Liberalismo De México En El Siglo XIX
Introducción
El proceso de implantación y consolidación de un modelo de Estado liberal en México durante los primeros dos tercios del siglo XIX, al igual que en otros ámbitos de América Latina o en la propia España, resultó estar jalonado de multitud de irregularidades evolutivas. A las propias trayectorias genéricas del progresivo tránsito del antiguo al nuevo régimen, se une el itinerario de cambio que supone el trasvase del absolutismo institucional hacia un modelo de Estado liberal y mesocrático.
Desarrollo
Con cierta voluntad de representatividad, pero limitada. Además, se añade la nada desdeñable variable de la recién adquirida independencia nacional en 1821, por tanto el proceso de consolidación del Estado-nación irá de la mano e interactuará junto a la implantación de un régimen político y un modelo de Estado acorde a las ideas y planteamientos liberales. Los primeros pasos del liberalismo en México se caracterizan por una perenne situación de inestabilidad, fundamentalmente en la parcela política.
Ello se traduce en una compleja sucesión de evoluciones, involuciones, revoluciones, contrarrevoluciones, levantamientos/pronunciamientos militares, conflictos de todo género, persecución e intolerancia sobre los rivales políticos, proyectos gubernativos fallidos y una innumerable producción jurídica y legislativa, fruto de un periodo, aparte de inestable, de carácter iniciático, de experimentación, de aprendizaje y marcado por la inmadurez del sistema político puesto en liza en sus inicios.
En puridad, la producción y la búsqueda de un texto base que consolidara la nación mexicana manifestará esta constante inestabilidad de una manera visible. Desde la emancipación efectiva del dominio colonial español en 1821, hasta transcurrido el Congreso Constituyente de 1856-1857, se elaboraron y tuvieron vigencia la Constitución española de 1812, la Constitución federal mexicana de 1824, el texto de inspiración centralista de las Siete Leyes de 1836.
Las igualmente centralistas Bases Orgánicas de 1843, el Acta de Reformas de 1847 nuevamente bajo planteamientos federales y el texto constitucional de 1857. Dentro de este irregular proceso evolutivo entran en juego dos factores que también están relacionados y que forman parte integrante de la definición del mismo. Por una parte la progresiva aparición de grupos/facciones asociados a las ideas liberales, con líneas ideológicas y discursivas visibles y diferenciadas.
Desembocan en la formación de partidos políticos. Aunque esta sea una explicación que simplifica un panorama histórico de mayor complejidad, es posible consensuar que en este periodo se activa un espacio político definido por una dualidad o bipolaridad en términos de liberales puros antiguos yorkinos, venus liberales conservadores, antiguos escoceses. Por otra parte, el país afronta la construcción de un nuevo modelo de Estado con la necesidad de un relevo en sus clases dirigentes.
Una vez que las élites vinculadas a la última época colonial deben ceder sus posiciones de privilegio. La nueva élite que asume el papel de cabeza visible de su comunidad en las nuevas instituciones políticas que se están formando y consolidando, presenta unas características claramente diferenciadas respecto a lo anterior. Aunque haya ciertas filtraciones y continuidades en los rasgos definitorios de sus modelos sociológicos y en las cualidades de este grupo dirigente.
Conclusión
Los objetivos fundamentales de este estudio se centran en los actores políticos, tanto desde la perspectiva del elitismo que subyace del estatus de liderazgo y representación de la comunidad, como desde la capacidad para trascender de ese liderazgo hacia la formación de grupos de poder económico, social, cultural y político que pueden llegar a monopolizar durante generaciones sus usos y abusos. La variable de inclusión en esta élite política lo marca el acceso a los escaños parlamentarios nacionales.