Historia de la Devaluación del Peso Mexicano
En primer lugar en este ensayo sobre la devaluación del peso mexicano cabe definir el temino “la devaluación”. La devaluación es la pérdida de valor de una moneda frente a una extranjera. El peso mexicano se ha visto afectado por varios factores desde el momento en que fue acuñado, a partir de la independencia de méxico en 1821, el sistema monetario utilizado fue el del bimetalismo, el peso siendo sustentado por oro en igual equivalencia. Tiempo después de que se aplicara este método, debido a las constantes guerras ocurridas dentro del periodo siguiente a la independencia, la moneda de oro fue siendo atesorada y extraida del país hasta quedar principalmente con puras monedas de plata, pero aun conservando el sistema bimetalista. Luego de eso surgió otro hecho que generó aún mayor descenso al valor de la plata, siendo este material valorado por su contenido metálico y no como divisa, lo que provocó una disminución del precio del peso y el crecimiento de una diferencia dólar-peso, claramente a favor del dólar. Partiendo de ahí, el precio del peso no cesó de devaluarse, debido a que la plata era lo único que sustentaba esta moneda, para el año de 1873 la relación oro plata era de 1:16,5 y para 1903 su diferencia ya era de 1:32, provocando que el gobierno mexicano determinase que 2 pesos eran equivalentes a un dólar, siendo la primera gran devaluación de este efectivo.
En el año 1913 surge la decena trágica, este fue un periodo de 10 días en el que la gente se levantó en armas debido a la inconformidad hacia el gobierno de Francisco I. Madero fue una lucha armada que tuvo varias consecuencias monetariamente en el país, dio lugar a la generación de varios tipos de papel moneda, provenientes desde bancos privados hasta líderes de la revolución, por consecuencia, la circulación de la moneda de plata empezó a caer en desuso y a su vez el nuevo papel moneda surgido sufrió una gran devaluación.
Llegando los tiempos de paz después de la revolución, durante el mandato de Carranza se logró devolver su valor a el peso mexicano, sustentándolo con 75 centigramos de oro puro, volviendolo de libre circulación y permitiendo la libre exportación e importación de oro. Se regresó a el uso de las monedas de plata y oro, se acrecentó la acuñación de monedas y se dejó de lado los billetes y los créditos bancarios.
Todo pudo continuar de manera bastante estable por unos años, pero durante la crisis de posguerra en 1921, México se vio afectado también, las exportaciones del país disminuyeron y las monedas de oro volvieron a escasear en todo el país. La medida que optó el gobierno por utilizar para corregir esto no surgió hasta julio de 1931, cuando se decidió desmonetizar el oro y convertir los billetes del banco de México y las monedas de plata en el único sistema de pago. Pero el desmonetizar la moneda de oro no hizo otra cosa más que hacer que el peso plata se devaluara internacionalmente. En 1933 el banco de México fijó el precio del dólar a 3.60 pesos, generando la segunda devaluación de la moneda mexicana.
En el país aún no se había instaurado un sistema de créditos y el banco tampoco conseguía que sus billetes se volviesen de circulación común, las monedas de plata y sus variantes más pequeñas eran las que cubrían esa necesidad, pero en todo el mundo surgió un hecho que cambió drásticamente esta moneda. La plata vio aumentado su valor de una manera tan amplia que el mismo peso se veía corto en el valor que se le había dado. Por ello el peso empezó a ser exportado y atesorado, generando que el gobierno se viese en la necesidad de desmonetizar las monedas de plata y hacer una reserva, además de darles a los billetes poder liberatorio ilimitado y capaces de ser intercambiados por monedas de plata. Esta situación fue de gran provecho para el país debido a que ya no se vio afectado por las relaciones oro-plata y volviéndose independientes, patrón oro y patrón plata. Debido a esto la reforma monetaria de 1936 eliminó toda relación metálica con el peso, provocando que la moneda desarrollara su valor en base a el buen funcionamiento y uso que se le diese y no más al valor que poseía el metal en ese momento. Esto fue un intercambio de beneficios y desventajas, al estar desligada la moneda de algún metal se perdía esa volatibilidad que caracteriza a el oro y la plata, pero a cambio se obtenía una mayor estabilidad y seguridad para la moneda.
En el año 1935 surgió una situación que permitió darle más elasticidad al sistema monetario por un bajo precio, pero a costa de esa seguridad anterior. Cosa que no hizo otra cosa más que afectar el valor del peso, generando una ola de devaluación tras devaluación en el lapso 1925 a 1976 llevando la relación peso-dólar de 2.00 pesos por dólar a 22.71 pesos por dólar.
Una situación que obligó a el banco de México a vender el equivalente a 35 millones de onzas de plata para mantener el dólar a 3.60 pesos fueron las políticas del presidente Lázaro Cárdenas. Pero aún con las medidas tomadas, en marzo de 1938 la expropiación petrolera generó una gran salida de inversiones en el país, haciendo imposible sostener ese valor del peso y viéndose obligado a soltar su precio otra vez, esperando ver que el mercado determinase su valor para volver a generar equilibrio. La expropiación petrolera implicó el dominio de todo el petróleo en el territorio nacional por el estado mexicano, constituía librarse de todas las compañías extranjeras que habían estado explotando este recurso y llevándose el mayor beneficio. Dentro de todos los ajustes que sufrió el peso mexicano, llegó a subir hasta 5.99 pesos entre agosto de 1939 y 1940, pero debido a que en este periodo surgió la segunda guerra mundial, los capitales volvieron al país buscando un lugar seguro y el banco de México pudo fijar en octubre de 1940 el precio del peso a 4.85 por dólar, evitando que este se desplomara más, aunque volviendo inevitable la tercera devaluación del peso.
En los años 1948-1949 ocurrieron otras dos devaluaciones, estas debidas a que al finalizar la segunda guerra mundial los inversionistas regresaban a otros países y también por el gran requerimiento de importaciones para el proceso industrial generado en la posguerra, ocurriendo otra vez que el banco soltase el valor del precio y lo dejase fluctuar provocando que disminuyese aún más su precio, a unos 7.34 pesos por dólar. La cuarta y quinta devaluación ocurrieron en el periodo entre los años 1949-1954 llegando a 12.50 por dólar.
Una comparación interesante para conocer el impacto de todas estas devaluaciones sería viéndolo a un nivel más doméstico, comparando los precios de los productos básicos en la alimentación mexicana en los años setenta del siglo XIV contra los encontrados en 1970.
El peso mexicano se ha visto envuelto en muchos problemas a lo largo de toda su historia pero mucha de su depreciación también ha sido consecuencia del mal manejo que se ha hecho del país, generando desconfianza entre las personas que estaban dispuestas a usar esta moneda y haciendo que las inversiones existentes en México busquen un lugar con mayores beneficios y menos riesgo, afectando directamente a todos los mexicanos y a su calidad de vida.