Historia De Troya, La Íliada Y Cuestión Homérica
Introducción
El escudo de Aquiles se encuentra descrito en el canto XVIII de la Ilíada, una epopeya cuya autoría se discute. En el presente trabajo se hará una breve exposición de la historia de Troya para contextualizar después la Guerra de Troya y resumir a grandes rasgos la Ilíada. Además, se incluirán los argumentos a favor y en contra de Homero como autor de este poema junto con otros datos más.
Desarrollo
Historia de Troya
Troya, habitada desde principios del tercer milenio a.C., se encontraba en la actual provincia turca de Çanakkale, próxima al estrecho de los Dardanelos, rodeada por los ríos Escamandro y Simois. La mitología griega dice que Dárdano, hijo de Electra y Zeus, va a Asia Menor donde se casa con Batiea, hija de Teucro, tras lo que funda Dardania, iniciando así la familia real troyana. El reino pasa después por las manos de su nieto Tros, tras lo que su hijo Ganimedes es raptado por Zeus y su hijo Ilo funda Ilión. Este último encuentra la estatua conocida como “Paladio”, que había caído del cielo, la cual evitaría, según un oráculo, que la ciudad fuera asaltada mientras permaneciera en ella. Más tarde, Ilo manda construir un templo de Atenea en el lugar exacto en el que había caído la estatua.
Esta ciudad se conoce como Troya/Ilión ya que toma el nombre de sus primeros reyes: una fusión de Teucro, Tros e Ilión. El gentilicio de sus habitantes es “teucros”. Desde la Edad del Bronce, Troya ha tenido bajo su control la entrada al Helesponto y las diferentes rutas existentes a su alrededor. Probablemente se dedicaron al comercio internacional –apoyándose en el control que tenían de las rutas–; a la cría de caballos; y a la producción textil, puesto que se han encontrado diversas ponderas. No obstante, los restos que conservamos de sus exportaciones se reducen a un tipo de cerámica llamada “cerámica gris troyana”.
Sobre el año 500 a.C. hubo un gran terremoto que destruyó algunos de los más famosos edificios de Troya. Tras siglos de olvido, sus ruinas fueron encontradas por Heinrich Schliemann en unas excavaciones en 1871. No se poseen muchos más datos acerca de los troyanos, a parte de que la ciudad fue destruida y reocupada varias veces durante la historia y que se construyeron al menos nueve ciudades encima. Parte de la información que tenemos es gracias a las diversas excavaciones realizadas en el lugar y gracias a los textos conservados, entre los que destacan los hititas. Estos confirman la relación que hubo durante cientos de años entre los reyes troyanos y el Gran Rey Hitita. Cabe mencionar también que el momento de mayor esplendor de los troyanos coincide con el auge del Imperio hitita.
Los hititas comenzaron siendo unos pequeños reinos con poco poder y evolucionaron hasta conformar un gran imperio en el siglo XVII a.V., cuando establecieron su capital en Hattusa. Llegaron a ser tan poderosos que se enfrentaron a Babilonia y derrocaron su antigua dinastía. Desde entonces hasta su fin en el siglo XII a.C. hubo una rivalidad constante con Egipto. Periodos en la colina de Hisarlik Se cree que fueron autosuficientes, si bien comercializaron con otras potencias del Bronce Reciente (como Troya).
Alcanzaron su mayor auge en los siglos XIV y XII, concretamente durante el reinado de Suppiluliuma I, cuando el imperio se expandió hacia Siria septentrional y tuvo diversos conflictor con los egipcios del Imperio Nuevo. Su último rey fue Tudhaliva IV, quien reinó desde 1227 a 1209. El imperio hitita llega a su fin sobre el 1200 a.C.
Cuestión homérica
Tradicionalmente, se dice que Homero fue un aedo griego que creó la Ilíada y la Odisea. No obstante, toda su vida es un incógnito para nosotros. En primer lugar, se cree que su nombre pueda venir de Ὅμηρος o de ὁ μή ὁρῶν, que significa ‘el que no ve’, ya que según la historia fue un poeta ciego. En segundo lugar, tampoco se tiene muy claro ni su fecha de nacimiento ni su ciudad natal. Heródoto, por ejemplo, escribe «homero y hesiodo fueron anteriores a mi, según creo, solo cuatrocientos años» (Historia II 53.2), por lo que pudo haber nacido sobre el siglo VIII a.C. Respecto a su lugar de nacimiento, sus biografías que nos han llegado de la Antigüedad contemplan los siguientes lugares: Atenas, Salamina, Rodas, Colofón, isla de Quíos y Esmirna. La mayoría de investigadores dicen que tuvo que haber nacido en una de las ciudades jonias, concretamente en la isla de Quíos.
A la falta de datos concretos sobre su biografía se le añaden más problemas: si Homero vivió unos 450 años después de que se produjera la Guerra de Troya, ¿cómo pudo hacerse con la información suficiente como para plasmarla en sus obras? Los agregados y cambios que se han hecho durante las Épocas Arcaica y Clásica a la Ilíada y la Odisea –como la introducción del canto X en la Ilíada– dio lugar a que ya desde la Antigüedad se cuestionase la autoría de estas dos obras. Los primeros en notar discrepancias fueron sus editores alejandrinos, Zenódoto de Éfeso, Aristófanes de Bizancio y Aristarco de Samotracia. En 1664 el adab francés d’Aubignac sostiene que son dos poemas que Pisístrato mandó “reeditar”.
