Las Bombas Atómicas de Hiroshima y Nagasaki
Introducción
El presente trabajo de investigación tiene por objetivo determinar si la decisión de Estados Unidos de utilizar las bombas atómicas contra las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, formaba parte únicamente de una estrategia bélica de Estados Unidos, o si existían otros factores políticos o económicos que impulsaron al país norteamericano a realizar la agresión nuclear contra Japón. Además, se analizarán las consecuencias de las acciones militares del país norteamericano contra Japón y, a nivel internacional, las consecuencias a corto y largo plazo del ataque a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
El principal obstáculo para desarrollar esta monografía consiste en analizar las decisiones del entonces presidente Harry Truman en lo referente a las acciones militares llevadas a cabo por parte de Estados Unidos durante la guerra con Japón. Asimismo, es necesario comparar y contrastar las diferentes fuentes de información que otorguen la posibilidad de analizar una diversidad de perspectivas sobre el tema a tratarse, para establecer con la mayor objetividad posible, una conclusión clara que responda a la pregunta centra de investigación.
Para desarrollar esta monografía, se analizarán distintas fuentes de información, tanto primarias como secundarias, con el propósito de recopilar una diversidad de apreciaciones sobre el ataque nuclear a Japón. Se utilizarán fuentes primarias como los discursos de los entonces mandatarios en los países involucrados para obtener la perspectiva del gobierno y, analizar las razones y motivaciones de que llevaron a los dirigentes a emprender acciones militares en primera instancia. Igualmente, las fuentes secundarias comprenderán sitios web, artículos periodísticos y libros dedicados al tema de investigación, con el objetivo de obtener un enfoque amplio e imparcial de este hecho histórico para finalmente responder a la pregunta: ¿En qué medida los bombardeos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki formaron parte de una estrategia bélica de Estados Unidos para finalizar la guerra con Japón?
Desarrollo
Posteriormente a la victoria de la triple entente en la primera guerra mundial, las potencias vencedoras formularon el Convenio Naval de Washington, que establecía una determinada cantidad de navíos y armamento naval para los países participantes del tratado, con el objetivo de impedir un segundo enfrentamiento armado en el territorio marítimo; sin embargo, el acuerdo representó una condición injusta para varios países, entre ellos el Imperio Japonés, pues, se delimitaba el número de embarcaciones que este país podía disponer mientras que, Estados Unidos y Gran Bretaña podían afirmar su ventaja en el departamento naval.
Asimismo, durante la segunda guerra mundial, Japón se pactó con Alemania e Italia formar las potencias del eje, en consecuencia, Estados Unidos percibió aquel acto como una ofensa y decidió adoptar medidas para afectar la economía de Japón. Las estrategias empleadas por Estados Unidos fue minimizar el abastecimiento de petróleo en casi su totalidad y establecer dificultades y barreras comerciales impuestas a Japón con el fin de desestabilizar la economía del país asiático. Estas medidas, aunque resultaron ampliamente efectivas para la causa estadounidense de debilitar económicamente a Japón, tuvieron un efecto inesperado para Estados Unidos pues, contrario a las creencias estadounidenses, Japón no desistió de las potencias del eje y llevo a cabo el ataque a Pearl Harbor en 1941. Los norteamericanos consideraron a estas acciones como un atentado sin justificación y, este ataque sería en gran medida uno de los factores que conduciría a la guerra; no obstante, Estados Unidos tenía otras motivaciones.
Según National Geographic El siete de diciembre de 1941, las fuerzas aéreas de la armada imperial japonesa bombardearon sin advertencia la central militar de Pearl Harbor ubicada en Hawái, la agresión significo para Estados Unidos bajas de alrededor de 3200 soldados (Rodríguez, 2016). Además, esta acción también significaría la perdida de la mayoría de armamento naval y aéreo de los norteamericanos ubicado en el pacífico, este acontecimiento fue el casus belli de la guerra contra Japón.
Un día después de las acciones militares japonesas contra Pearl Harbor, el presidente Franklin Roosevelt presentó la declaración formal de guerra y expresó ante el congreso el famoso discurso conocido como “El día de la infamia”, en el que expresaba que la armada estadounidense de Pearl Harbor había sido atacada de forma deliberada por la milicia japonesa, y que este acto permanecería siempre en la memoria de Estados Unidos como una acción injustificable por la que Estados Unidos tomaría represalias contra Japón.(Insertar cita)
Después de este pronunciamiento ante el congreso, el presidente Roosevelt obtuvo la aprobación de la colectividad del congreso para, para llevar a cabo acciones militares contra Japón. Según el discurso del presidente Roosevelt, se puede evidenciar que el inicio del conflicto fue consecuencia de la necesidad del país norteamericano por llevar a cabo acciones en respuesta al ataque japonés contra la central militar de Pearl Harbor.
