Problemas de Escasez Alimenticia En México
La seguridad alimentaria, ha sido una preocupación constante en el mundo desde mediados del siglo XX, cuando en el período de la posguerra los principales dirigentes mundiales manifestaron abiertamente la importancia de este tema en la agenda política, debido al hambre desencadenada por la Segunda Guerra Mundial, sobre todo en Europa. Este interés se materializó en la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Agricultura y la Alimentación, así como en la creación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), en octubre de 1945.
Ramos-Crespo y González, coinciden en que la preocupación por la seguridad alimentaria nace justo después de la Segunda Guerra Mundial en Europa, frente al hambre desencadenada por este gran conflicto. A mediados de la década de los años setenta (1972-74) en medio de una crisis alimentaria provocada por una disminución de la producción y de las reservas mundiales, se extendió la incertidumbre de que fuera posible una escasez global de los alimentos. Ante esta preocupación internacional, en 1974, se convoca a la Primera Cumbre Mundial de la Alimentación, efectuada por la FAO, donde se analiza la situación existente, pero sólo desde el punto de vista de la producción y del suministro de los alimentos a nivel mundial y al interior de cada nación.
Para la década de los años ochenta, el concepto de seguridad alimentaria transita de una visión macro a un análisis micro de la vulnerabilidad, en función de las “titularidades o derechos”, como demuestra el Premio Nobel de economía Amartya Sen en su obra “Pobreza y hambruna: un ensayo sobre el derecho y la privación”, donde postula que el hambre no es causada por problemas de disponibilidad de alimentos, sino por la imposibilidad del acceso a ellos. Este argumento se basa en el hecho de que muchas situaciones de hambrunas ocurrieron sin la existencia de un déficit real de alimentos a escala mundial o incluso en el país afectado, pues el acceso a los alimentos está en función también de los ingresos, los derechos que los individuos o familias tienen para satisfacer sus necesidades alimentarias, los activos con que cuentan y el entorno social, cultural e institucional.
En este nuevo enfoque, las políticas alimentarias sufren un cambio en su conceptualización, dado que se orientan hacia los grupos vulnerables, creando programas específicos para hacer frente a la situación alimentaria de estos sectores y con ello lograr mejorar su calidad de vida. Por su parte, Arenas agrega que, en las últimas dos décadas, la seguridad alimentaria y nutricional se ha posicionado con fuerza en la agenda de América Latina y el Caribe convirtiendo a la eliminación del hambre y la malnutrición en primera instancia en un objetivo regional de desarrollo.
La gestión de la Seguridad Alimentaria y Nutricional es un aspecto determinante del desarrollo socioeconómico y presenta considerable complejidad, pues intervienen una multitud de factores: ambientales, económicos, políticos, culturales, tecnológicos, jurídico-legales, así como el tejido social e institucional.
FAO coincide en que muchos factores inciden en la condición de la seguridad alimentaria: la producción agrícola, el comercio, los ingresos, la calidad de los alimentos, la calidad de los servicios de saneamiento, la gobernabilidad y la estabilidad política, entre otros. Por ello, la búsqueda de seguridad alimentaria puede ser el hilo conductor que logre articular los distintos desafíos que se afrontan y ayude en la construcción de un futuro sustentable.
Es así como el concepto de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) se integra de varios componentes, todos íntimamente relacionados: disponibilidad alimentaria, acceso, estabilidad de los suministros y utilización biológica de los alimentos. Además, puede analizarse en diversas escalas (internacional, nacional y local), lo cual incrementa su complejidad de abordaje. Esta conceptualización da soporte a las cuatro dimensiones de la SAN, que retoman muchos países (incluido México) y que CONEVAL define de la siguiente manera.
- Disponibilidad de alimentos: Es el primer eslabón de la cadena de la SAN, pues se refiere a la producción y transformación de los alimentos. Esta dimensión está en función de la existencia de diferentes productos alimenticios durante todo el año y en condiciones higiénicas.
- Acceso: Se considera tanto el acceso físico, relacionado con las condiciones de oferta y demanda del consumidor, que a su vez está en función de las regiones geográficas del país; como el acceso económico para toda la población, que depende del ingreso económico familiar y el costo de cada alimento.
- Estabilidad: Se refiere a que con una dimensión que falte, el estado de SAN no será el adecuado, ni permanecerá estable y esto puede conducir a un estado de subalimentación.
- Utilización: Esta dimensión se enfoca al aprovechamiento biológico de los alimentos, ya que al ser el adecuado garantiza una buena nutrición en los individuos.
De manera general, México ha retomado las medidas políticas implementadas a nivel mundial, orientando en las últimas décadas sus programas alimentarios a los sectores vulnerables. Pese a ello, CONEVAL y Barquera et al. coinciden en señalar que los esfuerzos no han tenido la eficiencia y eficacia para abatir esta problemática, puesto que aún existen millones de mexicanos que padecen algún nivel de inseguridad alimentaria. Es decir, como destaca CONEVAL, pese a la implementación de programas sociales en materia alimentaria que operan desde hace ya varios sexenios en México, actualmente una quinta parte de la población no cuenta con acceso a una alimentación adecuada.