Conflictos Familiares por la Infidelidad: Causas, Resultados y Consejos

A lo largo de la vida, las familias afrontan diversas dificultades, la más dolorosa son los conflictos familiares. Ejemplos de las causas de los conflictos hay multitudes, pero la infidelidad ocupa el primer puesto de la lista. A pesar de esto cada miembro de la familia sabe que si no es llevada de manera adecuada la dimensión del daño que puede causar es mayor, de todos los conflictos los familiares son los más habituales y dolorosos, ya que los integrantes no sufren solo por ellos sino por los que más quieren. Pero, ¿Qué es la familia?

La familia se constituye como el núcleo o base de la sociedad, el grupo social primario y fundamental en el que nacen, crecen y se educan las nuevas generaciones. El fenómeno de la infidelidad es una de las principales causas de fractura a la estabilidad y armonía del núcleo social primario, trascendiendo la esfera privada y repercutiendo directamente no solo en todos los miembros de la familia sino en la sociedad en general. La infidelidad es considerada una problemática o realidad social, lo cierto es que millones de personas han sido tocadas por este fenómeno y aunque en algunas sociedades es castigada y en otras consideradas tabú, afecta a todas las clases sociales.

No existe una definición universal para la infidelidad, eso se debe a múltiples posturas y por supuesto a la complejidad del tema, sin embargo después de leer y analizar varios de los conceptos, podemos llegar a concluir que la infidelidad representa la violación o traición de una promesa que implícita o explícitamente la pareja acordó en un convenio exclusivo entre los dos, independientemente si hubo o no, algún convenio formal ante la ley, y no se refiere únicamente al coito con un tercero, sino que puede involucrar factores sociales, sexuales, biológicos y psicológicos.

A continuación haremos un pequeño recorrido sobre los distintos enfoques del tema, tratándolo desde el enfoque social; realizando un especial énfasis en las consecuencias para los demás miembros de la familia y las reacciones más comunes con respecto al tema, para concluir con expondremos nuestro criterio sobre la posible superación de la infidelidad como causa de conflictos familiares. Desde sus orígenes la familia tienen funciones universales, tales como la reproducción, protección, la posibilidad de socializar, control social, determinación del estatus para el niño y la canalización del afecto entre otras. Dichas funciones tienen variantes de acuerdo a la época, nivel socio-cultural, religioso, entre otras; es decir, cada familia es única en su esencia. La familia es el primer grupo al que pertenecemos los seres humanos, es así como en ella se estructuran y moldean las principales pautas de comportamiento, siendo la primera escuela de valores éticos, sociales y culturales. Es precisamente esto lo que influye de manera positiva o negativa en la vida de cada ser humano

La aparición de problemas dentro del núcleo familiar, por lo general se debe a la alteración del equilibrio dentro de la familia, factores como una crisis inesperada, problemas estructurales o cambios en la cotidianidad, son algunas de las razones; teniendo en cuenta esto, encontramos que la infidelidad es una de las principales causas no solo de disputas dentro del hogar si no de separaciones y distanciamientos entre las personas que conforman dicho núcleo.

Según el famoso escritor Walter Riso “la infidelidad es engaño”. Es romper un pacto afectivo-sexual que tenías con tu pareja. La fidelidad no es ausencia del deseo por otros, sino algo más que amor, es un acto de voluntad; ahí es donde entra la razón, yo decido ser fiel con el autocontrol y la evitación al mismo tiempo. Si yo necesito tener mucha gente, además de mi pareja, entonces debería buscar una pareja que piense igual que yo.”

Fife, Weeks y Gambescia (2007) definen a la infidelidad como la violación a los compromisos planteados por los conyugues, en la que existen comportamientos indistintos a la relación primaria y sin la autorización o conocimiento de la otra parte. Planteando así, dos clases de infidelidades: la sexual que es el intercambio extradiáco de una relación monógama. Mark, Janssen, & Milhausen (2011). Por otra parte, la infidelidad emocional es el uso que hace uno de los miembros de la pareja de su tiempo, atención y expresiones de afectos con una persona diferente a su cónyuge. González (2009).

El fenómeno de la infidelidad se ha tratado de explicar desde distintos ángulos, tanto así que se relaciona al hombre con otras especies animales, donde se evidencia la promiscuidad y la infidelidad, aunque no conocemos si en esencia el hombre es monógamo o polígamo todo es manejado bajo cultura, existiendo lugares donde los hombres pueden tener abiertamente varias esposas o mujeres teniendo varios esposos, pero ese no es el caso de nuestra cultura occidental, donde los celos y la infidelidad trae una repercusión negativa no solo para la pareja sino para la familia en general.

