La Filosofía De La Educación Y Rol Docente
Con el paso del tiempo, el término ‘educación’ ha ido evolucionando y con él, la practica también. ¿Qué involucra la educación? ¿Qué es exactamente educar? ¿Cómo se puede saber que se está haciendo bien? Todas estas incógnitas toman un sentido filosófico ya que, existe un sinfín de respuestas debido al contexto en el que se desenvuelven. Y en este caso se enfocaran directamente al fortalecimiento de conocimientos en el alumno.
Primeramente, es importante definir el término de educación. De acuerdo a la Real Academia Española la educación es una ‘instrucción por medio de la acción docente’ la cual, se va perfeccionando y mejorando por medio de experiencias, triunfos y fracasos. Es una acción que hoy en día es juzgada y desvalorada por los mismos educandos. Mismos que se encuentran, en la mayoría de las veces; desmotivados y aburridos por la falta de interacción e instrucción por parte del docente ya que, con las nuevas tecnologías parece el trabajo de un docente puede llegar a quedar obsoleto.
“El hombre debe aprender usando, necesita aprender lo que no le es innato, lo que no se le ha dado por nacimiento y potenciar lo que se le ha dado por herencia genética. Por eso necesita de otros y de la cultura para garantizar su tránsito por el mundo. Ese es el proceso educativo.” (Leon, 2007) Por esto, es vital una buena práctica docente dentro del aula y crear una cultura de aprendizaje. Hacer que los alumnos se sientan el todo y no solo parte de éste. Interesarlos en ser partícipes y líderes de su propio conocimiento. Es bueno saber que la educación cambia porque el tiempo así lo dispone. La educación misma se altera, cambia y se mueve de manera continua y a veces discontinua; crece y decrece, puede venir a ser y dejar de ser. A eso se refiere la evolución de la educación.
Cuando hablamos de educación nos referimos a cualquier práctica formativa que ejerce una generación sobre otra y, en particular, a la transmisión de elementos culturales a niñas y niños. Por otra parte, también entendemos educación como el conjunto de relaciones donde se entretejen disciplinas para alcanzar objetivos educativos. Esta práctica involucra procesos que describen las estrategias de enseñanza, las características de los aprendizajes de los estudiantes y de la evaluación de los logros educativos. (Barragan, 2018).
Ahora bien, ¿Qué involucra o quienes están involucrados en la educación? Para hablar a ciencia cierta acerca de esto, se deben de tomar en cuenta muchos factores los cuales requieren de una profunda y extensa investigación, por lo tanto, solo se enfocara en la práctica docente y dentro del aula. Los agentes que participan en esta tarea pueden ser individuos, como los docentes, alumnos y padres de familia; o colectivos, como el gobierno, las instituciones educativas, los sindicatos, las asociaciones de padres de familia, las fundaciones, institutos privados y entidades que participan en el mercado de la educación. (Barragan, 2018) Los cuales tienen un rol y una responsabilidad diferente, enfocados en un mismo objetivo: un aprendizaje significativo para el alumno.
¿Qué es educar? El educar puede ser una tarea compleja e incluso confusa. Educar consiste en lograr que las personas desarrollen todas sus capacidades, tanto las más visibles como las que suelen quedar más ocultas. La construcción de la personalidad y de la identidad, el desarrollo de las actitudes y las emociones, la adquisición de habilidades y destrezas y el fomento de la inteligencia social, son ejemplos de lo que puede ser la acción de educar. Además se trata de desarrollarlas en la perspectiva compleja de lo que Gardner llama las inteligencias múltiples. Frente al desarrollo de personas unidimensionales, educar significa contribuir a formar personas que han cultivado una pluralidad de dimensiones. (Tiana, 2018)
Así como Gardner tiene las inteligencias múltiples, por otro lado tenemos al filósofo Aristóteles, que decía que recibir varias formas de aprendizaje enriquecía mucho más al ser humano. De igual manera, Aristóteles dividió la educación por etapas y dio un valor muy importante al juego y a la observación. Y de su pensamiento se deriva la figura del estudiante, el que era valorado por el acto de cuestionar. El hecho de aprender a preguntar significa tener capacidades intelectuales muy desarrolladas para plantear preguntas inteligentes. (Crespo, 2016)
Otro de los grandes filósofos de la educación fue Sócrates, filósofo griego, a quien le interesaba fundamentalmente la formación de los hombres; para él, la educación era una preparación para la vida. Sócrates nos habla de una formación integral del individuo, en la cual está inmerso lo intelectual y lo espiritual. Retomando el método de filosofía educativa que plantea Sócrates, debemos lograr en el alumno la reflexión y el análisis, mediante el planteamiento de preguntas. Y que estas, le den la oportunidad de seguir cuestionando y de seguirá prendiendo. Además de que debemos proporcionar información integral, que responda a las necesidades de su vida cotidiana, es decir, que todo lo que aprenda lo pueda aplicar.
