Historia De Los Centros De Internamiento De Extranjeros En España

En la actualidad, hay siete Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) en todo el territorio nacional (Gran Canaria, Tenerife, Algeciras, Barcelona, Madrid, Murcia y Valencia) con una capacidad total para algo más de 2.500 personas y un mantenimiento anual de unos 9 millones de euros. En Canarias, al igual que ocurre en el resto de España, los dos CIE que quedan abiertos (Tenerife y Gran Canaria) dependen directamente del Ministerio del Interior.

A los CIE son enviados aquellas personas en situación irregular que son detectadas llegando a la costa o interceptadas en algún sitio público por las fuerzas del orden y carecen de estancia legal en España. Además, en los CIE también se interna a aquellos migrantes que tienen una orden de readmisión y a aquellos otros que han cometido una infracción administrativa sancionada con la expulsión, según el artículo 57.7 de la LOEX. Desde el año 2010, cumpliendo con una reforma del Código Penal, también se envían a los CIE a inmigrantes que han cometido algún delito que será sustituido por la expulsión de acuerdo con el artículo 89 del Código Penal. En los CIE se retiene a los inmigrantes irregulares durante un máximo de 60 días mientras se resuelven sus expedientes y se procede a sus repatriaciones. En caso de que no sea posible repatriar al migrado en ese plazo, este quedará en libertad aunque en situación de irregularidad documental.

Los CIE aparecen por primera vez en España en 1985 a través del artículo 26.2 de la Ley Orgánica de Extranjería. Esta misma ley, en su artículo 60, estipulaba que los centros “no tendrán carácter penitenciario y estarán dotados de servicios sociales, jurídicos, culturales y sanitarios”. Sin embargo, se tardaría casi veinticinco largos años en aprobar una ley que regulara el funcionamiento de estos centros, algo que se haría a través de la Ley Orgánica 2/20009 la cual introducía un plazo de 6 meses para regular los CIE. La citada LO 2/2009 sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración no solo llegaba tarde sino que lo hacía junto a una gran controversia al incorporar en su texto la Directiva 2008/115/CE de la Unión Europea de enero de 2007 que vendría a ser conocida como “el reglamento de la vergüenza”. Esta Directiva de la Comunidad Europea, que entraría en vigor finalmente a través del Real Decreto 557/2011, incluía algunos puntos controvertidos como la posibilidad de retener a los inmigrantes en centros de internamiento durante un máximo de 18 meses.

A pesar del desarrollo de este marco legal, incomprensiblemente los CIE no se regularían hasta el 15 de marzo de 2014 a través del Real Decreto 162/2014 y bajo el título Reglamento de Funcionamiento y Régimen Interior de los Centros de Internamiento de Extranjeros.

En cuanto a Ceuta y Melilla, no existen CIE y a los centros para migrantes se les denomina Centros de Estancia Temporal para Extranjeros (CETI). Estos centros son gestionados por el Ministerio de Trabajo a través de las Delegaciones Provinciales del Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO), aunque el Ministerio del Interior pueda tomar decisiones. Los CETI de Ceuta y Melilla, regulados por los artículos 264 y 266 del Real Decreto 557/2011, a diferencia de los CIE acogen al colectivo inmigrante en un régimen de internamiento abierto.

La Directiva del Retorno 2008/115 del Parlamento Europeo fijaba en 6 meses, renovables por otros 6 en casos excepcionales, el plazo máximo en el que un migrante podía estar retenido en un CETI. En realidad, algunos migrantes residen hasta cuatro y cinco años en estos centros sin que ello sea considerado una circunstancia excepcional. Así, se tiene constancia de casos como el de un grupo de ciudadanos indios que residieron en el CETI de Ceuta durante cuatro años, u otro caso que involucraba a un grupo de bangladesíes que se vieron atrapados en el CETI de Melilla cinco años. Esto marca una diferencia con los CIE donde el extranjero solo puede ser retenido durante un máximo de 60 días.

Centros de Internamiento de Extranjeros en Canarias

Los primeros clandestinos que llegaban a Canarias eran conducidos a una antigua nave del aeropuerto en desuso en la isla de Fuerteventura que, entre 1998 y 2003, fue utilizada como improvisado centro de retención de extranjeros. Este centro fue sustituido en 2003 por el mayor CIE de España: El Matorral. Mientras, algunos de los migrantes permanecían en un CIE habilitado a toda prisa en Lanzarote. Estos dos centros se vieron desbordados en numerosas ocasiones a principios y mediados de la primera década del nuevo siglo, teniendo los internos que dormir en colchones distribuidos por el suelo.