No obstante, pese a los esfuerzos del Estado, la iglesia y de la sociedad en general, para que las parejas logren relaciones estables, monógamas y de largo plazo, la infidelidad continua siendo uno de los principales problemas sociales en cuanto a relaciones de pareja se refiere, trayendo por consecuencia, un importante número de divorcios, familias desmembradas, disfunción familiar y sufrimiento en general que abarca ámbitos muchos más amplios que la pareja en cuestión y que en muchas ocasiones termina con la ruptura de la relación, con el desgaste de una relación no terminada y que por convencionalismo deciden seguir aunque se encuentren muy lejos el uno del otro e incluso en algunos casos “llevarnos a replantear el concepto de amor, fidelidad, monogamia, matrimonio y relaciones de pareja en su más amplio sentido” Montesinos (2010:84).

Existen diversos estudios dirigidos a las causas de esta evelosía, así como la diferencia entre el hombre y la mujer respecto al tema y aunque los motivos son tan variados llegan a una sola conclusión, la infidelidad mayormente es inconsciente. Nuestros compartimientos están basados en nuestras creencias, costumbres y factores sociales influyentes. De acuerdo con los resultados, se concluye que la infidelidad parte del temor a la pérdida de la pareja, lo cual representa un regreso a la carencia, puesto que el riesgo de perderla causa cierta satisfacción que dentro de la relación de pareja no se encuentra.

Algunos autores lo atribuyen a la búsqueda por llenar un vacío cuando la relación primaria es incapaz de satisfacer ciertas necesidades, haciendo a través de una relación de pareja fuera de la establecida. También se puede concluir las mujeres acuden a la infidelidad por falta de cariño, se sienten solas e incomprendidas, que de acuerdo con expertos este fenómeno en las mujeres se aplica mas por abandono o rechazo al que son sometidas por sus parejas, con base a esto, podemos decir que muchas mujeres llegan a la infidelidad como una forma de castigo para sus parejas mediante la aplicación de la venganza.

En este orden de ideas, podemos decir que frecuentemente se llega a la infidelidad buscando una revaloración de su rol en la relación, demostrando a la pareja que en su medio existe alguien más que lo puede amar y brindarles aquello de lo que carecen. Por otra parte, el hombre tanto soltero como casado, llega a la infidelidad porque en su relación se sienten aburridos, confundidos y les falta esa “chispa” de lo nuevo. Esto podría explicarse a partir de lo que se ha encontrado que la causa más frecuente de infidelidad en los hombres, es el sentimiento simple, natural y normal de fastidio sexual, emocional o de ambos, ya que por naturaleza los machos de diversas especies, incluida la humana, presentan una tendencia a buscar variedad sexual, sobre todo después de una relación de largo tiempo.

Por ello, la educación psico-social que propone que la pareja sea exclusiva, pone en conflicto a sus miembros, ya que a pesar de estar en una relación satisfactoria, tanto hombres y mujeres pueden sentir la necesidad de experimentar vivencias novedosas y cambios que conllevan a que cualquiera de ellos pueda ser infiel. Por otro lado, en el caso de las parejas que regresan o siguen aún con la infidelidad se basan en que en la relación se sienten queridos, cuidados y estables.

La Bioneuroemoción, sugiere que todo lo que vivimos tiene una repercusión en nuestra vida personal, familiar, ancestral y colectiva. Viéndolo desde este punto nuestra manera de enfrentar una situación también repercutirá de manera positiva o negativa en nuestro entorno familiar. Es así, como la infidelidad es considerada una de las formas de destrucción a los hijos, cada buena o mala decisiones son transcendentales y marcará sus vidas.

Cualquier situación de infidelidad es difícil para todos los involucrados, la pareja en particular sufre de un dolor desgarrador, sin embargo no debemos olvidar el dolor de los hijos que sin importar su edad son sensibles al cambio que ocurre en el hogar, así como el de todos los familiares y amigos de la pareja. Este acontecimiento entre parejas que conforman un hogar, es considerado un problema social y aunque no es nada nuevo, la pérdida de valores agrava la situación, esta problemática no tiene distinción de edad, sexo, nivel socioeconómico o género, teniendo consecuencias psicológicas no solo para la persona involucrada sino en terceros.

La infidelidad puede presentar violación al supuesto fundamental de la exclusividad en aspectos de intimidad emocional y/o sexual. La mayoría de las personas que tienen relaciones de compromisos, ya sea una relación de matrimonio, convivencia o noviazgo, tienen la expectativa de que sus necesidades emocionales y sexuales serán satisfechas con exclusividad de la pareja.

Explicar las razones de este fenómeno se convierte en un tema complejo y casi imposible de definir, no es un asunto que está encasillado en cierto de número o formas, pero si existen factores que pueden llegar a desarrollar la infidelidad, tales como la infancia, vacíos previos, la monotonía o hasta el mismo círculo social en el que nos desenvolvemos.

