La Delincuencia Organizada Y Ejemplos En México
Introducción
En México, el crimen organizado pasó de conflicto policial a uno de seguridad nacional debido al aumento de la violencia que se le relaciona y, en particular, al narcotráfico. El número de homicidios violentos o ‘ejecuciones’ lo convirtieron en un problema ‘saliente’ o ’emergente’ en la agenda de gobierno, pero las políticas públicas no han mostrado efectividad para resolverlo (Elder y Cobb, 2000; King don, 1984).
El problema se dejó crecer durante años a través de redes de corrupción e impunidad promovidas por los vínculos entre criminales y autoridades, y esto ha llevado a una alta infiltración en las estructuras gubernamentales, particularmente en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), la Procuraduría General de la República (PGR) y las policías estatales y municipales; pero la situación también ha crecido por la omisión de políticas públicas que atacaran las raíces del problema (Villalobos, 2009; Astorga, 2000; Salinas, 2010). Al respecto, debe señalarse que la violencia no es la enfermedad, sino un síntoma del crimen organizado. Es importante tener presente que, aunque la violencia y el crimen organizado mantengan una relación causal, son diferentes una del otro. Esta distinción es crucial porque determina el carácter de las políticas adoptadas para resolverlos.
Ejemplos de criminalidad
- Blanqueo de capitales
Proceso de conversión de dinero ilícito en dinero de curso legal.
- Cibermula
Sujeto que colabora con los grupos criminales, de los cuales recolecta los beneficios conseguidos por el grupo organizado en Internet y procede a blanquear el capital devolviéndolo a través de medios legales al grupo a cambio de una comisión o sueldo.
- Corrupción
Acción que surge cuando para obtener un beneficio propio se produce un abuso de poder. Esta puede ser privada o pública, este último caso se da cuando se trata de políticos, empleados públicos y funcionarios, los cuales gracias a su condición realizan acciones ilícitas para beneficiarse.
- Delito de cuello blanco
Delito cometido por una persona que posee un alto estatus social y una alta respetabilidad a causa de su cargo. (Sutherland 1941)
- Mafia
Tipo de organización cuyo origen se ubica en Italia, la cual ejerce poder en una zona concreta mediante actividades delictivas.
- Mercado negro
Actividad eminentemente de carácter económico, centrado en la compraventa de productos ilícitos, llevado a cabo por grupos delincuenciales para la obtención de beneficios.
- Soborno
Tipología de corrupción en la cual para obtener un determinado beneficio se premia con bienes o dinero.
- Tráfico de drogas
Venta de sustancias ilícitas con fines lucrativos.
- Trata de blancas
Tráfico o comercio de mujeres, cuya finalidad es su prostitución.
Principales caracteristicas
Por crimen organizado entendemos primordialmente a delincuentes profesionales con las siguientes características:
- Operan durante un periodo. No se trata de individuos que se juntan para uno o dos trabajos y luego se desbandan.
- Poseen una estructura y jefes identificables. La estructura de la jefatura varía, pero existen una jerarquía y una división del trabajo dentro del grupo. La jerarquía puede estar centralizada, con una estructura piramidal, asemejándose a organizaciones empresariales, privadas o del sector público, o bien las bandas operan en redes no conectadas estrechamente. En otras ocasiones los grupos suelen trabajar más o menos por su cuenta y establecer relaciones de cooperación o pactos de no agresión entre ellos.
- Sus propósitos principales son medrar con actividades ilegales. Se trata de acciones que en su mayor parte se considerarían ilegales.
- Usan la violencia y la corrupción para protegerse de las autoridades o posibles rivales, así como para disciplinar a sus propios camaradas y a quienes buscan explotar (Bailey & Godson, 2000: 19).
En los tres casos lo que resulta merecedor de señalamiento y sanción no es tanto una conducta, sino un objeto: el objeto de ‘un saber’, al cual le importan las relaciones, los vínculos, la operatividad; en el que la racionalidad económica es el único principio motor para el individuo, donde solo el ethos económico es atribuible a estos sujetos que actúan al margen de la ley. Wilfried Bottke lo diría con estas palabras: ‘La criminalidad organizada es una actividad cuasi empresarial, que atesora dinero de fuentes ilegales y lo reinvierte. Al introducirse el dinero así obtenido, y por ello incontrolado en la economía legal, se distorsiona el mercado y su competencia basada en la igualdad de oportunidades’ (Buscaglia & González, 2005: 262).
