Los Animales Y Las Plantas Tienen Un Deber De Derecho
Los derechos son una invención del hombre que tienen el fin de buscar un equilibrio y una paz social, y que solo pueden ser reclamados por los seres humanos porque tenemos un lenguaje y una capacidad de razonamiento que nos lo permite. El propósito principal de la Declaración Universal de los Derechos Humanos es ‘reafirmar la fe en los derechos humanos fundamentales, en la dignidad y el valor de la persona humana’. Aunque los animales y las plantas no tengan ni voz ni voto, ¿significa que podemos hacer sufrir o extinguir la biodiversidad?
Los seres humanos tenemos una inteligencia que sobrepasa la naturaleza. Nosotros no actuamos solamente por instinto animal, como el resto de las especies, sino que actuamos en base a nuestros deseos y necesidades, que van más allá de la nutrición, la relación y la reproducción. Poseemos aspiraciones, planes y sentimientos. Además, tenemos un lenguaje que nos permite socializar y una capacidad de razonamiento, que es un conocimiento abstracto que nos diferencia del resto de los seres vivos. De ahí parte la moralidad de la sociedad, y de nuestra definición del bien y del mal, analizando el pasado y pensando en el futuro.
A diferencia de nosotros, los animales carecen de esta habilidad de razonamiento y de lenguaje, lo cual les impide reclamar un trato hacia ellos. Se ha demostrado que son conscientes, que pueden sufrir y que tienen sensibilidad, aunque no tengan los mimos sentimientos que los humanos, no son inmunes al dolor.
En la actualidad ha habido crímenes relacionados con los animales, en internet se han publicado videos torturando y matando a animales por diversión. Este es el caso de una joven que licuó a su gato, o un asesino en serie de gatos que publicaba los últimos momentos de sus víctimas en internet. A cualquiera, estos casos le parecerían la consecuencia de una psicopatía. No obstante, todavía hay sociedades enteras que excusan de cultura el maltrato animal. Así ocurría en Tordesillas, un pueblo español, en el que se celebraba cada segundo martes de septiembre el “toro de la Vega”. Los hombres del pueblo, montados a caballo acosaban y lanceaban a un toro hasta matarle. Afortunadamente, el año pasado se prohibió la matanza del toro, pero su maltrato sigue presente. Hasta el año 2002, había otra tradición en Manganeses de la Polvorosa, un pueblo de Zamora, que consistía en tirar una cabra desde el campanario de la iglesia, durante las fiestas del pueblo. Por desgracia, muchas tradiciones que suscitan la violencia no han desaparecido, mientras que otras tradiciones no violentas sí que lo han hecho.
Numerosas investigaciones han demostrado que el maltrato animal está relacionado con el maltrato entre personas. Así, el FBI ha podido localizar a varios asesinos en serie y psicópatas. Por ejemplo, el ‘estrangulador de Boston’, quien asesinó a 13 mujeres, comenzó encerrando a perros y gatos dentro de cestos y disparándoles o matándolos con flechas. El Dr. Albert Schweitzer afirma que “cualquiera que esté acostumbrado a menospreciar la vida de cualquier ser viviente, está en peligro de menospreciar también la vida humana”. Desde pequeños aprendemos a sentir empatía y compasión por cualquier ser vivo, no solo por los seres humanos, y si desde niño se carece de estas habilidades, se ha comprobado que en un futuro será más susceptible a cometer un crimen contra una persona. Esta falta de emoción ante seres vulnerables es la raíz de la falta de una paz social.
Poco a poco la sociedad va mostrando la necesidad de proteger a los animales. En 1987, la ONU y la UNESCO aprobaron la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. Este documento no tiene poder legislativo, pero funciona como modelo para todos los países, y junto con varias organizaciones, como el PACMA, se ha podido notar una importante evolución en los últimos 50 años. El 10 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Derechos de los Animales. Diariamente, las distintas comunidades y personan toman acción para proteger al resto de los seres vivos. En la Comunidad Valenciana se prohibió el circo con animales, y ya en España se ha empezado a condenar penalmente con penas de cárcel a individuos que torturen a animales.
Por otro lado, están las plantas, que carecen de sistema nervioso, por tanto, no sufren. Sin embargo, su deterioro está causando graves consecuencias ante el resto de los seres vivos, los seres humanos, y el mundo entero. La causa por la que grandes reservas de oxígeno estén desapareciendo en el planeta, es la alimentación de los países desarrollados, países en los que no falta comida, más bien, sobra. Nuestros sistemas capitalistas, y el monopolio de grandes empresas destruyen a gran velocidad la flora, por ejemplo, el “Segundo Amazonas” está siendo devorado por enormes plantaciones de soja que son trasportadas a Europa y Estados Unidos para alimentar a los animales sometidos a una ganadería intensiva que luego producen importantes emisiones de CO2 y otros gases invernaderos, y que constituyen una de las principales causas del Calentamiento Global. La inconsciencia ante la necesidad de mantener la base de nuestra existencia ha llevado a una cadena de eventos que paulatinamente va a afectar más nuestro día a día.
Hoy en día, la sociedad, sobretodo los jóvenes, han mostrado su preocupación ante la degradación ambiental, y se han creado varias asociaciones que promueven una consumición ecológica y que luchan para que estas grandes empresas cambien su modus operandi a uno menos dañino hacia las plantas. En la Escuela Europea de Alicante se ha creado una zona para poder plantar, y así, desde infantil, se aprende a cuidar de las plantas.
En conclusión, el que no puede reclamar sus derechos, no tiene derechos. Por tanto, ni los animales ni las plantas tienen derechos, pero su protección es un derecho del ser humano porque hay comportamientos que son contrarios al sentimiento de la sociedad, como aquel de tratar cruelmente a un animal o el de destruir bosques enteros. Tener derechos también requiere tener responsabilidades, y puesto que no somos semidioses que vivimos solos en el mundo, tenemos el cargo de conciencia de cuidar de nuestro planeta. Me parece una atrocidad que una persona sea capaz de maltratar a un animal por diversión, porque refleja cómo es como persona; o que, del mismo modo, una sociedad pueda utilizar la excusa de tradición para torturar a un ser vulnerable: la tortura no es cultura. No me parece concebible que alguien se entretenga con el sufrimiento y con la muerte. Así mismo, no podemos negar el evidente problema del Cambio Climático, cuya procedencia viene del exterminio de la biodiversidad. Con el paso del tiempo, la concienciación social a favor de la protección de los animales y de las plantas va evolucionando, pero todavía queda un largo comino por recorrer. En mi opinión, la forma en la que tratamos a otros seres vivos muestra nuestros valores humanos y es importante que demostremos que somos algo más que solo personas egoístas, mediante nuestra capacidad de cuidar y respetar nuestro planeta.