Exploraciones De La Reforma Energética en México

Introducción

La Reforma Energética está considerada como parte de las llamadas Reformas Estructurales, lo que significa que no se trata solamente de la modificación de una ley, sino que consiste en un en un enorme proyecto legislativo. El proyecto consistió en la modificación de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales; así como el establecimiento de 21 artículos transitorios. De ello se deriva la creación de 9 nuevas leyes que contemplan 6 temas o ejes centrales: hidrocarburos, electricidad, diseño institucional, Empresas Productivas del Estado, ingresos de la nación y sustentabilidad. Uno de los ejes más importantes de la Reforma consiste en la transición energética. 

A pesar de la vocación petrolera de México, la transición hacia las energías limpias y renovables es un tema central para la política energética nacional. Antes de la Reforma Energética la participación de las energías renovables era limitada, dado que su producción solamente estaba contemplada bajo un esquema de inversión privada con intervención restringida. Uno de los objetivos de la Reforma es reducir la dependencia y el consumo de los combustibles fósiles, promoviendo un mayor uso de las energías limpias. Para garantizar el cumplimiento de las normativas medioambientales se creó la Agencia Nacional de Seguridad Industrial.

Desarrollo

Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos (ASEA), como un órgano independiente de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT). En materia de seguridad industrial la Agencia tiene por objetivos: El establecimiento de estándares técnicos nacionales e internacionales. La prevención y la contención de derrames y de fugas. Las coberturas financieras contingentes. La integridad física y operativa de las instalaciones. El diseño y atención de planes para prevenir y atender emergencias. La investigación de incidentes y accidentes. En materia de cuidado al medio ambiente, los objetivos de la Agencia son:

  • La protección, conservación, y restauración de ecosistemas y recursos naturales
  • La caracterización y el manejo de los residuos
  • El control de las emisiones contaminantes
  • •El establecimiento de los elementos técnicos necesarios para la creación de la política ambiental y energética.

Con respecto a la exploración y perforación de yacimientos no convencionales la ASEA cuenta con diversas normas, disposiciones, reglamentos y leyes para la protección y conservación del medio ambiente, así como una serie de sanciones para quien las infrinjan.Armonización de la política energética y la política medioambiental. Al analizar la política energética impulsada por la Reforma encontramos una contradicción entre los objetivos de desarrollo energético, dado que en primera instancia se afirma la intención de extraer los recursos no convencionales contenidos en el subsuelo; recursos que hasta ahora no se consideraban recuperables debido, principalmente, a dificultades técnicas y económicas. 

Ahora, el debate ya no solamente tiene implicaciones técnicas y económicas, sino que las regulaciones para la protección medioambiental a nivel internacional se fortalecen cada vez más, de manera que se logre reducir la huella de carbón y las emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso de generación de la energía. Como se expuso anteriormente, el fracking es una técnica incipiente para la extracción no convencional de hidrocarburos, por lo que aún no se ha logrado comprobar que su práctica pueda llevarse a cabo de manera sustentable. En una primera instancia pareciera tratarse de una controversia de leyes.

Por lo que el presente apartado tiene por objetivo realizar un análisis de las leyes publicadas, cruzando los objetivos, estrategias y líneas de acción, tanto de las reformas de ley como de sus respectivas leyes secundarias y documentos que de ellas deriven. La política energética de México ha sido uno de los temas más controversiales dentro de la agenda legislativa del gobierno de Enrique Peña Nieto. Desde inicios del siglo XXI se intentó reformar las leyes constitucionales referentes a la propiedad y explotación de los recursos del suelo y del subsuelo. No obstante, hasta el año 2014 se logró aprobar la llamada Reforma Energética, que modifica por completo los modelos de exploración.

Perforación y extracción, transporte, almacenamiento, refinamiento y comercialización de hidrocarburos en el país. Con la expropiación petrolera promovida por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938 se nacionalizó la industria del petróleo, expulsando a las empresas extranjeras que participaban en las actividades relacionadas con la producción de hidrocarburos y relegando la exclusividad a la paraestatal Petróleos Mexicanos. No es sino hasta la aprobación de la Reforma Energética, 75 años después, que el sector de hidrocarburos se abre nuevamente a la iniciativa privada. La disminución de las capacidades de la paraestatal.

Aunadas a un duro contexto para el sector energético a nivel global fueron el motor principal que propició el impulso a esta controversial Reforma. A partir del año 2004 Petróleos Mexicanos comenzó a presentar un déficit en la relación entre la inversión destinada a exploración y extracción y la producción de petróleo. El declive de Cantarell, el yacimiento más importante del país desde 1979; la paulatina disminución de las reservas petroleras y gasíferas, y la crisis financiera global de 2008 pudieran ser algunas de las principales causas asociadas a la urgencia de promover una reforma al sector energético en México.

Además, en cuestiones internas, PEMEX se encuentra frente a una profunda crisis administrativa y financiera derivadas de su menguante productividad y de sus altos pasivos laborales y de los desvíos multimillonarios perpetrados por diversas empresas subcontratadas, los privilegios desmedidos del sindicato petrolero y las bandas dedicadas a la ordeña clandestina de ductos de combustible, comúnmente conocidos como huachicoleros (El Universal), (Solís, Pemex no está en crisis por la reforma energética: Lourdes Melgar). Dicho lo anterior, a pesar de existir un sinnúmero de detractores.

Resultó evidente que la necesidad de reformar el sector energético era apremiante. La política energética de México ha tomado un nuevo rumbo con la implementación de la Reforma. Aunque ya se ha decretado que su articulación se llevará a cabo de manera paulatina y que sus objetivos están enfocados en el largo plazo, la Reforma ya se ha echado a andar. Las rondas para la licitación ya han adjudicado una serie de proyectos para exploración, extracción, transporte, refinamiento y distribución de hidrocarburos. La Reforma trae consigo un nuevo modelo energético. Este modelo se encuentra desarrollado en la Estrategia Nacional de Energía.

