño y suspiró, Hi-iiii dándole un pellizquito en el moflete rubidiscénte de Jonathan.
Kewpie hizo cientos de negativos esa tarde; ni una sola de Marilyn fue mala, y la mayoría fueron espléndidas. Al final, lo que una veía en la habitación no importaba. Su rostro, como dicen de ciertos rostros – como dijeron de la cara de Valentino – hizo el amor a la cámara.
Conclusión
Las fotos nunca se publicaron. La revista, poco después, quebró. La que yo conservo, qué fue tomada como un recuerdo para mí. Y forma parte de mi corazón. Nunca la he mirado sin recordar ese momento. La transmutación de Marilyn y me pregunto: ¿Qué demonios pensaba Monroe que estaba haciendo? Y debe ser que no había pensado nada en absoluto. Más bien oyó su campana interior, y se puso en automático. Si, Ella era una diosa, y nosotros su público, su elemento, su alimento y ella actuó también para mí… Hoy con más de setenta años, aún guardo esas fotos y las admiro, cómo se hace con la estampita de tu Santa Favorita.