La Confesionalidad Y Bioética, Religión Y Medicina

 

Este trabajo pretende abordar los conceptos de bioética en el contexto de la confesionalidad o la fe de las personas. También se exponen los principales temas que han presentado desacuerdos entre estas dos ramas. A lo largo de muchos años hemos observado cómo los avances de la ciencia en el campo médico presentan conflicto con las creencias religiosas a lo largo del tiempo.

La bioética procura armonizar los avances de la ciencia en el campo médico y de la salud, con los derechos humanos y corrientes de pensamiento social. Al incorporar las creencias religiosas, complica aún más la discusión y el cómo abordar temas que inciden directamente en la salud del ser humano.

La bioética se puede definir como la disciplina que intenta relacionar la naturaleza biológica humana y el medio ambiente con la formulación de políticas encaminadas a producir el bien social en el presente y futuras generaciones. Esta disciplina pretende que se dé una gestión responsable de la vida humana y es por eso que la bioética también enfatiza que las investigaciones en el campo médico debe priorizar los intereses y el bienestar de los seres humanos por encima de los intereses de la ciencia y de la sociedad. Este último se intenta lograr mediante la aplicación de diversos principios bioéticos dentro de los cuales se destacan la autonomía, la no maleficencia, la beneficencia y la justicia.

Por otro lado la confesionalidad a nivel de Estado se puede definir como la profesión de una religión determinada, a la cual se le concede un lugar privilegiado entre las otras religiones y el Estado asume el deber de contribuir a su mantenimiento. A nivel individual, es la religión en la cual se rigen las creencias de una persona y en la cual se basan sus acciones.

Se trata entonces de encontrar un equilibrio entre ambas posturas, a través de un diálogo basado principalmente en los valores, principios y la moral que comparten, la concepción del ser humano como sujeto libre e inteligente y en una serie de normas morales comúnmente aceptadas, de manera que permitan alcanzar la posibilidad de complementar fe y razón ante los dilemas planteados en bioética.

La bioética considera relevantes los valores siguientes valores religiosos:

  • La dignidad de todo ser humano por encima de las circunstancias externas y personales.
  • La vida humana como valor fundamental y del que no se puede disponer arbitrariamente.
  • La libertad como valor básico.
  • El amor, el don de dar sin esperar respuesta.
  • La solidaridad humana, la predilección por el pobre, el débil y el marginado.
  • El mal no se vence con el mal, sino con el bien.

 

Estos valores son asumibles por el ser humano, independientemente de si se es creyente o no creyente, lo que permite un diálogo en el ámbito de la bioética y los principales temas planteados, considerando que la religión complementa la filosofía desde lo que debemos esperar y el qué debemos hacer manteniéndonos dentro de los valores éticos procurando la total igualdad entre los creyentes y no creyentes.

Por otra parte, la tensión entre las ciencias y las religiones se acentúa cuando ambas se convierten en ideologías que muchas veces se llevan al extremismo, por lo que la filosofía en torno a los valores éticos puede generar esa capacidad dialogante entre ambas, que muchas veces se ve bloqueada por la presión de intereses políticos y los prejuicios religiosos.

A continuación se abordarán los temas de mayor discrepancia entre la ciencia y las creencias religiosas: El aborto y la Eutanasia.

El aborto es uno de los temas que genera mayor discrepancia entre ambas posturas. Consiste en una interrupción voluntaria o involuntaria del embarazo antes de que el embrión sea viable. Hay principalmente tres tipos de abortos, el aborto espontáneo, el aborto inducido y el aborto terapéutico. En este ensayo se hablará principalmente de los últimos dos tipos.

Según el pensamiento de la iglesia católica, el origen de la vida se da desde que se presenta la fecundación del óvulo, es por esto que el acto del aborto se considera como un crimen, en la misma categoría que un homicidio, y pecado ante la misma. Este acto se considera injustificable ante la iglesia, incluso en caso de peligro de muerte de la madre o en caso de ser fruto de una violación, entre otras cosas. Esta postura toma como principal fin defender la vida como un don de Dios, protegiendo cada vida humana, aun cuando sea fruto de abuso y violencia.

Según Tapia, R “desde el punto de vista científico, el ser humano, la persona, es resultado del desarrollo ontogénico cuando éste alcanza la etapa de autonomía fisiológica –viabilidad fuera del útero materno, ya que mientras tanto depende totalmente del aporte nutricional y hormonal de la mujer– y cuando su sistema nervioso ha adquirido la estructura y la funcionalidad necesarias para percibir estímulos sensoriales, experimentar dolor y adquirir conciencia y autonomía”.

Como se observa, la definición de ser humano encuentra diferentes posturas desde el punto de vista científico que no coinciden con la creencias religiosas. Es por eso que para la iglesia católica el aborto se compara a un acto de homicidio. Por esta misma razón la iglesia católica y la postura pro-aborto no van a estar de acuerdo en cómo manejar el tema.

Por otro lado están las posturas a favor del aborto en condiciones de extrema necesidad, como lo es el aborto terapéutico. El aborto terapéutico se da cuando a nivel médico se propone salvar la vida de la madre sin querer de manera intencional ocasionar la muerte del feto, pero se acepta que las acciones realizadas por el médico para salvar la vida de la madre ocasionen la muerte del mismo.

En nuestras sociedades hay muchas situaciones problemáticas que inducen a visualizar el aborto como una única opción, muchos de esos embarazos son producto de violencia sexual, problemas de drogadicción, en sociedades de pobreza extrema, con hogares disfuncionales, muchos de ellos con madres que tienen muchos hijos, embarazos adolescentes, entre otras. Estas situaciones deberían ser el principal objetivo a tratar por los Estados para prevenir los embarazos no deseados y así evitar el aborto.