Proyecto Manhattan
Según un artículo publicado en el sitio web de la cadena televisiva RT (2018) se afirma que:
En 1939, un grupo de físicos, entre los que se encontraba Albert Einstein dirigió una carta al presidente de EE.UU., Franklin Roosevelt, para alertarle de que, en un futuro, la Alemania nazi podría disponer de una bomba atómica de terrible fuerza destructiva. (RT, 2018)
Después de leer la carta escrita por Albert Einstein, el presidente Roosevelt ya se había persuadido de la necesidad de aprobar el “Proyecto Manhattan”, por lo que los posteriores ataques de Japón a Pearl Harbor, sólo corroboraron lo que el presidente Roosevelt suponía era necesario, decretar el establecimiento de un grupo de científicos que desarrollaran nuevas armas para Estados Unidos.
El “Proyecto Manhattan”, fue un proyecto secreto a cargo de un científico de nacionalidad estadounidense, Robert Openheimer, que buscaba desarrollar nuevas armas con una mayor potencia y eficacia en la guerra, y que le pudieran entregar la ventaja táctica a Estados Unidos en los conflictos armados, los integrantes del proyecto Manhattan trataban de utilizar materiales como el uranio y el plutonio como una nueva fuente de energía, que podría ser utilizada en la guerra, y que garantizará la victoria a los Estados Unidos de América; no obstante, el desarrollo de estas nuevas armas, aunque entregaron la ventaja bélica a Estados Unidos, fueron el origen de duras críticas hacia Estados Unidos.
Del mismo modo, la creación de las bombas atómicas provocó que la guerra se transformara en un acontecimiento aún más violeto, pues posteriormente al lanzamiento de las bombas atómicas por parte de Estados Unidos, otras potencias iniciaron los procesos para la fabricación de aquellas nuevas armas, es decir, este acontecimiento fue el factor detonante del fin de la segunda guerra mundial y el inicio de una carrera armamentista entre varios países, pero sobre todo para Estados Unidos y la Unión Soviética. Sumado a otros factores, el descubrimiento de la bomba atómica conllevaría al conflicto que posteriormente se llamaría la guerra fría.
“Trinity” es la prueba nuclear desarrollada en Nuevo México que culminaría con la investigación del proyecto Manhattan. Después del simulacro realizado el 16 de julio sobre el alcance y potencia de una de las bombas desarrolladas, finalmente se decide que las bombas serán la herramienta definitiva para culminar el conflicto con Japón, pues los resultados fueron más que satisfactorios. La bomba atómica había presentado un potencial destructivo mayor al esperado.
Posteriormente a la prueba nuclear, se aprobó la utilización de bombas aún más avanzadas: Little Boy y Fat man, que tendrían por blancos de ataque las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Circunstancias Políticas
La conferencia de Potsdam fue una reunión entre los representantes de los países ganadores de la segunda guerra mundial, participaban de esta reunión: el primer ministro de la Unión Soviética, Joseph Stalin, el presidente estadounidense, Harry S. Truman y el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill.
Además, dentro de los temas que se trataron se destacaban: la división de Alemania, la resolución de problemas en Checoslovaquia y el pronunciamiento de Estados Unidos, exigiendo la rendición absoluta de Japón; sin embargo, a pesar de los diversos miembros que habían participado en la conferencia de Potsdam habían acordado la rendición de Japón, esta manifestación fue rechazada en su totalidad por el Imperio Japonés, en consecuencia, esta decisión fue la confirmación necesaria para que el presidente Harry Truman autorizara la utilización de las bombas atómicas días después del 3 de agosto de 1945, fecha en el que se desarrolló la conferencia de Líderes en la ciudad alemana de Potsdam.
En definitiva, La conferencia de Potsdam fue uno de los acontecimientos políticos más importantes y que más efectos tendría en el conflicto de Estados Unidos y el Imperio Japonés, pues, a pesar del rechazo de Japón a los acuerdos establecidos en Potsdam para finalizar el conflicto de forma pacífica, esta reunión de líderes permitió a Estados Unidos obtener la justificación suficiente para terminar el conflicto por los medios que considerara necesarios.
