Importancia De La Madurez Psicológica con Respecto a la Felicidad
Introducción
“Madurez psicológica y felicidad” es un libro publicado en octubre de 2013 por el Doctor Fernando Sarráis en Pamplona (Navarra), su editorial es EUNSA y cuenta con 150 páginas. Fernando Sarráis se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad del País Vasco, Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y también licenciado en Psicología por la UNED. Otras obras suyas que destacar son “Personalidad”, “Aprendiendo a vivir: el descanso” y “Análisis psicológico del hombre”. La obra cuenta con una introducción de diez páginas y un epílogo breve de dos páginas. El libro se divide fundamentalmente en dos.
Desarrollo
La primera parte trata de la madurez psicológica (concepto, educación para la madurez psicológica, características y educación dirigida a la infancia y adolescencia) y la segunda parte aborda la inmadurez psicológica (concepto, características, factores educativos y circunstancias determinantes de la inmadurez y trastornos psicológicos y conductuales relacionados con la inmadurez psicológica). Finalmente, el autor de la obra explica la psicología positiva. La madurez psicológica es el resultado de conseguir una armonía entre la afectividad y la de las capacidades principales.
Madurez psicológica
Las personas que cuentan con madurez psicológica toman habitualmente decisiones sensatas gracias a una relación compensada entre razón y afectividad. También el autor comenta el peligro que tiene el que voluntad y afectividad persigan propósitos distintos. Sin embargo, cuando buscan un objetivo común se alcanza la madurez psicológica multiplicando así nuestras capacidades y permitiéndonos alegría y tranquilidad.
Educación para la madurez psicológica
Esto supone además el desarrollo más alto de las facultades psíquicas, nuestra conducta y la acción interna de esas facultades. Es clave por supuesto que dichas facultades estén equilibradas, las facultades superiores deben controlar a las inferiores. La inteligencia o razón marca la dirección, por tanto, para alcanzar esa madurez es necesaria la formación de la voluntad y de la razón. Esta formación consiste en formar el hábito de reflexionar tanto antes como después de actuar.
Formar esta rutina o costumbre es clave para facilitarnos el alcanzar la madurez. Además de facilitarnos la tarea, también nos permite sentirnos felices con nosotros mismos. Para que haya un avance de la voluntad es necesario realizar lo que la razón considera oportuno en numerosas ocasiones, aunque sea costoso o arduo.
Características de la madurez psicológica
La mayor parte de investigadores indican determinadas cualidades en común que las personas psicológicamente maduras tienen: una sensación realista de sí misma, una voluntad idónea para guiar unos objetivos antes establecidos gracias a la razón y un equilibrio emocional donde la razón prima sobre la afectividad. Estas personas también se adaptan fácilmente a cambios y lo hacen de forma serena y optimista. Los rasgos básicos son la seguridad, el autocontrol no obligado, la autoestima (no egocentrismo), un conocimiento propio realista y además una independencia emocional.
La autoestima: las personas con autoestima buena confían en sí mismas, para ello es vital que reciban cariño de otras personas y para que esto último suceda normalmente la persona debe hacer las cosas bien. Sin embargo, tienen que querer a la persona no sólo cuando hace bien las cosas si no también cuando comete fallos. Toda persona necesita percibir cariño y amor de forma incondicional. Otra manera de favorecer la obtención de esta cualidad básica es mediante la pedagogía positiva, que pretende equilibrar lo negativo con algún adjetivo positivo previo.
Es típica esta estructura: “siendo tu tan adjetivo positivo me extraña que conducta negativa”. La vida será más triste si no nos aceptamos a nosotros mismos. La seguridad: es la ausencia de miedo a ya sea de manera psíquica o física. La seguridad psicológica no se basa en tratar de controlar el exterior para evitar sufrir por una serie de sucesos si no que se basa más bien en tratar de controlar el mundo interior, más concretamente el mundo afectivo. Las personas con alta autoestima tienden a sentirse más seguros de sí mismos, con mayor confianza en sí mismos.
Por ello se enfrentan al sufrimiento sin miedo, al contrario que el resto de las personas. Esto incrementa su seguridad para futuras ocasiones. Por tanto, hay que aprender a soportar el dolor con una actitud más optimista. Y si este dolor no llega, es necesario prepararse porque llegará. No basta con entrenar el sufrimiento en tareas previstas, aunque resulta útil. Autoconocimiento realista: en muchas ocasiones, y más en la sociedad en la que actualmente vivimos, tener un autoconocimiento que no sea superficial resulta complejo.
Para conocerse es de suma importancia primeramente quererse. Al conocerse, las personas entendemos nuestras capacidades y las potenciamos, lo cual ayuda a que nos amemos más y, por otro lado, también conocemos nuestras debilidades que nos motivan a superarlas y ser más felices. Este autoconocimiento normalmente va acompañado de entendimiento de cómo es el mundo. Al conocer cómo soy yo y cómo es el mundo que me rodea soy capaz de elegir mis metas y los medios que necesito para alcanzarlas, así aumenta mi autoestima.
Autocontrol voluntario: “el dominio que la voluntad ejerce sobre el resto de las funciones psíquicas y sobre la conducta.” El factor más importante aquí para lograr el autocontrol voluntario es la fuerza de voluntad o fortaleza. Debe ser un acto voluntario, es decir, se hace porque se quiere realmente llevar a cabo. Esta característica de la madurez tiene tres etapas: en niños que corta edad domina principalmente la afectividad, en la siguiente etapa hay un balance entre voluntad y afectividad (esta etapa es la adolescencia, donde es frecuente la pugna y los jóvenes llevan una vida doble).
