Historia de la Fundacion De Buenos Aires
Introducción
Se dice que la ciudad fue fundada dos veces: primero en 1536 por Pedro de Mendoza y más tarde en 1580. El primer asentamiento se llamó Puerto de Nuestra Señora del Buen Ayre y se fundó sobre una región habitada por los querandíes, más tarde tuvo que abandonarse por los conflictos con estos pueblos indígenas y las hambrunas provocadas por la escasez de alimentos. Mendoza huyo a España pero es destacamento de tropas que se quedó en tierra emprendió la marcha río arriba hacia Asunción. Durante los siguientes cuarenta años, este territorio fue ignorado puesto que la corona española estaba más preocupada por la conquista del imperio inca en el actual Perú.
La 2ª fundación se realiza tras una incursión hacia tierras que estaban despobladas, llevada a cabo por Juan de Garay desde Asunción e intenta reconstruir Buenos Aires. Llega al primer asentamiento pero lo descarta y se busca un emplazamiento mejor al norte de este. Los españoles habían mejorado sus técnicas de asentamiento desde el intento de Mendoza y además contaban con más apoyo de ciudades como Asunción y Santa Fe.
Desarrollo
La fundación se realiza el 11 de Junio de 1580 y se le da el nombre de Ciudad de la Trinidad en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires. Según los escritos, la ceremonia de fundación se realizó en la futura plaza de la ciudad (actual Plaza de Mayo), donde se planta la cruz para la futura iglesia, junto con otros rituales la ciudad queda fundada.
En su origen, esta ciudad pertenecía al Virreinato del Perú y tenía menos importancia que otras colonias, era una villa en comparación con otras colonias andinas y asentamientos del centro y noroeste de la actual Argentina (como Córdoba, La Rioja, Tucumán, etc.).
Los primeros pobladores de la ciudad pasaron mayores dificultades que otras colonias porque no eran capaces de producir los elementos necesarios para llevar el nivel de vida europeo y por otra parte tenían un papel más secundario dentro del virreinato, la corona española beneficiaba más a las colonias y puertos del Pacífico: Buenos Aires solo recibía dos navíos de permiso (barcos autorizados a comerciar con Gran Bretaña) al año y hubo años en los que ninguno.
La ganadería se convirtió en la principal actividad económica de la ciudad con la creciente demanda de caballos y ganado para satisfacer las necesidades del ejército español y la explotación de las minas de los Andes por parte de estos.
España mantenía férreas restricciones mercantiles en toda América y solo permitía tener lazos comerciales a algunas ciudades. Como Buenos Aires quedaba en la periferia del imperio inicialmente y era difícil de controlar, se le prohibió comerciar con otros países europeos, a pesar de que su situación en la desembocadura del río de la Plata era un lugar ideal para la entrada y salida de mercancías al continente.
Los lugareños cada vez más descontentos empezaron a practicar el contrabando, los mercaderes de la ciudad empezaron a hacer contrabando de todo: telas, metales preciosos, armas y esclavos. Por otro lado, las mercancías portuguesas inundan la ciudad, llegando incluso a ciudades del interior (actual Bolivia, Paraguay e incluso Perú).
También los ingleses y piratas empezaron a comerciar con Buenos Aires. Gran parte de la prosperidad inicial de la ciudad se debió al contrabando, en él podía participar cualquiera y era una posibilidad de escalar socialmente; favoreció el nacimiento de una clase media orientada al comercio. El contrabando era pagado con la venta del cuero obtenido de la matanza de las vaquerías sin dueños que se encontraban libres en los campos.
Hacia mitad del siglo XVII Buenos Aires tiene unos cuatro mil habitantes; tardaría un siglo en duplicar su población. La ciudad siguió prosperando y la Corona decidió suavizar las restricciones mercantiles e incorporarse al creciente liberalismo del comercio internacional.
En 1776 con las reformas borbónicas y la creación del Virreinato del Río de la Plata (que incluía la mina de plata más grande del mundo en Potosí (actual Bolivia) y los actuales países de Bolivia, Argentina, Paraguay y Uruguay), la ciudad se convierte en capital de este debido a razones diversas: el avance de los portugueses y británicos, el contrabando en la región y la localización estratégica del lugar en la ruta del Atlántico: los españoles tenían que asegurar la zona y garantizar la navegación de los ríos del territorio, con el poblamiento se aseguraban la posesión de las tierras. Esta zona era primordial para la comunicación entre Perú y las nuevas tierras.
Tras este suceso, la ciudad comenzó su crecimiento y una época de gran prosperidad: comenzó a recibir un tipo de comercio más abierto y liberal (beneficiado por la Corona española) y dejo de dependiente política y comercialmente de la ciudad de Lima; recibe una gran cantidad de inmigración y comerciantes e inicia un progreso que continúa hasta el siglo XIX. En muchas ciudades americanas cobró auge el comercio de esclavos africanos a partir del siglo XVIII, quedándose en muchas familias acomodadas (llegaron a suponer el 25% de la población de esta ciudad). La industria del cuero también progresó llegando a tener una destacada producción local.
