Influencia Del Cristianismo En La Edad Media
La Edad Media es una de las etapas más fascinantes de la historia. Un período que se caracteriza fuertemente por la existencia del Sistema Feudal o Feudalismo. Un mundo de nobles, campesinos, tributos, vasallos, feudos, y monarquías debilitadas. Pero más allá de esto, el mundo medieval estuvo dominado por la Iglesia católica o cristiana La edad media comenzó en el año 476 con la caída del imperio romano y termina en 1492 con el descubrimiento de América.
El cristianismo comenzó entre un pequeño número de judíos, en el siglo III, el cristianismo creció tanto, hasta convertirse en la congregación dominante en el norte del mundo mediterráneo. También se extendió de forma importante al este y al sur del Mediterráneo. En pocos siglos la doctrina, la iglesia de Dios, su palabra se había difundido en casi todo el mundo civilizado en ese entonces. La misma produjo una concepción distinta de muchas cosas, originalmente la doctrina cristiana no tuvo significado jurídico o político sino solo, moral.
Aunque el cristianismo alcanzó efectos en influencias notables sobre la política y el estado. En la antigüedad, sobre el individuo existía solo el estado y el individuo tenía la misión de ser buen ciudadano y obedecer solo al estado. Por el contrario con el cristianismo se propone otro fin al individuo, un fin religioso, ahora lo más importante no es lo que haces por el estado o qué tan bien ciudadano fuiste, sino una vida eterna, la salvación. En la edad media la iglesia se afirma como autoridad autónoma y tiende a colocarse por encima del estado, porque mientras que este se ocupa de las cosas terrenales, la iglesia de las eternas. A lo largo de la edad media fueron elaborándose una serie de creencias oficiales que debían ser aceptadas por todos, y las autoridades religiosas, con ayuda de las autoridades políticas, persiguieron a quienes pudiesen en duda estos puntos de vista.
Pero el cristianismo medieval no era unitario. En occidente el papa, era la máxima autoridad, y sin embargo, en la zona oriental se vivía un cristianismo diferente, que no lo reconocía como la cabeza única de la iglesia cristiana. En la Edad Media, la Iglesia Cristiana tuvo un rol decisivo. Fue la única institución que logró ejercer su poder a lo largo de una Europa fragmentada políticamente.
La vida cotidiana en la Edad Media y la forma de pensar de nobles y campesinos estaban muy influenciados por los principios y creencias de la Iglesia Cristiana. Como consecuencia de esto, las acciones de la gente se hallaban estrechamente ligadas a las normas religiosas. La Iglesia era al mismo tiempo el centro de la vida intelectual. Desde este rol preeminente, posibilitó el afianzamiento de una particular interpretación del mundo, diseñado y ordenado según los designios Dios.
Durante la extensa edad Media, surgieron distintas interpretaciones y corrientes de pensamiento vinculadas al cristianismo que, en el algunos casos, se alejaron sustancialmente de los dictados de Roma. Los principales movimientos heréticos (aunque no los únicos) que convulsionaron Europa durante la edad Media fueron: el pricianilismo, los cátaros, y los husitas. La mayoría de estos movimientos reclamaban el enriquecimiento de la iglesia y su ya notable falta de interés hacia el pueblo.
La Iglesia de Roma organizó misiones para evangelizar estas comunidades y devolverlas a la ortodoxia, pero dichas misiones no solo no consiguieron su objetivo, sino que tuvieron que resignarse ante la continua expansión de las ideas cátaras. Ante tal fracaso, la Iglesia de Roma inició una violenta ofensiva y dio a la lucha contra los cátaros la condición de «cruzada», presentándolos como peligrosos herejes y convenciendo a los poderes civiles de los territorios que contaban con mayor presencia de cátaros de que debían ser exterminados por la fuerza.
Perseguidos por autoridades tanto civiles como religiosas y ante la amenaza de sufrir graves castigos corporales o, incluso, de ser ejecutados si eran encontrados sospechosos de la más mínima simpatía hacia los cátaros, los pocos que quedaron se refugiaron en los bosques y en el más estricto secretismo para poder sobrevivir, aunque probablemente se extinguieron completamente ya a finales del siglo XIV.
La última de las grandes herejías medievales antes de la llegada de los movimientos protestantes fue la de los husitas. La llamada “iglesia husita” surgió en Bohemia en el siglo XV y recibe el nombre de su principal ideólogo, Juan o Jan Hus. Juan Hus, vinculado a la universidad de Praga, defendía que la Iglesia se había apartado hacía mucho de los preceptos de la Biblia, que se había convertido en una autoridad terrena rica y degenerada y que la única autoridad a la que debía obediencia era a la del Libro Sagrado. Después de que Juan Hus fuera quemado en la hoguera tras acudir al concilio de Constanza a defender sus preceptos, estalló una verdadera revolución religiosa y civil en la zona de Bohemia. En 1419 comenzaron las llamadas revueltas o guerras husitas, en las que el ámbito religioso se unía con graves problemas de índole civil.
Estas guerras se extendieron hasta el año 1434. Como pudimos observar, la edad media fue una etapa muy oscura, externamente parecía que todo iba de acuerdo a los preceptos de Dios, pero realmente no fue así, el hombre degeneró todo bajo su propia conveniencia ocasionando así, hambre, tristeza dolor, persecuciones y muchas cosas más.