Descripción del ataque a Hiroshima y Nagasaki
El ataque a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, fue la táctica bélica de Estados Unidos, que consistía en arrojar dos bombas nucleares a las ciudades que se encargaban de abastecer y almacenar el armamento de las fuerzas militares de Japón.
Uno de los objetivos de Estados Unidos mediante el uso de las bombas era culminar la guerra contra el Imperio de Japón de la forma más eficiente posible; no obstante, a pesar de que el ataque logró este cometido, no es acertado hablar de este atentado como una acción necesaria cuyo principal y único propósito era según el presidente Truman: “[…] acortar la agonía de la guerra, la usamos para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses” (Wallace, 2016). Las declaraciones realizadas por el presidente Truman, días después de los ataques a Hiroshima y Nagasaki, fueron parte de una estrategia mediante la cual Estados Unidos buscaba justificar el uso de las bombas atómicas, atenuar el impacto negativo de las nuevas armas y, crear en la población la impresión de que utilizar las bombas atómicas fue una decisión acertada, es por ello, que aún 74 años después del ataque, Estados Unidos aún no se retracta de la decisión llevada a cabo por el entonces presidente Harry Truman.
Del mismo modo, se alegaba también que Estados Unidos había invertido una gran cantidad de recursos en esta guerra, en consecuencia, debía asegurarse de ganarla, y el mejor modo de cumplir este propósito era utilizar la nueva arma desarrollada, que había significado para Estados Unidos una gran inversión, no utilizar la bomba atómica podría haberse considerado como un desperdicio de capital y tiempo. Igualmente, esta acción podría haber significado duras críticas para el presidente Truman. Debido a ello, después del rechazo a lo acordado en la conferencia de Potsdam por parte de Japón, Estados Unidos decide bombardear a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki con el uso de una nueva arma de destrucción masiva.
Los ataques a Hiroshima y Nagasaki se efectuaron los días seis y nueve de agosto de 1945 respectivamente, siguiendo las órdenes del presidente Harry Truman. En un artículo periodístico publicado por la BBC expone que, con anterioridad, el presidente Truman había convocado un comité que le asesora sobre la decisión de atacar al Imperio de Japón con estas nuevas armas y, en caso afirmativo, el establecimiento del cronograma oportuno y la elección de objetivos de ataque que debilitarían a Japón en mayor grado (Wallace, 2016). La disposición de atacar a Japón fue definitiva y quedo justificada después del rechazo a las declaraciones de Potsdam por parte de las autoridades japonesas, que se negaban a rendirse en la guerra contra Estados Unidos.
Finalmente, el sexto día del mes de agosto se lanzó la primera bomba denominada Little Boy, sobre la ciudad de Hiroshima, las bombas dañaron gran parte de la infraestructura de la ciudad, principalmente los hospitales, por ello, el impacto demográfico fue incluso mayor al esperado, el gran número de muertes que provocó el ataque fue inexcusable; no obstante, aún después de que Estados Unidos evidenciara el alcance del desastre que podían provocar las bombas atómicas, no se suspendió el segundo lanzamiento y, tres días después, se arrojaría la bomba denominada Fat Man sobre la ciudad de Nagasaki; la demostración de destrucción masiva que podían generar las armas conllevó a la rendición del Imperio de Japón de forma definitiva y total, pero no fue todo, debido a que el mundo entero había sido testigo del poder de destrucción que poseía Estados Unidos. Por consiguiente, los efectos negativos a largo plazo fueron que países como la Unión Soviética y Gran Bretaña empezaron los procesos para poder desarrollar las bombas atómicas y, contra todo pronóstico estadounidense, las potencias europeas y asiáticas lograrían su objetivo en un tiempo menor al esperado, por consiguiente, la población de aquella época vivía con el constante miedo a una guerra como nunca se había visto antes.
Bombas empleadas en el ataque a Japón
En los ataques a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, Estados Unidos empleo bombas aún más poderosas que las utilizadas en la demostración llamada Trinity en Nuevo México, debido a ello el impacto de la bomba Little Boy fue aún más demoledor. Según National Geographic, la bomba Little Boy fue construida a partir de uranio 235 y contaba con un poder explosivo mayor o igual a 13 kilotones de dinamita y, a pesar de ser un modelo de bamba rudimentario en comparación con otras bombas ya construidas, se pronosticó que era un tipo de bomba confiable y, por lo tanto, se decidió arrojar la bomba sobre la ciudad de Hiroshima sin necesidad de realizar un ensayo previamente (Rodríguez, 2016).
