La Antepoesía De Nicanor Parra: Locura y Genialidad

En enero de este año, el padre de la ‘antipoesía’, Nicanor Parra, murió a la edad de 103. Considerado como uno de los poetas latinoamericanos más importantes del siglo XX, Parra permaneció activo durante su vida larga. ¿Pero quién era Nicanor Parra? ¿Un científico? ¿Un genio? ¿Un loco? En este reporte voy a reflexionar sobre la vida de este hombre enigmático y su antipoesía.

Nicanor Parra nació el 5 de septiembre de 1914, en el pequeño pueblo de San Fabian de Alico, cerca de Chillán, en el sur de Chile. Perteneció a una importante familia de artistas, incluye su hermana Violeta Parra, una célebre cantautora. A principios de la década de 1930, se trasladó a Santiago, regresando a Chillán en 1937 para enseñar física y matemáticas en el colegio donde había estudiado durante su infancia. En 1949 se trasladó a Oxford, donde estudió cosmología. En Inglaterra, Parra leyó Pound, Eliot, y Kafka, y desarrolló mucho de lo que se convertiría en su antipoesía. En 1954, su primera colección de poesía fue publicado, Poemas Y Antipoemas, que hasta el día de hoy es considerado uno de los libros más importantes de la poesía española del siglo XX.

El contexto cultural chileno de la primera mitad del siglo pasado es fundamental para esta génesis antipoética. Parra desarrolló un tipo de literatura radicalmente diferente de lo que hasta entonces se había producido en la lengua española, incorporando el lenguaje popular y la experiencia del psicoanálisis. No sólo rechazó las convenciones normales de la poesía tradicional sino también a ser encasillada al capitalismo, al comunismo, a la modernidad, al estado en general. Parra describió sus experimentos con la poesía diciendo que «el arte no puede ser otra cosa que la reproducción objetiva de una realidad psicológica y ese fin no se consigue tratando de mostrar solo aquello que se considera revestido de cierta dignidad. Un poema debe ser una especie de corte practicado en la totalidad del ser humano en el cual se vean todos los hilos y todos los nervios, las fibras musculares y los huesos, las arterias y las venas, los pensamientos, las imágenes, y las asociaciones» (Carta a Tomás Lago, Oxford, 1949). La experiencia literaria de Parra, desde ese momento hasta poco antes de su muerte es el “cruce de esta búsqueda por las contradicciones, defectos, inconsistencias y locuras de la vida humana, siempre atentos a lo que él llamaba «cultura propia», como opuesta a una cierta cultura elitista que circulaba en asociaciones de escritores, círculos literarios y universidades: es decir, la cultura popular, el habla común y la vivencia mundana de la cotidiana, en todo su absurdo” (https://revistacult.uol.com.br/home/antipoesia-de-nicanor-parra/).

Sin embargo, la antipoesía no siempre representa una apreciación de la vida cotidiana. Por el contrario, a menudo el sujeto sufre porque ama y teme a Dios o trabaja demasiado duro. Al mismo tiempo, hay un ataque al intelectualismo, el erudito cuya vida entre los libros ha sido cortada de le verdadera vida en las calles. Pero Parra era un profesor durante muchos años, por lo que una burla del intelectual es inherentemente irónica. Aquí es done la antipoesía tiene fortalezas; ninguno de sus sujetos se toma en serio. Los sujetos son examinados como si fueran experimentos científicos, tal vez un reflejo del fondo científico de Parra. Un ejemplo perfecto de esta ironía es en el poema Me retracto de todo lo dicho. Apareciendo al final de su libro En Obra Gruesa (1960), retrae todos los poemas anteriores diciendo « (este libro) no representa lo que quise decir». Parra pone en duda el signficado de su propia obra, por lo que no puede haber significados posibles para el lector. Resulta paradójico.

A pesar de toda esta ironía, hay una sensación de liberación en la poesía de Parra. Por ejemplo, en Último Brindis Parra dice que ayer «nos pertenece sólo en el recuerdo», y no podemos cambiar nuestros errores ni arrepentirnos. Pero también «el presente no existe» porque no podemos parar el tiempo, así que no podemos capturar un momento. Mañana nunca llegará, «pero que es lo único//de lo que realmente disponemos». En la antipoesía la existencia es una tragedia cómica. no hay perdón porque no hay culpa. No hay desesperación, no hay necesidad de redención.

La obra de Nicanor Parra ha pasado por varias fases, desde el verso libre a poesía visual, ecológica, satírica y religiosa. Pero siempre ha buscado una poesía que era más cercana a la vida real. Pero en la antipoesía no es simplemente la vida cotidiana que se convierte en poesía, pero la forma poética que sí se convierte en el ritmo de la vida. Un científico disfrazado de poeta, poeta disfrazado de loco, Nicanor Parra revolucionó la literatura latinoamericana, creando un legado. Poetas siempre ha habido y habrá; pero solo ha habido uno Nicanor Parra.

30 August 2022
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