Educaión Ética: La Responsabilidad Hacia El Otro
Introducción
La responsabilidad hacia el otro, no puede ser un solo acto de lástima y generosidad puntual, sino que debe ser un imperativo ético, una obligación de cada individuo responder a la llamada de los más frágiles. Ser responsable es estar activo ante el requerimiento del necesitado y proporcionarle una respuesta adecuada desde la igual dignidad. Para Hans Jonas, es el deber del cuidado de otro ser.
La responsabilidad por el otro se manifiesta como solidaridad, lo contrario nos convertiría en irresponsables y cómplices en la crueldad de las injusticias. La responsabilidad es asunto mío. El yo siempre tiene más responsabilidad que todos los demás E, Levina
Desarrollo
Somos seres sociales, que formamos parte de una sociedad desigual, por lo tanto la solidaridad no debe ser un acto de compasión, sino una obligación moral, que sea parte de la conducta humana, para la construcción del propio yo dentro de la sociedad, para conseguir que sea lo más justa posible. Nadie se realiza solo, sino que nos realizamos con el otro, como seres humanos nos necesitamos, y en esa apertura al otro es donde vamos a formar nuestro yo.
Y no se trata solo ser responsables de los seres cercanos, sino también de los que forman parte del mundo que nos engloba, Bauman dice, no podemos estar seguros de nuestra inocencia moral cuando otros seres humanos sufren humillaciones, sufrimiento o dolor, no podemos apelar que no sabemos o que no podemos hacer algo para aliviar la suerte de los que sufren
En la sociedad actual es más importante la formación académica de los estudiantes que el aprendizaje de valores morales. E. Levinas considera la necesidad de tener en cuenta al otro en el proyecto de enseñanza y aprendizaje, asume que la ética y la moralidad humana, no se originan en uno mismo, sino en el otro.
Bárcena y Mèlich, dicen que el reto es el establecimiento de una relación educativa ética en el marco de la alteridad que sea capaz de conservar la identidad personal, cómo seguir siendo un yo en la alteridad de un tú sin quedar, diluido, ese tú.
El reto del proyecto educativo debe de englobar los valores morales, con el fin de crecer en humanidad y solidaridad, para garantizar igualdad de oportunidades, independientemente del origen del individuo. Desde hace años se viene demandando una formación integral, que incluya todo lo relacionado con la educación en valores,
Distintos autores han conceptualizado y matizado esta perspectiva derivada de la teoría la alteridad de Levinas, ética de la hospitalidad, pedagogía de la respuesta, pedagogía de lo incierto, pedagogía del otro o pedagogía del nosotros.
La característica más desarrollada de nuestra sociedad es la individualización del individuo. Individuos cada vez más herméticos al sufrimiento ajeno, La solidaridad dentro de la sociedad se está debilitando y las relaciones sociales se han convertido en relaciones económicas y comerciales, en este tipo de sociedad con individuos herméticos, tiende a ser una sociedad donde cada individuo solo piensa en él.
En este contexto, la ética y la educación juegan un papel juntos fundamental para la construcción de una sociedad donde la ayuda al otro es fundamental. La formación humana debe componerse de la formación académica y moral y todo ello formar parte del proceso educativo.
Una docencia competitiva debe saber mezclar el éxito académico con la enseñanza de valores éticos, que permitan al individuo mostrarse de manera responsable y solidaria. Educar ya no debe ser solo instruir, también dar importancia a los valores que van a hacer un ser humano sujeto a la moral y capaz de interactuar con el otro, poniéndose a su nivel. No hay educación sin ética. Aquello que distingue la educación del adoctrinamiento, es precisamente que la primera tiene ineludiblemente un componente ético.
Para Schopenhauer hay ética cuando se da una respuesta compasiva a la situación de vulnerabilidad del otro. Habrá también educación y no solo instrucción, cuando el educador acoja al otro, haciéndose cargo de él, sin esperar un acto recíproco, se trata del compromiso moral y de alteridad de E, Lévinas, que entiende al hombre como un ser abierto al otro, para el otro y dependiente del otro, en contraposición a la ética de Kant, que explica al ser humano como un ser en sí mismo y para sí mismo.
La educación no debe entenderse al margen de la ética y de la relación responsable a la persona del otro. Ya no es posible seguir practicando como evidentes las típicas acciones educativas orientadas por aquella idea de autonomía del sujeto racional y emancipado que le ha venido sirviendo de justificación en el proyecto de la humanidad.
Debe ser la educación junto a la ética la que rompa el hermetismo del yo, para formar parte del otro. Fuera de la educación ética, no sería educar de forma responsable que permite la alteridad con el otro. Relación de donación y acogida. A través de la educación en la ética el yo cede la primacía al otro y ello nos transforma en sujetos morales, capaces de escuchar y acoger con respeto al otro. Este encuentro con el otro se hace desde la igualdad de dignidad, desde la superioridad moral no es posible la relación responsable con el otro.
Conclusión
La educación es un acto de amor, la educación es el punto en que decidimos si amamos al mundo lo bastante como para asumir una responsabilidad por él y así salvarlo de la ruina… La relación con el otro es una relación de amor, ya que nos ponemos en sus circunstancias y sufrimos con su sufrimiento. Para ello es imprescindible una educación ética, y la ética es compasión con el otro, es ponerse en su lugar. Habrá una sóla pregunta que espera respuesta, pero aún no habrá educación.