Importancia de la Poesía En La Educación Escolar
Introducción
Echando un vistazo al currículo, se puede apreciar el interés que se le otorga a la poesía en los diferentes niveles de Secundaria y Bachillerato: el conocimiento de los distintos géneros literarios, el estudio de la historia literaria de la Edad Media a la actualidad. Sin embargo, la realidad en el aula de Secundaria es completamente opuesta, ya que el alumnado no siente interés por la lectura de poemas, lo que dificulta su enseñanza e incluso, en más de una ocasión, es el profesorado quien trata de advertir que su didáctica es arriesgada. No obstante, si retrocedemos hasta llegar a la enseñanza infantil, los juegos del lenguaje siguen predominando en clase.
Desarrollo
A los más pequeños les encanta la poesía, los trabalenguas, las fábulas disfrutan más que los adolescentes con la poesía porque no temen a hacer el ridículo y, sobre todo, porque no tienen prejuicios, disfrutan explorando con la lírica porque forma parte de nuestro día consciente e inconscientemente. Actualmente, los adolescentes no dedican parte de su tiempo a leer, un hecho indudable que, si sumado a la educación recibida a lo largo de su trayectoria académica, impide la comprensión de los textos poéticos. Sara Fernández Tarí y Ramón F. Llorens comentan sobre las dificultades de comprensión poética.
Que conviene no identificarla con la falta de sensibilidad por parte del lector adolescente que sí que es capaz de emocionarse ante manifestaciones que son de su interés. Esa sensibilidad se ve reflejada a diario en las diferentes formas de discurso que utilizan para comunicarse y que circulan entre ellos: frases-versos que se escriben y se envían por medio de papeles o de mensajes en el móvil, declaraciones de afecto o de desagrado, frases que han escuchado y que les han emocionado, con las que se sienten identificados y que acompañan a manifestaciones musicales como el rap y las de canciones pop de cantantes de moda. El adolescente vive rodeado de poesía, pero no la reconoce.
Así pues, en relación con esto, se ha de atestiguar que el adolescente no está desprovisto de sensibilidad respecto a los aspectos emocionales, sino que no es capaz de asociar la parte emocional con la académica, por lo que no entiende que la poesía pueda llegar a ser parte de su vida. Es probable que si la metodología empleada fuese la correcta, la poesía podría llegar a ser una gran fuente enriquecedora en la vida del alumnado, siendo capaces de adentrarse en ella de manera oportuna. T. S. Elliot en Función de la poesía y función de la crítica habla acerca de la experiencia poética en la etapa de la adolescencia: En esta etapa, el poema, o la poesía de un determinado poeta.
Invade la conciencia juvenil hasta posesionarse completamente de ella. En realidad no la contemplamos como algo que existe fuera de nosotros, lo mismo que en nuestras experiencias amorosas juveniles no vemos tanto la persona como inferimos la existencia de algún objeto exterior que pone en movimiento las nuevas y deliciosas emociones en que estamos absortos. Por ello, queda descartada la posibilidad de que el alumnado no disponga de una sensibilidad poética, puesto que desde la Educación Infantil se observa la presencia del género lírico a través de algunas manifestaciones artísticas como pueden ser, por ejemplo, las nanas. Dicho género se sigue cultivando en la Educación Primaria con el uso de adivinanzas.
Trabalenguas, o canciones, que a su vez se alternan en diferentes géneros literarios y son enseñados principalmente en forma de cuento. La lírica no es el género principal en la formación escolar, pero los niños se muestran flexibles ante tal género debido a la gran carga lúdica que contiene la poesía. Sin embargo, esta afinidad con la poesía se desvanece cuando llegan a la adolescencia y comienzan la Educación Secundaria Obligatoria. Los adolescentes sienten un rechazo absoluto que se justifica con la dificultad que posee la lírica, hecho que podríamos relacionar con la ausencia de la misma en el aula, pues muchos docentes también aseguran que su didáctica es arriesgada y complicada.