En la última etapa hay poco conflicto porque se actúa en paralelo, domina la razón. Es muy peligroso no alcanzar la madurez puesto que el sujeto acaba introduciéndose en un ciclo vicioso. Desarrollar este autocontrol pasa por resistir en momentos conflictivos y hacer lo que la razón aconseja. Independencia emocional o libertad interior: viene del resultado del autocontrol. Al haber libertad en la toma de decisiones también la hay en el interior.
Esta libertad bien empleada tiene como consecuencia directa la felicidad. Se debe evitar que la afectividad determine nuestras acciones, puesto que eso nos hace menos libres. No debe confundirse actuar libremente con actuar según me apetece. La liberta tiene relación con la vida interior y con los actos más elevados.
Educación para la madurez durante la infancia y la adolescencia
La madurez es clave para ser feliz y tener éxito. Alguien maduro es alguien extrovertido, pero sin llegar a su extremo, es decir, teniendo la capacidad de introspección. La actitud de introversión y extroversión está condicionada por los ambientes. Por otro lado, cabe mencionar que en edad infantil, al contar el sujeto con mucha plasticidad es influenciable muy fácilmente, no tanto es así en la adolescencia ya que su desarrollo depende de sus decisiones.
Hay cuatro aspectos que tienen una importancia mayúscula en la formación de un niño: la familia, el grupo de amigos, la escuela y más recientemente la tecnología. Los padres maduros son necesarios ya que el niño busca modelos a imitar, es decir, los padres son un ejemplo. Hay dos principales dimensiones en el área educativa: las normas y el cariño. Las normas son tan necesarias como el cariño y la falta o exceso de uno o ambos condiciona la madurez de los niños.
La inmadurez psicológica es el dominio de la afectividad sobre la voluntad. Las personas inmaduras se caracterizan por dejarse llevar por los impulsos de la afectividad o de los sentimientos. No controlan sus emociones ya sean positivas o negativas. La inmadurez es un grave problema que puede llegar al rechazo social. Son los niños los que se mueven por sus emociones y sus padres los que les inculcan la razón y les guían tratando de llevar a sus hijos a la madurez, por eso, sería un disparate que los padres no fueran maduros.
Características de personas inmaduras
Las principales son: “sentimiento de inferioridad, sentimiento de inseguridad, escaso autoconocimiento, impulsividad, dependencia emocional, y temor/ansiedad/nerviosismo.” Las personas con este tipo de características tienden a ser infelices por lo que presentan frustración y tendencia a la violencia. Además, recurren con frecuencia a drogas y otras sustancias buscando un efecto positivo, lo cual es un error. No obstante, también suelen contar con ciertas habilidades como la artística, musical, manual, física, social, etc. Estas características derivan o bien de la genética o bien por la adquisición de un hábito.
También existen personas que parecen maduras en contextos favorables que sin embargo en otros contextos más complejos dejan ver su inmadurez. Existen casos también de personas que a una edad avanzada decae gravemente su fuerza de voluntad y vuelven a un periodo de inmadurez que irrita. Alguien inmaduro es alguien que se deja dominar por su afectividad. Sentimiento y complejo de inferioridad: la persona se compara a otras y se considera a sí misma peor. Su inseguridad le hace encontrarse en un estado de tensión continua, lo que dificulta su relación con los demás.
Estas personas, además, suelen ser muy competitivas para mostrarse ante los demás como más de lo que piensan que son. Esto provoca que se comporten de manera conflictiva con sus iguales y de forma sumisa con sus superiores. En resumen, todo su comportamiento se configura en función de sus miedos e inseguridades ante los demás, en ocasiones de manera agresiva o tratando de complacer.
La forma eficaz de reconducir a estas personas es hacerles ver que su complejo tiene que ver la falta de aceptación de sí mismas y con su miedo a fracasar y a ser ignorado por los demás. La manera de ayudarles se concreta en cuatro pasos:
- Entender lo anteriormente expuesto, algo que dependerá en gran parte de su conocimiento propio y de su inteligencia.
- La voluntad de mejorar. Esto no es fácil, ya que supone admitir que durante años ha errado en su modo de actuar socialmente, algo particularmente difícil para alguien con complejo de inferioridad.
- Que el ser perfecto o mejor que los demás deje de ser una condición para sentirse bien. La persona debe tratar de proponerse metas buenas por las que pelear a medio y largo plazo y llevarlas a cabo por amor propio y hacia los demás.
- Tratar de actuar de manera libre y racional poniendo modos de actuar concretos a lo largo del día.
Conclusión
En conclusión, la madurez psicologica y la felicidad, tiene conceptos claves que ayudaran de una forma u otra a entender y aprender puntos exactos acerca de la madurez y de aquellas cualidades de las personas inmaduras, la madurez psicológica engloba las emociones, comportamientos, sentimientos y es así que logrando alcanzar la madurez estamos un paso más cerca de poder llegar y disfrutar de la felicidad, ya que así logramos entender muchas cosas, y soltamos aquello que nos ata a la infelicidad y la irritabilidad, es importante entender que la madurez no comprende de edades.