Estudio de la Identidad Personal por Foucault
Introducción
La identidad es un tema recurrente en el ámbito educativo sobre todo cuando de escritura se trata, cuando el interés se centra en identificar la identidad del autor en sus discursos. Para ello, entonces se hacen investigaciones lingüísticas para identificarla a través de análisis textuales. Sin embargo, pocas veces se indaga en cómo se piensa en esta identidad, cómo ésta está constituida o construida. Responder a todas las preguntas posibles que pueden emerger supone diversas opciones tóricas desde donde abordar. Entre ellas, la de Michel Foucault, pues si se trata de responder cómo la identidad se forma en el ámbito educativo se necesita entonces pensar y preguntarse por las formas como procedemos en la escuela y por qué lo hacemos de determinada forma. Esto supone que volteemos a ver la idea de disciplina que propone Michel Foucault vista por él como una manera de educar hacia una conducta.
La idea de disciplina de Foucault desarrollada en Vigilar y castigar, obra publicada en 1975, permite reflexionar sobre cómo ésta está presente en la formación de identidad del autor que, en el ámbito escolar, son los estudiantes que intentan integrarse, pertenecer y cumplir con las exigencias de la escuela o de un campo y comunidad disciplinar específico. Por ello, este ensayo tiene como propósito reflexionar acerca de la construcción de identidad, entiendo la propuesta de “disciplina” de Michael Foucault y el construccionismo social de la identidad.
Para esto, se expone primero la visión construccionista de la identidad, en comparación con la propuesta de disciplina de Michael Foucault y posteriormente se reflexiona cómo la identidad está formada y cuáles son los mecanismos que intervienen en esta construcción, sobre todo en el ámbito educativo.
La disciplina y el construccionismo social de la identidad
Saber, entender la identidad de un autor no es una tarea sencilla y ha sido un tema de constante interés, sobre todo para quienes estudian el discurso. ¿Quién es el autor? Es una pregunta compleja de contestar. La visión del construccionismo social propone que:
Las entidades que normalmente llamamos realidad, conocimiento, pensamiento, hechos, textos, yo, etc., son construcciones generadas por comunidades de pares de ideas afines. Construcción social comprende la realidad, el conocimiento, el pensamiento, los hechos, los textos, uno mismo, y así sucesivamente como comunidad y se mantiene la comunidad entidades lingüísticas – o, en términos más generales, las entidades simbólicas – que definen o ‘constituyen’ las comunidades que las generan.
Esta visión construccionista de la identidad defiende la idea de que ésta no sólo se encuentra en el interior mental o intenciones del individuo, sino que es producto de la apropiación de creencias que están dentro de su contexto social, las cuales el individuo aprende y aprehende. Es aquí donde se puede encontrar relación con la propuesta de Foucault ya que ambas posturas reconocen la influencia de las ideologías dominantes en la construcción del individuo y su identidad, a través del control y a restricción y por tanto dan fundamentos para entender que la identidad no está determinada, sino construida socialmente. La disciplina entendida desde la propuesta de Foucault:
La disciplina ‘fabrica’ individuos; es la técnica específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio. No es un poder triunfante que a partir de su propio exceso pueda fiarse en su superpotencia; es un poder modesto, suspicaz, que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente.
Asimismo, Michel Foucault menciona que:
La ‘disciplina’ no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una ‘Física’ o una ‘anatomía’ del poder, una tecnología.
La identidad construida está latente en los discursos, pues es la disciplina la tecnología del poder que orienta la conducta de los individuos y los somete hasta construirlos de determinada manera. Los individuos se ajustan a cierto régimenes de dominación de las disciplinas, pues tienen ‘métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede llamar ‘disciplinas”. Entre estos se encuentran la vigilancia, la sanción, el examen.
En las instituciones educativas, ciertas formas de ser se privilegian por contar con la aprobación de grupos que concentran el poder o tienen mayor poder que otros, lo cual provoca que aquellos que no cuenten con esas formas de ser aprobadas entren en una crisis de identidad, al no encontrar aptos de formar parte de determinado grupo.
Las comunidades disciplinares y la escuela en general tienen ese carácter de adoctrinamiento, donde la única forma en que un miembro aprendiz de una comunidad puede aprender a convertirse en miembro de pleno derecho es copiando, adaptando y sintetizando el trabajo de otros miembros sin llegar al plagio, sobre todo si de escribir se trata. En la escritura académica esto se consideraría sumamente deshonroso. Aunque finalmente, como menciona Foucault, hay discursos que son repetidos consciente o inconscientemente y que siguen, pero que están ahí y que son producto de su contexto social: de las múltiples tradiciones en las que se basa.
Las comunidades académicas tienen un conjunto de discursos que permanecen y que orientan al individuo a pensar con como ellas y actuar como ellas, donde selección y exclusión individuos es constante. Por ello, el estudiante se esfuerza por construir una identidad afín a la de la comunidad, pensar como ellos y actuar como ellos; aprender sus rituales y esperar la aprobación.
La escritura académica es una muestra de las exigencias de las comunidades disciplinares para formar parte del grupo, donde la identidad reflejada en el discurso escrito debe cumplir con ciertos parámetros formales, pero también de pensamiento. Esto en muchos casos genera una crisis de identidad. Entonces al escribir uno podría preguntarse quién es quién al escribir. ¿Dónde está la procedencia de qué palabras e ideas? Sin duda los individuos se ven enmarcados y atravesados por el poder, su cuerpo, mente y alma responden a ciertos rituales, estrategias, acciones, prácticas que permiten ejercer el poder sobre él y que van a reafirmar el poder de una comunidad:
El cuerpo humano entra en un mecanismo de poder que lo explora, lo desarticula y lo recompone. Una ‘anatomía política’, que es igualmente una ‘mecánica del poder’ está naciendo; define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, no simplemente para que ellos hagan lo que se desea, sino para que operen como quiere, con las técnicas, según la rapidez y la eficacia que se determina. La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos “dóciles”.
