Estereotipos En La Discriminación De Género en el Trbajo
INTRODUCCIÓN
Este ensayo pretende poner en manifiesto el concepto de estereotipo y la conexión que se halla con los prejuicios, tras esto se va a centrar en las diferencias de género en el ámbito laboral (prejuicio) y por ende en las repercusiones salariales que esto conlleva. En cuanto a los estereotipos se pude afirmar que están arraigados a creencias sociales y a raíz de esta, se forma una construcción social. El concepto de estereotipo se vincula con los prejuicios y la discriminación, los estereotipos son aquellas creencias sobre ciertos atributos que caracterizan a un grupo social como por ejemplo: los alemanes por su forma de ser, los gitanos, las mujeres, hombres etc.
En este caso más adelante se centrara este ensayo en las diferencias que hay entre estos dos últimos grupos. La relación entre estereotipo , prejuicio y discriminación es intima debido que todos tienen algo en común que es el concepto de actitud , este está compuesto por tres fenómenos: cognitivo ( lo que asumo del asunto ) , afectivo (las emociones que me produce) y conductual (la conducta que, como consecuencia, desarrollo).
Para mí el prejuicio es el conjunto de juicios y creencias de carácter negativo que un grupo o una persona puede tener con relación a un grupo social en un determinado tema. En este caso se puede decir que el estereotipo es el componente cognitivo del los prejuicios ya que estos son creencias y juicios. También se señala el hecho de que un estereotipo positivo sobre la sociedad va a desencadenar un acto con connotaciones prejuiciosas y perjudiciales.
Se puede poner como modelo el caso de las mujeres que se definen como personas sensibles más sentimentales, con menos fuerza por ende mucho más débiles etc. En este caso la sociedad nos prohíbe derechos y oportunidades, como el de acceder a trabajos que requieren un esfuerzo físico alto y que por lo tanto se consideran trabajos poco habilitados para ellas. Aquí es donde se puede ver el punto de discriminación de género. Entonces estamos hablando de un trato de discriminación en el que se pone de manifiesto la superioridad y capacidad de un hombre frente a una mujer.
DESARROLLO
El tópico del que se va a hablar son las diferencias que existen entre hombres y mujeres en el ámbito del empleo. Para disminuir la discriminación de empleo entre hombres y mujeres debería haber una de trabajo igualitario en el que estos tengan las mismas posibilidades y oportunidades sin discriminar sus diferencias físicas o intelectuales, hoy en día la diferenciación de empleo entre hombres y mujeres es uno de los principales motivos de la existencia de discriminación de género. Con este hecho se puede ver que actualmente este es un factor determinante a la hora de analizar el trato que recibe estos en el mercado laboral.
La interpretación tradicional del fenómeno es que el empleo es un bien , mientras que la carencia de éste es un mal para los individuos. En este planteamiento los que carecen de empleo son vistos como víctimas de las circunstancias. En las sociedades modernas el acceso al empleo es algo mucho más complejo. Sin embargo, pueden haber situaciones en la que los trabajadores desempleados han abandonado lo de empleo por no encontrar trabajo y por lo tanto aparecen como no participantes (efecto del trabajador desalentado que da origen al llamado desempleo disfrazado de baja participación laboral), que los empleos que existen pueden ser de muy mala calidad (subempleo).
En este enfoque, una persona desempleada no necesariamente es una víctima de las condiciones económicas, y una persona empleada tampoco es necesariamente un afortunado. En este ensayo también quiero abordar el hecho de las diferencias salariales entre trabajadores de sexo masculino y femenino, estas se pueden producir debido a prácticas discriminatorias en el mercado laboral.
A mi parecer se puede ver que más de la mitad de las diferencias salariales entre hombres y mujeres se producen por el hecho de que dentro de la misma ocupación y nivel de calificación las mujeres ganan menos que el resto de los trabajadores. Por otra parte, yo pienso que las mujeres tienen mayores niveles de capital humano (nivel de educación, conocimientos generales, destrezas y experiencias acumuladas) que los hombres en muchos caso, pero reciben menor pago por dicho capital que los hombres.
Tras estas reflexiones de la situación, lamentablemente tengo que afirmar que la discriminación en el entorno laboral sigue siendo una manifestación universal y muy común. Por tanto, sí que es necesario hablar de igualdad de oportunidades. A lo largo del tiempo se está produciendo una discriminación cada vez que rechaza o escoge a un trabajador por el color de su piel, cada vez que se niega un puesto en el consejo de administración a una dirección competente o que se le atribuye un sueldo inferior al de un colega con la misma productividad simplemente por juzgar el género al que pertenece y por ende considerar a las mujeres más débiles.
