La Educación y las Familias de Bajos Recursos en México  

En un país donde la pobreza sigue consumiendo la vida de miles de habitantes, un día, un niño se prepara para ir a la escuela; su padre no se encuentra en casa y su madre sigue dormida. El niño sale de su hogar y la fatiga y desinterés lo consumen al ver la pobreza que lo rodea. Al momento, el niño es capaz de darse cuenta de su realidad. Finalmente, ese día, el niño decide abandonar la escuela. Ese día, aquel niño decide abandonar uno de sus derechos fundamentales. Ese día, los padres de aquel niño no estuvieron presentes para evitar que otro niño más abandonara la educación que tanto necesita el país.

Ésta es la realidad que miles de niños mexicanos entre los 12 y 14 años de edad están viviendo, pues muchos menores de edad de bajos recursos deciden abandonar la escuela por falta de interés, y los padres de familia, en la mayoría de los casos, no actúan para evitarlo. Es por esto que los padres de familia de bajos recursos son muchas veces responsables del desinterés de los niños por asistir a la escuela, privándolos de un derecho humano fundamental. La ausencia de los padres en las actividades escolares de sus hijos fomentan el desinterés que éste último tiene hacia la escuela. Asimismo, la falta de involucramiento de los padres al educar a sus hijos en casa afecta el interés y rendimiento que el niño demuestre en la escuela, por lo que puede resultar en deserción escolar.

Según un estudio realizado por la INEGI sobre deserción escolar, la principal razón por la que niños de 12 a 14 años abandonan la escuela es por falta de interés y aptitud para ingresar a la escuela. Esto prueba la disfuncionalidad de los círculos familiares mexicanos, pues la familia juega un rol importante al momento de fomentar el deseo de aprender. De acuerdo con la UNICEF, “la familia constituye un vehículo esencial para la transmisión de conocimientos y valores” para el niño; asimismo, el filósofo Aristóteles mencionaba que “educar la mente sin educar el corazón no es educación”, lo que demuestra que la falta de involucramiento de los padres al educar a sus hijos adecuadamente afecta, no sólo el rendimiento que el niño demuestre en la escuela, sino también su deseo por aprender, lo que lleva a deserción escolar.

De igual forma, la deserción escolar que hoy en día afecta a México es, en gran parte, causada por la ausencia de los padres de bajos recursos en las actividades escolares de sus hijos. Esto se puede probar gracias a un estudio publicado en el 2017 en Mérida, Yucatán, el cual demostró que los padres de familia en escuelas públicas están menos involucrados en las actividades de sus hijos que los padres de familia en escuelas privadas. Asimismo, las investigaciones demostraron que lo que produce el mejor rendimiento escolar es que el alumno sienta que lo que hace en la escuela es importante para sus padres. Esta relación es la muestra de que el rendimiento y el deseo de los niños mexicanos por asistir a la escuela están presentes cuando los padres de familia están presentes. Dicho esto, si los padres de familia estuvieran presentes en la educación de sus hijos, aunque les costara, los niños tendrían más interés por la escuela, pues tal como dijo Aristóteles, “las raíces de la educación son amargas, pero el fruto es dulce”.

Como se ha visto, los padres de familia son responsables en gran parte del desinterés que muchos niños tienen por asistir a la escuela. No obstante, ¿acaso las escuelas no juegan un papel de igual importancia al evitar la deserción escolar? En un país ideal, la respuesta sería sí, pues incluso Aristóteles mencionaba que “los que educan a los niños son más honrados que los que los crean; éstos sólo les dieron vida”. Sin embargo, hoy en día, tomando en cuenta lo mencionado por la UNICEF, “el niño o niña sólo puede matricularse en la escuela, asistir con regularidad y participar en actividades extraescolares con ayuda de su familia, es claro que, sin el apoyo de los padres, el desinterés de los niños mexicanos por estudiar seguirá persistiendo.

El apoyo de los padres es, entonces, de gran importancia para fomentar el interés y el buen desarrollo de su hijo en la escuela. Sin embargo, ¿acaso no es posible sustituir el apoyo otorgado por los padres de familia? La UNICEF a demostrado que, por medio de instituciones y apoyo global, es posible apoyar a niños de bajos recursos o niños en situación críticas, como Afganistán, para seguir fomentando la educación a pesar de su situación familiar. No obstante, la misma UNICEF menciona que la mejor manera de involucrar a un niño en la escuela es trabajar “con el niño y niña en edad escolar en el contexto de su familia”. Nuevamente, se vuelve a probar que el contexto familiar es esencial para evitar más casos de deserción escolar.

En conclusión, el primer paso para fortalecer la educación en México es contar con el apoyo de los padres de familia, pues sin educación fomentada en casa, los niños seguirán desinteresados, llevando a México a la ignorancia y, como dijo el filósofo Platón, “la ignorancia es la raíz y el tronco de todos los males”. Los padres de familia de bajos recursos son responsables del desinterés de los niños por asistir a la escuela, es por eso que se debe terminar con la fatiga de los niños de salir adelante, y la forma de hacerlo es si los niños, quienes son el futuro del país, tienen como modelo a seguir a sus padres. Dicho esto, el apoyo familiar para fomentar la educación de niños de bajos recursos es esencial para que se respeten los derechos humanos y para que México progrese, pues, al final, tomando en cuenta las palabras de Platón, “el más importante y principal negocio público es la buena educación de la juventud”. 

17 February 2022
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