La Aparición De Los Hunos Altera El Panorama Europeo
Los hunos fueron un pueblo originario de Asia central, el cual surge alrededor del siglo IV, se agrupaban principalmente en pequeñas aldeas o poblados de carácter nómada, se dedicaban a la ganadería y habitaban en pequeñas chozas temporales. Destacaban en el arte de la guerra, eran muy diestros jinetes, rápidos y decididos, no contaban con una táctica fija lo que les hacía impredecibles en combate.
En el año 370, un conjunto de tribus euroasiáticas mayoritariamente formadas por hunos, se trasladan desde las estepas asiáticas del sur de Rusia hacia el oeste, llegando a Europa, consiguiendo presionar y desplazar a varios pueblos bárbaros allí instalados entre ellos los ostrogodos, Atanarico II con los visigodos intentó detenerlos en el río Dniester, pero fueron derrotados.
Por entonces, el reino ostrogodo había experimentado una notable expansión en los últimos años. Bajo la regencia del rey Ermenrico o Hermanarico, los ostrogodos se habían convertido en una gran fuerza territorial y militar que dominaba extensos territorios desde el mar Negro hasta el mar Báltico. En verdad, dicha expansión supuso un progresivo debilitamiento al reino ostrogodo, debido a que estos no se mezclaron con los pueblos conquistados, sino que se dispersaron formando una oligarquía que dominaba a un campesinado esclavo sin ninguna experiencia militar. Sometieron a varios pueblos eslavos y también losa los baltos, quienes fueron destinados a ser esclavos. Además, los ostrogodos empleaban la palabra ‘eslavo’ con el sentido de prisionero o esclavo. Los ostrogodos conquistaron además a algunos pueblos de origen germánico, como los y gépidos y los hérulos.
Tras haber sometido a los alanos, estos combatían ahora junto a los hunos y se dirigieron contra el pueblo ostrogodo, el cual estaba regido por el rey Hermanerico. Gracias a su gobierno y gestión, el poder de los ostrogodos se había extendido tanto que abarcaba una amplia extensión de territorio entre el Mar Báltico y el Mar Negro, logrando someter a su un gran número de pueblos tanto eslavos como germanos. Según algunas fuentes se dice que algunos de estos pueblos sometidos por los ostrogodos aceptaron de buen grado la invasión como una oportunidad para deshacerse del yugo de Hermanarico. Se cree que el rey Hermanerico al dar la contienda por perdida se suicidó temiendo las represalias de los hunos.
Pese a dicha acción, según Amiano Marcelino, Hermanerico era un gran guerrero temido y respetado por sus enemigos, el cual consiguió hacerse con un gran y rico territorio.
Tras la muerte del rey, los ostrogodos se vieron totalmente incapaces de hacer frente a los hunos, por lo que optaron por ceder parte de su soberanía y quedaron ligados a los hunos por vasallaje. Sin embargo, algunos pequeños grupos de alanos, vándalos y ostrogodos huyeron hacia Europa del sur.
La Batalla de Adrianópolis
Tras haber sido derrotados por los hunos, aquellos ostrogodos que no se habían sometido al yugo de sus adversarios se unieron junto con otros pueblos que querían huir de la amenaza asiática y se dirigieron al sur, a las fronteras romanas. Al ser estos pueblos federados de los romanos, lo lógico es que hubiesen recibido una correcta bienvenida, sin embargo, el emperador Valente no se fiaba de los godos, debido a que décadas atrás habían saqueado los mismos territorios en los que ahora querían ser acogidos.
La mala gestión con la que los romanos habían organizado la recepción de aquellos pueblos provocó que rápidamente, la falta de orden sumado con el hambre ocasionase un levantamiento por parte de los ostrogodos y otros pueblos godos.
En el año 378 el levantamiento por parte de los godos desencadeno en una batalla campal cerca de Adrianópolis, la cual supuso un estrepitoso fracaso para el Imperio romano, con la muerte de Valente y de algunos de sus principales generales en el campo de batalla.
La victoria goda supuso un cambio radical en las relaciones entre ambos bandos, pasando a ser mucho mas equilibrada, lo que acabó pasando factura en la sociedad romana.
La muerte de Atila y el resurgir de los Ostrogodos
A la muerte de Atila en el año 453, el imperio huno poco a poco se iba derrumbando desde dentro por el enfrentamiento entre los hijos de esté, ya que cada una quería una porción y poder similar de todo aquello que su padre había logrado a lo largo de su vida como rey.
Cuando se extendió dicha división interna, la cual estaba producida por los hijos de Atila se propagó rápido y le sirvió a gran parte de los pueblos que habían sido sometidos y obligados a luchar dentro del ejercito huno a aliarse entre ellos para sublevarse y así poder volver a obtener su libertad. Los Ostrogodos formaron alianzas y pactos con pueblos que se encontraban en su misma situación, como los rugios, los alanos, los gépidos, los hérulos y otros pueblos más, todos ellos encabezados por Adarico.
Entonces unieron sus fuerzas y decidieron luchar contra los hunos, los cuales a pesar de estar divididos y desordenados suponían una amenaza muy a tener en cuenta, pero finamente los hunos y los hijos de Atila fueron derrotados en la batalla de Nedao, en el año 454. En esta batalla murió el sucesor y el hijo favorito de Atila, Ellac. Tras esta derrota los hunos se dispersaron, huyeron, o se intentaron integrar con diferentes pueblos, algunos incluso trabajaron como mercenarios. El dominio que habían logrado establecer los hunos se perdió definitivamente en el 455 desintegrándose así dicha soberanía en un corto plazo de tiempo.
Los ostrogodos tras derrotar a los hunos se hicieron con Panonia, el cual era un lugar estratégico tanto para oriente como para occidente. El emperador Marciano les reconoció como federados y les ofreció la entrega de 100 libras de oro al año como pago por sus servicios. Por su parte Marciano exigió como rehén amistoso a Teodorico hijo de Teodomiro y sucesor de los ostrogodos.