Estudio De La Imagen Corporal De Niños Y Adolescentes Españoles
En el presente estudio se analizó la imagen corporal de niños y adolescentes españoles, y las diferencias en la misma en función de la dieta y el nivel de actividad física. Teniendo en cuenta los resultados obtenidos se pueden observar distintas evidencias.
La primera queda reflejada en la tabla 1 en la que se encontraron diferencias significativas entre sexos en el grupo de edad de primaria, y también, se encontraron diferencias significativas entre infantil y el resto de los grupos. Se puede observar como a medida que incrementa la edad en chicos lo hace al unísono su imagen corporal actual, al igual que ocurre en las chicas, aunque no de manera tan lineal como en los varones. Estos resultados concuerdan con el estudio de García Fernández y Garita Azofeifa, en el que se analizó la satisfacción corporal y el auto concepto físico en adolescentes y se observó que la imagen corporal está en constante cambio, sobretodo en edades tan marcadas como la adolescencia, debido al desarrollo físico, factores psicológicos e influencias mediáticas.
Seguidamente, en la tabla 2 se observa la relación que existe entre la imagen corporal deseada de los participantes atendiendo a la edad y sexo de los mismos. Existiendo diferencias significativas entre sexos en los grupos de primaria, secundaria y en el grupo donde se engloban a todos los participantes. Si nos fijamos en el grupo de chicos, se observa que desde infantil hasta bachiller tienen una tendencia a desear cuerpos más grandes, mientras que en las chicas tiende a variar, siendo las alumnas de bachiller las que desean un cuerpo más delgado. Estos resultados concuerdan con estudios donde se analizaron las diferencias de género en la imagen corporal y su importancia en el control de peso, como el estudio de Ramos, Rivera, Pérez, Lara y Moreno (2016), en el cual se observó como las chicas a medida que van creciendo aumentan su insatisfacción corporal, teniendo como conducta hacer dieta para adelgazar, sea o no necesaria; sin embargo esto no ocurría en los chicos, debido a que conforme aumentaba la edad también lo hacía su imagen corporal, mostrándose más satisfechos en la adolescencia que las chicas.
Observando la tabla 3, en el apartado de participantes satisfechos con su imagen corporal, se puede comprobar cómo en ambos sexos, a medida que va aumentando la edad de los participantes lo hace con ello su insatisfacción corporal, es decir, a medida que los alumnos van creciendo se encuentran más insatisfechos con su cuerpo. Sin embargo, estos datos de insatisfacción son mayores en los chicos que en las chicas. Esto difiere de resultados encontrados en otros estudios, López Pérez, Solé Burgos y Cortés Moskowich analizaron la percepción de satisfacción e insatisfacción de la imagen corporal en adolescentes, encontraron que ambos sexos se preocupan por su imagen corporal. Sin embargo, eran las chicas las que poseían una mayor insatisfacción corporal. Al contrario que ocurre en nuestro estudio.
Por otra parte, con respecto a los grupos de edad se encontraron diferencias significativas en el grupo de todos los alumnos, comparando infantil con el resto de grupos, apreciamos que son los alumnos que poseen una edad entre 6 y 15 años los que deseaban ser más delgados. Con estos resultados se puede apreciar que, en general, ha aumentado la insatisfacción corporal y la amplia mayoría tiene un deseo de ser más delgado, lo cual difiere de resultados encontrados en otros estudios.
Respecto a las diferencias entre sexos, se encontraron diferencias significativas en los participantes de primaria y secundaria en satisfechos, en ambos casos siendo las chicas las que estaban más satisfechas con su cuerpo. También se encontraron diferencias significativas en infantil y bachillerato en el apartado deseo ser más delgado, siendo las chicas de bachiller, con un 53,2 %, las que deseaban reducir su tamaño corporal. Estos datos concuerdan con los resultados de otros estudios como el de López Pérez, Solé Burgos y Cortés Moskowich, en el que la insatisfacción corporal por el deseo de ser más delgado se manifiesta cada vez en edades más jóvenes tendiendo a predominar más en el sexo femenino que en el masculino.
Analizando la tabla 4, calidad de la dieta, se observa que se encuentran diferencias significativas entre edades en el grupo en el que se engloba a todos los alumnos. La calidad de la dieta media no llegaba a 8 en ningún grupo (puntuación necesaria para que la dieta sea considerada óptima). Estos resultados concuerdan con el estudio de Martínez, del Olmo y Anuncibay, en el que se evaluó la calidad de la dieta y el estatus nutricional en niños y adolescentes, y se observó que tanto niños como niñasespañoles/as desafortunadamente poseen mayoritariamente una dieta de media/baja calidad. Esto se puede atribuir a un consumo frecuente de comida rápida.
