Ganadería Y Su Influencia En El Cambio Climático

A lo largo de los últimos siglos ha sido de primera necesidad el informar y el debatir sobre los cambios climáticos y por ende de los gases de efecto invernadero (GEI), que son aquellos gases que retienen la radiación y comprenden el dióxido de carbono (CO₂), el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4), y varios más. Desde la edad de la revolución industrial, la acción humana ha originado un gran acrecentamiento de la concentración de estos gases en la atmosfera, que como resultado llevo al incremento de la temperatura en esta, lo que es denominado calentamiento global. Durante el paso del tiempo, la concentración de CO₂ y de N2O ha incrementado en la atmosfera en un 31% y 16%, y así mismo el metano se ha multiplicado en gran medida. El gas que más colma la atmósfera es el CO₂, pero el más perjudicial es el N2O.

A partir de un estudio presentado en el 2006 por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que causó gran conmoción, nos afirmaba que la ganadería generaba un 18% de los gases invernaderos en torno al planeta, planteando así que esta es una de las principales fuentes de GEI, aun mayor que todo el sector de transporte, pero varios trabajos investigativos han desmentido esto, como lo presentó la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos diciendo que las principales fuentes de GEI es el sector de transporte encabezándolo con un 28% y la ganadería solo aporta en un 9% como emisor de GEI. A pesar de no estar entre las causas centrales de la emisión de estos gases, contribuir con un 9% es una gran cantidad, es por esto que este trabajo de investigación se centrara en examinar cómo afecta la agricultura animal en el cambio climático; y así concientizar en el daño que le hace a nuestro planeta la cría masiva de estos animales, al mismo tiempo se logre disminuir su consumo en la medida de lo que sea posible.

Los primeros en la lista transmiten GEI, es el ganado vacuno que genera alrededor de 4,6 giga toneladas de CO₂ -eq, que simbolizan el 65% de las emanaciones procedentes de solo las gestiones pecuarias. El lote vacuno, es decir los que dan carne y productos que no nos sirven de alimento, y el lote vacuno de leche, los cuales rinden carne y leche, e igual, los productos incomibles, transmiten montos parecidos de dispersión de GEI. La carne tomada de la vaca es el artículo esencial con el grado de difusión total más elevado y de fuerza de circulación, en otras palabras, aporta con 2,9 giga toneladas de CO₂ -eq, que es el 41% de las trasmisiones generales del sector, en cambio la leche de vaca lo hace con 1,4 giga toneladas de CO₂ -eq, siendo el 20%. Le prosigue la carne de cerdo, con 0,7 giga toneladas de CO₂ -eq, que representa el 9% las emisiones; la leche y carne de búfalo (8%); la carne de pollo y los huevos (8%), y la leche.

Un gran número de tierras están siendo desperdiciadas sembrando pienso para el ganado en lugar de comida para las personas. El agua que requieren estas tierras, que son usadas directamente por la vacada, simboliza otra fuente de derroche del recurso. Se ha creado gran desavenencia en la cantidad precisa de agua que es necesaria para efectos de manufactura cárnica.

El profesor David Pimentel, del Departamento de Ecología de la U. de Cornell, ha calculado que para producir 1 kg. de patatas se necesitan 500 lt. De agua, 900 lt. Para 1 kg. de trigo, 3.500 lt. Para 1 kg. de carne de pollo (comestible) y 100.000 lt. Para 1 kg. de carne vacuna. Unas estimaciones más conservadoras hacen Beckett y Oltjen del Dpto. de Ciencias Animales de la U. de California: para producir 1 kg. de trigo se requieren 120 lt. De agua, y para 1 kg. de carne vacuna, 3.700 lt. De agua. (AnimaNaturalis, s.f) Es interesante mirar un poco más de cerca estas cifras: sea en la estimación más radical como la más conservadora, la producción de carne vacuna representa un gasto escandaloso de agua comparada con la producción de vegetales o cereales.

Las causas de la manufactura cárnica representan gran influencia en el racionamiento planetario de agua, puesto que equivale al 8% del agua que el ser humano dispone, primordialmente por medio de la irrigación de los sembríos forrajeros. Los informes compendiados precisan que esta área es el generador central de desechos que impurifican el agua, provenientes, sobre todo de los restos de animales, hormonas, antibióticos, los fertilizantes y plaguicidas que se emplean en los sembríos forrajeros, la materia química a la que recurren en las curtidurías y sedimentos de los terrenos erosionados. Es necesario decir que aún no se han realizado estudios mundiales, sin embargo, se considera que solamente en los estados unidos el ganado y la manufactura agropecuaria de forrajes utilizan el 50% de los antibióticos, el 37% de los plaguicidas y origina alrededor de una tercera parte del fósforo y nitrógeno que corrompen el agua. Además, produce cerca de las dos terceras partes del amoniaco antropogénico, el cual interviene, en gran medida, a la acidificación de los ecosistemas y a las lluvias ácidas.

Asimismo, el área agropecuaria es, por mucho, el más notable usuario de las acciones humanas sobre las tierras. El pastar equivale el 26% de la extensión terrestre y la elaboración de pienso corresponde aproximadamente a una tercera parte de toda la superficie agraria. El esparcimiento de las tierras en las que se pasta es una consecuencia determinante en la desforestación, aún más en América Latina, ya que cerca del 70% de los bosques amazónicos son destinados como pastizales, y los sembríos de pienso visten gran cantidad del área sobrante.

Aproximadamente el 70% de las zonas que se usan para el pastoreo en las regiones desiertas se encuentran degradadas, siendo el factor primordial el sobre pastoreo, la perdida de volumen del suelo y el desgaste debido a la vacada. La cantidad de animales engendrados destinados para la alimentación del ser humanos constituye un sacrificio de la biodiversidad de la tierra. Siendo así que el ganado es un 20% íntegro de la biomasa animal terrestre, y el área donde se aloja el día de hoy previamente era ecosistema de especies silvestres. Según El fondo mundial para la naturaleza de entre 825 ecorregiones clasificadas, en 306, el vacado es denominado como “una amenaza en la actualidad”, igualmente que las 23, de las 35 “zonas mundiales de gran concentración de biodiversidad” del listado de International Conservation, el cual representa un peligroso desgaste de hábitats, se quebrantan debido a la implicación de la manufactura agropecuaria.

En definitiva, los cambios que se están presentando en el clima y medioambiente requieren de nuestra atención con urgencia. Sin duda, la industria de la ganadería provoca un gran número de consecuencias que con el tiempo ocasionaran gran impacto tanto como lo haría el transporte o el sector petrolero, pues su secuela en el aire, el agua y la misma tierra son devastadoras. La huella ambiental que la ganadería está dejando, junto con el incremento desmesurado de la población mundial, son argumentos indiscutibles e irrevocables para persistir en la búsqueda sustancial de un mejor sistema de agricultura animal.

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