La Realidad De Los Inmigrantes Haitianos en Chile
Introducción
Haitianos en Chile, senegaleses en Argentina, ¿Qué es lo que pasa? Una de las razones por las que este tema representó un interés personal, fue el hecho de no contar con ejemplos cercanos de procesos de inclusión e intercultural donde la lengua sea un factor determinante, ya que la gran mayoría de comunidades migrantes en Sudamérica son de países de habla española con diferencias en el dialecto, básicamente. La situación de gitanos o sirios en España, es una realidad que no entendemos en toda su complejidad.
Desarrollo
Frente al análisis de lo que acontece con la migración haitiana en Chile, nos planteamos la indagación de otras realidades similares en el continente, es decir, un país receptor de una comunidad cuya lengua, etnia y cultura son distintos. Es así que nos encontramos con la migración senegalés en Argentina, un país donde, al igual que en Chile, las culturas afrodescendientes son ajenas a lo autóctono, hasta el punto del rechazo y el menosprecio. Senegal es un país ubicado en África occidental y la migración de su gente con rumbo a América data desde el año 1990 intensificándose en el 2000.
Sin embargo, la documentación existente refiere del primer ingreso de esclavos negro en Argentina en el año 1585. A finales del s. XVIII los habitantes de ascendencia africana representaban el 25% de la población total de Buenos Aires. Desde entonces, enfermedades locales, pero principalmente un continuo proceso de mestizaje ha reducido la población afroargentina en un 2%. La estrategia de la población afrodescendiente para integrarse a la estructura social se conoce como argentinización que consiste en la invisibilización o aculturación del origen africano.
A partir de la llegada de los senegaleses es cuando comienza un cambio por hacer visible las raíces africanas existentes en el sur del continente americano. Este proceso de convivencia no ha estado exento de racismo y xenofobia. La mayoría de los migrantes senegaleses ingresa al país de forma irregular con la imagen de un país de blancos lejos del racismo europeo. A través de redes organizadas instauradas por los primeros migrantes asentados en Brasil llegan sin documentación a trabajar de manera inmediata e informal tras cruzar la frontera brasileña-argentina.
Esta es una de las causas de resistencia por parte de los gobiernos argentinos y la ciudadanía en general. En el caso de Chile, sus fronteras y su historia política juegan un papel fundamental en la forma de ver la cultura afroamericana. Como ya lo habíamos mencionado, Chile estuvo en conflicto con Perú y Bolivia durante la Guerra del Pacífico y al definirse las fronteras que conocemos ahora, muchas familias cambiaron su nacionalidad de peruana o boliviana a chilena. Según relatos de la época, la complejidad del paso por esos extensos territorios desérticos y el cobijo de los cerros.
Muchos pueblos quechuas y aymaras mantuvieron la pureza de sangre, sus creencias, tradiciones y lenguas originarias intactas y el sincretismo fue mínimo a comparación de la zona centro y sur de Chile donde los pueblos mapuches luchaban por mantener sus territorios mientras migrantes o exiliados alemanes e ingleses se asentaban en estas tierras y formaban sus familias generando un mestizaje lleno de contrastes entre región y región. Mientras tanto, las comunidades nortinas estrechaban poco a poco sus lazos con los países vecinos, quiénes eran en su imaginario y realidad, mucho más cercanos.
Por ello, y principalmente la herencia afro-peruana se ha fortalecido en el Norte de Chile fusionándose poco a poco con el cachimbo, el chumbeque y las celebraciones religiosas de la Virgen de la Tirana. Desde hace ya algunos años, se han considerado varias iniciativas particulares y públicas para fortalecer y visibilizar la afrochilenidad y con ello, un hecho que es innegable: En los cimientos de la cultura chilena está la pluriculturalidad como elemento aglutinante. Aún hoy puede representar un tabú hablar de lo afrochileno o lo afroargentino.
En este punto, si hablamos de la presencia de comunidades afrodescendientes en América, deberíamos hablar también de la relación amo-esclavo y la comprensión de estos conceptos en la contemporaneidad, ya que el sincretismo de los pueblos afro en América tuvo su origen en la esclavitud. Fue el filósofo Hegel quién desde el s. XIX hizo sus observaciones sobre las dinámicas de la relación señor/siervo, amo/esclavo y cómo fue justamente Haití el país que le reveló el desarrollo de todo un pensamiento en torno a la sublevación y revolución de los esclavos como un cuestionamiento del poder.