Los niños producto de embarazos no deseados desencadenan otro problema social en lo que respecta al niño, ya que se van a ver envueltos en un rechazo por parte de sus progenitores, razón por la cual pueden estar en ambientes sin sentirse amados, pueden terminar en albergues en donde no se puede asegurar que los adopten. Un niño tiene derecho a una vida digna, razón por la cual hay que garantizarles el mayor bienestar.

Adicionalmente, la ilegalidad del aborto en diversos Estados Confesionales no es sinónimo de que esta práctica no se realice día con día. En América Latina la mayoría de países son Estados Confesionales en los cuales la práctica del aborto es ilegal, sin embargo es una de las regiones en donde más se realiza esta práctica de forma clandestina. La clandestinidad no otorga condiciones médicas aptas y en la mayoría de los casos el aborto se convierte en un problema a nivel de salud social. Al año ocurren miles de muertes en estos países debido a complicaciones de un aborto clandestino, es por esto que también se convierte en un tema de interés para la bioética. Garantizar el acceso a una adecuada atención sanitaria no es sinónimo de un aumento en el número de abortos, pero sí significa un disminución en el numero de muertes o complicaciones relacionadas con abortos clandestinos.

En este ámbito el Estado, haciendo uso de los principios de la bioética, debería promover una cultura de educación, prevención de violencia, promoción del uso de anticonceptivos, promoción de una educación sexual desde edades tempranas y en casos de riesgo y peligro a la vida de la madre permitir el aborto.

Otro de los temas que genera discrepancia entre la religión y la ciencia es la eutanasia. La eutanasia según Hurtado, M se puede definir como la “terminación voluntaria y sin dolor de la vida de una persona, la cual sufre de una enfermedad terminal e incurable que prolonga su agonía a causa de un gran sufrimiento físico; convirtiéndose, desde su óptica, en una mejor alternativa que la vida”

Para la religión, principalmente la Iglesia Católica, los seres humanos están hechos a imagen y semejanza de Dios. Es Dios quien da la vida y el ser humano no tiene poder de decidir sobre la vida de los demás ni la de uno mismo. En el credo cristiano, uno de los diez mandamientos expresamente prohíbe matar al dictar “No matarás”, sin embargo la prohibición de matar no llega hasta ahí, también se debe hacer todo por preservarla siempre y en todos los casos. El único que puede decidir sobre la muerte de alguien es Dios, ya que él es el dueño de la vida. Es por esto que a pesar de que la persona esté en un profundo dolor y sufrimiento, no es correcto acabar con la vida de forma voluntaria. Otra de las perspectivas de la fe cristiana sobre el sufrimiento, es que éste purifica y prepara a la persona para recibir a Dios en el momento de su muerte.

Antes de abordar la eutanasia activa, conviene tratar los principios y valores aceptables para la ciencia y la fe cristiana, que se asocian a principios de una buena muerte:

  • Rechazo moral a toda forma de eutanasia impuesta, sin consentimiento del paciente
  • Aceptación ética de la ayuda a morir pasiva, es decir sin ejecutar acciones, procedimientos o medicamentos que termine con la vida del enfermo y se continúa con las medidas paliativas dejando que la enfermedad tenga su evolución natural.

 

La eutanasia pasiva ocurre cuando el médico no ejecuta ninguna acción que directamente acabe con la vida del paciente, pero por petición del paciente detiene las medidas extraordinarias y solo se mantienen las ordinarias. Un ejemplo de esto es que un paciente en caso de padecer cáncer terminal decida rechazar la quimioterapia. Esto lo que hace es acortar su vida, pero no va a acabar con ella.

Según Gutiérrez, C la eutanasia activa “comprende todas las medidas encaminadas a terminar con la vida del enfermo, mediante la aplicación de un procedimiento o medicamento que suprime la función cardio-respiratoria y encefálica, con la supuesta justificación de suprimir el dolor o sufrimiento del paciente”.

Las posturas a favor de la eutanasia activa se basan en la autonomía para la toma de decisiones y en la calidad de vida del enfermo dependiendo de las molestias que ocasionan los procedimientos diagnósticos o terapéuticos, el control del dolor, entre otros. Se toma la libertad del paciente y se respeta su conciencia y autodeterminación en lo que respecta a su vida. Incluso bajo el enfoque teológico, la vida humana es un don de Dios que por su voluntad fue confiada desde el comienzo a nuestra responsabilidad, por lo que se ha de ejercer esa responsabilidad sobre el final de la misma.

La bioética establece guías para proporcionar una mejor calidad de vida al enfermo y a mejorar el duelo de las personas relacionadas con él. Hoy en día la discusión podría darse en torno a estos aspectos y cómo propiciar un buen morir a los pacientes, en lugares que propicien paz, tranquilidad, acompañamiento del personal y de los familiares, bajo los principios de la bioética.

Por otra parte la bioética debe ahondar en temas como el encarnizamiento terapéutico en los centros de salud, práctica que lleva implícita un componente de crueldad y ocurre cuando se emplean procedimientos con alta probabilidad de complicaciones, en la mayoría de los casos son procedimientos invasivos que generan molestias en pacientes no recuperables. Se debe regular la aplicación de estas medidas extraordinarias, cuyo beneficio real es poco probable en pacientes graves, y aun así se siguen aplicando.

En conclusión, la bioética debe estar presente en todos los aspectos, médicos- científicos siempre procurando el bienestar del paciente o de la persona involucrada. En temas como el aborto y la eutanasia se deben evaluar los casos desde una perspectiva objetiva, sin involucrar en las discusiones posiciones personales ni aspectos religiosos, sino buscando el mayor bienestar del paciente.

 

02 Jun 2021
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