La Gran Migración De Retorno Interna en EE. UU.

En su trabajo sobre migración de retorno interna en Estados Unidos, dice que desde el siglo XIX, y particularmente desde la década de los treinta del siglo XX, se ha focalizado la atención de los académicos en las migraciones y las transformaciones económicas, sociales y ambientales que traen consigo. Se ha puesto un énfasis considerable en los cambios de la población, pero relativamente poco se ha dicho acerca de las personas que cancelan futuros desplazamientos por retornar a su lugar de origen. Es más, los migrantes retornados son extremadamente importantes en algunas áreas, por lo que comprender la migración de retorno puede ser útil para explicar el comportamiento migratorio en general.

Los factores de la emigración que se refieren son los siguientes: 1) la necesidad del mercado de trabajo de los países desarrollados; 2) la posibilidad de emigración en cadena por razones familiares; 3) la eficiencia de las políticas restrictivas de admisión; 4) la inestabilidad de los países en desarrollo; 5) las perspectivas de desarrollo en los países de origen; 6) la integración económica y 7) los medios de comunicación.

Datos estadísticos oficiales, examinan las secuencias de la migración repetida en Estados Unidos, especialmente aquellas que suponen un retorno. La hipótesis del trabajo deriva de los conceptos de capital de locación específica e información imperfecta. Los resultados de la investigación revelan diferencias entre migrantes que eligieron retornar o moverse hacia delante a un nuevo lugar, o ya no moverse.

El estudio metodológico del retorno debe realizarse basado en un modelo teórico y no sólo en el análisis de experiencias migratorias que caen en el ámbito de lo descriptivo, ya que esta última técnica no permite identificar las regularidades dentro del fenómeno, por basarse en el análisis de experiencias únicas sin un contexto que las una a otras. Al realizarse así, el carácter descriptivo de los estudios del retorno únicamente revisan las razones para volver, adaptarse y el impacto que tienen en las localidades de origen, identificando los sujetos a partir de sus experiencias y no de las regularidades de los migrantes de retorno en general.

Como podemos observar, los estudios del retorno en la década de los sesenta, además de no ser abundantes, se focalizan en el continente europeo, aunque ya se observa una preocupación teórica al respecto, una reflexión sobre la problemática metodológica que encierran (fuente de datos, su unidad de análisis y sus técnicas analíticas), y la construcción de tipologías por medio de la combinación de los métodos cualitativos y cuantitativos. Con esto se abre una ventana de oportunidad en la investigación.

En 1980 se publicó el trabajo de George Gmelch ”Return Migration”, con un gran contenido teórico sobre la migración de retorno; se trata de uno de los estudios clásicos sobre el tema. Es un ensayo que, con base en los diversos estudios empíricos que otros autores han realizado, elabora una tipología de los migrantes retornados, observa las razones para volver, la adaptación y reajuste de los retornados y el impacto de la migración de retorno en las sociedades de origen. El autor llega a la conclusión de que todos los estudios sobre retorno son descriptivos. La tendencia ha sido tratar cada población de retorno como entidad especial en experiencias únicas. Gmelch concluye afirmando que a los casos de retorno se ha aplicado poca teoría, aunque esto también ocurre en la bibliografía sobre migración en general.

En el presente estudio, utilizo el término migrante para referirme tanto a emigrante, inmigrante, refugiado y exiliado, como Ha Jin lo hace en su libro The Writer as a Migrant, “pues esta expresión abarca todas aquellas personas que se desplazan, voluntaria o involuntariamente de un país a otro”. Al referirme a la acción de migrar asumo que esta consiste en abandonar un lugar con todo su contenido ambiental, histórico, sociocultural y familiar para asentarse en otro lugar, con contenidos diferentes: paisaje, lengua, costumbres, normas”.

Existen recientes estudios con diversas metodologías y fuentes estadísticas que están aportando al conocimiento del migrante que retorna en la actualidad a México. Se podría decir que son tres dimensiones de análisis que se han privilegiado: en conocer las características del migrante retornado a nivel nacional y en algunos estados de la república mexicana.

El estudio del retorno en Estados Unidos se ha centrado fundamentalmente en observarlo al interior del país. Como ha sido una nación con índices muy bajos de migración internacional, sus análisis sobre retorno dimanan de su muy elevada tendencia a la movilidad interna: movimientos iniciales, de retorno y hacia delante. Si en las décadas de los setenta y los ochenta los estudios fueron globales, ya en la segunda mitad de los noventa se orientaron a temas más específicos.

Desde el siglo XIX se reconocía que los flujos migratorios con frecuencia tienden a producir ‘contraflujos’ de migración, en su mayoría, inmigrantes retornados. Esto puede deberse en parte al hecho de que, en el pasado, muchos retornos se daban de manera espontánea y por tanto, se registraban y no se percibían como un aspecto que requiriese el mismo nivel de supervisión como los casos que implicaban el reasentamiento y la integración.

Los trabajos sobre la migración de retorno en México son muy escasos comparados con el gran caudal de obras sobre migración internacional. Aunque los montos de retornados son menores que en otras etapas (por ejemplo, el periodo bracero e indocumentado, de 1945 y 1986, respectivamente), el retorno tiene implicaciones determinantes.