Las consecuencias de arrojar las bombas fueron catastróficas, murieron miles de personas de forma instantánea y muchas otras de forma agónica durante los días siguientes, pues los hospitales y en general, la mayoría de edificios, quedaron destruidos tras la masacre. Se estima que el número de víctimas después del ataque era de 145 000 y cinco años más tarde esa cantidad ascendió a 250 000 (Posada, 2002).
La bomba lanzada a la ciudad de Nagasaki estaba compuesta de uranio 239, era un arma que poseía incluso con una mayor potencia y alcance de destrucción a comparación con las bombas que se habían detonado anteriormente. La bomba Fat man actúo en tres fases, provocó la destrucción de edificios, la incineración de la ciudad y, posteriormente, la radioactividad conllevó de forma casi instantánea a la muerte de aproximadamente 72 000 personas, tiempo después esta cifra ascendió.
Al ser un arma más avanzada, la segunda bomba atómica incrementó el impacto demográfico, económico y ambiental negativo que había provocado la primera bomba atómica, las consecuencias fueron inexorables para Japón. La decisión de Harry Truman significó un ataque con efectos desastrosos para la infraestructura y armamiento de las fuerzas de Japón, pero principalmente para la población.
Es deducible que los ataques a Hiroshima y Nagasaki atraerían la atención del mundo, por lo que es razonable presumir que la estrategia de Harry Truman fue utilizar la bomba como factor de influencia que le permitiría a Estados Unidos cumplir varios objetivos como la demostración del poderío de la nación, al mismo tiempo, se lograba asegurar la no intervención e influencia de la Unión Soviética en Asia y se presentaba al mundo una propaganda de predominio y poder norteamericano.
Zonas de ataque alternativas y diferentes cursos de acción a seguir para terminar con el conflicto
Según el Comité para el Estudio de las implicaciones Políticas y Legales de la bomba las entonces recientes armas desarrolladas por Estados Unidos podían emplearse de diversas formas y en diferentes escenarios; sin embargo, existieron varias razones para determinar los objetivos de las bombas en Hiroshima y Nagasaki.
Para empezar, Estados Unidos buscaba un blanco donde estuvieran localizados los suministros de arsenal, artillería y demás recursos de guerra, para de esta forma debilitar a la armada japonesa. Además, Estados Unidos tenía por objetivo causar el mayor daño posible y, en este caso, la ubicación geográfica de Hiroshima les resultaba favorable. Adicionalmente, era conocimiento del comité convocado por Truman que atacar zonas urbanas causaría un mayor impacto psicológico sobre la población y generaría una respuesta mediática sin precedentes a nivel internacional.
Según Estados Unidos, el principal objetivo del uso de las bombas atómicas era terminar con la guerra; no obstante, es evidente que además de ello, Estados Unidos tenía por propósito el reconocimiento del ataque a nivel internacional para posteriormente, desarrollar una campaña de propagandas sobre el poder y la capacidad de Estados Unidos para hacer frente a un país en un conflicto armado, es decir, la agresión a Japón no formó parte únicamente de una táctica bélica mediante la cual se culminaría con la guerra entre Estados Unidos y Japón puesto que, esta acción también fue parte de una estrategia política cuyo objetivo era demostrar al mundo el poder militar de Estados Unidos y obtener una mayor influencia en el plano internacional.
Motivos de Estados Unidos para arrojar las bombas
Si bien es cierto que uno de los principales motivos de Estados Unidos para arrojar las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki fue dar por terminado el conflicto con el Imperio Japonés, se debe aclarar que existían otros medios para lograr este cometido, por ejemplo: la ocupación de Japón por soldados norteamericanos, la detonación de la bomba en el océano o seleccionar como objetivo un campo desierto en presencia de medios de comunicación y representantes del Imperio de Japón para producir un impacto psicológico en los japoneses y conseguir su rendición sin tener que hacer daño a las ciudades (Posada, 2002). Aunque, resulta innegable que ningún otro medio utilizado podría haber logrado resultados tan rápidos y que representaran tantas ventajas para Estados Unidos, puesto que, arrojar las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki logró terminar con el conflicto de forma rotunda y no resulto en la muerte de ningún soldado estadounidense.
