Los Videojuegos Violentos, Censura o No Censura
En la actualidad los videojuegos son parte de la vida de los jóvenes, adolescentes, niños y claro uno que otro adulto, pero ¿cómo influyen en los niños y adolescentes los videojuegos violentos? La sospecha de que estos videojuegos violentos puedan incitar a la violencia y formar comportamientos negativos en la conducta de los niños ha sido objeto de estudio e investigación. Se piden que censuren los videojuegos violentos, aunque esto no asegura que se acabara la agresividad en lo niños.
El éxito creciente de los videojuegos es una realidad en nuestra sociedad actual, un alto porcentaje de los videojuegos existentes en cualquier comercio poseen argumentos relacionados con el ejercicio de violencia física y psicológica. El ejercicio de la violencia directa es muy frecuente en los videojuegos de acción en una interesante investigación, Ferzzola (2007) sostiene que “Death Race” fue el primer videojuego en indignar a la opinión pública por su contenido violento. En su desarrollo, el jugador conduce un bólido y gana puntos al atropellar “gremlins” que, cuando sufren el accidente, gritan desesperadamente, quedando marcado con una cruz el lugar del hecho…” se llegó hacer campañas internacionales de denuncias para que este juego fuera retirado del mercado, un año después se retiró del mercado. En 1992, el videojuego “Night Trap” mantuvo la combinación de violencia y sexo. La misión del jugador era navegar por las habitaciones, y “pescar” a los “augers” que iban atacar a las inocentes niñas, accionando unas trampas con el toque de un botón. Por esas mismas fechas apareció un nuevo videojuego, “Mortal Kombat”, el cual supero los niveles de violencia hasta entonces imaginables. Tras su extensión en el mercado, muchos padres se encontraban aterrados por el hecho de que estos (u otros juegos similares) pudieran caer en manos de sus hijos sin ningún tipo de regulación legal garantizada, para controlar este alboroto la ENTERTAINMENT SOFTWARE ASSOCIATION creó el primer organismo de autorregulación en la historia de los videojuegos denominado Entertainment Software Rating Board (ESRB), desde entonces la ESRB clasifica los videojuegos según su contenido de violencia física o verbal y otros elementos tales como el sexo.
¿Deberían censurarse los videojuegos violentos?
Se podría decir que los videojuegos tienen sus posturas buenas y sus posturas malas:
A favor de censurar. Existen en el mercado multitud de juegos violentos, o extremadamente violentos, haciendo una comparativa, este tipo de juegos serían lo más similar posible al cine gore. La sangre por la sangre, sin justificación alguna, tratando de suplir las carencias técnicas y argumentales a base de un matadero. Es por ello que sí, se debería censurar o al menos, debería existir cierto autocontrol al respecto en el mercado de los videojuegos. No refiriéndose a la censura externa, sino de un mecanismo interno de regulación que establezca una serie de “buenas prácticas”. Desgraciadamente crear un videojuego violento es la excusa perfecta para conseguir cobertura mediática, es la vía más rápida para que un juego del montón consiga publicidad gratuita. No dejemos que la violencia se convierta en sustituto del hilo argumental o el desarrollo artístico.
En contra de censurar. No nos engañemos, existe un problema serio con la violencia en los videojuegos. Más que el término “violencia” se podría llamar inapropiado, está más que claro que todo tipo de contenido ya sea violencia, sexo, acción, etc. No son aptos para todos los públicos, es por esto que deberían existir mecanismos que controlen a que público se le está dirigiendo, impedir que estos contenidos lleguen a todo público. El gran problema que existe actualmente: que cualquier niño puede jugar un videojuego “ligeramente violento” para adolescente, y cualquier adolescente puede jugar un videojuego violento para adultos, sin la preocupación de ser recriminados. Los videojuegos violentos no deberían ser censurados, la culpa de que estos juegos llegan a manos de niños o adolescentes que aún no son aptos para estos juegos es de los padres de familia, ya que no prestan la atención adecuada a lo que sus hijos están haciendo, muchos ni siquiera tiene la menor idea de lo que el hijo está jugando, desde luego muchas veces son los mismo padres los que compran dichos videojuegos violentos a los niños. Claro aunque los vendedores de tales videojuegos también tienen un grado de culpa, no refiriéndose a todos los vendedores, muchos de estos para no perder su porcentaje de venta, venden los videojuegos sin importar si el comprador ya tiene la edad para adquirirlo, lo único que les importa es no perder clientes, refiriéndose a no perder dinero.