(Lindstrom, 1996), usando datos a nivel individual y familiar recabados en trece comunidades mexicanas (tres áreas metropolitanas, como León, Morelia, Irapuato, cinco ciudades pequeñas de Guanajuato, Jalisco y Michoacán, y cinco pueblos de Nayarit, Jalisco, Michoacán y Zacatecas), analiza la influencia de las características económicas del área de origen sobre la duración de los migrantes mexicanos en Estados Unidos.

Es decir, las oportunidades de inversión en las áreas de origen de los migrantes están asociadas positivamente con la duración de estancia en Estados Unidos. Sin embargo, el autor acota que la tendencia a la reunificación familiar en Estados Unidos en esos años dependía de que la esposa e hijos afianzaran lazos económicos y sociales en su nuevo entorno, lo que con el tiempo dificulta (aun cuando continúen y logren sus objetivos de ahorro) retornar a sus comunidades de origen.

(Massey y Espinosa,1997), analizan la migración México-Estados Unidos, y establecen que existen por lo menos cinco consideraciones fundamentales a la hora de decidir el retorno: a) el capital humano, conformado por las habilidades, conocimientos y capacidades adquiridas en el extranjero; b) el capital social, o redes sociales en ambas partes, por lo que consideran los autores que entre más familiares se establezcan en Estados Unidos, las posibilidades de retorno y contacto con la comunidad de origen disminuyen con el tiempo; c) capital físico o material, o el número de propiedades, terrenos, parcelas agrícolas con las que cuenta en su comunidad de origen; d) las condiciones económicas de la comunidad de origen, donde la diversificación económica y las posibilidades de inversión juegan un papel importante en la duración de la estancia en el extranjero; e) las condiciones macroeconómicas en ambos países, en donde la inflación, crisis y devaluación influyen a la hora de retornar e invertir. Esto nos permite comprender cómo este proceso migratorio está sellado por una tensión constante entre quedarse en el país del dólar o retornar a México.

La migración de retorno continúa siendo el gran capítulo por escribirse en la historia de la migración. Esto puede deberse en parte al hecho de que, en el pasado, muchos retornos se daban de manera espontánea y, por tanto, no se registraban y no se percibían como un aspecto que requiriese el mismo nivel de supervisión como los casos que implicaban el reasentamiento y la integración. Un enfoque eficaz para el retorno de aquellas personas que no tienen una base legítima para permanecer en un Estado de destino fundamenta el esfuerzo más amplio que se hace para combatir la migración irregular e ilegal.

Cuando un migrante decide salir de su país de origen existe la posibilidad de que regrese. Incluso en el enfoque de circularidad, se establece que en algún momento en el tiempo o punto del círculo migratorio, el migrante retorna a su país de origen. Algunos estudios argumentan que la decisión de volver al lugar de origen es similar a la que se toma en el momento de emigrar, es decir, ‘se reinicia el proceso migratorio en sentido inverso y se ingresa nuevamente a una fase de toma de decisiones’.

El retorno y las salidas son las dos caras de la misma moneda de la migración. Los factores han variado según etapas históricas y de acuerdo con particularidades como coyunturas sociales, políticas y económicas, una ha prevalecido sobre la otra o incluso se han equilibrado. Este al parecer es el caso de los flujos en los últimos años.

En el estudio The US/México Cycle. The End of an Era realizado por Mexicans and Americans Thinking Together (MATT) se encontró que entre 2005 y 2010, 1.39 millones de personas migraron de Estados Unidos a México; de ese total, 70 por ciento (985 mil) corresponde a migrantes de retorno y el restante 30 por ciento (405 mil) a miembros de la familia de migrantes mexicanos nacidos en Estados Unidos. . A pesar de que el estudio de la migración de retorno representa un reto en términos de material por consultar, debido a la escasez de investigaciones sobre dicho tema, es posible encontrar esfuerzos institucionales para generar fuentes de información propias.

De acuerdo a las estadísticas de la Unidad de Política Migratoria (UPM) de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), entre 2005 y 2010, 1.4 millones de personas retornaron de Estados Unidos a México. La mayoría de ellos eran “emigrantes retornados”, es decir, gente nacida en México que había vivido en los Estados Unidos en algún momento, pero que habían vuelto a su país de origen con o sin intención de emigrar nuevamente. Teórica y metodológicamente sigue dominando la visión neoclásica del capital humano; el marxismo y el neo marxismo están ausentes, y empiezan a despuntar los análisis de las redes sociales y los vínculos transnacionales, así como la perspectiva neo institucional.

Tradicionalmente se han estudiado dos tipos de movimientos migratorios, los de salida y los de llegada, es decir la emigración y la inmigración, pero si consideramos como orden de movilidad que primero se emigra de un lugar para inmigrar a otro, es lógico distinguir un tercer tipo de movimiento que sería el de retorno (o de vuelta al lugar inicial de origen en un momento posterior en el tiempo). Este movimiento por tanto pondría fin a un ciclo migratorio, y existe desde el momento en que existe un desplazamiento inicial,.

22 October 2021
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