Asimismo, se comete una discriminación cada vez que se exige una prueba de embarazo para considerar la candidatura de una mujer, o cuando se deniega una licencia comercial a un empresario por sus creencias religiosas. Estos son varios ejemplos de las ideas preconcebidas que se han ido adoptando en la sociedad desde sus inicios y lo que provoca hoy en día. En general, se dice que hay discriminación salarial contra grupos identificables de la población trabajadora (mujeres, afrodescendientes, etc.)
cuando dichos grupos tienen productividades similares a los demás, pero reciben remuneraciones inferiores. La posibilidad de que exista discriminación salarial en los mercados laborales es un tema importante de investigar por varias razones: una es que en la medida en que grupos específicos de trabajadores sean tratados de manera diferente a otros grupos en términos de las condiciones de trabajo, se está generando un problema de equidad con connotaciones éticas y morales inconsistentes con el concepto de igualdad que rige las sociedades modernas y que se consagra.
En general los economistas son muy cuidadosos cuando analizan diferencias salariales entre grupos diferentes. Gary Becker, cuando los mercados laborales laborales razonables competitivos es muy difícil encontrar evidencia de diferencias salariales de tipo discriminatorio porque el juego libre de la oferta y la demanda termina por eliminar diferencias. En general, si se cumplen las condiciones básicas de la competencia, las diferencias salariales observadas probablemente sean diferencias de productividad o diferencias causadas por factores asociados al tipo de trabajo (riesgo, dificultad, condiciones de trabajo, etc.) se trataría de diferencias compensatorias .
Si en estas condiciones se encuentra que grupos identificables con productividades aparentemente similares, pero que obtienen ingresos diferentes, posiblemente se deberá a la estructura ocupacional de dichos grupos (los que ganan más oferta a trabajar en los sectores con más características negativas). En este caso las diferencias observadas no se pueden explicar por prácticas discriminatorias en el mercado. Un ejemplo es el caso de las mujeres, que pueden ser la mayoría numérica en una población, pero para efectos de análisis de discriminación se denominan minoría porque se supone que están en desventaja frente a los hombres.
En tal caso, los trabajos mejor pagados serán los que tienen más factores negativos asociados, como el grado de dificultad, el riesgo, qué tan desagradables son, etc. tengan diferencias en los niveles de productividad (por ejemplo, debidas a diferencias en la cantidad y / o calidad del capital humano con el que trabajan). En este caso las diferencias salariales simplemente compensan las diferencias en productividad, pero existe un factor de discriminación que hace que las productividades sean diferentes.
En este caso no se puede hablar de discriminación salarial propiamente, pero sí de discriminación en el acceso a los factores que explican la productividad (como la educación, el crédito, etc.) Cuando se sale del mundo de la competencia (razonablemente) perfecta, se encuentran posibilidades adicionales de diferencias salariales, algunas de ellas asociadas a algún tipo de discriminación salarial. Por ejemplo, cuando hay problemas de información que impiden conocer el verdadero nivel de productividad de los trabajadores,
Lo que se puede hacer, en un primer nivel de análisis es documentar la existencia de diferencias salariales y tratar de asociar la magnitud de aquellas que podrían ser consistentes con algún tipo de prácticas discriminatorias. A partir de dicho análisis se puede tener alguna idea de la magnitud del problema y también es posible comenzar a diseñar la dirección en que la política del gobierno se puede orientar para la solución del posible problema.
En este ejercicio se parte del hecho de que las diferencias salariales promedio se deben a dos posibles causas: una es que hay diferencias en las estructuras ocupacionales de los dos grupos comparados. Un grupo de personas puede tener un salario mayor que otro grupo porque, aunque dentro de cada ocupación ganan lo mismo, el primer grupo se concentra en ocupaciones que pagan altos sueldos y el segundo en ocupaciones que pagan bajos salarios.
La otra causa de diferencias salariales radica en el hecho de que pueden haber diferencias salariales dentro de cada ocupación y nivel de calificación. En este caso un grupo de personas gana menos que otro porque dentro de cada ocupación recibe salarios menores. Una situación como esta última es consistente con la existencia de discriminación salarial.
Según lo presentado en dicho Gary Becker habla de tres posibles fuentes de discriminación: Discriminación por parte de los empleadores, lo cual supone una situación de trabajo asalariados, discriminación por parte de otros trabajadores, y discriminación por parte de los consumidores (que se puede dar cuando, como en el caso de los servicios, los productores directos y los compradores del bien fina entran en contacto.