La disciplina es entonces una técnica preparatoria del individuo para reafirmar el poder que tiene como resultado un aprendizaje que genera conocimiento, un saber que de alguna u otra forma también adquiere el individuo al aprender y aprehender los rituales de una comunidad.
La vigilancia también desarrollada por Foucault, junto con el panóptico, es otro de los mecanismos disciplinares que encausará las conductas y pensamientos de los individuos:
En la conferencia anterior intenté definir el panoptismo que, en mi opinión, es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad: una forma que se ejerce sobre los individuos a la manera de vigilancia individual y continua, como control de castigo y recompensa y como corrección, es decir, como método de formación y transformación de los individuos en función de ciertas normas. Estos tres aspectos del panoptismo -vigilancia, control y corrección- constituyen una dimensión fundamental y característica de las relaciones de poder que existen en nuestra sociedad.
Dentro de este entendido la inspección jerárquica y el examen son instrumentos necesarios para adoctrinar a los sujetos. El poder disciplinario hace necesaria la vigilancia jerárquica donde el conocer del campo disciplinar vigila el proceder del aquél que quiere integrarse: “el poder disciplinario, en efecto, es un poder que, en lugar de sacar y de retirar, tiene como función principal la de ‘enderezar conductas’; o sin duda, de hacer esto para retirar mejor y sacar más.” Y para ello, existen mecanismos de observación y evaluación estructurados de manera específica para poder llevar a cabo esta vigilancia: “un punto central sería a la vez fuente de luz que iluminaría todo, y lugar de convergencia para todo lo que debe ser sabido: ojo perfecto al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas” donde en el esquema educativo y propiamente en el discurso pedagógico esta vigilancia se encuentra “en el interior de un dispositivo único tres procedimientos: la enseñanza propiamente dicha, la adquisición de conocimientos por el ejercicio mismo de la actividad pedagógica, y finalmente una observación recíproca y jerarquizada”.
El examen para Foucault es una de las herramientas que permiten la vigilancia, pues establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado. En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad […] a superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda notoriedad visibl.
En este sentido el examen supone muchas veces el castigo del aprendizaje, sanciona a aquellas que no cumplen con lo requerido y aprueba los que sí lo cumplen. Lo cual, como ya se había mencionado antes, crea tensiones dentro de individuo, muy posiblemente esté presente el castigo no sólo del cuerpo, sino del pensamiento y el alma que van definiendo también identidades, modos y formas de pesar y actuar.
Pero esto no se trata de sólo entender cómo el cuerpo, pensamiento y alma se ven limitados y son disciplinados a conveniencia de ciertos grupos. Una visión crítica de la construcción social de la identidad nos invita a pensar no sólo en la influencia de las ideologías dominantes para controlar y restringir el sentido que tienen las personas de sí mismas, sino que también permite preguntarse por alternativas. Los contradiscursos que incluso pueden surgir dentro de una misma comunidad son una forma de pensar otras alternativas, ya que sin estas posibilidades de pensar de manera crítica las construcciones dominantes de nuestras identidades, la perspectiva de la humanidad entraría incluso en esta limitación que los grupos de poder quieren que prevalezca.
Las demandas dentro de los campos disciplinares y la escuela sin duda requieren de la adopción de una identidad para ser reconocidos como grupos perfectamente bien establecidos y delimitados, lo cual implica la lucha constante por el poder. Por ello, siempre existirá estos medios de encauzamiento para entrar a su dinámica, a sus rituales; son estos grupos los que invaden sus propias formas, modifican sus mecanismos e imponen sus procedimientos. Finalmente, la similitud, los límites y las diferencias entre las comunidades juegan en el proceso de establecimiento de una identidad siempre provocarán tensiones en el estudiante o a quien intentar integrarse a ellas.
Conclusiones
Después del recorrido hecho por la propuesta de Foucault para reflexionar aspectos en torno a la identidad que son requeridos adoptar como miembros de un campo disciplinar, comunidad educativa o social, se entendió que está identidad debe entenderse más allá de la mente del individuo, pues hay un entorno, un contexto que le construye estas identidades, pues sólo le da la libertar para elegir lo ya establecido de tal forma, que éste sólo reacciona a estas alternativas, aunque no todos en realidad quieran reafirmar los valores de las comunidades discursivas. Por ello, la identidad, entonces, debe entenderse socialmente construída. Al trabajar esta visión construccionista de la identidad, en comparación con la propuesta de disciplina de Michael Foucault y posteriormente reflexionar cómo la identidad está formada y cuáles son los mecanismos que intervienen en esta construcción, sobre todo en el ámbito educativo, es que se cumple el propósito de este ensayo; aunque no se cubre toda la propuesta de foucaultiana que pueda incidir en la compresión de la identidad, dejando esta para futuras investigaciones.
Referencias
- Bruffee, K. A. 1986. ‘Social Construction, Language, and the Authority of Knowledge: A bibliographical essay’. College English 48: 773-790.
- Foucault, M. (1976). Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Argentina: Siglo XXI editores
- Foucault M. (1978) La verdad y las formas jurídicas. Editorial By Gedisa, Río de Janeiro
- Ivanic, R. (1995). ‘Writer Identity’. Prospect: The Australian Journal of TESOL