Concepto de la Ciudadanía En La Sociedad Del Yo

El presente trabajo tiene como finalidad plantear un contexto del concepto de ciudadanía, aterrizándolo a nivel social y viendo todo lo que abarca en el individuo, comprendiendo de este modo, su parte ética, del mismo modo como mediante un ejercicio óptimo y comunitario se logra reforzar el ejercicio y la apropiación de los derechos humanos. De la misma manera se contemplará el contexto educativo a la par de un sistema económico capitalista, impregnado en la educación para el ciudadano.

La palabra ciudadano se ha venido quedando corta en el significado que se atribuye socialmente, simplificándose al hecho de cumplir una edad (18 años) y poder ejercer el voto – algo que es importante y nos reivindica en nuestros derechos civiles y políticos, conseguidos con la Revolución Francesa, 1979 – pero va mucho más allá, abarcando la posición que debe tomar cada individuo de participar activamente, con un ejercicio consiente, en la vida política para así poder tomar decisiones en y para la comunidad. Entre la idea básica de lo que significa ser ciudadano se denota claramente la posibilidad del voto, sin embargo, en la sociedad colombiana, para tomarla por ejemplo, en las elecciones presidenciales de 2018 el absentismo político fue de un 46,6% aproximadamente, lo que nos deja en un stand by sobre individuo que no está ejerciendo el mecanismo básico pero contundente de la democracia.

Adela Cortina en su conferencia “Ética, ciudadanía y modernidad” nos propone una solución para la reconstrucción de las sociedades mundiales en cuanto al concepto de ciudadanía ligado con la ética y sobre todo la democracia; plantea que la clave está en el forjar un nuevo carácter, contemplando: “Por una parte, la necesidad de civilidad, y, por otra parte, la necesidad de que la sociedad civil asuma su protagonismo.” (Cortina, 2003, p. 1) para ello la educación juega un papel fundamental, como lo desarrolló Ospina, desde niños estamos inmersos en un sistema de enseñanza -este no me refiero solamente con la del colegio- comenzando con el hogar, la cual es nuestro primer ideal de “escuela” donde el ejemplo es el método de enseñanza y la coherencia entre el hacer y el decir de los tutores permite un optimo aprendizaje a el ciudadano en formación (2009), de este modo los padres, gobernadores, parientes en general, entre otros, aportan a la educación del niño de forma directa o indirectamente, aún sin saberlo.

Ahora bien, ¿de qué manera nos estamos educando en nuestros primeros años?; Daniel Bell genera un diagnostico donde el carácter de la persona en la actualidad gira entorno a un hedonismo individualista, ello unido a los planteamientos de Mac Pherson, él cual define al ser humano como un individuo posesivo; de esta manera, la educación que estamos recibiendo está basada en aprendizajes desde una perspectiva capitalista donde lo individualista es lo primordial. Nos educan para ganarnos la vida y vivir en un mundo donde todo es competencia – académica o laboral -, todo ello para lograr ganar y acumular dinero o propiedades, dando como resultado, un ciudadano no piensa en comunidad si no para su beneficio propio, no desempeñando un social que logre trabajar en congruencia con él otro para el desarrollo comunitario.

Al repensarnos el sistema educativo, llega Maturana exponiendo la responsabilidad frente al otro:

La responsabilidad consiste en darse cuenta de las consecuencias que las propias acciones tienen sobre otros seres humanos y no humanos, ya que directa o indirectamente, así como en darse cuenta de si uno quiere o no quiere esas consecuencias y en actuar de acuerdo a ese querer o no querer. Reflexionar sobre los propios actos y tal reflexión consiste en mirar los propios actos sin apego. (2002, p. 219)

Maturanda genera un análisis de una consecuencia del sistema hedonista-posesivo el dar al individuo la el “derecho” de “pisotear” al otro y lo otro – por ejemplo la naturaleza – para su bienestar propio, actitud común en la época actual donde se evidencia dicho comportamiento con la expropiación de la naturaleza, entonces, para disminuir la actitud de creerse más importante que el otro, el estar constantemente en reflexión sobre que es lo que traerán consigo mis actuaciones sobre lo otro y los otros es una característica de la formación ciudadana, siendo una virtud cívica tal como lo plantea Cortina: “Una democracia, en el orden político, reclama una ciudadanía que está muy impregnada de virtudes cívicas, muy dispuesta a involucrarse en la vida pública, a trabajar en la vida pública.” (2003, p. 2).

La apropiación del ámbito social debe ir acompañada de un ideal de justicia y sobre todo del sentido de pertenencia, lo anterior es meritorio por el sentimiento humano de la necesidad de cuidar lo que nos pertenece y desestimar la importancia de lo ajeno, es por ello que al hacer de una comunidad un verdadero hogar, tomándolo cada uno como suyo, conlleva a “… complementar la idea de justicia con la idea de pertenencia a la comunidad, con la idea de lealtad a la comunidad.” (Cortina, 2003, p. 3 ).

Ahora, como último apartado de este ensayo, se ha de enfatizar en la participación política del individuo en la cual es objeto de derechos y deberes, dado en comunidad, mediante una especie de “pacto social” como lo llamarían los contractualistas, haciendo que cada persona sede parte de sus libertades buscando un propio objetivo común que se traduce en una garantía de propiedad privada y seguridad. Dichos conceptos, han ido evolucionando y con el objetivo de no permitir que se sobrepasen las dignidades del ser humano: Se da origen a los derechos humanos, pilar básico de lo que le corresponde a cada persona por el hecho de ser persona, lo cual puede reclamar en cualquier momento y lugar, siendo el mismo Estado responsable de garantizar su efectivo cumplimiento, pero, el ciudadano debe cumplir el rol de solicitarlo y respetar el del otro, construyendo un tejido social en armonía con los derechos que a cada quien le corresponden.

A modo de conclusión, cada sociedad debe generar un modelo educativo donde desde la casa se generen valores cívicos para el niño, tales como la apreciación hacia el otro, la apropiación de sus derechos y deberes o el trabajo en comunidad, los cuales debe ir desarrollando en su trayecto de formación como persona y profesional. Del mismo modo, los tutores deben ser más concientes de su papel en el proceso de la formación ciudadana en general, dandole importancia y atribuyendo al objetivo común con el cargo que se le ha concedido.

A manera personal, en la educación está la clave de una ciudadanía que logre abarcar la parte ética y así como los derechos humanos, es por ello que se debe garantizar una enseñanza separada del sistema económico, difícil pero posible.

Bibliografía

  1. Cortina, A. (2003). Conferencia: Ética, ciudadanía y modernidad. Revista Cyber Humanitas, 27(1), 1-13.
  2. Ospina, R. A. C., Torres, D. A. R., & Sánchez, G. B. (2011). Del concepto de ciudadanía: una aproximación teórica. Revista Temas, (5), 93-110.
  3. MATURANA, Humberto. (2002) El sentido de lo humano. España: Dolmen Ediciones.
  4. OSPINA, William. Columna El Espectador, Domingo 6 de septiembre de 2009, recuperado de http://www. elespectador.com/columna159750-educacion el 7 de septiembre de 2009.
17 August 2021
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