Elementos que dan origen a estos fenomenos delicuenciales
En esta época hay gente que produce y vende droga, que secuestra y cobra rescates, que roba y vende autos, y gente que vende armas. De hecho, habrían existido hace mucho. Durkheim diría que los delincuentes son ‘un agente regular de la vida social’ (Durkheim, 1979: 90). Pero esos individuos que hoy quebrantan la ley de esa manera no son el correlato de los enunciados. Ellos no son de forma ‘natural’, estricta e irrevocable el referente nombrado por el sintagma nominal ‘delincuencia organizada’. El estado del mundo que genera posibilidades para que ellos secuestren o vendan cosas prohibidas tampoco es la condición que hizo posible que se les denominara (y combatiera) como organizaciones delictivas. La razón por la que ellos constituyen ‘el crimen organizado’, por la que el mundo empezó a pensar y, consecuentemente, ‘sufrir la amenaza apocalíptica de las redes delictivas’, fue una serie de modificaciones en el saber: la aparición de una nueva positividad, de una nueva forma de hacer ver y oír, que se manifiesta en la serie de producciones discursivas que aquí se vienen citando10.
Son múltiples los factores de riesgo que generan las condiciones de criminalidad en México. De modo general: falta de empleo, vivienda, salarios insuficientes, inestabilidad laboral, educación deficiente, crisis en los partidos políticos y formas de gobierno, su corrupción y cada vez más notoria impunidad, abuso de poder, falta de oportunidades, entre tantos más, que presionan a los ciudadanos y predestinan un futuro desolador y complicado.
Algunos de los factores que dan origen a estos fenómenos de criminalidad serían los siguientes:
- Fuerte expansión demográfica.
- Bajo nivel educacional.
- Deficiente situación sanitaria
- Escaso Nivel de Vida.
- Condiciones de trabajo inadecuadas.
- Estructuras sociales atrasadas.
- Desarrollo de la clase media.
- Deficiente integración nacional, esencialmente en el plano económico.
- Toma de conciencia en su realidad social.
- Escasa renta nacional.
- Débil desarrollo agrícola.
- Hiperfofia del sector comercial
Del listado anterior, se observa que en México han venido modificándose en mucho las condiciones demográficas y geográficas, con los consecuentes efectos hacia la población Las poblaciones van en aumento, lo cual dificulta la adquisición de empleo, vivienda, transporte público y servicios básicos.
Por otro lado, está la sobrepoblación en ciertas zonas y la falta de acceso a la educación, o bien el hecho de que ésta es de mala calidad o no da los suficientes elementos para el contexto tan competitivo sobre el cual se ha construido la tendencia actual. Asimismo, faltan empleos con prestaciones o salarios adecuados, lo cual provoca frustración individual, familiar y horarios extenuantes, entre otros problemas. Asimismo, las clases sociales tienen un nivel económico que va a la baja; la riqueza se acumula en unos pocos y no se distribuyen las oportunidades y los recursos de modo equitativo. A su vez, se dificulta el desarrollo de las empresas, innovaciones o proyectos que nacen en pequeños grupos de emprendedores, sin recursos propios ni estímulos por parte de los gobiernos.
Analisis de implicación en la seguridad publica en México
La incapacidad del gobierno para enfrentar retos como el crimen organizado contribuye a la inconformidad de la sociedad respecto de la democracia (Godson y Vergara, 2008: 9). Los ciudadanos advierten en la incapacidad gubernamental una ‘disfunción política’ que los puede llevar a aceptar la limitación de ciertos derechos a cambio de obtener mejores resultados, lo cual implica aprobar la restricción de la democracia.