Se han encontrado similitudes entre nuestros resultados y los de otros estudios que han analizado la calidad de la dieta y el IMC en adolescentes, como el de Rodríguez Cabrero et al., en el que se observaron distintos factores por los cuales las dietas de los jóvenes de la actualidad no son de tan alta calidad como deberían ser. Al igual que ocurre en el presente estudio, esto se debe a la gran facilidad de acceso a distintos tipos de alimentos, algunos ricos en nutrientes y otros caracterizados por la ausencia de ellos, es decir, por ser calorías vacías. En consecuencia, si se une esto a la importante influencia que tienen los medios de comunicación, se obtiene como resultado una mayor tendencia hacia dietas inadecuadas.
En la tabla 5 se oberva los días de actividad física a la semana. Analizando por sexo, se encuentra que el porcentaje de chicas que realiza actividad física a la semana es significativamente menor al de los chicos. Coincidiendo con los resultados obtenidos por Garzón, Fernández, Sánchez y Gross (2002), estas diferencias se deban probablemente a razones socio-culturales de antaño, prejuicios o estereotipos. Por otro lado, en cuanto al nivel de actividad física podemos clasificar a todos los alumnos como inactivos, debido a que ningún grupo cumple con lo establecido para caracterizarse como lo contrario, activo. Este nivel de inactividad es digno de preocupación.
Conforme aumentan los años son más los jóvenes que se quedan en casa con aparatos electrónicos que los que salen a jugar a la calle, algo impensable 40 años atrás, cuando las cifras de participación en el deporte eran altísimas. Actualmente, gran parte del alumnado no posee interés por realizar actividad física, ya sea para mejorar o mantener su salud o para crear un hábito de práctica deportiva. Los alumnos no son conscientes de lo beneficioso que es realizar deporte, estar activos. Gracias a la práctica deportiva, se puede reducir el riesgo de padecer enfermedades, activar mente y cuerpo, crear vínculos de amistad, etc. Una posible solución sería inculcar estos valores en el colegio o dar charlas informativas a los padres. Gracias a ello se podría reducir el riesgo de obesidad y aumentar en nivel de actividad física en la población.
En la tabla 6 se observa que una gran mayoría de los sujetos que forman este estudio se encuentran insatisfechos con su imagen corporal actual, lo que se puede deber al tipo de dieta que realizan. No obstante, las diferencias según dieta no fueron significativas. Además, encontramos similitudes con los resultados de Durá Travé y Castroviejo Gandarias, en el que se analizaron los diversos factores que podrían condicionar la calidad nutricional que se presentaba en las dietas de los participantes. Posiblemente la mala alimentación se deba a una falta de educación nutricional, ya que a comer bien también se debe enseñar.
Los jóvenes de hoy en día tendrían que realizar la dieta mediterránea de manera habitual, para contribuir a un estado óptimo de salud y una alimentación variada, su frecuencia de consumo debería seguir las pautas indicadas en la pirámide nutricional. Se recomienda enseñar a los estudiantes a comparar su dieta de baja calidad con la dieta óptima mediterránea, incorporando o eliminando los nutrientes sobrantes. Por ejemplo: Incorporar mayor cantidad de fruta, verdura, carne, pescado y lácteos y eliminar el exceso de grasas saturadas provenientes de la bollería o alimentos refinados, destinando su uso exclusivamente a un consumo ocasional.
Rectificando su hábito alimenticio y creando adherencia a la dieta mediterránea, se obtendrían numerosas ventajas, tales como la disminución de los porcentajes de obesidad infantil, la reducción de casos de diabetes tipo II, o la prevención de enfermedades cardiovasculares. Además, se lograría un mayor bienestar mental y físico en los sujetos, sintiéndose más satisfechos con su imagen corporal.
Los resultados de la tabla 7 muestran cómo aquellos sujetos inactivos que se ven más voluminosos son aquellos que realizan menos actividad física. En cambio, los sujetos activos tienen una imagen corporal más saludable. Este resultado sugiere una influencia positiva de la actividad física en la imagen corporal de los niños y adolescentes españoles. Mieziene, Jankauskiene y Mickuniene encontraron resultados similares en su estudio, en el que evaluaron la imagen corporal de 821 adolescentes de Lituania (335 chicos y 486 chicas) de 15 a 18 años (M = 16.61, DE = 0.73), y observaron que la internalización de la imagen corporal atlética estaba asociada a una mayor práctica de actividad física intensa, tanto en chicos como en chicas. No obstante, estos resultados contrastan con los de Jankauskienė et al. , que estudiaron la imagen corporal de 470 adolescentes lituanos (230 chicos y 240 chicas) con una edad media de 14.97 años (DE 0.41), y encontraron que la insatisfacción corporal no estuvo relacionada con una menor frecuencia de ejercicio físico. Es posible que estos diferentes resultados se deban también a factores que no han sido estudiados en el presente estudio como factores socioculturales, socioeconómicos, o incluso diferentes climas. Por ello, se recomienda realizar nuevos estudios sobre la influencia de la actividad física en la imagen corporal de las personas, en diferentes áreas geográficas, y con muestras amplias, que estudien también esos factores.
