La Historia Del Doctor Fausto de Goethe
Introducción
Johann Wolfgang Goethe, nació el 28 de agosto de 1749 en Fráncfort del Main, fue un erudito[footnoteRef:1] poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán y una de las figuras señeras de la literatura, se lo recuerda como uno de los más grandes escritores de todos los tiempos. Su vida transcurrió durante la segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, en el cual ya había concluido el Barroco, fue uno de los escritores que más influyó al Romanticismo.
Vivió la época del iluminismo y, por todos los medios buscó la iluminación de la inteligencia mediante el conocimiento totalizador. Goethe no fue solo un poeta sino un sabio, perfecto conocedor de las ciencias naturales, de la anatomía, de la mineralogía y sobre todo la botánica. Este escritor fue un genio que le dio expresión a toda una época. Muere el 22 de marzo de 1832 en Weimar.
En una de sus reconocidas obras, Fausto, se enfrasca importante en el hombre como un prisionero de la condición humana, donde Fausto es un clásico que sé en la que se demuestra el planteamiento del problema de los límites y del sentido de la acción humana que lo hace mediante la parábola del pacto con Mefistófeles.
Desarrollo
La obra mantiene su vigencia donde se demuestra, interrogantes que se produce mediante las propias acciones de la condición humana. Según la Real Academia Española la condición es “Una situación especial en la que se encuentra una persona”. Lo común es que el hombre sea un ser condicionado para que todo lo dado o hecho por él se convierte en una condición de su propia existencia, lo que implica que el hombre, el ser humano, no es un ser constituido de una vez y para siempre, él permanentemente está cambiando su propia condición, esto es gracias a las condiciones que él encuentra y en las cuales se da como humano.
Ni por más rigurosa que sean las enumeraciones de las actividades, esto puede constituir varias características esenciales de las existencias humanas, que sea capaz de definir las esencias de las cosas naturales, lo cual es dudoso que pueda plantear una respuesta sobre sí mismo. “Un espíritu renovador implica una afirmación de la naturaleza humana: libre, autosuficiente para desarrollarse en un clima de sabiduría totalizador” . Esta condición abarca más que las condiciones bajo la que se ha dado la vida del hombre. Los hombres son seres acondicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se convertirán de inmediato en una condición de su existencia.
El mundo en el que la vida activa se consume, está formado de cosas producidas por las actividades humanas; pero las cosas que deben su existencia exclusivamente a los hombres que condicionan de una manera constante a sus productos humanos. Además, de las condiciones bajo las que se da la vida del hombre en la tierra, y en parte fuera de ellas, los hombres crean de continuo sus propias y autoproducidas condiciones que, no obstante, muestra su origen humano y variabilidad, lo cual deja ver lo que posee el mismo poder condicionante de lo que deja ver las cosas naturales.
“Al hombre le concierne procurar una vida digna para sus semejantes, mediante el conocimiento de las leyes que gobiernan al mundo”. Cualquier cosa que toca o entra en mantenido contacto con la vida humana que asume de inmediato el carácter de condición de la existencia humana. De ahí que los hombres, no importa lo que hagan, son siempre seres condicionados como es el caso de Goethe.
Todo lo que entra en el mundo humano es por su propio acuerdo o se ve arrastrado a él por el esfuerzo del hombre que pasa a ser parte de la condición humana, el choque del mundo contra la realidad es parte de la existencia humana que se recibe y se siente como fuerza condicionadora. Hay que tener en cuenta que la condición humana, tiene que ver primeramente con la existencia, tales como la vida, la natalidad y mortalidad, la mundanidad, la pluralidad o el habitar la tierra, no pueden responder a “quienes somos” porque nunca nos condicionan absolutamente.
En segundo lugar, tiene que ver con las capacidades propias de la ciencia y la tecnología moderna que nos han provisto de un punto de vista universal, que, por ejemplo, nos libera de concebirnos como seres atados a la tierra, oa otras contingencias espacios temporales que ya por hoy están superadas por las diversas posibilidades de instantaneidad.
“La naturaleza no es perfecta, pues solamente Dios es perfecto, por lo tanto, al individuo corresponde perfeccionar la obra de Dios”. Sorprendentemente, algunos desafían la idea de la pecaminosidad humana, argumentando que la gente es básicamente buena. No obstante, el problema radica en la falta de comprensión de lo que es la verdadera bondad. La gente puede compararse con los demás y sentirse bien consigo misma. Al fin y al cabo, siempre podemos encontrar a alguien peor que nosotros para poder compararnos.
La vida debe ser valorada en todas sus expresiones y en toda su tridimensionalidad; y la política, así como las demás condiciones humanas, deben ser valoradas en la medida en que avanzan y coadyuven a la vida en toda la plenitud, que suscite a la condición humana a superarse a sí misma. Posibilidad de que una cosa suceda o no suceda. Contribuir, asistir o ayudar a la consecución de alguna cosa que suscite a la condición humana a superarse a sí misma: Posibilidad de que una cosa suceda o no suceda.
Conclusión
La condición humana consiste en estar separado de la naturaleza a través de la autoconciencia, dicha condición genera sentimientos de soledad, angustia, miedo, etc.; para superar estos sentimientos el hombre intenta buscar una nueva armonía con la naturaleza y darle un sentido a su existencia, lo que se puede obtener haciendo el bien o el mal. En este punto se puede indicar que la conciencia que mostraba Fausto de sí mismo era una posibilidad de libertad, pero también hay que reconocer que esto puede hacer sentir al hombre separado del mundo, lo cual, a su vez, lo hace sentir angustiado, solo e inseguro.
“Jamás lograréis adquirir este privilegio si no estáis dispuesto ya naturalmente para ello y si no entresacáis con entusiasmo”. En consecuencia, el ser humano necesita adherirse a un marco de orientación para darle sentido a su existencia y, de esta manera, poder sentirse seguro, tranquilo y acompañado; sin embargo, en su intento por darle un sentido a su vida e intentar restablecer la unidad con la naturaleza en la que el ser humano solo puede elegir entre dos caminos: el del bien y el del mal.