Niños En Centroamérica: Víctimas De La Impunidad Ante La Trata De Personas
La trata de personas es un crimen que implica el secuestro, el reclutamiento engañoso y el transporte de personas o niños, utilizando la violencia y la manipulación para utilizarlos como mercancía; también, es el tercer negocio ilícito de mayor rentabilidad en el mundo, pero a pesar de esto, es también un delito poco denunciado, y que tiene alta tasa de impunidad en Centroamérica. La trata de personas atenta directamente contra los derechos humanos de cualquier persona o niño en el mundo.
En Centroamérica los más vulnerables al delito de la trata de personas son las niñas, quienes se ven afectadas por el flujo de personas en zonas fronterizas, según datos del informe anual sobre la Situación Global del Tráfico de Personas 2018, publicado por la Oficina de las Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen (UNODC por sus siglas en inglés). Al menos el 80% de los casos que llegan a ser denunciados en Centroamérica atentan contra un infante.
Desgraciadamente, dado que lo niños no hacen denuncias, y dado que muchos ni siquiera tienen la capacidad de hablar, entre otras razones, los infantes son víctimas características de éste tipo de crimen, donde por lo general, para que se tome alguna acción, otro tiene que denunciar lo que sucede. La trata infantil en Centroamérica tiene muchos fines ilícitos como la prostitución infantil, el uso de los infantes para pornografía infantil, la esclavitud y trabajo forzado, entre otros como la adopción fraudulenta, mendicidad o el matrimonio servil. También, otro de los fenómenos más comunes aunque ignorado, es el reclutamiento de menores para formar parte de bandas de crimen organizado urbanas y guerrillas.
Los ciudadanos en países centroamericanos son especialmente indefensos a estos crímenes dados varios factores de riesgo presentes a nivel económico, social y cultural que generan el espacio perfecto para captar nuevas víctimas y también para recibir a otras provenientes de otros países; esto último se debe, más específicamente, a que los países centroamericanos tienen una alta incidencia de delincuencia organizada, además de que las rutas centroamericanas coinciden también con rutas de narcotráfico y comercio ilícito de armas, como es el caso de El Salvador y Honduras, afectados por organizaciones criminales como los Mara Salvatrucha.
“Sabemos que en El Salvador, Honduras y Guatemala son países de mucho tránsito de personas que viajan de forma irregular y eso los pone en riesgo de ser víctimas de trata”, dijo Carlos Morán, oficial de seguridad de la Interpol y miembro de la Unidad de Cibercrimen de la policía de Honduras para la Agencia de Noticias IPS en el marco de un foro regional sobre la trata de personas que se llevó a cabo en El Salvador.
En algunos de los países centroamericanos, más especialmente en aquellos donde el crimen ha calado en la sociedad, hay altas tasas de impunidad en general, y más aún para éste tipo de delitos, dado que la trata de menores es un flagelo difícil de identificar, que ocurre de forma oculta y por tanto es difícil de documentar, además de que, como se mencionó anteriormente, tampoco los niños lo saben comunicar.
Por desgracia, “la trata de personas puede ser dentro del mismo seno familiar, tus mismos padres te pueden estar explotando, como pueden ser redes del crimen organizado”, enfatizó Lourdes Gutiérrez, coordinadora regional del Proyecto de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el marco de la presentación de una campaña contra la trata de personas en Tegucigalpa, Honduras.
Gutiérrez considera que otro de los métodos de captar víctimas actualmente y que toma fuerza rápidamente es la utilización inadecuada de redes sociales, e insta a los jóvenes a informarse sobre éste crimen y fomentar la cultura de la denuncia, además de aprender formas de auto protegerse de éste delito, que requiere la intervención y cooperación de varios países e instituciones para su erradicación.