Por lo que es totalmente comprensible que el alumnado sienta rechazo si el propio docente advierte de ello. Catalina Ramírez en su estudio Estrategias metodológicas usadas por docentes de sétimo año en la enseñanza del análisis de textos literarios señala que el desinterés del alumnado por el género lírico viene dado que este se limita a “medir versos, sacar métrica y figuras literarias”. Algunos investigadores del tema como C. Cerrillo y Luján apuntan que la poesía parece, pues, marcada en nuestros días como un género especialmente difícil o solo para entendidos. Es esta una actitud bastante extendida que manifiestan de manera palpable nuestros alumnos.
Debido a ello, se puede apreciar que el prejuicio que existe de la poesía en la sociedad no viene determinado por el público adolescente que también, sino que en numerosas ocasiones ya se advierte en el aula antes de llevar a cabo cualquier actividad relacionada con el género. Por ende, no resulta sorprendente que los adolescentes asocien la poesía a algo ilegible, pues no encuentran una lógica tras su lectura. De este modo, se está ignorando que el género lírico no solo radica en la comprensión racional como ocurre con algunas narrativas y se expone las aulas, por lo que conviene recordar que la lírica tiene que ver con el lenguaje de las emociones, con aquello que nos conmueve o nos suscita.
Rafael Núñez apunta que la poesía es aquel género que «permite al poema expresar lo inexpresable: el sentido humano». En la mayoría de centros de Secundaria, los ejercicios propuestos por el profesorado siguen las pautas que marcan los propios libros de texto que, a menudo, desfavorecen el interés del alumnado por la materia de Lengua Castellana y Literatura. De manera repetitiva, las actividades que se proponen sobre los poemas vistos en clase tienen que ver con el análisis métrico y rítmico. Estas actividades son fundamentales para que el alumnado comprenda aquellos aspectos formales o lingüísticos de la poesía, pero no es preciso reducir la poesía a estos aspectos.
Ya que el rechazo del género lírico viene marcado por este tipo de actividades que se repiten constantemente en las aulas. De forma similar ocurre con las figuras retóricas, pues su enseñanza queda reducida a la identificación de metáforas, personificaciones o hipérboles que pueden figurar en un poema sin tener en cuenta su función dentro del texto poético. Además, las actividades referidas a los contenidos del poema suelen ceñirse al resumen, tema e ideas principales del poema y, por supuesto, a relacionarlo con el contenido teórico de la unidad. La situación de la poesía en la actualidad está determinada por las actividades mencionadas.
Fundamentales y necesarias, pero, que a su vez, provocan en el alumnado la monotonía y, por consiguiente, el rechazo de la poesía. No se muestra todo lo que la poesía comprende, ya que el profesorado solo dedica tiempo a estos aspectos del género lírico, por lo que el alumnado se siente atraído por otros géneros como el narrativo o incluso el dramático. Esto resulta impactante debido a que el género lírico es uno de los más breves y los adolescentes no muestran pasión por la lectura, por lo que no sería sorprendente que fuera el género favorito de algún adolescente por su brevedad. Ahora, el alumnado prefiere cualquier otro género debido a que el lenguaje empleado es sencillo y su comprensión es asequible.
Conclusión
Esta situación podría solventarse si el profesorado intentara innovara mediante el uso de diferentes metodologías que hagan de la poesía un género atrayente para los adolescentes. En palabras de C. Cerrillo y Luján. Si nuestro acercamiento a la poesía se produce en buenas circunstancias y con buena predisposición, podremos darnos cuenta de que la poesía es una fuente de sentimientos y emociones, de ideas, de sensaciones y de vivencias experimentadas antes por otras personas y que nos pueden resultar, en ocasiones muy próximas por haberlas vivido también nosotros, aunque nuestra visión de ellas fuera diferente hasta ese momento.