A partir de entonces comenzó a ser una ciudad comercial importante, su actividad se centraba en el puerto que estaba conectado con las ciudades del interior del virreinato. Dentro de este hubo peleas por cuestiones de comercio y control político, sin embargo, cuando los ingleses atacaron la ciudad en 1806 y 1807 el pueblo se unió para luchar contra los invasores y lograron vencerlos, haciendo que se replegasen tras dos batallas (que actualmente celebran como la Reconquista y la Defensa).
Estas dos batallas les dieron a los autóctonos confianza y una nueva visión de su capacidad para ser independientes, por lo que sería cuestión de tiempo que rompieran sus lazos con España cuya capacidad para defender sus colonias, deseadas por el resto de potencias europeas, había quedado en evidencia (desde su fundación,
Estos hechos unidos a otras circunstancias como la llegadas de las ideas ilustradas, y sobre todo a la ocupación de España por el ejército de Napoleón, hizo que empezaran en Buenos Aires los movimientos independentistas que desembocaron en la Revolución de Mayo (la plaza mayor se rebautiza como plaza de Mayo para conmemorarlo) en 1810 y la deposición del poder de los españoles. Seis años más tarde, el 9 de Julio de 1816, las zonas periféricas también rompieron con España y fundaron las Provincias Unidas del Río de la Plata. Buenos Aires se convierte en un importante puerto que recibía productos manufacturados de Gran Bretaña.
Al poco tiempo se produce una lucha por el poder entre los caudillos de las provincias que querían preservar su autonomía y proyectos económicos y Buenos Aires, cuyos comerciantes querían consolidar todo el poder en la ciudad y abrirse hacia el exterior con el comercio transoceánico. Con ello se sucede la desintegración del Virreinato del Río de la Plata: algunas de estas provincias decidieron ir por cuenta propia y formaron los países de Paraguay (1814), Bolivia (1825) y Uruguay (1828).
En 1829 el caudillo “federalista” Juan Manuel de Rosas toma el control de Buenos Aires, se convierte en su gobernador y exige que todo el comercio internacional se canalice a través de la ciudad, por lo que esta creció mucho durante los 23 que duró su gobierno. Fue derrocado por Justo José de Urquiza, quien intentó transferir el poder a su provincia natal: Entre Ríos.
Como consecuencia Buenos Aires se escindió temporalmente de la unión pero volvió a ser capital cuando Bartolomé Mitre aplastó al ejército de Urquiza en 1861; a partir de entonces se convierte en el centro de poder indiscutible del país. La economía prosperó (llegó a contar con 90.000 habitantes en la década de 1860) y empezaron a llegar muchos inmigrantes procedentes de España, Italia, Alemania, Croacia, Irlanda, Polonia, Ucrania, etc. (en pocos años su población se multiplicó por 7 llegando a superar los 670.000 habitantes entre 1869 y 1895.
Estos nuevos habitantes trabajaban en el puerto, vivían hacinados en casas de vecinos, inventaron el tango e impulsaron el movimiento laborista de izquierdas. Esta avalancha de europeos no solo convirtió a Buenos Aires en una capital internacional si no que le aportó un rico patrimonio multicultural.
Para cuando la ciudad cumplía sus 100 años en 1910, era una auténtica metrópoli. En los años siguientes se construyó el metro y las empresas británicas trazaron los sistemas de gas, electricidad y alcantarillado. En esta época Buenos Aires vive sus mejores años, con comercio, arte y arquitectura del viejo y nuevo continente y siguió creciendo gracias a la producción de carne; gran parte de este éxito se debió a los adelantos en sistemas de refrigeración que posibilitaron el envío de carne de bovino a tierras lejanas. A principios de la Primera Guerra Mundial, Argentina era de los 10 países más ricos del mundo, por delante de Francia y Alemania.
Más tarde se produce una crisis económica, con la caída del precio de las exportaciones los salarios se estancan y los obreros se movilizan, esto culmina con la Semana Trágica cuando centenares de manifestantes son asesinados durante una huelga. Esto, unido a la caída de Wall Street supuso un golpe definitivo para los mercados y los militares se hacen con el control del país. Este fue el primero de los diferentes golpes militares que sufrió el país durante el resto del siglo, retrasando su progreso.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los campesinos empobrecidos emigran en masa hacia la capital del país en busca de trabajo. Buenos Aires triplica su población y llega a albergar un tercio de los habitantes del país. En 1946 se elige como presidente al teniente general Juan Domingo Perón que aumenta los salarios, favorece las campañas de bienestar social y hace cambios drásticos en la estructura política.
La ciudad de Buenos Aires seguía los principios estipulados por las leyes de Indias y se planteó con los criterios de fundación de colonias españolas: forma de damero con manzanas cuadradas y calles en cuadrícula.
Conclusión
Las ciudades fundadas por los españoles en América giraban en torno a un elemento principal que era la plaza. La ciudad estaban dividida en elementos iguales, normalmente la cuadrícula, una de ellas no era construida dando lugar a la plaza mayor y en torno a ella se establecía el poder político (edificios donde se ejerce la administración: gobiernos locales como los cabildos y reales como palacios virreinales, capitanías generales, etc.) y eclesiástico así como las viviendas en las personas más relevantes de la ciudad.
La plaza estaba rodeada por portales y de ella partía las calles principales (partían de los cuatro ángulos de la plaza). Fue creciendo alrededor de la Plaza Mayor en forma de cuadrilátero de 16×9 manzanas (16 a lo largo del río y 9 hacia el oeste).