En 1795, Fiedrich August Wolf publica Prolegomena ad Homerum, libro en el que también argumenta –entre otros motivos, porque en la Grecia del siglo VIII a.C. no existía la escritura– que Pisístrato fue el que mandó compilar a un comité ambos poemas. Wolf crea en el siglo XIX la “crítica analítica”, que engloba todas aquellas críticas que niegan a Homero como autor de ambas epopeyas. Los argumentos principales para estas críticas son: las repeticiones, los cambios de estilo, las contradicciones de la lengua –se usa el eólico, el arcadio, el chipriota, etc., lo que hace que se conozca a la lengua homérica como lengua artificial–, …
Existen dos teorías principales sobre la composición de los poemas: la primera es la de la ampliación, establecida por Hermann, que sostiene que fueron rapsodas posteriores los que ampliaron las tramas principales de la Ilíada y la Odisea –la cólera de Aquiles y el regreso de Ulises a Ítaca, respectivamente–, hasta llegar al estado actual; la segunda es la de la compilación, creada por Kirchhoff y aplicada a la Odisea por Wilamowitz, que dice que ambos poemas son compilaciones creadas por un poeta partiendo de poemas épicos independientes anteriores.
A comienzos del siglo XX, surge la “crítica unitaria”, que aúne los argumentos a favor de la unidad de los poemas homéricos. Estos investigadores sostienen que el autor de la Ilíada y la Odisea es Homero, quien ha recopilado las historias transmitidas por una larga tradición oral. Dentro de esta “crítica unitaria” encontramos a Drerup, quien argumenta en 1914 que existen características de composición parecidas a las del estilo geométrico en la cerámica del siglo VIII en el canto V de la Ilíada.
Además, Milman Parry demuestra que las repeticiones y las contradicciones existentes se deben a que estas epopeyas han sido transmitidas mayoritariamente mediante tradición oral y que, por lo tanto, los de la “crítica analítica” no deben usar esos argumentos para decir que Homero no es el creador de ambos poemas. Respecto a las características que se consideran propias de Homero se encuentran: la urbanidad y la humanidad que se puede observar, por ejemplo, en diversas manifestaciones de amistad –como la de Patroclo y Aquiles–; y el gran dramatismo, ya que en ambas epopeyas los temas centrales son el sufrimiento y el destino de los protagonistas.
A Homero también se le atribuyen otros poemas paródicos que se han heredado de la Antigüedad. De ellos únicamente conservamos completo la Batracomiomaquia, una composición de 303 versos. En esta obra se recoge una batalla entre unas ranas y unos ratones, cuyo argumento está influenciado por una fábula de la Vida de Esopo: una rana se encuentra con un ratón y al final este último muere ahogado en una charca.
Estaba dividido en tres partes, todas ellas con una longitud similar: la primera cuenta las causas de la guerra, la segunda narra los preparativos y en la tercera se produce el desenlace. Es un poema burlesco debido a: la falta de importancia del argumento, el contraste entre los personajes y la parodia que se hace de los recursos épicos típicos –tanto del verso, como del proemio, la invocación de las Musas, etc.–.
Ilíada
Características
Es la epopeya griega escrita más antigua de la literatura occidental. Está compuesto por 15693 versos divididos posteriormente en 24 cantos por Zenódoto –primer director de la Biblioteca de Alejandría– de extensión muy desigual, ya que el más breve, el canto III, tiene 461 versos, y el más largo, el canto V, tiene 909. Está escrita en una forma culta del griego antiguo, con diferentes dialectos. Sus versos son hexámetros dactílicos, que consisten en la repetición de una unidad formada por una sílaba larga y dos breves –u otra larga– seis veces; cada verso se separa del siguiente gracias a una pausa. Narra lo ocurrido durante 51 días en el décimo y último año de la guerra de Troya, concretamente un episodio: el de la cólera de Aquiles, rey de Ftía, el más valiente de los guerreros griegos. El desenlace de la guerra no aparece en esta obra, sino en la Eneida de Virgilio: Odiseo propone introducirse en Troya ocultos en un caballo de madera gigante que dejarán en las puertas de la ciudad; tras lograrlo, salen de su escondite durante la noche y comienzan a atacar a los troyanos.
Resumen
Una Musa narra la peste que sufrieron los aqueos debido a que Agamenón, rey de estos, no había devuelto a Criseida a su padre, Crises, sacerdote de Apolo; finalmente se la devuelve y exige a Aquiles que él también devolviera a su esclava Briseida, lo que hace que este se enfade y decida dejar de luchar en la guerra. Agamenón convoca una asamblea y propone a sus compañeros huir, pero estos rechazan esta idea. Se enfrentan Menelao, hermano de Agameón, y Paris, hijo de Príamo y el que había raptado a Helena, la mujer de Menelao. Finalmente, Afrodita salva a Paris de la ira de Menelao, quien deseaba vengarse.
Después hay una breve tregua, tras lo que se continúa la lucha. Los troyanos logran acercarse al campamento aqueo gracias a una serie de victorias. Aquiles, mientras tanto, rechazaba las peticiones de sus compañeros de volver a la guerra. No obstante, Patroclo, amigo de Aquiles, sale al campo de batalla portando las armas y la armadura de Aquiles, tras lo que es asesinado por Héctor. Este hecho lleva a Aquiles a volver a la guerra. Lleno de odio, mata a Héctor y se ensaña con su cadáver, negándose a devolverlo a los troyanos.