En cuanto a la isla de Gran Canaria, en 1993 la antigua prisión provincial de Las Palmas abría sus puertas como cuartel de la Policía Nacional e incluía una zona para la retención de extranjeros en situación de residencia irregular. El CIE de Barranco Seco, como vino a ser conocido, tenía una capacidad +inicial para 84 personas (capacidad que se amplió años después) y mejores servicios que los de las islas vecinas, incluyendo personal sanitario y traductores.

Durante la década de los noventa del pasado siglo, el reducido número de llegadas de inmigrantes en situación irregular a Gran Canaria conseguía que el centro permaneciera prácticamente vacío. Pero la cosa comenzó a cambiar a principios del año 2000, cuando cientos de inmigrantes subsaharianos que llegaban a Fuerteventura y Lanzarote fueron trasladados a Barranco Seco. Por su parte, en Tenerife el CIE de Hoya Fría no comenzó a funcionar hasta diciembre de 2003 cuando los otros centros en las islas orientales ya no daban abasto frente al elevado número de llegadas de inmigrantes en situación irregular. Sin embargo, la puesta en marcha de este nuevo CIE no cambió mucho las cosas y pronto también se vio desbordado.

A todas luces, la capacidad de los CIE en Canarias ya era insuficiente en el año 2004 antes de que comenzara la “crisis de los cayucos”. Entonces, Canarias contaba con un total de 1.475 plazas: 168 en Barranco Seco (Gran Canaria), 238 en Hoya Fría (Tenerife) y 1.069 en El Matorral (Fuerteventura). Sin embargo, entre los años 2001 y 2003 solo en El Matorral se llegaron a alojar hasta 17.739 personas: 3.145 en 2001 (de ellos, 3.113 africanos), 7.381 en 2002 (7.348 africanos) y 7.213 en 2003 (6.932 africanos). Y lo peor aún estaba por llegar.

Los CIE canarios durante la “crisis de los cayucos”

Los centros de internamiento de extranjeros eran una realidad un tanto desconocida para buena parte de la opinión pública canaria (sobre todo en las islas más occidentales) hasta finales del siglo XX. Esta percepción cambió con la llamada “crisis de los cayucos”, cuando el gobierno autónomo se encontró en la disyuntiva de tener que dar cobijo y asistencia a los cientos de inmigrantes que llegaban a sus costas casi a diario.

En la primavera y el verano de 2006 los centros de Hoya Fría en Tenerife, Barranco Seco en Gran Canaria y El Matorral en Fuerteventura se vieron totalmente desbordados, teniéndose que habilitar campamentos militares y centros de estancia temporal provisionales incluso en las islas pequeñas que carecían de CIE. Este fue el caso de La Camella en la Gomera, Valverde en el Hierro, Las Américas y Las Raíces en Tenerife, Las Guacimetas en Lanzarote y la Isleta en Las Palmas de Gran Canaria.

Ante esta situación, el Gobierno de España intentaba poner un parche a la situación distribuyendo a los migrantes entre los distintos centros en la península. Por ejemplo, en 2006 unas 19.000 personas, la gran mayoría hombres de origen subsahariano, fueron “repartidas” desde Canarias vía península.

De acuerdo con el Boletín Oficial de las Cortes, solo en el mes de septiembre de ese año se trasladó a 973 personas desde Canarias a diferentes CIE de la península. Exactamente fueron trasladados, en un total de 18 vuelos, 185 inmigrantes a Málaga, 159 a Barcelona, 499 a Madrid, 55 a Valencia y 75 a Murcia. En abril de 2007, también según el Boletín Oficial de las Cortes Generales, se habían enviado al CIE de Valencia a 181 clandestinos que entraron por Canarias, mientras que el siguiente mes el número alcanzó las 214 personas. Pero ni las repatriaciones y ni los traslados de grupos de hasta 200 inmigrantes conseguían paliar las condiciones de hacinamiento de los centros para extranjeros canarios.

Los CIE canarios en los últimos años

A partir del año 2007 las llegadas de cayucos comenzaron a descender. Para entonces permanecían abiertos en Canarias tres CIE: El Matorral, Barranco Seco y Hoya Fría, más los dos centros temporales de la Isleta (Gran Canaria) y las Raíces (Tenerife) que cerrarían sus puertas ese año.

Mientras, la Cruz Roja operaba un CETI, Udjama, en la capital de Gran Canaria con 154 plazas y el cual había comenzado a funcionar en mayo de 2000 para cobijar a los cientos de irregulares que se encontraban vagando por las calles de la ciudad sin poder ser repatriados.