Analizando la tabla 8, se observa que, aunque no se encontraron diferencias significativas, los participantes que tuvieron una dieta óptima tuvieron también una mayor satisfacción corporal que los sujetos que tuvieron una dieta mejorable. Además, los participantes que tuvieron una dieta mejorable deseaban estar más delgados. Asimismo, se observó la tendencia de que, a medida que empeora la dieta, también lo hace la imagen corporal tendiendo a la elección de una silueta de Stunkard más grande. Por otra parte, otro dato a destacar es que, a medida que empeora la calidad de la dieta, la discrepancia aumenta, y esto no ocurre simplemente porque la imagen actual media sea más grande cuando empeora la dieta, sino también porque la imagen deseada de los sujetos que tienen una dieta de baja calidad es menor que la de los sujetos que tienen una dieta óptima.
Actualmente la imagen corporal y la dieta son aspectos muy tratados, no sólo por temas de estereotipos sino por su influencia en el estado de salud de las personas. Destacan estudios como el de Lameiras, Calado, Rodríguez, y Fernández (2003), en el que se observa que la mayoría de las chicas y todos los chicos de la muestra no presentaban una distorsión de la imagen corporal; sin embargo, una amplia mayoría de chicas (70%) y prácticamente la mitad de los chicos (52,8%) desearía pesar menos y tiene miedo a ganar peso.
Analizando nuestro estudio se puede observar cómo se obtienen resultados muy similares al estudio citado, ya que independientemente de la dieta, entre un 43% y un 49% de los sujetos desean ser más delgados. Mediante el estudio de Acosta y Peresmitr se han establecido relaciones comparativas entre mexicanos y españoles, llegando a concluir que los mexicanos que hacen dieta se encuentran altamente insatisfechos, a diferencia de los que no la practican que se muestran menos insatisfechos; en cambio, entre los españoles esto se invierte: los que no hacen dieta están más insatisfechos que los que la practican, lo cual queda reflejado en los resultados del presente estudio.
Los resultados de la tabla 9 muestran cómo el número de sujetos activos satisfechos con su imagen corporal es significativamente superior al de sujetos inactivos (47.9% vs 38.6%). Estos datos concuerdan con los de Martínez Gómez y Veiga Núñez, que indican que el hábito de práctica de actividad física se relaciona con un aumento de la satisfacción corporal en los adolescentes, sin embargo, el abandono o falta de práctica deportiva, se asocia con la insatisfacción corporal. Destacan estudios como el de Lavielle-Sotomayor, Pineda-Aquino, Jáuregui-Jiménez y Castillo-Trejo, en el que se observa que la falta de actividad física y las conductas sedentarias predicen nuestro estado de salud. Cuando los alumnos realizan deporte, aparte de mejorar su salud inconscientemente, se auto-perciben mejor.
Es muy importante que, desde edades tempranas, los alumnos practiquen cualquier actividad física que les resulte de agrado, siendo su momento favorito del día y no lo contrario. En el momento en el que la práctica de actividad física pasa a ser una obligación en lugar de una recompensa, el alumno tenderá a una mayor capacidad de abandono y una mayor facilidad a la hora de crear una conducta sedentaria. Por ello, el papel de los padres, familiares o profesores es muy importante en estas edades. También, es importante que el niño/a escoja el deporte que quiere practicar y no se le imponga ninguno desde fuera, ya que, si esto ocurre, la probabilidad de que dejen realizarlo será mayor.
Algunos autores, como Álvarez, López, Gómez, Mesa y Martínez, hablan del rol fundamental que juega la motivación en la práctica deportiva a la hora de crear hábitos saludables en las personas.
Como se ha comentado anteriormente, cuando se educa correctamente a los alumnos desde que son pequeños, se crean grandes resultados a largo plazo. En el contexto escolar, si se promueve la autonomía del alumnado, se crean estrategias divertidas a la hora de fijar los objetivos marcados y se aporta un feedback adecuado a la hora de realizar las actividades, consiguiendo grandes avances que harían que los alumnos disfrutaran durante las clases, se mantuviesen activos y pudiesen extrapolar todo lo aprendido para poder realizarlo en su vida cotidiana. Gracias a ello, se podría reducir notablemente las insatisfacciones corporales que existen actualmente.
Finalmente, las principales fortalezas de este estudio fueron la amplia muestra del mismo y el uso de cuestionarios validados. En cuanto a las limitaciones, la muestra de Infantil y Bachillerato fue más pequeña que la de Primaria y Secundaria, por lo que se recomienda que futuros estudios analicen muestras más amplias de Infantil y Bachillerato.