La Historia Y Evolución De La Música Clásica
Desde un principio la música fue estudiada desde el panorama artístico y estético en la antigua Grecia. Como antecedente sabemos que denominar las notas musicales se empleaba las letras del alfabeto, esto estudiado en los diversos tratados. En cuanto a los instrumentos, destacan la cítara, lira, arpa, etc. Tiempo después en Roma no ocuparía la misma consideración que en Grecia tenía a la música, si bien es cierto, una vez filtrada a occidente por la romanización, en gran medida del conocimiento antiguo y comenzó la difusión de los diversos estudios e hipótesis anteriormente extendido por los griegos. Sin embargo, no hubo una verdadera participación en cuanto al progreso sobre su representación escrita .
En los primeros siglos de la Edad Media, no se tiene constancia de creación respecto a innovación en este sentido representativo de la música, de este modo, encontramos que desde la inventiva del repertorio gregoriano , la cual ha sido asignada a san Gregorio el Magno hasta una primerísima mitad del siglo XI en la que se afianzará un sistema inicial de escritura musical, utilizando como base una sucesión de líneas que se conocería como tetragrama, que, empleando algunos cambios resultaría en lo que hoy conocemos como pentagrama.
Debemos tener en cuenta que la iglesia había adoptado esta expresión artística para su forma de culto, siendo muy desarrollada en este periodo. Esto iría de la mano con una crecimiento y desarrollo del rito romano por todo el occidente europeo, siendo una propuesta de unidad bajo el mando de Gregorio VII, así de este modo reemplazaría los ritos locales como pudieran ser los mozárabes en la península e incluso realiza una propuesta de texto que serviría para ser cantado.
Asimismo, los músicos situados en el período de la Alta Edad Media no fueron capaces de ejecutar una forma correcta destinado a parámetros como la duración de los sonidos , siendo fundamental para retener la sincronización de las melodías. De esta manera como vemos, sería un ejercicio fundamentado en la tradición oral y enlazada con la capacidad de retención de la memoria, dando cabida a la conocida grafía en neumas. De este modo, se utilizaría signos gráficos en lugar de letras del alfabeto griego como punto de partida en la música eclesiástica. Suponiendo que en la creación del repertorio gregoriano hubiera fijado estos cantos sagrados con este modelo de representación.
Entonces, esta transferencia solo se podría dar por realizada en base a su existencia, pero sin haberse llevado a cabo una sistematización previa de notación. Señala Gustave Reese que: “Es extremadamente improbable que transmitiesen el repertorio musical de la Iglesia de una forma tan fiel y de tan amplia difusión como evidentemente lo hicieron, sólo mediante la tradición oral” .
El estudio de este método duró varias décadas, ya que no se conocía un método que se representara de manera escrita, por lo que seguía siendo de vital importancia el recurso de la memoria, siendo que, en el canto litúrgico necesitarían aprender los métodos necesarios, debido a que las melodías sagradas no se podían modificar. En cuanto a los inconvenientes ya señalados por altitud y durabilidad de la sonoridad, e incluso con el tiempo y la medición rítmica mediante notas separadas, en la notación por neumas. También, debemos añadir la diversidad otorgada por cada región la cual iba utilizando sus propios métodos y soluciones que se planteaba. En cierta medida, se situaba sobre las sílabas del texto unos signos que insinuaban el aire de la melodía, de esta manera se podía ayudar a los cantores, esto era procedente del acento del lenguaje, de esta manera tendríamos una escala en la que virga correspondería a un sonido más alto y punctum a uno más bajo . De este modo las indicaciones en cuanto a sonido y entonación se refiere a que solo representaba modulaciones de voz. Por tanto, en el siglo IX, Hucbaldo un monje de Sant Amand, expresaba los inconvenientes de la representación en neumas y de esta manera sugiere un retorno a la antigua notación alfabética griega . Ya entrados en el siglo X, hay mayor preocupación en cuanto a solucionar el problema de fijar la altura e intervalos de los sonidos, ya que, al no estar representados sobre líneas dificultaba una interpretación más exacta.
El beato Hermannus Contractus es autor de un experimento referente a la correcta fijación de los sonidos. Emplearía letras para representar los intervalos de las series melódicas como, por ejemplo: e= unísono-, s= semitono, t= tono , etc. Este procedimiento revelaba la altura del sonido, pero incluso, aún seguía habiendo un inconveniente, y es que, si se cometía una equivocación, terminaría afectando a todo lo que vendría a continuación.
El marco establecido por los griegos y por el mismo Boecio en referencia a la utilización de leras del alfabeto para representar el ascenso sonoro, esto parecía un tanto abstracto y complejo a la hora de concebir una escritura musical. Por esta razón, es que san Isidoro manifestaba en siglos anteriores que la música no se podía concebir mediante la escritura . Hacia el siglo XI Guido de Arezzo da a conocer un sistema en el cual utilizaba cuatro líneas, siendo un sistema que permitía acordarse de la entonación exacta de las notas. De este modo, con el objetivo que las generaciones futuras puedan conocer y aprender la música utilizando estos intervalos de tono y semitono de la escala diatónica. Lo que haría entonces es, mediante las sílabas iniciales de los hemistiquios procedentes de la primera estrofa del himno de san Juan Bautista que había sido realizado por Pablo Diácono. Una vez aprendida de memoria la melodía, que comenzaba con la nota do -ut-, ésta ascendía por grados conjuntos -re, mi, fa, sol, la- y servía para fijar en la memoria la entonación de ese hexacordo o para pasar a otro.
La música como elemento principal es el ritmo, pero en el canto monódico, no se sostenía a un patrón estable de duración como un ritmo libre, por lo que, no podía avanzar hacia una interpretación polifónica. Al unir varias voces forzaba a que todos tengan que cantar cuando correspondía. Por lo que no permitía otro tipo de ritmo que el dimensionado. Entonces, se requería una dureza en la construcción y a partir de ahí se comenzaban a acomodarse a unos reglamentos de representación que definía la duración exacta de los sonidos para que su realización sea simultánea en base a la creación de las obras.Fue entonces que, en el siglo XIII, con todas las teorías anteriormente estudiadas se comprendería esos problemas y se plantearían soluciones, esto se daría de la mano de Franco de Colonia, quien mediante su obra Ars cantus mensurabilis emplearía soluciones a las obras polifónicas. Entonces, por el interés de la simultaneidad en la polifonía se debía solventar la ejecución. Con una idea que, mediante la propia estructura visual de la nota, esta pueda remitir la propia duración, valor rítmico e incluso su valor melódico. De esta manera remitiría a los que sería la propia descripción para la polifonía. De esta manera, sintetizando técnicas y teorías anteriores, Franco de Colonia, realiza toda una recopilación de todos los logros de su tiempo, es el mismo caso con el tetragrama el cual había desarrollado Guido de Arezzo hiciera en el siglo XI. De esta manera se afirma que, con el estudio realizado de ambos autores y su extracción del conocimiento teórico y práctico de la música Europa occidental vio gestarse por primera vez un sistema de escritura musical que no dependía de la memorización.
Entonces, para representar las notas en la partitura, era fundamental comprender el manejo de las reglas de composición. Desde este instante, en el cual, se determinaban los sonidos en el pentagrama y manifestado de forma precisa utilizando figuras, comenzaría un nuevo período en la historia de la música, como en su antecedente había sido fijado para la historia de la lengua, dando paso a una nueva etapa donde la música incrementará su expresión.