La Infidelidad O Nuevos Rumbos De Las Parejas
La infidelidad es un tema bastante amplio, abarcado no solo en escritos científicos o consultas psicológicas, sino que se extiende a lo largo de los ámbitos culturales, étnicos, profesionales y demás.
Cuando se comienza una relación sentimental o sexual con otra persona, uno de los integrantes o ambos tienden a suponer ideas, generando una especie de pacto, sin embargo, en la mayoría de las relaciones este pacto es implícito, ya que las personas creen que está de más el explicar y poner en manifiesto que la exclusividad del sentimiento o el sexo es netamente para ellos dos.
Cuando se trata de una relación netamente sexual, la idea de ser infiel es menos acentuada, ya que, si bien el sexo sirve para reforzar una relación sentimental, es esta la que tiene un lazo más fuerte; por eso, cuando una persona decide estar con alguien fuera de su relación sexual, el sentimiento de traición que puede llegar a tener tanto la persona que lo comete como la persona que recibe es menos fuerte y puede ser más pasajero.
Por otro lado, cuando se trata de una relación sentimental, la infidelidad presenta otros matices, más acentuados y en muchas ocasiones difíciles de borrar. Cuando se comparten sentimientos y una de las personas integrantes de la relación decide estar con alguien más, alguien externo a su relación y sin terminar ésta, ya sea que esté con esa tercera persona por algún gusto o necesidad sexual, por un sentimiento o por ambos, el contrato implícito que suponía la relación de compartir e intercambio emocional se rompe.
Ahora, hay que analizar un punto importante, este contrato. Éste es un pacto que, al iniciar una relación, las dos personas implicadas asumen y aceptan subconscientemente, ya que la educación familiar, escolar y social en general hace que se idealicen los aspectos más básicos de los cuales debería estar compuesta una relación fructífera y no tóxica.
Las mayoría de personas están acostumbradas a ese costumbrismo y el pensar en dejar algo explícito, por medio del diálogo, supone para ellas una situación de inseguridad y posible amenaza para su autoestima, ya que asumen que al expresar con su pareja las posibles condiciones que puede manejarse dentro de su relación (si ésta esta por comenzar o es muy reciente), o las condiciones que debería tener su relación (siendo esta recorrida en el tiempo y experiencia), su pareja los juzgará y eso afectaría tanto la relación como la estabilidad emocional de la persona, debido a esto, generalmente, se prefiere no dialogar estas condiciones contractuales y dejar un curso directo de hechos que la mayoría de veces desemboca en un episodio de infidelidad.
Al no tener una especificidad, una de las partes de la relación puede sentir la total libertad de actuar consciente e instintivamente frente a situaciones de riesgo para la relación, como cuando aparece un tercero y desencadena los pensamientos de deseos o sentimientos de estancia sexual y/o emocional en el integrante de la relación, quien, decide hacer caso a esas espontaneidades y traicionar el contrato implícito pactado con la persona con la que comparte su unión.
Normalmente y en el transcurso de la historia se ha normalizado que los hombres, hablando de sexo masculino, han sido quienes han manejado la cúspide de la infidelidad, debido a que en muchas culturas, tradiciones y costumbres ligan la virilidad de un hombre con su capacidad de entablar relaciones polígamas o sexuales con distintas mujeres al mismo tiempo; sin embargo y a pesar de aún existir estas situaciones, en la actualidad, con los temas de movimientos femeninos a través del tiempo en contra del machismo, las mujeres han tomado partido y conveniencia de este tema para excusar infidelidades.
Es difícil determinar dentro de una relación en la que no hubo un diálogo inicial, qué situaciones o actuaciones podrían considerarse como infidelidad; debido a esto, distintos contextos pueden o no representar un caso de traición para la persona afectada y para la persona que comete el acto, desde un pensamiento sexual o sentimental por una persona ajena a la relación, hasta la interacción total con ese tercero ya sea sentimental o sexual o ambas.
Habiendo revisado esos aspectos, que conllevan a una infidelidad, el análisis focal al cual se debería llegar sin tabúes cuando se comienza una relación sentimental o sexual con otra persona, es dialogar y dejar explícitamente claros los puntos, consideraciones y situaciones que cada integrante de la posible relación tenga en mente puedan ser causales de infidelidad y llegar a un mutuo acuerdo, de esta forma se reducen las posibilidades de que cualquiera de los dos hiera a la otra persona por omisión o por ignorancia.
Referencias
- Camacho, J. Fidelidad e Infidelidad en las relaciones de pareja. Nuevas respuestas a viejas interrogantes. Recuperado de https://www.fundacionforo.com/pdfs/archivo42.pdf