Como mencionamos anteriormente, una de las consecuencias de la infidelidad es la disfunción familiar. Según Lafosse (2004), “la cohesión familiar es la atadura emocional que miembros de la familia tienen unos con otros. Es el grado en que los miembros de la familia se interesan por ella, se comprometen con ella y se ayudan mutuamente”.

Uno de los puntos más importantes, amplios y necesarios de tocar cuando hablamos de la familia, es la comunicación; no solo ayuda a forzar lazos familiares, sino que es la clave para una convivencia tranquila y transparente, ayudando así no solo a la pareja sino al desarrollo psicosocial de los hijos. Diversos escritores enfocan a la familia disfuncional como aquella que no es capaz de afrontar las dificultades de la vida diaria, siendo incapaces de sobrellevar cambios y crisis, y con esto el incumplimiento de las funciones básicas y la incompetencia intrafamiliar.

Como causante de la difusión familiar nos encontramos con los motivos labores, por responsabilidad económica o laboral, uno o ambos padres deciden que es necesario es distanciamiento e incluso la delegación del cuidado de los hijos a terceras personas, como vemos el factor moneda comenzó hacer más importante en las bases de las familias, creando distanciamientos, riñas y conflictos. Por otra parte, nos encontramos con la agresión, este tipo de violencia puede ser ejercida por cualquier miembro de la familia, sin importar su condición o jerarquía, aunque las estadísticas reflejan mayor caso entre parejas o padres a hijos, aumentando de igual manera los índices de feminicidio.

En este orden de ideas, la agresión conlleva a tener un clima de apatía, desconfianza, miedo y temor dentro del círculo familiar. Cabe mencionar que cuando hablamos de agresión no nos referimos solo a las agresiones físicas, sino a las económicas, verbales y psicológicas que se puedan presentar. La separación de los padres según Misitu y García (2001), “la desintegración familiar tiene como causa principal el divorcio del matrimonio o la convivencia y el desvío de los objetos propuestos como pareja”. Hablando un poco más de nuestro tema en concreto, resulta interesante conocer que no siempre las aventuras por fuera de la relación signifique que la pareja se encuentre mal o que atraviesen dificultades, por tanto, la infidelidad puede ocurrir en matrimonios felices como en matrimonios infelices.

Vivir en una familia disfuncional y desintegrada, es vivir en un espacio egoísta, indiferente y agresivo, donde a cada miembro le importa solo sus propios intereses y no el del núcleo familiar en general. A nivel mundial se lucha por la reconstrucción de las familias como el núcleo de la sociedad y la primera escuela de las futuras generaciones, donde se construyen las bases para formar. Si se tienen familias seguras y felices, se obtienen niños seguros y felices. Los padres de familia no deben de dejar de atender a sus hijos, todo lo contrario deben de manifestar con su ejemplo de vida para que de esa manera sus hijos crezcan con la semilla de una formación sólida en valores para su futura familia.

No es un secreto que las circunstancias en que se mueve una infidelidad afecta a todos los miembros de la familia y no solo a la pareja, deteriorando la calidad de la vida familiar y repercutiendo en la vida de sus hijos, no solamente en el presente si no influenciando su vida de adulto. Esta situación se agrava si el padre logra sospechar de que los hijos no son suyos, colocando a la familia en un ambiente tenso y quizás perturbando el amor de padre a hijo. El replanteamiento de la paternidad implica todo un cambio irremediable en el sistema familiar, entre otros problemas presentados.

Por más que se intente ocultar o disimular una situación de conflicto entre los progenitores tan grave, es casi que imposible que los hijos no se llegase a afectar, estos últimos pueden llegar a detectar los más pequeños cambios que existan en la relación de sus padres, sobre todo si son pequeños. La situación se agrava cuando los padres se dedican a la crianza de ellos, transmitiendoles así estados de ánimo, la falta de comunicación y la tensión que existe en sus vidas.

Los hijos no tienen porque verse involucrados en los problemas de pareja o por lo menos no se debe hacer de manera consciente. Los padres son modelos fundamentales y en cierto sentido también se pueden identificar con ellos, pese a todo esto es frecuente que la madre o padre infiel se transmita a sus hijos. La identificación puede darse de dos formas, de manera positiva o negativa; la primera, se basa en la aceptación de la conducta de los padres y llegar a querer ser como sus progenitores, o en el segundo caso rechazando la conducta del mismo, en cualquiera de los casos anteriores hará resonancia en ellos. Otro de los posibles efectos de la infidelidad en el núcleo familiar es la pérdida de la confianza que se tenía de la pareja o del progenitor, causando el derrocamiento del ídolo que quizás esa persona llegó hacer en sus vidas.