Los videojuegos violentos incitan la violencia en los niños.
Sonsoles Vidal (2017) explica que “los jóvenes pueden caer en el deseo de ocupar el rol del protagonista, por el morbo que supone causar daño sin dolor, lo que puede llegar a confundirles’. Los videojuegos violentos aunque no tengan relación directa influyen en las reacciones de los niños volviéndolos agresivos. Jugar videojuegos violentos conduciría a una conducta más ansiosa y agresiva, no podemos hablar de un niño pacifico cuando este utiliza un videojuego cuyo objetivo principal corresponde el matar enemigos o destruir objetos, pudiendo además, generar problemas en la autoestima. Sin importar la temática que aborde cada videojuego, todos en menos o mayor grado, son considerados estimulantes, sea a escala fisiológico, cognitivo o que presenten elementos que se asocien a la emotividad. Sonsoles (2017) concluyo “los adolescentes viven una etapa de su vida en la que se atreven a muchos más y quieren probar todo tipo de cosas. Además, los videojuegos violentos no son propios de personas irritables o agresivas, sino que están al alcance de todos. Hay que tener cuidado porque está demostrado que las imágenes violentas influyen en el comportamiento de los menores”. Los estudios de niños expuestos a la violencia han demostrado que ellos pueden ponerse “inmunes” o insensibles al horror de la violencia, imitar la violencia que ellos ven y demostrar un comportamiento más agresivo debido a una mayor exposición a la violencia. Los padres al no saber lo que sus hijos están jugando, hacen que estos descuidos al no moderar el contenido que presentan estos videojuegos puede desencadenar un cambio en el comportamiento del niño repercutiendo así la manera en como este se relaciona con los demás, incluso cambiando su percepción de la realidad.
Charles Everett Koop (1982) afirma “los videojuegos son una de las tres principales causas de violencia familiar, junto con la televisión y los problemas económicos”. Los videojuegos y la televisión comparten de hecho numerosas características. Ambos medios tienen valor de entretenimiento y contenidos similares (acción, ritmo y cambio visual). Sin embargo, la influencia de la televisión es relativamente pasiva, mientras que en los videojuegos violentos añade una dimensión activa que puede intensificar el impacto del modelo, y es en ese potencial de control activo donde radica la razón fundamental por la cual los niños prefieren usar los videojuegos a ver la televisión. Schutte, Malouff, Post-Gorden y Rodasta (1998) sugerían así mismo que los videojuegos implican un tipo de modelación participante en el que la persona que controla a un personaje durante el juego, de alguna manera se convierte en ese personaje. Además, el jugador es recompensado por la conducta agresiva de su personaje… (p. 239).
Conclusión
Los videojuegos violentos no necesariamente necesitan ser censurados o prohibidos, ya que algunos de estos videojuegos son especialmente útiles para promover el aprendizaje de contenidos, procedimientos y actitudes, superando algunas de las limitaciones del aprendizaje basado en métodos tradicionales. Estos videojuegos violentos lo único que necesitan es que personas encargadas de los niños y adolescentes estén más al pendiente de lo que sus hijos hacen a través de una red de internet donde pueden descargar dichos juegos, al igual que los comerciantes de estos videojuegos ser más responsables y no vender videojuegos no aptos a niños menores de edad, o que aún no cumplen con la edad para jugar dichos videojuegos. Al igual que aunque lo parezca muchas veces no son los videojuegos violentos los que influyen en el comportamiento agresivo del niño, sino otros factores que se unen a los videojuegos violentos haciendo el estímulo de la agresividad en los niños.