En 2009, las cifras de llegadas de migrantes en situación irregular seguían cayendo en picado y ese año llegaron a las islas un total de 2.246 irregulares africanos, mientras que en el año 2011 arribaron a Canarias desde África 26 embarcaciones con 340 clandestinos a bordo. Este descenso en las cifras de llegadas de clandestinos a las costas de Canarias hizo que, a mediados del año 2012, se cerrara temporalmente el CIE con mayor capacidad de España, El Matorral en Fuerteventura. En esos momentos, en El Matorral había tan solo 11 internos en unas instalaciones con capacidad para casi 1.100 personas. Es más, en toda Canarias había solo 25 detenidos en los tres centros que quedaban abiertos: El Matorral, Barraco Seco y Hoya Fría. No obstante, y por si acaso los flujos migratorios hacia Canarias se vuelven a intensificar tal y como está ocurriendo en los últimos meses, se sigue invirtiendo dinero en el mantenimiento del El Matorral, exactamente casi 4 millones de euros hasta el año 2016.

En 2015, permanecían abiertos los centros de Hoya Fría (Tenerife) y Barranco Seco (Gran Canaria). Pero ese año la capacidad del CIE de Barranco Seco se vio afectada por sus serios problemas estructurales, adaptando su operatividad a 80 personas. No obstante, este número de plazas era entonces más que suficiente teniendo en cuenta que, a finales del año 2015, la media de internos era de 12 en Tenerife y 11 en Gran Canaria, con un total de 843 y 51 internos pasando por Gran Canaria y Tenerife, respectivamente.

Al año siguiente, en 2016, la asociación Servicio Jesuita a Migrantes publicaba un informe que aseguraba que 633 personas habían pasado ese año por el CIE de Barranco Seco y 215 por el de Hoya Fría, la mayoría hombres. Teniendo en cuenta que la capacidad total del CIE de Barranco Seco en Gran Canaria, aunque limitada a 80, es de 168 plazas (132 para hombres y 36 para mujeres) y que Hoya Fría tiene una capacidad total de 238 (180 hombres y 58 mujeres), se daba la circunstancia que las cifras de residentes que se encontraban en los centros a la misma vez era muy inferior tanto a la capacidad de acogida de los centros como al número de profesionales allí empleados. Esta situación comenzó a experimentar cambios en el año 2019 cuando el repunte de migrantes llegados a Canarias se hizo evidente, en parte debido al escaso número de plazas disponibles en los CIE.

Finalmente, en febrero de 2018 se anunciaba que Barranco Seco cerraba sus puertas temporalmente para desarrollar obras de reformas y acondicionamiento, prestando solo servicios mínimos. Estas obras aún no habían terminado a finales del año 2019, dándose la circunstancia de que varias decenas de migrantes que habían llegado a la costa de Gran Canaria clandestinamente tuvieron que dormir en la calle, auxiliados por diversas ONG como Cruz Roja o Cáritas Diocesanas.

A principios del 2018 los pocos internos que residían entre las paredes del CIE de Barranco Seco fueron trasladados a Hoya Fría, en Tenerife, que se convertirá por un tiempo en el único centro de internamiento de extranjeros en pleno funcionamiento en Canarias. Se daba, así, respuesta a las numerosas quejas que se habían ido acumulando con los años con referencia al mal acondicionamiento de las habitaciones o la escasez de agua en el centro de Gran Canaria. Sin embargo, otras quejas, aquellas referidas a la escasa presencia de trabajadores sociales o personal sanitario, deberán ser solucionadas en el futuro. Como no era de extrañar, durante ese período y hasta finales del año 2019, debido a las obras de mejoras en el centro la estancia media en Barranco Seco es la más baja de todo el país, con 13,79 días de media.11

Al analizar el número de migrantes que pasan por los CIE canarios hay que tener en cuenta que las cifras pueden resultar un tanto engañosas. Esto se debe a que en los últimos años las personas interceptadas en alta mar son llevadas primero al CIE de Las Palmas de Gran Canaria, donde son contabilizadas para luego ser trasladadas a Hoya Fría en Tenerife. Por tanto, las cifras reales de Barranco Seco son, a partir de 2015, menores que las reflejadas en las estadísticas, mientras que las cifras del centro de Hoya Fría son mucho más elevadas.

Otro dato a tener en cuenta es que la media de residentes en Barranco Seco entre los años 2011 y 2016 fue de 460, mientras que en Tenerife el promedio de internos fue de 123 personas. Esto supone unas 38 personas al mes en Gran Canaria y unas 10 personas al mes en Tenerife. Como se puede apreciar, estos promedios están muy por debajo de la capacidad de acogida de los centros.

En cuanto al perfil de los internos en los CIE de Canarias, y de acuerdo con la Memoria de la Fiscalía General, en 2017 el perfil dominante era el de un hombre marroquí. De hecho, más del 90 % de los 425 migrantes que llegaron a las costas canarias irregularmente en el año 2017 eran hombres. Este perfil masculinizado siempre ha sido el dominante. Así, la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2010 ya señalaba que ese año el 90,66% de los internos en los CIE de Canarias eran varones.

