Implicaciones De La Guerra Del Peloponeso En Grecia
En primer lugar, resulta necesario retomar y analizar las principales implicaciones que tuvo la Guerra del Peloponeso para el contexto griego tanto para la época en la que duró el enfrentamiento como tiempo después, pues sus consecuencias no se extienden solo a los años inmediatamente posteriores a la terminación del conflicto: por el contrario, tales consecuencias repercutieron ampliamente en acontecimientos políticos y económicos acaecidos varios años después.
Así, lo primero que llama la atención es el poderío económico y comercial que estaba teniendo Atenas en años previos al conflicto tras las firma de un tratado de paz con las ciudades vecinas en el año 445 a.C. Naturalmente, tal prosperidad experimentada por Atenas derivó luego en un poderío económico, político y militar superior al de las otras ciudades, lo que sin lugar a duda generó roces y enfrentamientos menores que luego escalaron a un conflicto de mayor magnitud luego de que Esparta, otra ciudad de gran poderío, le declarara la guerra a esta para evitar el crecimiento desmedido de su poderío militar, económico y político, dando lugar al enfrentamiento entre la liga de Delos, encabezada por Atenas, y la liga de Esparta, a la cabeza de Esparta.
Cabe anotar que no se trató solo de un enfrentamiento militar por el dominio de una ciudad sobre otra: se trató, en definitiva, de la lucha entre dos potencias por la prevalencia de todo un sistema político, económico e incluso social en toda la esfera griega, próspera y poderosa por esa época. En este sentido, se debe recordar que tanto Atenas como Esparta poseían sistemas políticos totalmente diferentes, pues mientras que en esta última ciudad predominaba la forma de gobierno oligárquica (aristoi), en la primera era la democracia la que prevalecía (demos). No obstante, las diferencias entre ambas potencias no se limitaban a sus respectivos sistemas políticos, pues más que una forma de gobierno diferente, la forma de vida tanto de atenienses como de espartanos representaban las dos formas de sociedad predominantes en la antigua Grecia, de ahí que la Guerra del Peloponeso cobrara una significación inusitada, aunque sus consecuencias fueron más perjudiciales en el corto plazo. Precisamente, una de las luchas que se dieron fuera del campo militar fue la relacionada con la prevalencia entre la forma de gobierno democrática y la de tipo aristocrática, es decir, un enfrentamiento entre la demos y la aristoi. En este sentido, el discurso dado por el filósofo Atenágoras en la Asamblea de Siracusa es totalmente válido por cuanto, como ya se indicó, ambas formas de gobierno estaban en disputa por su prevalencia. Esto cobra mayor relevancia si se considera que no se trataba solamente de una forma de gobierno dominante para estas dos potencias, sino para toda una esfera política griega. Además, Atenágoras habla en un contexto en el que la democracia aún se encontraba en su forma más primitiva, por lo que es posible afirmar que tal forma de gobierno ateniense se encontraba todavía en su fase de experimentación y obedecía a un contexto y a un tiempo específico en el que, de alguna manera, las reglas del juego estaban claras. No obstante, es de importancia resaltar que en Esparta la oligarquía no se daba en la forma en la que se dio durante la edad media o en tiempos más recientes, de forma que sus características y particularidades solo se pueden circunscribir al contexto y al modelo espartano.
De otro lado, la intervención de Atenágoras resulta totalmente esclarecedora y diciente en tanto da cuenta de una percepción sobre la democracia propia de una época. Con sus palabras, este filósofo, luego converso al cristianismo, expone parte del pensamiento y de la cosmovisión ateniense respecto a la política y a la democracia. No solo esto, sino que también presenta, desde el campo retórico, argumentos por los cuales la demos debía prevalecer sobre la aristoi. Esto último permite entrever que la guerra se llevó a cabo en campos que trascendían lo meramente militar. Finalmente, es interesante anotar que incluso en una época tan temprana vivida por Atenágoras, este pensador ya vislumbraba las consecuencias que podían suceder si se implantaba una forma de gobierno oligárquica: La oligarquía, en cambio, comparte con la mayoría los riesgos, pero de los beneficios no se lleva sólo la mayor parte, sino que hasta arrebata la totalidad de ellos y los retiene…