Medicina Y Nazismo, Aprender De La Historia
Experimentos médicos
Los médicos nazis dispusieron en los campos de concentración y exterminio de miles de personas privadas de libertad que fueron utilizadas como sujetos de experimentación. Los experimentos realizados en los campos tenían como rasgos comunes la perversidad y el desprecio de la voluntad de los sujetos. Se realizaron esterilizaciones masivas, exposición a situaciones ambientales extremas (presión, temperatura, rayos ultravioleta, alimentación con agua salada), a tóxicos, gases, bombas incendiarias y explosivas, investigándose armas químicas y biológicas.
Se experimentó con medicamentos, sueros, vacunas, inoculación de enfermedades, heridas artificialmente infectadas y métodos acientíficos de cirugía. Aunque Joseph Mengele es conocido por los estudios realizados con enanos y gemelos, también investigó la noma y ciertos aspectos de la tuberculosis. En algunos casos se realizaron cirugías innecesarias, y los cadáveres se utilizaron no sólo para estudiar cerebros, esqueletos y cráneos, sino posiblemente también para ilustrar un atlas anatómico.
A principios del siglo xx, y sobre todo entre 1933 y 1945, hubo un uso perverso de conocimientos científicos y médicos. Algunos de los mismos se utilizaron para la identificación, selección, segregación y exterminio de ciertas personas. Los avances científicos actuales enfrentan al médico con dilemas que ya pudieron estar presentes en el período nazi.
El conocimiento del genoma humano, la clonación y la investigación con células madre, tiene usos beneficiosos pero también puede tenerlos perversos. En los sistemas sanitarios que buscan únicamente la eficiencia, se pueden llegar a racionalizar tratamientos, recursos o medios diagnósticos en función de la edad o el estado del paciente. Los médicos pueden ser requeridos para utilizar sus conocimientos en beneficio del estado para la experimentación con armas químicas, biológicas, confesión por medios psicológicos o farmacológicos o incluso participar en ejecuciones mediante inyección letal. En un intento de mejorar sus aspiraciones económicas, académicas o de otro tipo, los médicos pueden verse tentados en colaborar en investigaciones o acciones no éticas. Hay una corriente de opinión que exige la retirada del lenguaje clínico diario de epónimos que honran a médicos que no tuvieron un comportamiento adecuado con los pacientes.
A través del análisis del papel jugado por médicos y otros profesionales en el Holocausto, se puede poner «rostro humano» a muchos dilemas bioéticos de la asistencia diaria. También se puede comprobar que incluso en situaciones críticas los profesionales siguen cumpliendo con sus obligaciones. Los médicos pueden conocer a través del conocimiento del Holocausto las implicaciones de la asistencia a supervivientes e incluso descendientes de víctimas de genocidios, catástrofes y conflictos armados.
El papel desempeñado por ciertos profesionales en el ˜ Holocausto y en el nazismo debería, en consonancia con la Declaración de Estocolmo ser incluido como objeto de estudio en los sistemas educativos y dentro de las profesiones sanitarias (medicina, enfermería, odontología, psicología) y no sanitarias (derecho, trabajo social, ciencias de la educación física y del deporte, biología). El estudio y análisis del Holocausto permite adquirir y transmitir valores como tolerancia, no discriminación, lucha contra xenofobia, racismo y antisemitismo, respeto, uso adecuado de la tecnología médica e investigación beneficiosa para la Humanidad. Puede ser un medio que ayude a formar profesionales que eviten la repetición de hechos que avergüenzan al ser humano en general y a los médicos en particular.
BIBLIOGRAFIA
- González-López, E. (2010). Medicina y nazismo. Aprender de la Historia [versión PDF]. Revista Clínica, 199-203. Obtenido de file:///C:/Users/Usuario/Downloads/S0014256511000543%20(5).pdf