Además, el ataque lograría demostrar a las autoridades japonesas y soviéticas el desarrollado armamento del que disponía Estados Unidos para combatir. Japón admitió que su posibilidad de ganar era nula. Adicionalmente, arrojar la bomba sobre las metrópolis japonesas represento una campaña publicitaria sin precedentes sobre el poder bélico de Estados Unidos.
Estados Unidos había previsto que las demás potencias tratarían de crear sus propias bombas, pero Estados Unidos se había convencido de que a los soviéticos les tomaría décadas replicar con éxito la bomba atómica, por lo que no representaban ninguna amenaza inmediata.
Postura de Estados Unidos sobre las bombas arrojadas en Hiroshima y Nagasaki
El sexto día de agosto de 1945, después de la negativa del imperio japonés a rendirse de forma completa, el presidente Harry Truman autorizó el ataque a la ciudad de Hiroshima; las principales razones de Truman para llevar a cabo esta maniobra fueron el anhelo del presidente por culminar con el conflicto de forma absoluta y temprana, así como también evitar la expansión del comunismo por el continente asiático (McPhaul’s, 2009). Asimismo, en uno de sus pronunciamientos el presidente Truman defiende el uso de las bombas atómicas como las herramientas más efectivas para resolver los conflictos de forma definitiva, y por lo tanto como el método más sencillo hacia la paz mundial; sin embargo, el presidente Truman también había declarado que el lanzamiento de las bombas atómicas era la respuesta militar de Estados Unidos al ataque de Pearl Harbor años antes y, según se menciona en un comunicado de la casa blanca el siete de agosto de 1945:
Los japoneses empezaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Se los hemos devuelto con creces. Y ese no es el fin todavía. Con esta bomba nosotros ahora hemos añadido un nuevo incremento revolucionario para complementar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual estas bombas están ahora en producción y muchas aún más poderosas están ahora en desarrollo.
A partir de este pronunciamiento se puede evidenciar que el ataque formó parte de un acto de venganza, por lo que, según las autoridades estadounidenses el uso de la bomba atómica estaba justificado ya que estaban respondiendo a las agresiones deliberadas e injustas de Japón. Al mismo tiempo, el presidente calificaría a las bombas que habían provocado la muerte de miles de personas y la destrucción completa de ciudades como un progreso científico sin precedentes, es decir, el ataque fue también una representación o una prueba del desarrollo armamentista de Estados Unidos.
Más adelante, el presidente Truman se justificaría diciendo que se habían invertido demasiados recursos en la investigación y desarrollo de esta arma como para no utilizarla. Asimismo, habría significado varias críticas al presidente Truman explicar que no se utilizó un arma que podría haber concluido el conflicto sin pérdidas de vidas estadounidenses (Browne, 2016).
Postura de Japón sobre los ataques a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki
El bombardeo a Hiroshima y Nagasaki representó para Japón un grave golpe que lo ubicaría en una situación de incapacidad para continuar la guerra, debido a ello, el 15 de agosto de 1945, sin más opciones, el Imperio de Japón se rindió.
Para los representantes japoneses el uso de la bomba atómica no estaba justificado bajo ninguna circunstancia, pues las consecuencias de este ataque permanecen hasta la actualidad, desde la perspectiva de las autoridades japonesas, Estados Unidos no lanzó la bomba atómica para terminar con la guerra de la forma más rápida posible, sino que por el contrario, el ataque constituyó un acto de venganza por la ofensiva a Pearl Harbor años antes, además, para Japón el ataque a sus ciudades representaba un mensaje implícito para todo el mundo, pero de especial forma para la unión soviética, puesto que Estados Unidos buscaba dejar claro quien tenía el poder y de esa forma consolidarse ante los ojos del mundo entero como la potencia con el equipamiento bélico más avanzado del mundo con el objetivo de obtener una mayor influencia en asuntos internacionales y no tener que preocuparse por las consecuencias de sus acciones y su intervención en otros países.
Efectos de las bombas de Hiroshima y Nagasaki para Japón
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki constituyeron para Japón fatales consecuencias para su economía, población y medio ambiente, pues se estima que el número de víctimas instantáneas fue de 145 000 y media década más tarde esta cifra incrementó a 250 000 (Posada, 2002)
La información dentro de Japón tardó demasiado en llegar, aun días después del ataque muchas personas desconocían lo ocurrido, para cuando la población de Japón se informó de lo ocurrido ya era demasiado tarde, pues muchas personas que habían ido a ayudar no eran conscientes de los peligros a los que se exponían como la radiación, debido a ello en número de víctimas en años posteriores aumentó. En definitiva, los efectos psicológicos y medioambientales fueron devastadores. Japón perdió dos ciudades, infraestructuras y población en este conflicto
Efectos del bombardeo a Hiroshima y Nagasaki a nivel internacional
El ataque nuclear por parte de Estados Unidos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fue de gran relevancia en el plano internacional ya que la reacción de medios de comunicación internacionales fue inmediata (Posada, 2002), para los demás países este ataque significó una amenaza sobre la capacidad armamentista de Estados Unidos, sobre todo para la Unión Soviética, quien a partir del ataque trataría de crear un arma similar a la que utilizó Estados Unidos contra Japón. A partir de este evento se desencadenaría una serie de acciones y conflictos indirectos entre estos dos países, ambas potencias emprenderían una carrera armamentista que significaría el inicio del periodo conocido como Guerra Fría.
A pesar de que Estados Unidos había pronosticado estas acciones por parte de la Unión Soviética, no hizo nada para tratar de evitarlas, ya que se había estimado que a los soviéticos les tomaría por lo menos dos décadas reproducir con éxito la bomba atómica, por lo tanto Estados Unidos se centró en realizar una campaña propagandística sobre la “Gran Bomba” tanto dentro del país como a nivel internacional sobre la capacidad de destrucción de la bomba. Estados Unidos manipuló y censuró la información para hacer ver la bomba como un acontecimiento de desarrollo y de ventaja para Estados Unidos. Debido a ello, cuando los países europeos lograron replicar exitosamente la bomba atómica en un tiempo menor al esperado, toda la publicidad sobre el potencial destructivo afectó en gran medida a la población por temor al inicio de una guerra nuclear.
Conclusión
¿En qué medida los bombardeos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki formaron parte una táctica bélica de Estados Unidos para finalizar la guerra contra Japón?
Los bombardeos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki constituyeron solo parcialmente una táctica bélica implementada por Estados Unidos para dar fin a la guerra con Japón, puesto que finalizar el conflicto de forma rápida, absoluta y sin víctimas estadounidenses, no fue el único objetivo del lanzamiento de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas. El bombardeo y destrucción de los territorios de Hiroshima y Nagasaki también tenía como objetivo proyectar un mensaje de la hegemonía y poder de Estados Unidos hacia el mundo, pero principalmente hacia la Unión Soviética; no obstante, la utilización de estas nuevas armas también fue detonante de la competitividad y enfrentamiento indirecto entre Estados Unidos y la Unión Soviética, conocido como la guerra fría. Además, el bombardeo a las metrópolis japonesas constituyó un acto de venganza por el inadvertido ataque japonés a la central estadounidense de Pearl Harbor, que resultó en la perdida de soldados y armamento naval. Del mismo modo, Estados Unidos utilizó las bombas atómicas para justificar la inversión de millones de dólares y recursos en la investigación y desarrollo del Proyecto Manhattan. Adicionalmente, se debe tener en cuenta la disposición de Japón a rendirse con la condición de que el emperador Hirohito conservara su cargo, esta alternativa representaba el final de la guerra de forma pacífica y rápida. También se debe considerar el hecho de que debido a la creación y lanzamiento de las bombas atómicas, Estados Unidos obtuvo una mayor influencia y poder en asuntos internacionales, es decir, la decisión del presidente Harry Truman no solo respondía a motivos bélicos, sino también a propósitos políticos que buscaban otorgarle a Estados Unidos mayor influencia, reconocimiento y poder; sin embargo, Estados Unidos rechazó las propuestas de Japón porque buscaba dar a conocer al mundo su desarrollo armamentista, y justificar la inversión de tiempo, recursos económicos y esfuerzo en la creación y desarrollo de la bomba atómica.
En definitiva, los bombardeos a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueron una táctica bélica mediante la cual, Estados Unidos logró terminar el conflicto armado con Japón; sin embargo, el ataque nuclear tenían varios objetivos políticos y militares, que se han expuesto durante el desarrollo del trabajo, y que representaban ventajas sustanciales para Estados Unidos, por lo que se puede deducir que el lanzamiento de las bombas atómicas hacia Hiroshima y Nagasaki, también fue parte de una estrategia política que le permitiría a Estados Unidos acrecentar su poderío e influencia en situaciones internacionales.