La desigualdad en los salarios, la restricción en la contratación de mujeres respecto a hombres, la precariedad de nuestros contratos y las dificultades que tenemos para acceder al éxito profesional son algunos de los alarmantes indicadores de la desigualdad laboral entre géneros. La falta de responsabilidad e involucración del género masculino en estas situaciones, con esto quiero decir, del reparto igualitario en las tareas domésticas, dificulta la situación laboral de las mujeres. Para ello, necesitamos medidas generales que hagan frente a la precarización laboral de las mujeres y a la falta de igualdad en el reparto del trabajo.
CONCLUSION
En la presentación de este ensayo de discriminación de género en el trabajo, es relevante tener en cuenta que a más poder económico, más diferencias entre hombres y mujeres. A mi parecer se trata de una norma elemental del funcionamiento de nuestra sociedad, donde los hombres obtienen una remuneración más alta que las mujeres y tienen más oportunidades para ser ascendentes en su puesto de trabajo. Esto se debe a pesar de que ellos presentan atributos y / o cualidades diferentes a las mujeres e inclusive cuando las mujeres se adaptan mejor en algunos aspectos o demostrar tener cualidades mejor. Esta situación de desigualdad surge de los estereotipos de género implícitos en la sociedad.
Estos estereotipos conllevan apreciaciones desigualitarias respecto al éxito y el fracaso según el género asignado. De modo que a mi parecer el hecho de que las mujeres tuvieron éxito, es atribuido a su trabajo y la buena suerte, y no a sus cualidades. Mientras que su fracaso parece ser un signo inequívoco de que no son suficientemente buenas o de que no tienen suficientes capacidades. Por ejemplo en los trabajos que conllevan un esfuerzo físico en su totalidad no se cree en que estas sean capaces de llevar a cabo ese trabajo con éxito y se tiende a tener miedo de una probabilidad de fracaso, por lo que las empresas prefieren no arriesgarse a que una mujer no pueda y prefieren dan prioridad a los hombres a la hora de dar trabajo.
En cambio, el éxito de los hombres tiene siempre que ver con su genialidad y su buen desempeño, mientras que su fracaso suele ser atribuido a la mala suerte.También cabe decir que este tipo de discriminación crece cuando las propias mujeres tienen en su mente que no son capaces de desarrollar ciertos trabajos con éxito y se oprimen así mismas. La auto discriminación de las mujeres es entre ellas mismas la forma más triste de discriminación, porque es la mujer la que se censura a sí misma.
Las explicaciones que llevan a una mujer a pensar así ya evitar el liderazgo y los entornos competitivos suelen venir dados por causas diferentes: por pensar que no son suficientes adecuados, porque ya conocen los prejuicios hacia ellas que las esperan o porque no están suficientemente importantes, ya que tienen otras preferencias. Este ultimo motivo sin embargo, se nota y se puede hacer una difícil distinción entre la auto-discriminación o la falta de interés, ya que muchas veces la mujer pone por delante la familia en el trabajo, lo que no deja de ser una forma de auto discriminación.
Cuando una mujer intenta ascender empleando actitudes socialmente consideradas como masculinas, entonces se considera su actitud excesivamente agresiva y no propia de este género por lo que este el punto de partida del rechazo que se recibe. Cuando las mujeres se comportan de forma incompatible con su género, el rechazo social es tan grande que generalmente evitan cualquier situación incoherente con el mismo. Las mujeres generalmente siempre buscan y quieren encontrar formas de actuar comunales, en grupos pequeños y con lazos más íntimos, y prevenimos tener lazos con grupos masculinos de poder, ya que competir con el género contrario no encaja con las características asignadas a nuestro género.
Cuando una mujer quiere acceder a estos espacios de poder en los que la presencia de los hombres es mayor, si su comportamiento es consecuente con las ideas preconcebidas del género femenino socialmente entonces se considera que no tiene la capacidad para ocupar ese trabajo o desempeño. Al revés los hombres suelen competir, ya que se sienten en su zona de confort en grupos grandes y entornos competitivos. El hecho es que la estructura económica del mundo en que vivimos es en sí competitiva. A continuación se expone una pregunta que me deja pensar, ¿es realmente necesario para el funcionamiento óptimo de la sociedad?
Actualmente, entrar en competencia significa tener una serie de cualidades, fuerzas y desempeños asociados a los hombres, y, por ello, las mujeres nos encontramos siempre excluidas. Por ello, quiero un cambio de mentalidad en la sociedad y también un cambio en la economía de esta, menos competitiva y más colaborativa. Si estas reglas de la competición las fijáramos las mujeres y los hombres en conjunto y nos ayudáramos entre todos a quitar prejuicios y empoderar a los dos géneros por igual, podría haber un equilibrio mucho mayor entre trabajo y por ende en la vida también.