El descrédito del combate gubernamental contra el crimen organizado se alimenta de la debilidad institucional, lo cual se evidencia en la incapacidad para hacer valer el Estado de derecho, lo que permite altos niveles de impunidad; la implementación de políticas públicas que no enfrentan las causas del crimen organizado como la pobreza y la falta de oportunidades para la clase media; y las constantes discusiones entre las fuerzas políticas nacionales que impiden la definición de una estrategia consensuada (Salinas, 2010; Williams, 2010)
Una de las formas de operar del crimen organizado es su infiltración en las instituciones gubernamentales para garantizar un desarrollo, lo que deriva en la pérdida de autoridad territorial por parte del gobierno y genera las llamadas ‘zonas Rojas ‘ (Villalobos, 2010). La alianza entre las autoridades y el crimen organizado complejiza el problema y, por ende, su solución no depende sólo del fortalecimiento de las acciones policiacas (Bailey y Godson, 2000: 14). En este sentido, las políticas para combatir el crimen organizado requieren del desarrollo de sistemas de inteligencia y contrainteligencia que identifiquen las instituciones gubernamentales corruptas y brinden al Estado los elementos suficientes para una adecuada procuración de justicia, fortaleciendo el ejercicio de la acción policial y la creación de oportunidades para el desarrollo económico y social.
Estas organizaciones criminales son cómo utilizan la violencia pues, debido a que persiguen el negocio, se benefician del clima de estabilidad social y la emplean como último recurso para alcanzar sus fines; a diferencia de las pandillas, guerrillas y grupos terroristas, que hacen de la violencia una forma de vida (Bailey, 2010; Godson y Vergara, 2008; Villalobos, 2010; Salinas, 2010). De igual modo, este tipo de organizaciones emplean la violencia para eliminar a sus competidores e intimidar a las autoridades, sin atentar directamente contra la sociedad — aunque ésta resulta afectada por encontrarse en medio de esta lucha—, se apoyan en pandillas y grupos de jóvenes, y corrompen a las instituciones policiacas y de gobierno, ocupando a veces el vacío de poder que se produce por la pérdida de autoridad gubernamental.
La seguridad nacional coordina las Fuerzas Armadas con las dependencias encargadas de la seguridad pública, bajo la coordinación de la SEGOB. Esta tarea es viable porque en los planes sectoriales de ambas instituciones se establece la colaboración en el combate contra el crimen organizado; sin embargo, en el caso de la PGR y de la SSP, por ser las encargadas de la política de seguridad pública, entran en conflicto con la SEGOB ya que es difícil determinar quién establece los lineamientos de la política de seguridad pública y cómo compaginarlos con la seguridad nacional. Estos mismos obstáculos se reproducen al cooperar con las entidades federativas, pues, aunque se reconoce la necesidad de colaborar con los gobiernos subnacionales respetando su soberanía y facultades legales, ello contradice el sentido de una ‘política de Estado’, en la que debería haber un mando único que organice las acciones de las dependencias involucradas.
Otro problema en el diseño de la política para combatir el crimen organizado es la ambigüedad en cuanto a las tareas que desempeñan las Fuerzas Armadas, al punto de que estas mismas dependencias han acusado y exigido que se las regule mediante la actualización de la normatividad aplicable. A pesar de las estrategias de colaboración entre el gobierno federal y las Fuerzas Armadas, no existe ningún documento público que defina qué compromiso tiene cada dependencia, por lo que no se puede fincar una responsabilidad específica para la SSP, la Sedena, la SEMAR, la PGR y policías estatales, lo que las puede llevar a competir entre sí en vez de participar en torno a una estrategia que establezca claramente sus responsabilidades.
Conclusión
Ante la imprecisión de las estrategias y la ambigüedad en la asignación de responsabilidades, habrá que hacer una reconfiguración con objetivos claros y un plan integral. La propuesta actual contiene los elementos indispensables para combatir el crimen organizado, pero carece de una adecuada coordinación inter e intergubernamental; por ello podemos concluir que no es necesaria una nueva estrategia sino implantar los mecanismos que faciliten la cooperación en torno a los objetivos gubernamentales.
Podemos observar que el crimen organizado o delincuencia organizada en nuestras fechas sigue penetrando a las autoridades de todos los niveles del gobierno ya que estos grupos siguen operando con normalidad y mientras el gobierno no regule e implante castigos mas severos y que las leyes sean mas estudiadas por los legisladores para que estos a su vez puedan implementar mejores acciones en los castigos a estos grupos delincuenciales, y que las policías tengan más preparación y apoyo del gobierno para que esto disminuya en un futuro en nuestro país.
Bibliografía
- http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-76532012000100001
- https://www.amc.edu.mx/revistaciencia/images/revista/68_4/PDF/68_4_factores_riesgo.pdf
- http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-31082009000200006