El esclavo toma conciencia, a través de este nuevo descubrimiento de sí mismo, de tener y de ser una ‘conciencia de sí’. Resulta interesante traer a colación estas ideas de Hegel quién a partir de estas reflexiones también nos habla de la búsqueda de libertad aún a costo de la propia vida. Antes de los indígenas americanos esclavizados y casi extintos por los conquistadores europeos, fueron los africanos quienes conocieron la esclavitud desde antes de Cristo. Egipto, un imperio rico y deslumbrante erigió sus grandes templos, tumbas y monumentos de sus dioses sobre las vidas de miles de esclavos.
De la forma en la que conocemos la historia de la humanidad, podemos entender por qué la libertad es uno de sus valores universales más preciados. En el espíritu de África está la búsqueda de soberanía y libertad. La migración comienza desde el nomadismo y el pastoreo. La migración es parte del paisaje y de la supervivencia de las especies, por tanto, la movilidad humana está en los orígenes de todas las naciones africanas. Terremoto, emergencia que lleva a nuevos destinos. Chile, la tierra prometida del Sur.
El terremoto del 12 de enero de 2010, fue el más grande registrado en el país y tuvo su epicentro en Puerto Príncipe. Dejó tras de sí, una huella profundamente dolorosa en Haití. Al respecto, en EE. UU. se tomaron medidas inmediatas y se detuvo la deportación de haitianos ilegales. En esta ocasión las relaciones bilaterales de EE. UU. y Canadá con Haití ya no estaban enfocadas en la migración regular de haitianos en sus países, sino en la generación de ayuda humanitaria para laborar en la isla de forma urgente. Desde la Embajada de EE. UU. en Haití se emitió una declaración de desastre.
Y USAID la agencia encargada de dar respuesta ante el desastre. El gobierno de los EE. UU instauró la coordinación de esfuerzos de búsqueda y rescate, así como la evaluación de los daños. Es probable que, la población haitiana se haya enfocado en salir adelante en países del sur de continente al no contar con las facilidades para migrar a estas dos naciones norteamericanas y al tener una relación complicada con sus pares del Caribe. Cuando hablamos de ayuda humanitaria en favor de Haití, surgen muchos cuestionamientos acerca de las verdaderas intenciones que hay detrás.
Se sugiere que la intervención de EE. UU. ha coartado parte del mercado interno de Haití y las cadenas de producción. Muchos se preguntan si no se trata una vez más de un episodio de porno-miseria, de un negocio que se cohesiona tras el espectáculo en medio de la tragedia. Se habla de una ayuda impuesta sobre Haití, que por supuesto, no es gratuita. Tras el terremoto, hubo en la isla todo un despliegue de ayudas humanitarias, religiosas, ecológicas, médicas, de programas internacionales, de Naciones Unidas y demás. Todo ello con una gran cobertura mediática que llega a incomodar.
A decir del fotógrafo Daniel Morel, la ayuda masiva viene todos los días. Un enorme avión de carga aterriza cada 15 minutos en el aeropuerto. ¿Qué pasó con esa ayuda? (Gogol) Pareciera que se tratase de un juego o de la construcción de una imagen que manipula la verdad en manos de los medios de comunicación. Un sobreesfuerzo por visibilizar la ayuda, antes que ejecutarla y este es un aspecto que también ha generado divisiones ideológicas internas. Por su parte, Chile es uno de los países amigos de Haití que han contribuido de forma activa en la zona de desastre para la reconstrucción de infraestructura educativa y sanitaria.
También, colabora con iniciativas para fomentar la productividad agraria, principal actividad económica de la población haitiana. Un ejemplo de ello, es un proyecto de desarrollo sustentable que se ha generado como parte de las alianzas entre ambos países. “El objetivo del mismo es cooperar con la producción agrícola familiar campesina en las zonas de Limonade (al norte del país) y Kenskoff (en las cercanías de Puerto Príncipe), y contribuir a mejorar la alimentación y la nutrición a través de la formación de campesinos y profesionales”.
Conclusión
Esta es una iniciativa que para el 2011, ya formó a decenas de profesionales y técnicos agrícolas. La siguiente etapa de este proyecto involucra la industria alimentaria el comercio y la distribución de la producción de pequeños emprendedores. Otro de los aspectos en los que ha contribuido la intervención chilena en Haití es en la formación y capacitación de la Policía Nacional de Haití. Chile dota a la PNH, de becas proporcionadas por Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones.