Lgtbi, Conductas Agresivas Y Homofobia
El reciente informe sobre la evolución de los delitos de odio en España indica que los tres ámbitos con mayor número de incidentes registrados son los de “ideología”, “racismo/xenofobia” y ‘orientación sexual e identidad de género’, que representan del total del conjunto de delitos de odio el 37,3%, 33,2% y 16,2%, respectivamente (Ministerio del Interior 2018); con respecto a este último dato, en el que si incluye las actitudes discriminatorias hacia el colectivo LGTBI, la homofobia es considerada como una actitud hostil que concibe y señala la orientación homosexual como contraria, inferior o anormal, y a las personas que la practican como pecadoras, enfermas, malas, delincuentes, criminales o desequilibradas, llegando incluso a despojarlas de su condición de seres humanos (Pichardo 2007), además puede manifestarse a través de expresiones de violencia real o simbólica, análoga a otras formas de exclusión. (Cornejo 2012).
Empatía – Conductas agresivas y homofobia
En los últimos años han proliferado investigaciones que se han centrado en las posibles variables afectivas y cognitivas que puedan estar incidiendo en el despliegue de actitudes contrarias a la minoría no heterosexual, siendo una de las más influyentes la empatía, entendida como un constructo multidimensional en el que se incluyen tanto componentes afectivos como cognitivos (van Langen, Wissink, van Vugt et al 2014). Se ha demostrado que la empatía está relacionada negativamente con la agresión y las conductas intimidatorias (Mayer, Jusyte, Klimecki, y Schönenberg, 2018), tiene una función moduladora en la conducta prosocial y en la conducta agresiva, (Mestre, Samper, y Frías-Navarro, 2002), constituyéndose en un fuerte predictor de la apertura a la diversidad (Gerson y Neilson. 2014), reduciendo los prejuicios y fomentando las conductas prosociales (Batson et al., 2003; Eisenberg, Fabes, y Spinrad, 2006).
Otros estudios también han demostrado esta relación negativa entre el prejuicio y la empatía (Batson et al., 1997; Birnie, Speca y Carlson, 2010). Concretamente, y en relación a las actitudes homofóbicas, se ha confirmado que la preocupación empática, se correlaciona significativamente con actitudes homofóbicas generales más bajas, menos malestar con respecto a los homosexuales y menos posibilidades de reducir los derechos humanos de este colectivo (Johnson y Brems y Alford-Keating, 1997), por tanto las actitudes homófobas se han asociado con sujetos que presentan niveles más bajos de empatía (Bastón et. All. 1997; Lillis y Hayes, 2007; Chaux y León, 2016;).), demostrándose una correlación negativa entre homofobia y empatía, (Wahlund, 2015), tanto en población adolescente heterosexual (Poteat y DiGiovanni y Scheer, 2013), como en la percepción de personas con SIDA (Walters, Andrew. 1991) y de personas homosexuales o bisexuales (Rodríguez-Hidalgo y Hurtado-Mellado 2019).
Resultados contradictorios del papel de la empatía en conductas agresivas é intimidatorias
Sin embargo y a pesar de que la evidencia empírica demuestra esta relación inversa entre empatía y homofobia, hay resultados contradictorios en los estudios que ponen en duda esa relación. Por ejemplo, estudios que abordan las diferentes dimensiones de la empatía indican que la manifestación de conductas intimidatorias o violentas estarían más relacionadas con bajos niveles de empatía afectiva sin que ello repercuta en la dimensión cognitiva de la misma (Blair, 2005). También hay evidencia de que la relación entre empatía y agresión es débil, y que solo el 1% de la variación en la agresión se explica por empatía (Vachon, Lynam y Johnson 2013).
En la mismas línea, el meta análisis sobre empatía que revisaba la relación de ésta con cuatro categorías de participación en conductas intimidatorias, se observaron hallazgos contradictorios al observar, estudios que informaron asociaciones negativas y positivas con empatía cognitiva, y estudios que informaron asociaciones negativas y ninguna asociación con empatía afectiva, estos resultados destacan la importancia de la distinción entre empatía cognitiva y afectiva en la participación en la intimidación a otros (Van Noorden, Tirza & Haselager, Gerbert & Cillessen, Antonius & Bukowski, William. 2014), sugiriéndose la necesidad de obtener medidas distintas en las investigaciones para ambos tipos de empatía (Wang, y Lei, y Yang y Gao y Zhao. 2017)
Otra de las variables intervinientes en la aparición de actitudes y conductas agresivas es la desconexión moral (Bandura, 1996,1999, 2004) en este sentido se ha demostrado asociaciones consistentes entre los mecanismos de desconexión moral y las conductas intimidatorias en adolescentes, jóvenes y adultos (Ortega-Ruiz et al., 2002), realizando una predicción de las conductas antisociales (Navas, 2018), por tanto la desconexión moral (DM) es un correlato significativo del comportamiento hostil y agresivo (Gini, Pozzoli y Hymel, 2014). A pesar de la evidencia bien documentada que relaciona la desconexión moral con las conductas antisociales e intimidatorias, su aplicación al ámbito de las actitudes homófobas plantea aún numerosas incógnitas.
Por otra parte, se ha constatado la necesidad de relacionar la influencia de múltiples variables en la manifestación de conductas agresivas, en este sentido, algunos estudios señalan la interdependencia de variables como la empatía y la desconexión moral; por ejemplo, la desconexión moral correlaciona negativamente con las conductas prosociales y la empatía (Stiths y Narváez 2019), de tal forma que cuanto mayor es la conducta de agresión física o verbal, directa o indirecta, mayor es el uso de mecanismos de desconexión moral para justificar acciones consideradas reprobables por la sociedad, y menor es el sentido de empatía y prosocialidad por el bienestar de los demás (Raskauskas, Gregory, Harvey, Rifshana y Evans, 2010; Giulio et al., 2018; Kokkinos y Kipritsi, 2017). Estos hallazgos han sido confirmados en comportamientos antisociales como el bulling y ciberbulling (Hymel, Rocke-Henderson, y Bonnano, 2005; Zych y Llorent 2018; Lazuras, Brighi, Barkoukis , Guarini , Tsorbatzoudis y Genta, 2019), infiriéndose además que la desconexión moral es una característica común de la agresión tradicional, pero también de cibernética entre pares. (Pornari, C. D., y Wood, J. 2010). Asimismo se ha confirmado una relación negativa significativa entre la empatía y la agresión a bajos niveles de desconexión moral, sin embargo, a altos niveles de desconexión moral, la relación entre empatía y agresión no era significativa (Wang, y Lei, y Yang y Gao y Zhao. 2017).