Estudio Del Mito Sobre Perséfone
El mito principal y fundamental donde aparece es el mito del rapto de Perséfone, del cual es la protagonista junto con Hades. Antes del suceso, Perséfone vivía feliz junto a su madre, alejada del Olimpo y de los dioses Olímpicos. Aunque estuviese alejada de dichos dioses, no le faltaron pretendientes, como fueron Ares, Apolo, Hefesto o Hermes. Sin embargo, su madre Deméter se negaba a que mantuviese relaciones con ellos. Todos estos datos los aporta por primera vez Homero en su Himno a Deméter.
El dios que más interés mostró hacia Perséfone fue Hades, el dios del inframundo, probablemente el que menos se podía esperar Deméter y al que nunca aceptaría. El hecho de que Hades sintiese atracción por la deidad de la primavera pudo haberse debido a una de las flechas de Eros hacia él a órdenes de Afrodita, aunque se duda de ello. El caso es que, como Hades sabía perfectamente que Deméter jamás permitiría que se casase con su hija, decidió hablar con su hermano Zeus. Tras varias disputas, Zeus aceptó o simplemente le guiñó un un ojo a su hermano, lo que le sirvió a Hades para tener el derecho raptarla (para no desatar la ira de Deméter). El momento del rapto se produjo en Enna, situada en la isla de Sicilia.
Perséfone recogía flores en un prado junto con ninfas y en compañía de Atenea y Artemisa cuando, de repente, surgió de la tierra una gran grieta de la que apareció Hades. Acto seguido, rapto a su amada y se la llevó con él a los infiernos con un carro tirado por caballos negros. Al desaparecer ambos, lo único que quedaba de Perséfone era un narciso que previamente había recogido, y varias violetas y margaritas marchitadas. El rapto es la escena más representada del arte en la que Perséfone aparece. A partir de este momento, al historia se divide en dos partes:
La primera es la incansable búsqueda de Perséfone por su madre Deméter. Tras enterarse del vil suceso, Deméter preguntó a las ninfas y a las diosas que en ese momento acompañaban a su hija, pero lo único que estas oyeron fueron los desesperados gritos de Perséfone, que desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Después de esta noticia, Deméter decidió disfrazarse de anciana y buscar a su hija por toda Grecia.
Tras varios días sin comer ni beber, fue en Eleusis donde sus reyes la acogieron con cariño y donde la fue encargada la labor de cuidar de los niños. Fue allí donde el príncipe Triptolomeo, al saber la verdadera identidad de la diosa, le reveló que su hermano Eubeo vio a su hija por última vez cerca de aquel lugar. Eubeo era ganadero y tenía una piara de cerdos. Éste observó que un carro fúnebre avanzaba rápidamente cerca de él y que de repente se metió dentro de la tierra, cayendo todos sus cerdos por la inmensa grieta. Quien conducía este carro tenía una armadura y un rostro negruzco y estaba acompañado de una joven hermosa. Gracias a estos testimonios, Deméter supo que quien se había llevado a su hija era el dios del infierno, Hades. Junto con Hécate, la diosa hechicera y bruja, le consultaron a Helio (el dios del sol) cuál era el paradero de Perséfone. Aunque de primeras no contestó, gracias a la amenaza de Hécate de eclipsar los mediodías decidió ayudarlas y efectivamente reveló que fue Hades el artífice de su desaparición.
Tras saber la verdad y pensar que todo lo que había pasado había sido ideado por su hermano Zeus, decidió vengarse. Impidió que de sus árboles dieran frutos y de que los campos y los pastos crecieran. Dicha decisión provocaría no muy tarde la muerte del ganado y por consiguiente el deceso de los hombres. Ante esto, Zeus tomó cartas en el asunto y ordenó a Iris que le trasmitiera un mensaje a través del arcoíris. Deméter ignoro el mensaje de su hermano de que se diera cuenta de las catástrofes que su decisión podía provocar. Tampoco aceptó los regalos de sus hermanos, ya que lo único que la diosa pedía era tener de vuelta a su hija con ella. Finalmente, Zeus envió a Hermes al infierno para que hablase con Hades. El mensajero de los dioses le dijo que liberara a Perséfone debido a los graves problemas que estaban siendo causados por la desaparición de la joven diosa.
La segunda parte es la vida de Perséfone nada más llegar al infierno. Aunque lo más normal es que se piensa que Perséfone fue raptada, existen hipótesis que sostienen que la diosa pudo acceder a casarse con Hades por amarle realmente, pero esto es menos creíble. Una vez descendida a los infiernos, Perséfone se convirtió en la reina del inframundo y de todas sus criaturas, y junto con su marido se encargaría de juzgar y sentencias castigos a los muertos. Los primeros días que paso en el infierno no fueron nada agradables para ella, ya que fue raptada en contra de su voluntad, por lo que decidió no comer nada y prefirió morir de hambre antes que vivir allí con Hades.
El momento en el que ambas historias se unen es con la llegada de Hermes a órdenes de Zeus. Hades decidió obedecer lo que su hermano le había impuesto y dejaría libre a Perséfone solo con una condición: que no comiera ningún tipo de alimento del infierno. Sin embargo, Perséfone no aguantaba más allí y debido a su hambruna decidió hincarle el diente a unas cuantas semillas de granada que había en uno de los huertos del infierno. Aunque esperaba no ser descubierta, fue Ascáfalo, un jardinero del infierno, quien la delató y le comunicó lo que había hecho a su rey Hades. Con todo esto, hizo que Perséfone regresara a Eleusis donde se encontraba su madre, pero advirtió que su hija había consumido comida del inframundo, concretamente seis semillas de granada, por lo que debía bajar al infierno seis meses.
De esta manera, Perséfone fue condenada a vivir la mitad del año con Hades y la otra mitad en el mundo terrenal junto con Deméter. Y así fue como los griegos le dieron explicación a un fenómeno que desconocían como funcionaba, como eran las cuatro estaciones. Los meses que pasaba con Hades representan el otoño y el invierno, que era cuando Deméter abandonaba los campos e impedía que crecieran pastos y árboles debido a no tener a su hija con ella. En cambio, los meses que ambas pasaban juntas representaban la primavera y el verano, que era cuando la vegetación crecía y todo florecía.