Entre los principales objetivos de la ENE se encuentra impulsar a México como competidor en el entorno energético global de forma socialmente responsable y protegiendo al medio ambiente, así como reducir los riesgos financieros, geológicos y ambientales en actividades de exploración y extracción; y la transformación industrial del petróleo y del gas. En el largo plazo se pretende alcanzar una transición energética que incremente la producción de hidrocarburos, disminuya el precio de los energéticos, reduzca emisiones y cumpla con las metas ambientales. En la actualidad, México es importador neto de gasolinas, diesel, turbosina, gas natural, gas licuado de petróleo (LP) y petroquímicos. 

La ENE busca revertir las deficitarias tendencias actuales de producción y de consumo de energía en México, estimulando la producción petrolera hasta alcanzar niveles similares a los del año 2004 (entre 3 y 3.5 millones de barriles por día). Otro de los grandes retos para México consiste en la armonización de los objetivos de producción energética con los objetivos de conservación y protección medioambiental. La ENE reconoce la necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero y pretende transformar los patrones de uso y de producción de energía. Unos de los principales objetivos declarados en la Reforma son ‘Reducir la exposición del país a los riesgos financieros.

Geológicos y ambientales en las actividades de exploración y extracción de petróleo y gas’ e ‘ impulsar el desarrollo con responsabilidad social y proteger al medio ambiente’. A pesar de ello, la implementación de la Reforma Energética sitúa a México en un proceso de transición hacia un modelo de mercado energético abierto y competitivo con la ejecución de nuevas herramientas y mecanismos para establecer esquemas de incentivos a la participación privadas y a las Empresas Productivas del Estado. Finalmente, dicha apertura ha propiciado la atracción de inversión, con lo que ‘se reducen los riesgos de inversión para el Estado y se aseguran los mejores retornos’.

México es uno de los países con mayor cantidad de tratados internacionales (bilaterales y multilaterales) en el mundo. Cuenta con una economía abierta favorecida por 12 acuerdos de libre comercio con 46 países y 33 acuerdos recíprocos de protección a la inversión. Al ubicarse como el décimo mayor consumidor de petróleo a nivel mundial, como parte del marco jurídico que constituye la Reforma, se desprenden la Ley de Hidrocarburos, la cual establece los permisos, obligaciones y trámites que deben realizarse en las actividades vinculadas a la cadena de valor de petrolíferos, para la mejor vigilancia y supervisión de los mismos.

La Secretaría de Energía (SENER) tiene la facultad de regular los permisos para refinación y tratamiento de petróleo crudo, así como de los permisos de exportación e importación (en conjunto con la legislación en materia de comercio exterior). Se desprende también la Comisión Reguladora de Energía (CRE), la cual tiene por función ‘regular las actividades de transporte, almacenamiento, distribución, compresión, licuefacción, descompresión, regasificación , comercialización y expendio al público de hidrocarburos, petrolíferos y petroquímicos’. El modelo energético nacional ha transformado las actividades estratégicas del sector energético y permite la participación de las Empresas Productivas del Estado (EPE).

La política ambiental: La responsabilidad asumida durante las últimas décadas con respecto a la conservación medioambiental está íntimamente vinculada con las formas en las que producimos y consumimos energía. La política ambiental tiene un vínculo indisoluble con la política energética, por lo que la Reforma abunda en materia de legislación medioambiental. En México, la política ambiental se ha definido a partir de los diversos compromisos y pactos asumidos frente a organizaciones internacionales, partiendo de la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas como base. 

La Reforma fija el objetivo de producir el 35% de la energía consumida en el país a partir de fuentes limpias para el año 2024; metas que no resultan tan improbables, considerando que en 2016 alrededor del 20% de la energía provenía de fuentes limpias. Por su parte, las prospectivas derivadas de la capacidad instalada apuestan hacia el desarrollo exponencial de las energías eólica, geotérmica, hidráulica y solar. Para fines de 2016 se registró un incremento de 10.17% en la capacidad instalada de energías renovables en México, representando un 15.4% de la energía total del país (Secretaría de Energía). 

Previo a la Reforma, la participación de las energías renovables en la matriz energética del país era muy limitada, ya que solamente se encontraba permitida bajo modalidades de inversión privada con intervención restringida. A nivel internacional se han logrado grandes avances y consensos en pro de la conservación medioambiental; de ahí que la Ley General de Cambio Climático plasme un compromiso verdadero por ‘ garantizar el derecho a un medio ambiente sano, a desarrollo sustentable, así como a la preservación y restauración del equilibrio ecológico’. De igual manera, la Reforma plantea la reducción del consumo e independencia de los combustibles fósiles, impulsando así un mayor uso de las energías limpias. 

Conclusión

Ya se cuenta también con una Ley de Transición Energética, la cual tiene como objetivo ‘regular el aprovechamiento sustentable de la energía’; así como con una Estrategia de Transición para Promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios. La transición energética requiere de una transformación en la política nacional que articule un conjunto de instrumentos para promover la observancia de las leyes en sus objetivos, para así poder alcanzar un aprovechamiento sustentable de la energía a mediano y largo plazo.

Fomentando una mayor participación de las energías renovables y logrando diversificar la matriz energética al reducir la dependencia de los combustibles fósiles como fuentes de energía primaria bajo criterios de viabilidad económica. El gran potencial para el uso de las energías renovables en México deriva en gran medida de su privilegiada condición geográfica, por lo que su aprovechamiento tiene un papel esencial en la transición hacia una matriz energética con una participación de los combustibles fósiles cada vez menor. 

22 October 2021
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