Gracias a las ideas anteriormente expuestas, se nos presenta un interrogante ¿Es posible reconstruir la confianza familiar después de una infidelidad? Aunque parezca sorprendente para algunos, puede llevar tiempo lograrlo, pero si, una familia si puede recuperarse luego de la crisis fomentada por una infidelidad. Una infidelidad puede impactar a todo el núcleo familiar de manera grave y puede ser tiempo de crisis y angustia para todos los miembros que la conforman.

En la relación de pareja las reacciones pueden variar entre tristeza, enojo, desilusión y decepción, pero todo es un proceso; en el caso de la superación de esta crisis son seis etapas. Las primeras etapas incluyen rechazo, conmoción, enojo, ira hasta que se logra la aceptación y el perdón.

A pesar de esta crisis familiar, la situación con los niños debe ser manejada con sumo cuidado, no involucrándose y recordando que el padre infiel sigue siendo su padre. A continuación algunos sencillos consejos para evitar la intervención negativa de los hijos en las crisis familiares como las infidelidades:

  • Nunca se le habla mal de la pareja infiel: En este tipo de crisis se puede experimentar el odio y por supuesto nada positivo hacia la persona infiel, esto no implica que se deba colocar a los hijos en una situación aun más difícil. No se debe excusar el comportamiento del infiel, pero tampoco se debe crear resentimientos en los hijos.
  • Evitar las peleas fuertes en frente de los hijos: esto afecta la salud emocional del hijo, es por ello que se debe evitar a toda costa.
  • Los hijos no son psicólogos: Es cierto que se debe tener un lazo de amistad y comunicación con los hijos, pero también es cierto que hay temas que no se pueden tomar deliberadamente. Recordar que mientras se encuentren en el seno del hogar son los padres tienen la responsabilidad de cuidar de sus hijos y no los hijos cuidar de sus padres.
  • Y lo más importante, expresar su amor a diario: Una infidelidad puede consumir a toda la familia, es por esto que demostrar el amor y seguridad a los hijos es esencial en el momento de la crisis. La infidelidad no es fácil, pero también se debe recordar que los hijos no tienen culpa de lo sucedido y es por ello que se debe minimizar el daño emocional lo más posible.

Para concluir, podemos decir que un conflicto puede derrumbar a una familia, pero también la puede fortalecer y ayudar a crecer. Esto depende de la capacidad que tengan sus integrantes para recuperarse y afrontar dichos conflictos, aunque cabe resaltar, que esta situación de igual manera, depende de muchos factores, como es la comunicación, la forma cotidiana de resolver los problemas, los recursos y limitaciones o la situación psicosocial dentro de esta familia son algunos de esos factores.

La comunicación, el amor y la confianza es fundamental al momento de buscar soluciones al conflicto dentro del núcleo familiar, sobre todo si se trata de un asunto tan delicado como lo es la infidelidad, que como mencionamos anteriormente no solo afecta a la pareja involucrada, sino a los hijos, si los hay, a parientes e incluso hasta terceros.

En la superación de la crisis como familia, es necesaria la flexibilidad, la comunicación y contar con una red de apoyo en circunstancias desfavorables. La afectación de los miembros de la familia en caso de una infidelidad donde sus padres los involucran, se puede representar con la perturbación no sólo de su niñez sino en su vida adulta, causando daños irremediables.

En este orden de ideas, en la infancia se puede ver reflejado en niños retraídos, poca comunicación con el mundo exterior, bajas notas escolares o hasta la aparición de la rebeldía y el “castigo” a otros niños por su situación. En el caso de la vida adulta se reflejan como adultos con bases débiles, personas infiel e incapaz de llevar una relación estable y una familia feliz.

La infidelidad es un fenómeno, que como pocos, es capaz de destruir y reconstruir la vida de las personas involucradas, sacudiendo las raíces en las que se constituyen las naciones de amor al interior de la pareja, siendo tarea del individuo en la sociedad moderna, en darle un significado. De igual forma, el mundo social se establece mediante la intersubjetividad por medio del intercambio continuo de dichos significados y símbolos, los cuales reformulan la realidad en que vivimos.

Por último, los dejo con una frase para la reflexión del Papa Juan Pablo II “La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por primera vez los valores que les guían durante toda su vida” esta es una frase tradicional que concluye la gran responsabilidad que tienen los padres no solo con sus hijos, sino con la sociedad en general, puesto que la familia es la responsable primaria de la educación de cada individuo. Todo lo bueno y malo en la sociedad depende de los valores éticos y morales que recibimos en el seno familiar; es así, como la familia es un ejemplo vital.

Referencia

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  • Hernández, Ángela. Familia, ciclo vital y psicoterapia sistemática breve. Bogotá: Edit. El Búho, 2005
  • Posada, I. y Noreña, D. (2014). La infidelidad como una oportunidad de resignificación positiva. Revista de la Facultad Nacional de Salud Pública. 32, 116-122.
17 August 2021
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