Los problemas de la enseñanza en la actualidad se encuentran vinculados a la falta de sintonía entre el aprendizaje y la realidad. Es decir, los conocimientos y los datos recibidos en la escuela en algunos casos no hallan compresión, utilidad y aplicación; una real conexión con la realidad de los estudiantes. Como consecuencia de ello, la educación se convierte en una actividad dogmática y sin sentido, cerrando toda posibilidad de pensamiento, pregunta, motivación y argumentación; por ende, coarta la actitud y el acercamiento con el conocimiento, deseo y pasión por el saber. (Diaz, 2012)
Y aquí es cuando nos preguntamos ¿De qué me sirve la filosofía? Ésta es una herramienta que nos permite observar el mundo con otros lentes, con nuevos esquemas y posibilidades antes nunca vistas, es un aliado para pensar nuestra sociedad, quiénes somos y en qué tiempo vivimos. En la actualidad, la filosofía se convierte en una herramienta para cuestionarnos e indagar en el pensamiento en busca de análisis, reflexión y crítica. El que la educación y la filosofía tengan una conexión nos lleva a crear alumnos pensantes, alumnos con hambre de aprender y a resolver por ellos mismo sus interrogantes. Encender en ellos el deseo de nuevas experiencias con el conocimiento. Sin embargo, una actitud filosófica no solo se reduce al ejercicio de la reflexión y el análisis dentro del salón de clases por parte del alumno, sino de la entrega y sentimientos que el docente tiene como obligación entregar. No es suficiente con habilidades cognitivas, se requiere amor, comprensión y pasión por el saber. El transmitir sentimientos para que los alumnos comprendan el mensaje y así, haya un ambiente de aprendizaje favorable.
Y ahora, en conclusión ¿Cómo sé que estoy haciendo bien mi papel como docente? Es importante hacer un examen de consciencia y tener una actitud filosófica con respecto al rol docente. Esto no quiere decir que encontraremos la respuesta de inmediato, incluso puede llegar a haber más interrogantes y esto es lo que se pretende con la actitud filosófica, nunca dejar de preguntarnos y buscar constantemente respuestas propias. Recordar que no hay nadie que posee el conocimiento total y verdades absolutas. Las respuestas se encuentran en cualquier lugar, son cambiantes y circulan. Se aprende y se desaprende. El reflexionar más allá de una respuesta concreta es lo que se busca en el camino de la docencia. Claro, habrá veces que nos hagamos una interrogante para saber si lo que estamos haciendo está bien, y este es el momento en el que debemos de ver más allá de nuestros intereses. Debemos de prestar atención a lo que nos rodea en este caso, nuestros alumnos. ¿Cómo están reaccionando ellos a nuestras técnicas de enseñanza? ¿Son felices? ¿Les gusta? Este es el momento donde todas esas preguntas pueden tener respuesta no teórica sino practica y observable, que podamos reconocer nuestro trabajo docente reflejado en nuestro ambiente de aprendizaje. Y eso, es lo que se les debe de transmitir a los alumnos, el no temer al error, enseñarles y educarlos a que cometan errores y eso los hará construir su sendero al conocimiento, que el camino al éxito está construido de fracasos, fracasos que con esfuerzo y dedicación culminan en éxitos. Tener la disposición de transformarse y aceptar el cambio de sí mismos. Y para concluir, ahora es momento de los alumnos, y tú ¿Qué estás haciendo para aprender?