Controversia con los CIE canarios

Las quejas referentes a las condiciones de las instalaciones y los derechos de los inmigrantes internados en los CIE no han cesado con la bajada en el número de llegadas. Finalmente, esas quejas recibieron una contestación oficial cuando, el 19 de octubre de 2015 y en respuesta a un auto de la entonces jueza de control del CIE de Barranco Seco, Victoria Rosell, el Ministerio del Interior admitía que Barranco Seco no cubría los derechos básicos que se supone se deben prestar a todo inmigrante. El Ministerio del Interior también reconocía que esa resolución se podía aplicar al resto de los CIE de España: Madrid, Barcelona, Murcia, Algeciras, Valencia y Tenerife.

Al año siguiente, en 2016, concretamente en el mes de marzo, surgía la plataforma “Canarias Libre de CIES” que reunía a varias ONG, entre ellas Médicos del Mundo, CEAR en Canarias y Cáritas, y cuyo fin era concienciar a la población y autoridades canarias para que ejercieran presión sobre el Estado español a fin de transformar el modelo de internamiento de extranjeros que llegan de manera irregular. La presión de la plataforma “Canarias Libre de CIES” ha conseguido que la realidad de los CIE en Canarias salte al candelero informativo más a menudo, pero poco más. En la actualidad, el CIE de Barranco Seco continúa bajo mínimos y sus instalaciones siguen siendo objeto de reformas, lo cual ha provocado situaciones como la de algunos migrantes durmiendo en la calle sin poder ser atendidos.

Cifras de expulsiones de migrantes desde CIE de Canarias

La imposibilidad de una identificación positiva, la inexistencia de acuerdos de repatriación con sus países de origen o el estar a la espera de la resolución de una solicitud de asilo, hace que las repatriaciones de extranjeros en situación irregular no siempre sean posibles. Y es que en solo dos meses hay que identificar a las personas, averiguar el país de cada una de ellas, contactar con las autoridades de sus respectivos países, solicitar la repatriación y preparar el traslado. Como resultado, la mayoría de los indocumentados quedan en la calle sin que sus expedientes se resuelvan.

Consecuentemente, el porcentaje de expulsados está muy por debajo de lo que cabría esperar. Así, en 2012 y 2013 fueron repatriados alrededor del 47 % de los extranjeros internados en un CIE en España con una orden de expulsión bajo el brazo. También se sabe que en el año 2015, se expulsó de los CIE de España al 52 % de las 6.930 personas internadas. Al año siguiente, en 2016, las cifras variaron y de las 7.597 personas internadas en un CIE en España (7.084 hombres y 513 mujeres) se expulsó a 6.305, lo cual significaba un 82,99 %. Finalmente, en el año de las 8.814 personas internadas en un CIE para ser expulsadas, fueron enviadas a sus países 3.041. Esto significa un 34,5 % de “tasa de éxito”. En resumen, el promedio de expulsados de 2011 a 2016 se situó en algo menos del 50 %.

Al llevar a cabo un pequeño análisis de las cifras de internamientos y expulsiones de los últimos años, se deduciría que los CIE no están cumpliendo con su función de internar a los migrantes ilegales hasta su repatriación y que no están siendo muy efectivos. Y esto nos lleva a pensar que, quizás, deberíamos plantearnos seriamente el desarrollo de otro enfoque con respecto a la inmigración irregular.

En cuanto a los CIE canarios, tal y como se aprecia en la siguiente tabla, los porcentajes de expulsados sufren grandes variaciones de un año a otro. Así, el CIE de Barranco Seco pasa de algo menos de un 30% de expulsiones en 2013 a un ridículo 0,63% en 2016. Esto se explica porque, como se ha mencionado anteriormente, en los últimos años la mayoría de los migrantes con orden de expulsión del CIE de Gran Canaria son enviados a Tenerife. Este hecho también ayudaría a entender la diferencia de expulsiones que se vieron en los CIE canarios en el año 2015 con un 2,08% en Barranco Seco y un 88,89% en Hoya Fría. Sin embargo, en el año 2013 la diferencia entre ambos CIE es muy amplia y para entonces el CIE de Barranco Seco todavía estaba operativo y acogiendo migrantes. Por otro lado, en el año 2016 se registró un porcentaje de expulsiones muy bajas desde el CIE de Hoya Fría (que sí estaba plenamente operativo), lo cual es muy poco habitual en ese centro, el cual suele arrojar altos índices de expulsiones.

La mayoría de las expulsiones representadas en la anterior tabla correspondieron a hombres procedentes de Marruecos y Argelia. Por tanto, el perfil de los migrantes expulsados de los CIE canarios es un perfil masculinizado y dominado por personas del Magreb, similar al perfil dominante en años anteriores. 

22 October 2021
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